MITO O REALIDAD SOBRE EL SUICIDIO
El intento de suicidio y el suicidio consumado son significativos problemas de salud a nivel mundial, siendo este último una de las causas más frecuentes de muerte en adolescentes y adultos jóvenes.
Hay varios factores que impiden su detección, y por ende, ejercer una adecuada prevención, estos son:
- Estigma social y silencios.
- Dificultad en la investigación de enfermedades concomitantes.
- Lagunas de desconocimiento y orientación en el personal de salud.
- Considerar al suicidio como un evento poco frecuente.
El intento de suicidio o el suicidio consumado son considerados en diversas culturas y sociedades (incluyendo la argentina) como un acto: vergonzoso, manipulatorio, débil y sin sentido. Estas consideraciones llevan a que esta problemática quede silenciada o marginalizada socialmente por el estigma que ella implica.
Veamos las diferencias entre aquello que es un mito, y aquello que es realidad:
Mito: El suicidio es un acto impulsivo.
Realidad: Muchas personas que cometen suicidio han tenido pensamientos suicidas y han hablado antes con su entorno.
Mito: Las personas que cometen suicidio o lo intentan son débiles y saludables.
Realidad: Muchas personas que cometen suicidio sufren de un padecimiento mental o este padecimiento no ha sido reconocido.
Mito: No se puede hacer nada por una persona que amenaza con suicidarse.
Realidad: Gran parte de las personas con intento de suicidio sufren alteraciones mentales y responden efectivamente al tratamiento, reduciendo el riesgo.
Mito: Personas que intentan suicidarse quieren llamar la atención.
Realidad: Alguien que está sufriendo y presenta ideas suicidas no quiere llamar la atención, necesita ayuda.
Mito: Una persona inteligente y exitosa nunca comete suicidio.
Realidad: Cuidado, esta es una problemática que es silenciada por el individuo, la sociedad y la cultura.
Imagen: G. Richter