|

Medidas restrictivas en Bariloche dispuestas por el Ministerio de Salud

Por Resolución del Ministerio de Salud de Río Negro se establecieron medidas sanitarias restrictivas y extraordinarias en San Carlos de Bariloche a partir de las 8 del jueves 23 de abril de 2020.

Las medidas (que se enumeran en la Resolución anexa) se prolongarán hasta las 24 horas del día 30 de abril próximo, y están fundamentadas en razones epidemiológicas y de protección de la salud colectiva, con carácter preventivo, excepcional y temporario.

La vigilancia epidemiológica en Bariloche durante la actual emergencia, en concordancia con los criterios establecidos por el Ministerio de Salud de la Nación, en coordinación con el Ministerio de Salud de Río Negro, determinan que deban adoptarse estas medidas sanitarias preventivas a los fines de mitigar los posibles contagios del virus COVID-19.

Difunde esta nota

Publicaciones Similares

  • Suspendidos los actos conmemorativos italianos

    Con motivo de la celebración del 74° Aniversario de la República de Italia (02 deJunio), y del día del Inmigrante Italiano (03 de Junio) el Agente Consular Honorariode Italia en Villa Regina, Martín Vesprini, informa que por instrucciones precisas delConsulado General de Italia en Bahía Blanca SE ENCUENTRAN SUSPENDIDOStodos los actos Oficiales conmemorativos que se…

    Difunde esta nota
  • Logran identificar más de cien ballenas que tienen sus crías tanto en Brasil como Península Valdés

    Más de un centenar de ballenas francas registradas en Brasil llegan hasta Península Valdés para tener sus crías, según una reciente investigación del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) que concluye que ambos grupos integran una gran población de la costa este de Sudamérica. De acuerdo al estudio, al menos 124 ballenas que fueron fotografiadas…

    Difunde esta nota
  • | | |

    #CinMisHijisNiTiMitis

    Escribe Mariana Herrero Evans para #LaTapa Después de levantar el cartel de la Educación Sexual Integral (ESI) como excusa para rechazar el proyecto de la interrupción legal del embarazo, los argentinos nos enfrentamos a este grupo organizado en contra de la misma educación que pregonaban hace apenas 3 meses. Diversas agrupaciones religiosas lanzaron una campaña…

    Difunde esta nota
  • Lo que fuimos y lo que queremos ser

     

    Endeudadas y sin resto físico, dos compañeras de CABA, una de Chubut y otra de Trenque Lauquen viajamos a Corrientes este fin de semana, rumbo al Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries. Fue la segunda reunión presencial del año del equipo de redacción de la Guía para cuidadoras, que se juntó durante meses por Zoom. 

    A pesar de la planificación minuciosa para delegar las tareas de cuidado, cuando el viernes al mediodía nos encontramos en la casa de una de nosotras, seguíamos dejando instrucciones a quienes tomaban la posta: Julieta y yo a nuestras hijas mayores; María repartió entre su marido y su hermana, y Guadalupe contó con su pareja Naty. Ese esfuerzo no sólo era necesario para salir de casa todo un fin de semana, sino también para prevenir o manejar cualquier imprevisto. De diez compañeras de Mamá Cultiva Argentina que teníamos la intención de ir al Encuentro, sólo nosotras cuatro pudimos. El resto no llegó con los costos del viaje ni tenía a quién delegar los cuidados. 

    Cuando el micro arrancó, nosotras ya estábamos riéndonos de cualquier cosa. Compartimos el viaje con compañeras aborteras, militantes, feministas de distintas colectivas, y junto a la nueva organización política Movida Ciudad, de la que también soy parte.

    Aprovechamos las once horas de viaje para leer colectivamente el libro “Contra el autoritarismo de la libertad financiera”, de Verónica Gago y Luci Cavallero. Y también nos reímos de eso:

    —¿Todo van a hacer colectivamente? — Y sí. 

    Leíamos algunos párrafos en voz alta, discutíamos lo escuchado y volvíamos al texto. A las seis horas de viaje, paramos en Gualeguaychú a cenar y nos encontramos con otros siete micros repletos de mujeres con los que veníamos compartiendo la ruta. Hicimos cola para comprar, cola para ir al baño, cola para cargar agua. Hasta para saludarnos y abrazarnos hicimos cola.

    *** 

    Llegamos a Corrientes a las 9 y media de la mañana y dejamos nuestras cosas en el alojamiento: entre Mamá Cultiva, Movida Ciudad y Ni Una Menos alquilamos unos departamentos con 8 camas cada uno. Éramos unas veinte. 

    Después nos tomamos un Uber hasta el Anfiteatro Cocomarola, donde estaba empezando el acto de apertura. A todos lados nos movíamos caminando o en Uber, estoy segura de que algún chofer correntino debe haber pagado el total de la tarjeta este mes.

    Bajo un sol que ya empezaba a quemar, miles de mujeres y disidencias esperaban estoicas la lectura del documento de la Comisión Organizadora. Al mirar al escenario lo primero que vimos fue la carita de Loan en una bandera que se veía desde cualquier punto del anfiteatro. 

    En los alrededores se vivían los encuentros y desencuentros propios de estos espacios: algunas compañeras lidiaban con la señal de celular que se perdía, otras comenzaban a montar gazebos en el Parque Camba Cuá y otras se organizaban para ir a los talleres.

    Con nuestra Guía en mano, nosotras elegimos tres: el Taller 51: ¿De qué hablamos cuando hablamos de cuidados?, el  52: Ciudades feministas, sociedad del cuidado e interseccionalidad y el 59: Salud mental desde una mirada integral, social y comunitaria. Una de nosotras se quedó en el gazebo de Mamá Cultiva que instalamos en el Parque Camba Cua, repartiendo folletos y contestando preguntas. 

    Las otras tres nos fuimos a los talleres. A las seis de la tarde nos volveríamos a encontrar, pero teníamos que tomar decisiones, ya que varias actividades ocurrían en simultáneo: algunas irían a la marcha por los Travesticidios, Lesbicidios y Transfemicidios; otras a la presentación de libros como «Estafa de la Feminidad» y «Contra el autoritarismo de la libertad financiera»; y otras se unirían al pañuelazo por el derecho al aborto legal. Tuvimos que elegir una sola actividad. Y esta fue una de las tantas veces que lamentamos que el Encuentro no durara al menos una semana, para poder estar en las actividades que queremos estar y se superponen, y escuchar más a nuestras compañeras y apoyar sus actividades. 

    ***

    Llevamos nuestra Guía al Encuentro como quien porta un arma de construcción masiva. Estábamos confiadas de que, en ese espacio sagrado, seríamos comprendidas. Un lugar donde todas caemos con nuestras experiencias y nuestras historias de vida a cuestas; donde no hay moldes en los que encajar ni necesidad de fingir ser algo que no somos. 

    Si bien algunos talleres atraen más gente que otros, la escuela que nos tocó estaba repleta. La convocatoria fue tan grande que el taller “¿De qué hablamos cuando hablamos de cuidados?” tuvo que desdoblarse. Había mujeres de Chaco, Corrientes, Córdoba, Neuquén, y Buenos Aires. 

    El debate empezó con una catarsis purificadora. Las compañeras se anotaban para hablar y compartir sus emociones: la angustia, el cansancio, la urgencia de ver un cambio, por mínimo que fuera, que aliviara el trajín diario. Como si de golpe cayeran en la «estafa» que significa el rol del cuidado para las mujeres. Muchas sentían la necesidad de poner en palabras lo que angustia de la vida que elegimos, porque lo que más nos angustia es que, tal vez, no la elegimos. 

    — Si hubiera sabido que iba a terminar criando sola, como todas, no habría elegido ser madre — confesó una de las mujeres. 

    Las horas en los talleres son cortas. Pasan entre llantos, abrazos, testimonios y confesiones. Hablamos de la crisis de los cuidados y el empobrecimiento intrínseco que acompaña la tarea de cuidar. Cuando mencionamos la existencia de algún proyecto de ley buscando restituir políticas públicas de cuidado, hubo consenso en que una ley, por sí sola, no resolverá la profundidad del problema.

    Como un fantasma, apareció la palabra “suicidio” en boca de algunas cuidadoras hartas. Otras no se atrevieron a nombrarla, pero decían que sí con la cabeza. También hubo relatos de mujeres que se sentían invisibles. 

    — No me ve ni mi propia familia — dijo una de ellas. Nosotras la veíamos perfectamente. 

    Nosotras habíamos llevado dos ejemplares impresos de la Guía. No pudimos imprimir más por falta de presupuesto y sólo tenemos unos pocos para hacer promoción. También llevamos folletos y los repartimos. Después esperamos nuestro turno para contar de qué se trata. 

    Nuestra insistencia en que se reconozcan los cuidados busca, en definitiva, que se reconozca una verdad fundamental: los seres humanos somos inherentemente interdependientes. A lo largo de la vida, necesitamos ser cuidados de muy diversas formas y en distintos momentos.

    Es precisamente esta interdependencia la que hackea la idea de meritocracia que las ultraderechas fomentan y utilizan para perpetuar estos roles de género desiguales.

    Las cuidadoras hacemos un esfuerzo sobrehumano e incluso llegamos a rompernos para sostener la mentira de que el esfuerzo individual y aislado nos va a conceder la libertad. ¿Cómo asumirnos libres si estamos condicionadas por un trabajo no remunerado? ¿Cómo puede sentirse libre una persona que por una condición de salud queda automáticamente condenada al empobrecimiento? ¿Quién es libre endeudándose mes a mes?

    Mujeres de distintos lugares, diferentes culturas, clases sociales, edades y territorios, se identificaban unas con otras al hablar de cuidados. En el aula iba creciendo la urgencia, el enojo y el deseo de despertar a otras. Íbamos cumpliendo nuestro objetivo: que cada vez más cuidadoras se reconozcan en la estafa y debatan con otras cómo “sacar a los cuidados del closet». Aparecía a modo de reclamo que los cuidados tienen que ser prioridad en la agenda feminista, porque “ésto sólo podemos cambiarlo nosotras”. Con “esto” nos referíamos al enojo de saber que el mundo vive a costa de nuestros cuerpos. Que reproducimos y sostenemos la vida que será o fue mano de obra de otros, sin más reconocimiento que una palmada en la espalda.

    En los otros talleres a los que asistimos, también apareció la palabra suicidio.  Y la pregunta: ¿qué pasaría si el tiempo que le dedico al cuidado de otrxs me lo dedicara a mí misma?. Surgió como dañino el imperativo de “fingir demencia y seguir” y la idea de reemplazarlo por tomarse un tiempo para reponerse y seguir. Porque no seguir no es opción. 

    Una compañera — que, para sorpresa nuestra, ya había leido la Guia— le pidió a todas que por favor se indignen, que no hablen con liviandad, que se permitan el enojo que se necesita para poder cambiar las cosas.

    ***

    Después de la intensidad de los talleres, nos reencontramos en el Parque Camba Cuá. Al conversar con compañeras de otros colectivos, se repetía, casi como un mantra, un improvisado «operativo clamor» hacia nosotras mismas. Crecía entre todas la idea de reconocer nuestras victorias, celebrarlas y, desde ahí, flotaba en el aire un pedido amoroso y urgente a las referentes feministas: que den un paso al frente para encabezar el cambio que necesitamos, sabiendo que cuentan con el apoyo incondicional de las bases.

    A la tardecita nos reencontramos en el hospedaje para una rutina necesaria: bañarnos, cenar algo y descansar. El viaje había sido demasiado largo, el recorrido por la ciudad de un lado a otro bajo el sol, agotador y la opción más inteligente era descansar. 

    Pero una de nuestras compañeras nos vino a buscar para ir a comer algo abajo del puente donde se celebraba el “Festi Torta”.Y si la idea es desafiar al sistema que nos oprime, explota, invisibiliza y endeuda, lo más apropiado es festejar porque sí. Porque nos vemos, porque insistimos, porque nos declaramos en desobediencia y lo vamos a celebrar.

    Cantamos, bailamos, nos festejamos y de pronto el grupo Viva la Pepa, empezó a tocar una versión entre cuartetera y punk de “Volver a los 17”, de Violeta Parra,  y nos sumamos a un trencito que desembocó en un pogo. Un pogo de desahogo y afirmación: acá estamos, endeudadas, pero acá, cansadas, pero contra todo pronóstico, cargadas de vida, volviendo a los 17 en un instante fecundo, referenciándonos con nosotras mismas, sintiéndonos profundamente presentes, integrando la idea de que somos nosotras las que vamos a construir la sociedad inclusiva, justa y cuidada que necesitamos. Una idea que se va enredando, enredando como en el muro la hiedra y va brotando, brotando como el musguito en la piedra ay sí, sí, sí. 

    ***

    El domingo nos despertaron las campanas de una iglesia cercana que sonaron demasiado fuerte para el sueño que teníamos acumulado. Pero sirvió para que una de nosotras iniciara la liturgia del mate, y otra el ciclo de duchas. Mientras nos sumábamos al desayuno, intercambiábamos vivencias de otros talleres  y dejábamos nuestros bártulos listos para salir a Buenos Aires al final del día. Siempre organizadísimas: unas aplicando protector solar, otra llevando el repelente, otra cargando el agua.

    Volvimos a las mismas aulas del día anterior para debatir y escribir las conclusiones de cada taller. Al mediodía nos reunimos para participar de la Asamblea de Feministas de Abya Yala, donde tiramos del hilo de la memoria ancestral que nos recuerda el respeto por la naturaleza, la Pachamama, el territorio, la vida en comunidad, la reciprocidad y la complementariedad.

    Después fuimos en pequeños grupos hacia la rotonda Poncho Verde para la gran marcha de cierre del Encuentro. Llegamos sensibilizadas, fortalecidas y repuestas, alegres y llenas de glitter. Por primera vez nos vemos todas juntas: las que nos cruzamos en la ruta, los talleres, en las plazas, en las calles, ahora formamos un gran hilo que une las luchas y reivindicaciones pasadas y presentes, que tiene voz de mujer joven y exige: «Corrientes, escucha, únete a la lucha».

    Se repartieron cancioneros y, entre todas, siguiendo los megáfonos, fuimos hacia el puente cantando. Literalmente hacia el puente, pero también sabiendo que eso somos: puente para otras, puente entre nosotras, que conecta lo que fuimos y lo que queremos ser. 

    ¿Todo van a hacer colectivamente? Y sí.

    ***

    Del 25 de noviembre al 10 de diciembre, conmemoramos los 16 días de activismo contra la violencia de género.
    La UNSAM, ONU Mujeres y la Alianza por la Libre Expresión e Información están estudiando la violencia digital contra periodistas y activistas en América Latina. Tu experiencia puede ser muy valiosa para encontrar caminos para la prevención y erradicación de esta forma de violencia.
    Anotate para responder la encuesta.
    Más información acá.

    La entrada Lo que fuimos y lo que queremos ser se publicó primero en Revista Anfibia.

     

    Difunde esta nota
  • |

    APAN NECESITA DONACIONES DE ROPA Y LIBROS

    La Asociación Protectora de Animales de Villa Regina comienza una campaña en la que necesita de toda la sociedad reginense, ¿Cómo podés colaborar? Donando ropa y libros usados en buen estado. ¿Por qué? En este contenido te lo explicamos… POR QUÉ?: Porque haciendo ferias de ropa y libros, APAN logra recaudar parte del dinero necesario…

    Difunde esta nota
  • Con un anfiteatro a pleno, Regina comenzó a festejar su cumpleaños

    La primera jornada de festejos por el 97° aniversario de Villa Regina fue un éxito: el anfiteatro Cono Randazzo estuvo a pleno con la Peña aniversario y también fueron convocantes otros espacios, como el paseo gastronómico y el predio ferial. El Intendente Marcelo Orazi participó de la degustación de productos de mar organizado por la…

    Difunde esta nota

Deja una respuesta