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CUANDO RECICLAR AYUDA PERO NO ALCANZA

Las 3 R (Reducir, Reutilizar, Reciclar)  y la Trampa dialéctica de hacer hincapié solo en una de ellas: el “reciclado”.

Creer que la separación de residuos para su posterior reciclado es lo único que podemos hacer para mejorar esta crisis ambiental y cultural es una idea al menos Incompleta. El Reciclaje es insuficiente como acción única y aislada para alcanzar una economía circular, no queda otra opción  que hablar ‘seriamente’ de nivel y características de consumo.

Este error no es casual. En ocasiones las compañías generadoras de estos residuos a escalas siderales son las mismas que impulsan las campañas de sensibilización al respecto y casi desde su origen, han transmitido este concepto. Si nos ponemos puristas, ni siquiera podríamos decir que reciclamos, sino que separamos para reciclar, y que son otros los que se encargan de reciclar.

De hecho, un porcentaje de los residuos separados, si no tienen una buena gestión desde el sistema de recolección municipal; entran en el mercado de materiales y acaban en el vertedero o incinerados en los basurales. Pero más allá de este concepto, existe otro derivado más preocupante, en el que es necesario hacer hincapié.

En que por mucho que se recicle, que se mejore la recogida, que se incremente la calidad de los materiales reciclados que se incorporen al mercado, etc., si la demanda y el consumo siguen la progresión actual, no solo se perpetuará la expoliación actual de los recursos naturales, sino que es peor, esta aumentará. Un ejemplo claro de este despropósito es el aluminio, con altas tasas de reciclaje, que rondan entre el 65 y el 90%.

Desafortunadamente, su incesante incremento en la demanda (para envases, vehículos, aparatos eléctricos y electrónicos, etc.), hace que el aluminio reciclado solo implique el 30% de las necesidades de este material. El 70% restante sigue procediendo de materias vírgenes extraídas de manera primaria con todos los impactos que esto supone (contaminación de agua, suelo, fauna y atmósfera, desplazamiento de comunidades, elevado gasto energético, pasivos ambientales etc.).

Desde luego el reciclaje es una opción excelente cuando un producto se ha convertido en residuo y no se puede aplicar ninguna otra opción anterior como la reducción y la preparación para la reutilización.

El 90 % de lo que consideramos basura no lo es, y cerca del 50% es materia orgánica. Todo mezclado es basura, separado son recursos.

Sin embargo, la dinámica actual ha centrado todos sus esfuerzos en el reciclaje, dejando totalmente olvidados estos dos primeros pasos, marcados como preferentes en la jerarquía de gestión de residuos. Reducción y reutilización.

La gestión de los residuos debe ser una pata de un plan global del uso de recursos naturales. Es necesario conocer cuánto se consume, es decir, medir la cantidad de recursos que utilizamos. La visión más completa la ofrecería un paquete de indicadores de huella de suelo, agua, materiales y carbono, con el que se podría conocer las cifras de consumo.

Basándonos en estas mediciones se establecerían porcentajes de reducción en el consumo de recursos. El paquete de medidas también ha de incluir una reforma fiscal que premie las actividades que reduzcan el uso de recursos y penalice las que no lo hagan. En la actualidad se dan situaciones tan incoherentes como las subvenciones a emprendimientos de alto impacto negativo  y en contraposición  la falta de incentivos a la investigación para alargar la vida útil de los productos o su biodegradación.

Otra propuesta para avanzar hacia una economía circular es el pago por generación y por tipo de residuo, ya que hasta el momento la mayoría de esquemas son de “tarifa plana” y no inducen a la reducción en la generación de residuos o al cambio de sus componentes por biodegradables.

Respecto a los fabricantes, es imprescindible que se pongan en marcha requisitos obligatorios de diseño de productos duraderos, desmontables y reparables.

Es necesario que el cambio de modelo se convierta en la norma. Las autoridades estatales tienen mucho margen de acción para alcanzar una economía circular baja en el consumo de recursos naturales, para avanzar hacia la justicia social, económica y ambiental del planeta, solo que por lo general o se realizan acciones aisladas o directamente no tienen la decisión política para hacerlo.

Hasta el momento, como ciudadanía lo más cercano que podemos hacer es seguir separando para reciclar, cambiar hábitos, reducir el consumo y exigir a los gobernantes que cumplan con su obligación y con el artículo 41 de la constitución nacional.

Fuente: Minería Urbana. Org

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