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LUIS Y LA BICICLETA #7

CAPÍTULO #7

Luis abrió la puerta del placard en busca de su calzado. Tenía todo desordenado. Las zapatillas de lona que más le gustaban para patear la calle. Unas viejas pero con el mejor agarre para saltar sin sobresaltos en algún recital. Otras que se engancharon en el pedal de la bicicleta pero el zapatero del barrio recuperó. Unos zapatos sin lustrar a la espera de una invitación y una pista de baile para desvergonzar. Un par de alpargatas de yute para laburar y que no llueva. Zapato o alpargata igual sos chimpancé. Unos botines puma como los de Diego, para entrar a la cancha saltito, saltito y persignarse. Unas ojotas que anhelaban el verano y el calor del patio. Las zapas de los asados con manchas de grasa capital.

Miró todo otra vez y se dio cuenta lo ordenado que estaba en verdad. Porque no había (ni debía haber) botas militares para pisar nuestras calles.

Ni ahora ni nunca más.

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