Las modificaciones al proyecto de la ordenanza 14/20 impulsadas por la Cámara de Comercio tienen dos cambios sustanciales. Una que los comerciantes no fiscalicen los DNI y esa función de control quede en manos de la policía; la otra se eliminan las sanciones a los usuarios y a los comerciantes, ya que no dependen de ellos el control del ordenamiento.
Previo a la modificación expresamos en esta nota «Rapidez no es sinónimo de eficacia» que era irresponsable otorgar ese poder de policía a un ciudadanx común. También que el municipio no contaba con el personal para realizar el control. Dos puntos que convertían a la ordenanza en inaplicable, además de volver a machacar sobre los pequeños comerciantes dándole el mismo trato que a las grandes empresas.
A su vez en mi cuenta personal de facebook (Emiliano Piccinini) también hice hincapié en darle un tratamiento sustancial al proyecto, si bien la pandemia nos viene corriendo en el ámbito legislativo (entre otros) es importante tratar las problemáticas con cautela e intentando escuchar a todas las voces. En parte sucedió ya que el CD medió con la cámara de comercio los cambios y también llevó a cabo una reunión entre concejales, el intendente de la ciudad y sus secretarixs de coordinación y de gobierno; modificando los ejes principales: control y sanción. Ahora surgen otras problemáticas, que suscitan nuevamente por apresuramiento y por intentar dictar normas, regular medidas que intentan sobrepasar disposiciones de jerarquías superiories.
El intendente en conferencia de prensa unos días atrás dijo:«Nos vamos a guiar por los decretos nacionales y provinciales» (inclusive lo usé de título ya que me pareció acertadísimo que así sea), días después el CD se despacha con esta ordenanza incomodando al ejecutivo con un proyecto innecesario que deja de lado algo tan simple a nivel legislativo como la «Pirámide de Kelsen» dictando una ordenanza que es más prohibitiva que el DNU 297/20 nacional firmado por el presidente Alberto Fernandez.
°°°
Esta nueva medida tiene un tinte que la vuelve un tanto riesgosa para el ciudadanx, a diferencia de las demás en las que prima la autoregulación, ésta es arbitraria. Por eso mutó de ser inaplicable a peligrosa. Ningún DNU de Nación o Provincia regula estos cronogramas.Ya su vez contrapone otra disposición que emana del Banco Centralde la República Argentina a la que se adhirieron las empresas de cobranza extrabancarias, convirtiéndola en contradictoria.
Como todas las medidas que se han dictado durante el aislamiento, hay personas que no las cumplen. Mi pregunta es, ¿cuál va a ser el protocolo a seguir por la policía cuando encuentren a alguien rompiendo la medida? ¿Pedagógico o arbitrario?Tendremos que poner el foco en los barrios más humildes donde el control suele expresarse en violencia (física o psicológica). Tenemos (y tuvimos a lo largo de nuestra historia), muestras que cuando a las fuerzas se les da cierta potestad se excede en el uso de la misma. Solo hago un llamamiento a estar atentos.
Es una ordenanza innecesaria, es arbitraria y es peligrosa.
Al proyecto se le agregó un Artículo (5) que dice “Se incluyen dentro del cronograma establecido en el Art1 a los comercios habilitados que brinden servicios de cobranza a terceros”. (El Art 1 es el que regula el cronograma de días). Este artículo choca con la disposición emanada por el BCRA sobre el cronograma de atención de bancos a la que las empresas de cobranzas extrabancarias se adhirieron habilitando sus locales para el cobro de facturas de impuestos y servicios con el siguiente cronograma de atención: lunes 0 y 1, martes 2 y 3, miércoles, 4 y 5, jueves 6 y 7, y los viernes 8 y 9.
Hagamos un juego, fijate si te coinciden los cronogramas. mi numero es el 3, no me coincide. ¿Quién me paga el celu?
°°°
Sigamos apelando a la concientización por un lado, seamos responsables por el otro. Seamos empáticos y solidarios. No empujemos a nuestros dirigentes a tomar decisiones que coarten nuestros derechos.
°°°
Reitero: las detenciones por número de DNI son inconstitucionales, nadie puede ser demorado si sale un día que no le corresponde, eso sería privación ilegítima de la libertad abuso de autoridad.
Una banda reginense que nos trae todos los recuerdos de una época inolvidable a través de grandes canciones, esas que todos conocemos y compartimos con amigos. Con integrantes de todas las edades logran crear el clima ideal que nos hace volver a la época dorada de la música: los 80’s y 90’s. Conocí a Mr….
A partir de hoy está disponible en toda la provincia, una propuesta destinada a adultos mayores de 60 años, quienes conforman el grupo con mayor vulnerabilidad ante la pandemia del COVID-19. El plan Río Negro +60 busca ayudar y acompañar a los mayores, hasta tanto se extienda el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Se proporcionará…
Lo indescifrable abruma, inquieta, y nos torna sintomáticos. Explorar los trípticos de Bacon en invierno nos conduce hacia las tinieblas subjetivas de la ignominia y el desasosiego. Intentaremos sobrevivir a sus pinturas con: la regla del tres. Hacia allí vamos… Primera regla: tres minutos para respirar y no dejar que este cuadro nos asfixie. Retuvimos…
Todo lo que vivimos a partir del 26 de febrero de 2025 se inscribe en la lógica de una tragedia en dos tiempos. De un fatal bioshock primero y de una búsqueda de explicaciones después.
¿Cómo entender la decisión del suicidio de nuestra hija Margarita, de 22 años?
Nada de lo que nos pueda pasar de ahora en más a su papá y a mí va a reparar el efecto devastador de lo que comenzó ese miércoles con aquella llamada, cuando el policía Alvarenga nos informó que durante la madrugada Margarita había sido encontrada muerta. Siete horas después ya habíamos atravesado los 900 kilómetros que separan Carmen de Patagones, de donde somos, de la comisaría 37 de Palermo. Entonces, nuestra desesperación por saber quedó suspendida ante la urgencia de las actuaciones policiales y los trámites de la morgue. Recién tres días después nos permitieron retirar el cuerpo para su sepultura.
Ella
Margarita era ilustradora, conocida en las redes sociales desde 2017 como Bachatota y antes como Bechita Suaj.
Cuando dijo por primera vez que quería ser artista todavía usaba chupete. Ahora los libros y cuadernos que quedan en su habitación muestran la evolución de sus técnicas para dibujar, primero a mano, con tableta después. Seres humanos, caballos, personajes de series. En su placard siguen sus trajes de cosplay, los recuerdos de convenciones y figuras de animé, la colección de remeras. Conservan su olor.
A medida que Margarita crecía fuimos conociendo la naturaleza de las plataformas y comunidades digitales, con gustos parecidos de series, mangas y animés. Se divertía. Vendía ilustraciones a pedido. Colaboraba en streamings. Jugaba en línea. Enseñaba y aprendía técnicas de dibujo. Tenía seguidores. Hacía amigos.
La experiencia en Doomverse, Discord, Reddit, Youtube, Twitch, Facebook y Twitter tuvo su antecedente en DeviantArt. Ahí ejercía una subjetividad alternativa a nuestras percepciones de padres analógicos y agigantaba su personalidad temeraria y su humor corrosivo.
Su identidad online — con más de cuatro mil seguidores — convivía en sincro con una carrera universitaria en la Universidad de Palermo (iniciada en la virtualidad de la pandemia) y con su vida familiar de pueblo patagónico.
En ese presente de realizadora, ilustradora y streamer, en mayo de 2024 la alcanzó su primera cancelación o funa, como decimos en la Patagonia. La segunda, en diciembre. El hostigamiento continuó: casi al final del verano, el 25 de febrero del 2025, Marginada, ansiosa y sin tiempo de duda, Margarita decidió su final.
A semanas del suicidio me senté a leer las casi doscientas páginas del expediente judicial, que incluye el puntilloso informe de su autopsia. Esa lectura de detalles me permitió salir de la parálisis y darle un marco racional, poner en palabras lo que el horror nos sustrajo a Gabriel, su papá, y a mí. El expediente fue derivado a la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 37. En junio nos permitió tomar vista de la libreta donde Margarita explica en modo de despedida su decisión.
En veintitrés micropáginas de una libretita, mi hija expresa con letra y sintaxis prolija un marco ético y estético antes de decidir arrojarse de una terraza. Afirma que no es un asesinato ni un accidente, sino un acto deliberado. Presumo que ese mismo día, en medio de un solsticio de energía, quiso explicar, sobre todo a sus amigos de las redes, el hartazgo que la invadía por ser víctima de acusaciones y hostigamiento. Señala sus malas juntas con decepción.
En la libreta, no tanto mi preciosa Margarita sino Bachatota, expresa que lo perdió todo. Que se siente sola. Se culpa a sí misma. Da nombres. Al leer, me pregunto si este fue un factor determinante en su incapacidad para soportar su conciencia.
Sus interacciones de las redes sociales indican que Bachatota fue acusada de encubrir a Brany, una amiga señalada de pedofilia, y de mantener cercanía con un usuario llamado Hogo, acusado de abuso y de haber provocado el suicidio de una chica trans. Aunque no lo acusa directamente de su decisión, hace una declaración significativa sobre Jerry, el streamer con quien colaboraba a través de ilustraciones: “si el Jerry me hubiera tratado bien (…) no lo odien”. Esta afirmación, hecha después de una lista de personas importantes para ella, sugiere que el trato de Jerry (que primero la defendió de acusaciones pero luego se desvinculó de ella) contribuyó a su estado emocional, a su desilusión.
Pide también que reembolsen las comisiones pagadas por las ilustraciones que no completó y que la policía investigue en sus redes sociales el acoso que padeció. Hasta la fecha los oficiales de justicia realizaron pericias parciales de la computadora y teléfono, y no parece haber otro tipo de actuaciones.
En aquella visita de junio, cuando aportamos un testigo que padeció acoso extremo del mismo grupo de odiadores, en la Fiscalía nos dejaron entrever lo difícil que es probar la instigación al suicidio a través del acoso y el hostigamiento en las redes sociales.
La funa
La funa es un artificio de las comunidades de las redes para cancelar la reputación de alguien. Proviene de fünan que en mapudungun, la lengua mapuche, significa podrido o echado a perder, algo o alguien que queda abandonado de todos, sufriendo deterioro, sin derechos y sin dignidad. El mecanismo nace como práctica social en Chile, cuando se crea la Comisión Funa iniciada por Acción, Verdad y Justicia (H.I.J.O.S.-Chile) para denunciar públicamente a torturadores, asesinos y cómplices de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet. Ese “escrache”, como protesta social, fue adoptado también por los familiares argentinos. Pero aquella idea de funa no tiene nada que ver con esta turba digital que publica injurias y calumnias que, como verdades absolutas, marginan sin que la víctima tenga derecho a la defensa.
Nueve de cada diez jóvenes fueron víctimas de mensajes de odio en redes, según UNICEF Argentina. En la campaña ElSilencioSeSienteHate busca empoderar a las y los testigos de hateo, lograr que se involucren, conozcan los impactos de estas situaciones en la salud mental y dar herramientas para intervenir y generar conciencia entre pares.
En la vida paralela de las plataformas, el odio es casi una forma de interactuar. Los contenidos ofensivos tienen nula moderación y llevan al insulto, a la cancelación, al acoso y a la exposición de información privada como prácticas de “castigo” por comportamientos “cuestionables” o por expresar opiniones críticas. No hay tiempo apacible y de acuerdos. Se trata de la remasterización del señor de las moscas donde la libertad subvierte en maldad de anónimos. Su reputación asciende si logran desacreditar a otras personas o al menos causarles daño para alejarlas.
El empleo de este mecanismo en redes sociales tiene severas implicaciones a partir del ejercicio del “derecho” de una horda que decide hacer justicia por cuenta y riesgo. Instigar al suicidio de una persona se relata como un logro alcanzado. O se cuestiona como externalidad del tipo: “se te fue la mano”. La velocidad de las interacciones entre funados y funantes se mide en likes y comentarios, en wikipedias colaborativas tendenciosas, videos explicativos que con aparente intención de racionalidad justifican una vocación delictiva al vulnerar el derecho a la dignidad de las personas con impacto directo en la psiquis, en su reputación y en la vida misma.
Con estos hostigamientos, Margarita quedó expuesta al escrutinio de los grupos y comunidades con opiniones divididas. Fue atacada y amenazada. Estresada, ansiosa, revivió en diciembre la situación traumática de mayo. En el medio rindió finales, viajamos, vino a Patagones, se juntó con amigos reales, cocinó mucho, leyó, pintó.
A través de hilos de Twitter, el usuario Alan, que se trataría de un adolescente, arrogándose con otros participantes un rol de juez la acusa de cometer delitos sin haber verificado la existencia (o falta) de pruebas y justificaciones, a pesar de que la dinámica general se presenta como un conflicto marcado por hostilidad y contradicciones.
Este estado de intolerancia perpetua, de beligerancia en aumento que se agita con denuncias cruzadas, información, dibujos o capturas de chats, se propaga exponencialmente con hordas que si antes simpatizaban ahora odian hasta destruir.
Previo al sepelio, nuestra Universidad publicó en sus redes sociales un sensible obituario para acompañarnos a Gabriel y a mí. Inmediatamente, ese posteo se llenó de mensajes de acoso y burlas de parte de nicknames que, suponemos, son los que hostigaron a nuestra hija. Una estrategia de la comisión de estos delitos es la velocidad con la que se eliminan datos para sortear las eventuales acusaciones por compartir información falsa o mitigar el daño de las consecuencias perjudiciales. Sin embargo, a veces no suele ser suficiente ni tan rápido el autobaneo para rectificar la situación.
En su última obra, finalizada en la noche del 25 de febrero, Margarita expresó con símbolos los efectos del odio, los dos bandos o personajes duales que ocultan mensajes a otros pero intercambian información entre ellos. Aunque heridos, sostienen el cuerpo de la pequeña presa muerta, atravesada por las flechas de ambos en el centro y, abajo, la margarita caída.
La OMS declara que el suicidio en sus distintas formas representa un problema de salud global, ya que se encuentra entre las diez principales causas de mortalidad general y entre las tres primeras causas de muerte en adolescentes y adultos jóvenes. Provoca una tragedia para individuos, familias y comunidades. La cifra es alarmante: por año, se suicidan 800 mil personas.
Mientras que en países como Gran Bretaña, Japón, Holanda y Alemania hay políticas activas sobre la prevención del suicidio y hasta Ministerios de Soledad, en Argentina — donde es la principal causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 24 años — , los recortes presupuestarios en áreas del Estado afectan directamente la implementación de la Ley 27.130 de Prevención del Suicidio y las estrategias de abordaje, como la línea 0800 y los programas de prevención y atención.
Nosotros sin Margarita
La muerte de una hija, el mayor de los traumas, no tiene una forma propia de ser nombrada: esto nos arrincona mucho más hacia la soledad de la experiencia, la ansiedad y la tristeza.
A su papá y a mí nos queda mirar el mundo como lo hacía Margarita: de una forma valiente, desprejuiciada, curiosa. Hablamos de ella, la percibimos en el aire, en el gato del cementerio, en la música y en sus zapatillas, que ahora uso.
Sin nada que perder, confiamos en los rituales necesarios para honrar su vida, su memoria, su dignidad. Vamos semanalmente a terapia, tomamos medicación, nadamos. Reconocemos la mirada evitativa, la conspiración del silencio de amigos y compañeros de trabajo que no quieren incomodarnos, no saben qué decir. Delphine Horvilleur, una de las tres rabinas de Francia y autora de Vivir con nuestros muertos, explica que no hay maldad en eso, que es el efecto secundario del afecto humano mejor compartido: el miedo. Experta en duelos, Horvilleur escribe que los finales brutales pueden reducir toda la existencia, “mejor decir todo lo que fue y podría haber sido, mucho antes de decir lo que ya no será”.
En nuestro duelo dedicamos tiempo a la investigación académica, es el trabajo que nos gusta y al que le agregamos valor.
El peligro de la brutalidad de la tragedia por la muerte de una hija es que se confisque el relato de nuestras vidas, plena de ella misma y que excede su desenlace.
En hebreo, shakul es la palabra para nombrar la pérdida del hijo, y es una referencia vegetal de la rama vendimiada amputada de su fruto. Aunque no tenga sentido, se emparenta con el esfuerzo de la RAE por instituir huérfilo como la condición de los padres sin sus brotes.
Nos cuesta aceptar que en su querida vida tenía el compromiso de la misión de dejar atrás el universo, de haber sentido y dicho la última palabra, de haber realizado su último propósito sin nada pendiente.
Pienso en la libreta y me imagino la despedida de puño y letra, como dice el expediente. ¿Habrá sentido paz después de tanta ansiedad generada por la funa? Pienso en el propósito de su vida, si creyó que llegaba nada, como dice Borges, o que no, que sencillamente no pudo con eso.
Después del shock
Sus padres, después del shock, tratamos de vivir en una existencia descolocada que incluye análisis, charla con el rabino Diego Elman sobre la importancia de los rituales, bendición en un templo evangélico, zoom con papás duelantes de la Red Empesares. Aunque en parte seguimos atascados en el misterio, en una niebla mental, como conscientes en un mal sueño, hay algo, muy pequeño, un milímetro del trámite del trauma que se movió: por eso puedo escribir este testimonio.
Como en El salto de papá, de Martín Sivak, la explicación posiblemente se escurra y precise de una caja de herramientas instintiva y propia, con pistas y culpas, sobre la decisión de nuestra amada hija, hoy con otro tipo de presencia.
Ofelia Fernández tiene casi la misma edad que mi Marga. En el documental “¿Qué le pasa a nuestra generación? Cómo ser feliz” ensaya que, desde 2010, con la instalación de la cultura de like de Facebook y el Iphone 4 con cámara frontal para selfies, la distancia entre lo que los padres suponíamos riesgoso y lo que la virtualidad proponía a los niños y jóvenes fue en aumento. Porque no se sabía, “y se tuvo que llegar a este extremo para corregir esta miopía”, dice Ofelia. Explora el fenómeno social y tecnológico de una generación que se siente atrapada, rota, ansiosa en/por las redes sociales como parte de un modelo de negocios amasijante del tiempo y la información, con externalidades de altas tasas de depresión instigadas por la vida digital.
Menos mal que tenemos memoria del crecimiento de Margarita. De cuando se hizo grande, distinta. De la pandemia configurante de rituales de pertenencia híbridos que mellaron a las juventudes y a la vida universitaria. Entonces, las redes sociales se enseñorearon con discursos de odio y hostigamientos como los que recibió mi Marga. Su identidad fue arrebatada por el mal de época de una soledad de hiperconectados.
Como fondo de pantalla de su monitor, Gabriel tiene un dibujo que Margarita le hizo en enero: una nena con un corazón y un TKM. “Ya que no me dejás verlos, haceme un dibujo”, le había dicho.
En estos nueve meses de duelo nos contactaron algunos de sus amigos digitales y reales. Sus compañeros de la universidad, que supieron por las redes sobre lo sucedido, compartieron fotos de reuniones donde se la ve divertida, en comunidad. Algunas universidades argentinas postpandemia comenzaron a incorporar las problemáticas de salud mental como parte de sus políticas de bienestar estudiantil.
¿Cómo no supimos leer lo que le pasaba a Margarita? No espiarla, no invadirla, era respetar y afianzar su confianza de espíritu libre. Ella no vio dónde se estaba metiendo y nosotros menos todavía. «Ahora vas a duelar», te dice gente que no está en el asunto. Al caer, Margarita paró el reloj de todos los que la amamos. No podemos abrazarla, mirarla dormir, ni reirnos con ella. La congoja nos asalta varias veces al día y así, angustiados, esperamos los avances en la causa judicial.
Pensar en el futuro parece catastrófico. Las nuevas generaciones necesitan una intervención multifacética y una reorientación de la realidad. Y a los padres duelantes nos adviene el servicio, esa dimensión religiosa que expresa la voluntad de lograr un mejor vivir para los que quedan, incluyéndonos: en esa intersección me quiero quedar. La paz, un anhelo. Quizá se concrete en bendecir la vida de la hija que como ser humano transitó un valle de sombras, en agradecer su memoria y legado. El amor es más fuerte que la muerte. Ahora, horriblemente, lo sé.
El Intendente Marcelo Orazi recibió esta mañana a Octavio Soto y Elizabeth Lucero, la dupla reginense que participó de la 45º edición de la Regata del Río Negro y que se ubicó tercera en la categoría K2-Mixto. Acompañado por el Director de Deportes Damián Álvarez, Orazi los felicitó por el destacado papel que cumplieron en…
Domingo 24 15:50 hs Se recibe llamado telefónico informando de un incendio en chacra 40 Lote 3. Hacia el lugar se dirigieron tres dotaciones de bomberos con 12 voluntarios en los Móviles N° 11 Unidad Forestal, N° 8 Unidad Cisterna, N° 15 Unidad Forestal de Ataque Rápido. 17:10 hs Se recibe llamado telefónico informando de un incendio de pastizales sobre Juan…
Difunde esta nota
Un comentario
Y si, va a ser una caza de personas y multas que nadie va a pagar pero que te ensucian para realizar cualquier trámite. No hacía falta, los vecinos están respondiendo muy bien en todos los barrios y no hace falta esta medida.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Y si, va a ser una caza de personas y multas que nadie va a pagar pero que te ensucian para realizar cualquier trámite. No hacía falta, los vecinos están respondiendo muy bien en todos los barrios y no hace falta esta medida.