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ZOMBIE PERFORMANCE

El reconocimiento debido no es sólo una cortesía que debemos a los demás: es una necesidad humana vital

Charles Taylor

La ciencia ha impuesto como debemos vivir. Dicha imposición está centrada en el cuerpo y en la individualidad. El ser humano está atravesado por los mandatos de la neurociencia, la psicología cognitiva y la informatización digital.

Pasamos a configurarnos como seres neurales conectados a la red digital, en un individualismo atroz que espera mejorarse con los performances físicos y virtuales que solo tiene que ver con uno mismo.

Lo social ha quedado relegado al subsuelo de los intereses propios de los modelos actuales. Sin embargo, nuestra subjetividad o construcción emocional está enraizada en la identificación con el otro, un otro que comienza a internalizarse desde la infancia. Una infancia que se ve ocupada por los artefactos tecnológicos nos ubica por fuera del vínculo con esos otros fundamentales para la constitución psíquica.

El predominio del performance físico-neuronal y digital nos aleja de la íntima relación con los demás y la naturaleza. El cambio climático del comportamiento está padeciendo los estragos de la indiferencia hacia el reconocimiento del otro.

No es casualidad que hoy en día dominen los modelos de desvalorización social, y que emerjan como zombies las estructuras ideológicas del razismo, la segregación y el odio desenfrenado de grupos extremistas religiosos o políticos.

El reconocimiento no es un halago como dice Taylor, es vital para la formación de nuestra identidad. La jerarquía de lo individual se ve reflejada en el predominio de poderes monárquicos disfrazados con una máscara democrática que socava la comprensión de las relaciones humanas.

La imagen del zombie buscando devorar al otro es un ejemplo del individualismo actual. El zombie no dialoga, solo quiere comernos como las horas transcurridas en el ámbito digital o el performance individual, o inclusive el tiempo de las políticas discriminatorias y antisociales.

El reconocimiento ha sido substituido por la ciencia y la tecnología planteando una manera de vivir distante y relegada a formatos económicos virtuales de control mental dominado por una razón instrumental, por una disolución de los horizontes morales, y una pérdida de la libertad por el afán de autodeterminación del yo.

Hay un desentendimiento de cuestiones que están por fuera del “yo zombie”, como son los valores, la historia, la cultura, la familia, etc. Taylor refiere al respecto:

¿Puede hablarse razonablemente a las personas asentadas en un blando relativismo, o a quienes no parecen aceptar lealtad más alta que su propio desarrollo, a aquellos, por así decir, que parecen dispuestos a arrojar por la borda el amor, hijos o solidaridad democrática por el bien progreso de sus carreras”.

La propuesta de Taylor para salir de esta encrucijada zombie es la sustitución de la noción de honor propia de la sociedad jerarquizada basada en la carnívora desigualdad por la noción de dignidad ligada al reconocimiento. No podemos encontrar reconocimiento en un zombie, en alguien determinado a autorealizarse sin palabras, y así mantener su auténtico ser zombie. Da la impresión que la política y el resto de los performance zombie lleva a los sujetos por este camino de la autorealización sin límites claros, de ahí el miedo que nos invade a la hora de las elecciones , ¿ hasta dónde o hasta cuándo estos zombies nos van morfar? ¿Hasta cuándo nos metemos adentro nuestro hasta convertirnos en zombies?

Agradecimientos a Agustín Moreno por la foto, quien además es uno de los creadores del movimiento Zombie Walk en Argentina.https://www.welcomeargentina.com/ciudadbuenosaires/zombie-walk-argentina.html


Referencia bibliografica: Racionalidad en la epistemología social y en la filosofía práctica, Fabiana Erazun.
Multiculturalismo y la política del reconocimiento, Charles  Taylor.

Diseño Portada: Germán Busin

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