¿Cuál es la diferencia principal entre una economía basada en el intercambio de un bien tangible y una economía basada en el conocimiento?
La diferencia fundamental es que, en el primer caso, el bien se tiene o no se tiene: o tengo un container de manzanas o tengo el dinero que me pagaron por él, pero no las dos cosas simultáneamente. Ese es el modelo que tenemos en el Valle de Río Negro y en toda economía de producción de bienes primarios, con escaso agregado de valor.
Comparémoslo ahora con un desarrollador de software que genera un ingreso mediante la comercialización de sus productos. Una vez que el comprador pagó por el derecho a usar el software, el creador de dicho programa tiene el dinero y al mismo tiempo sigue siendo el dueño de esa aplicación. Puede repetir la venta centenares o miles de veces con clientes diferentes.
Nicholas Negroponte, autor del libro Ser Digital, habla de átomos y bites para señalar la diferencia entre tangibles e ideas, en otras palabras: manzanas y software.
Este concepto de Negroponte nos lleva a hablar de la Economía del Conocimiento, donde lo que se comercializa principalmente es el Know How que necesita el mundo digital.
En estos días el World Economic Forum publicó un extenso documento titulado The Future of Jobs Report -2018, donde hace una previsión de las habilidades necesarias para el mundo laboral para el año 2022. ¡A la vuelta de la esquina! Léalo con atención.
La habilidad que le da sustento a su trabajo actualmente ¿está en crecimiento o en declive?
Habilidades en crecimiento
Habilidades en declive
Pensamiento analítico e
innovación
Destreza manual, resistencia y
precisión
Aprendizaje activo y estrategias
de aprendizaje
Memoria, habilidades verbales y
espaciales
Creatividad, originalidad e
iniciativa
Gestión de recursos financieros
y materiales
Diseño y programación de
tecnología
Instalación y mantenimiento de
tecnología
Pensamiento crítico y análisis
Lectura, escritura, matemática y
escucha activa
Resolución de problemas
complejos
Gestión de personal
Liderazgo e influencia social
Control de calidad y seguridad
Inteligencia emocional
Coordinación y gestión de tiempo
Razonamiento, resolución de
problemas e ideación
Habilidades visuales, auditivas
y del habla
Análisis y evaluación de
sistemas
Uso, monitoreo y control de
tecnología
Surge de este vaticinio que los trabajos con mayor posibilidad de éxito son los que mejor encajan en el modelo de la Economía del Conocimiento.
Dentro de este modelotenemos al
subgrupo de los teletrabajadores. Las tareas a resolver tienen un alto valor
agregado basado en el expertise que posee el individuo en determinada
área, pero no es necesaria la presencia
física en el lugar de trabajo. Se prestan a este tipo de teletrabajo algunas de
las siguientes actividades:
Diseño gráfico
e-commerce
Multimedia
e-learning
Traducción
Soporte Técnico
Periodismo
Tecnologías de la Información
Marketing online
Atención al cliente
Community Manager
En Villa Regina conozco
profesionales que brindan esos servicios, pero circunscriptos a clientes
regionales. Cobran sus trabajos en pesos para pagar sus cuentas en pesos. Si
pudieran dar un salto cualitativo, es decir, captar clientes extranjeros y
cobrarles en dólares/euros, su nivel de ingresos mejoraría significativamente. Estos
profesionales tienen el suficiente conocimiento y experiencia como para ofrecer
sus trabajos a un nivel competitivo, en una relación precio/calidad atrayente
para esos mercados potenciales acostumbrados a pagar cifras importantes en
dólares/euros. Lo que se dice un negocio win-win.
Sillicon Valley, en el estado de California EEUU, a mediados del siglo xx, era una zona frutícola como la nuestra. Quizás ya estén dadas las condiciones para el inicio de un cluster de trabajadores free lance que quieran expandir su cartera de clientes, solo es cuestión de agruparse y sondear nuevos mercados.
La Dirección de Deportes de la Municipalidad de Villa Regina informa que los días 27 de noviembre y 11 y 18 de diciembre se realizará la reválida de guardavidas para la temporada 2021/2022. Las inscripciones se encuentran abiertas en la Oficina de Deportes ubicada en Colón 107 o a través del teléfono 2984-651398 de lunes…
El sábado pasado en la Plaza de los Próceres se juntaron más de 100 personas para marchar en defensa de la república. Esos mismos seguramente fueron los que criticaron pidiendo multa y policía durante el 25 de mayo en el barrio que lleva ese nombre cuando además de jugarse un picadito al fútbol se estaban…
La Municipalidad de Villa Regina informa que el jueves 4 se depositarán los haberes correspondientes al mes de febrero a los empleados municipales, los que estarán acreditados el viernes 5. Los haberes se liquidarán con un 6% de incremento que corresponde a la primera cuota de la propuesta salarial ofrecida por el Ejecutivo en el…
En premios e-TAPAS destacamos y valoramos a jóvenes deportistas reginenses por su compromiso y proyeción a través del voto digital en nuestra plataforma latapa.com.ar y en nuestras redes sociales. Nos contactamos con entrenadores, periodistas y referentes deportivos de la ciudad para realizar las nominaciones. Siete son las disciplinas seleccionadas: fútbol, basquet, hockey, motor, paleta, combate;…
Pablo Enrique Penchaszadeh no llama al jefe científico de la expedición marina más viral de la historia argentina por su nombre completo. Le dice, simplemente, Dani. Enseguida agrega: Daniel Lauretta, con doble t, bien pronunciada. Porque es evidente que, además de mucho cariño, le tiene un profundo respeto y todo el tiempo resalta su capacidad de “leadership”.
Pablo tiene 81 años, aunque no los aparenta. Sonríe en todas las fotos y siempre usa boinas o gorras, por debajo de las que escapa su pelo blanco. Está, junto a un equipo de investigadores del CONICET, a bordo del R/V Falkor (too), un buque de investigación oceanográfica del Instituto Schmidt Ocean que recorre el cañón submarino de Mar del Plata. Cuando le preguntan cómo llegó a la expedición Talud Continental IV, su relato comienza en 1960, cuando tenía 16 años:
—Ingresé a la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA a estudiar Biología, que era mi pasión desde chico. Siempre me gustaron los animalitos, iba a pescar, me gustaba el mar.
“Los animalitos”, dice Pablo, que es doctor en Ciencias Biológicas y dirigió las tesis doctorales de once de los treinta científicos que participan de la exploración. Aunque no es ese el único motivo por el que está en el barco.
Sus logros son muchos y variopintos: fue becario de la UNESCO para estudiar en Dinamarca; trabajó como investigador asociado en el Instituto Interuniversitario de Biología Marina de Mar del Plata; durante la última dictadura cívico-militar se exilió en Caracas, Venezuela, donde siguió dando clases e investigando; escribió alrededor de 200 artículos científicos; formó parte del Comité Editorial de la revista de divulgación Ciencia HOY; y compiló el libro Exactas exiliada con historias de científicos que, como él, debieron irse del país después del golpe.
—Los chicos no duermen. Yo tampoco. Muchas veces hay mar de fondo y el barco parece una cascarita de nuez en el océano —dice, preocupado, desde una de las salas-laboratorio del Falkor, donde una docena de personas estudia con microscopios los animales extraídos a más de dos mil metros de profundidad.
En 2009, Pablo fue el jefe científico de una expedición del CONICET a bordo del buque ARA Puerto Deseado, que hasta ese año había sido utilizado por la Armada Argentina. La embarcación era apenas más chica que el Falkor, pero usaba redes de pesca para recolectar especímenes del lecho marino. Esta misión precedió a Talud Continental I, II y III, las experiencias previas a la que hoy se transmite en vivo por YouTube. Todas las expediciones fueron necesarias para reunir suficiente información para publicar más de 60 papers y así presentar el proyecto al Instituto Schmidt Ocean, una institución privada sin fines de lucro que promueve la investigación, el descubrimiento y el conocimiento oceanográfico.
—Nunca se nos hubiera ocurrido poder acceder a un barco que permitiera hacer lo que estamos haciendo en este momento. Es raro mirar directamente, con los ojos de un robot, cosas que están a 3 mil metros de profundidad —reflexiona Pablo, y se sorprende igual que cientos de miles de personas que miran las transmisiones. El vehículo operado de forma remota al que hace referencia se llama (ROV) SuBastian. Al igual que el nombre del barco (Falkor) y de los botes salvavidas (Atreyu y Auryn), todos hacen referencia a La historia sin fin.
El robot pesa 3.200 kilos, más que una camioneta. Está conectado al Falkor mediante un cable umbilical fuerte y flexible que le provee electricidad. Además, le permite enviar las imágenes del fondo marino a la sala de control, una habitación con paredes cubiertas de pantallas y escritorios con computadoras. Allí se encuentran las dos personas encargadas de hacer las maniobras subacuáticas: una es la que desplaza la nave y otra responsable de los movimientos del brazo mecánico, conocido en redes sociales como “la garra”. Los conductores de SuBastian son personal especializado del Instituto, pero los científicos del CONICET determinan su rumbo, qué especies deben ser recolectadas y hacia dónde apuntar la cámara.
A Pablo le da pena que este evento canónico se esté usando por algunos “para ningunear a la ciencia”. No lo dice, pero probablemente esté pensando en los tweets de influencers y medios libertarios, como el Gordo Dan o La Derecha Diario, que tildan a la expedición de “operación psicológica ambientalista diseñada para bloquear la explotación de los recursos naturales”. Con “recursos naturales” se refieren al petróleo y a un debate que se dio con fuerza en 2022 donde grupos ambientalistas efectivamente buscaban frenar la exploración offshore en Mar del Plata. No hay que olvidar que Guillermo Montenegro, intendente de General Pueyrredón —y hoy candidato a senador bonaerense por La Libertad Avanza—, presentó un recurso de amparo que acompañaba el reclamo.
A favor o en contra de la exploración de pozos petroleros en el Mar Argentino, el objetivo de este viaje es otro. Las y los investigadores buscan estudiar el impacto humano en un hábitat marino poco explorado, además de la biodiversidad de la zona y temas como la reproducción y biogeografía de especies profundas, el ADN ambiental, el carbono azul y la dinámica de los sedimentos.
—Al Instituto lo que más le interesa es la divulgación científica, por eso está el streaming —explica, desde el buque, Gregorio Bigatti, doctor en Ciencias Biológicas e investigador principal de CONICET en el Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR).
Gregorio confiesa que, en un comienzo y por falta de costumbre, al equipo le incomodaba la idea de tener que compartir en vivo toda esta experiencia. Pero cuando vieron que el canal de YouTube no superaba las 200 vistas por transmisión se les encendió su veta competitiva. Pensaron en llamar a abuelas, tíos y amigos para que se conectaran a la transmisión y así romper sus pequeños records. No hizo falta. Un solo tweet del periodista y streamer Marcos Aramburu viralizó la expedición entera. “Es lejos la mejor transmisión de streaming de la historia”, escribió.
Pero el éxito posterior es de las y los investigadores que se sintieron cada vez más cómodos con su rol de locutores submarinos. Nadia Cerino, por ejemplo, es una bióloga marina especialista en corales que se convirtió en una de las comentaristas preferidas de la audiencia. En el chat de YouTube personas preguntan por ella, esperan que llegue su turno (el nocturno), le agradecen la pasión con la que comparte su conocimiento y la apodaron “Coralina”: ese es el nombre de su nueva cuenta de Instagram.
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En los streamings que hacía, hasta el momento, el canal del Schmidt Ocean se hablaba en voz baja y con una seriedad de ciencia. “Nosotros no duramos ni 20 minutos haciendo eso. Esto parece una cancha de fútbol”, cuenta Gregorio sobre la naturalidad con la que se hicieron cargo de la tarea. Efectivamente, el chat de las transmisiones no se detiene nunca; ellos son los jugadores y miles de personas alientan desde la tribuna. “Aguante los científicos argentinos, el Mar Argentino, el Papa argentino y el Diego”, agita uno. Mientras algunas transmisiones superan el millón de visualizaciones y en los chats se lee “aguante el Conicet” y “aguante las universidades públicas”, 4.148 empleos en ciencia fueron recortados entre diciembre de 2023 y marzo de 2025, según datos del grupo Economía Política Ciencia. El 42,2 por ciento de ese subtotal eran trabajadores del CONICET.
Ignacio Chiesa está sentado de espaldas a uno de los portillos del barco, tiene los auriculares puestos y charla con Alejandro Bercovich en Radio con Vos sobre la importancia de esta expedición. Es investigador del CONICET y trabaja con crustáceos anfípodos marinos, unos bichitos semi transparentes que se enroscan sobre sí mismos con patas y antenas diminutas. Cuenta que está viviendo un cuento de hadas, pero que la situación de la ciencia en Argentina es compleja y ahí su voz se quiebra. Se emociona cuando dice, por partes y como puede: “Ganamos este concurso internacional porque se invirtió mucha guita en nuestra formación”.
Durante esta misma semana, otra de las investigadoras que se dedica a trabajar con caracoles que contienen un veneno utilizado en anestésicos para pacientes oncológicos vio desde arriba del barco cómo su beca doctoral se terminaba y no era renovada. Según explican sus compañeros, la investigación de la biodiversidad marina no entra dentro de los temas estratégicos para este gobierno. En el chat de YouTube, los usuarios le pedían su cuenta bancaria para hacer una “vaquita” y cubrirle la beca.
Esa es la gran paradoja de este momento. El entusiasmo popular y los descubrimientos maravillosos que ha generado la expedición ocurre al mismo tiempo que avanza el desmantelamiento del sistema científico argentino. Es como una variante de la famosa escena de Mejor Imposible donde el personaje de Greg Kinnear intenta consolar a Jack Nicholson, que le contesta angustiado: “Yo me estoy ahogando y tú me describes el agua”.
Para Gregorio Bigatti esto es un problema grave. “La posibilidad de hacer esto viene de la inversión que se hizo en los últimos 40 o 50 años en nuestro país, pero con el material que estamos recolectando acá tenemos por lo menos para 10 años más”. Pablo Penchaszadeh, su maestro, quien vio de primera mano la fuga de cerebros en el país, dice que se trata de una cadena muy fina que se puede romper con facilidad.
Cuando habla, Pablo lo hace a través de máximas. “La ciencia es colectiva o no es”, “si la ciencia no es divertida no es ciencia”, “a los barcos del CONICET suben todos”. No se cansa de resaltar el lugar de los investigadores en estos viajes. Cuando se obtuvo el buque Puerto Preciado para recorrer el cañón submarino de Mar del Plata en 2009 invitó a participar a especialistas de distintas instituciones que trabajan con el mar, algo que se repite en esta oportunidad.
Aunque hoy resulta más habitual ver viajes al espacio que al fondo del mar y solo se conoce alrededor del 5 por ciento de los océanos, el enamoramiento de Pablo y el equipo hace desear que exista cada vez más divulgación sobre la vida bajo el agua. Desde niños que preguntan por el chat qué estudiar para tener ese trabajo, hasta adultos que se plantean faltar al suyo para seguir mirando la transmisión.
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—Y entonces, ¿por qué estás pintando en el barco?
Pablo se acomoda en la silla y se dispone a explicar. La historia dice así: para poder abordar el RV Falkor Too el equipo científico debía someterse a una prueba de supervivencia en el mar, que implicaba saltar de un trampolín de 3 metros, mover balsas y resistir horas en el agua. A sus 81 años, Pablo estaba seguro de que no lo lograría y su médico le confirmó la intuición. No podía subir al barco porque no podía pasar el examen físico. El duelo fue duro, porque se trataba de una oportunidad única. En esta expedición iban a tener disponible una tecnología de punta nunca antes utilizada en la región y muchos de sus discípulos iban a formar parte.
Pero Daniel Lauretta, Dani, el jefe científico, encontró una cláusula en el contrato: el Schmidt Ocean impulsaba la participación de artistas en estos viajes de investigación. Y ahí lo presentaron a Pablo como candidato, porque hace más de sesenta años que dedica su tiempo libre a la pintura, una pasión que sostuvo a la par de su vida académica, primero en talleres de artistas locales, y luego en su casa de Venezuela.
En una primera instancia lo rechazaron y eligieron a otra persona. Otra vez el duelo, otra vez no poder creer que se iba a perder la oportunidad. Pero finalmente, un mes antes de embarcar, y sin explicaciones, recibió un segundo mail: “Felicitaciones, te elegimos para ser artista a bordo”. Y, como dice él, la felicidad fue total. Ahora sus óleos se desparraman en uno de los escritorios blancos del buque, junto a papel de diario, pinceles y potecitos con líquidos de colores.
Pablo está cumpliendo un sueño por el que trabajó toda su vida. Apoyado en una silla, con las manos juntas sobre su boca, mira las pantallas. Contempla con una actitud de admiración hacia esas imágenes y hacia el trabajo de sus colegas. Dice que no puede creer lo que ve y el orgullo se le desborda. Enseguida se ofrece a compartir unas fotos, que no son simplemente fotos, sino “fotos increíbles” de las cosas que a él le gustaron. Y luego concluye:
El TopRace presentó su 7ma fecha este fin de semana en el Circuito 9 del Autódromo de Buenos Aires, en lo que fue su segunda incursión en la temporada en ese circuito. El piloto rionegrino se ubica en la 4ta posición del campeonato. Un fin de semana que dejó mucha tela para que corten los analistas…