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SIN DEBATE NO HAY LICENCIA

El modelo extractivista se impone a la fuerza, Rio Negro no está exento de este tipo de políticas antidemocráticas. Las empresas demandan y los gobiernos cumplen. La sociedad defiende el medio ambiente.

Para construir el oleoducto y el puerto exportador en Punta Colorada, el Estado provincial se vio obligado a derogar la Ley 3.308 que prohibía las actividades petroleras en el golfo desde la década del ´90. Lo hizo sin debate previo, sin dejar ingresar a la legislatura a las asambleas y organizaciones ambientalistas, sin la debida consulta a las comunidades involucradas, y con la patota de la UOCRA custodiando el recinto como grupo de choque en aquella jornada legislativa de septiembre del 2022, todo esto, a las claras, dice algo.

Es necesario recalcar que la zona del Golfo San Matías presenta un delicado equilibrio en su biodiversidad, que a la vez allí se impulsan economías regionales como la pesca artesanal y el turismo. Actividades que generan 50.000 puestos laborales permanentes que se incrementan en temporada y que según las proyecciones se multiplicaran en los próximos años.

Sumado a esto se ponen en riesgo cuatro áreas naturales protegidas y un parque nacional en Río Negro: la Bahía de San Antonio, Punta Bermeja, Reserva Caleta de los Loros y Puerto Lobos, y el Parque Nacional Islote Lobos. Por el intercambio de flujos de agua también compromete la Península Valdés, en Chubut, reconocida como Patrimonio de la Humanidad. Sí, ahí donde de todas partes del mundo van a ver a las ballenas.

También la supervivencia de más de 150 especies de moluscos, crustáceos, peces, aves, tortugas y mamíferos marinos, como ballenas, lobos marinos, delfines, que habitan, migran, se reproducen y alimentan en el golfo San Matías. Es la principal zona de reproducción de la ballena franca austral en el Atlántico sudoccidental y del Pingüino de Magallanes, además de punto estratégico para más de 150 especies de aves migratorias. Por esto mismo, es la gran afluencia de turismo de todo el mundo.

“Queremos expresar enérgicamente que esta Audiencia carece de validez, que es nula y que vamos a iniciar las acciones administrativas y judiciales pertinentes. Violaron nuestros derechos, el más elemental: el derecho a la participación. Llenaron el gimnasio donde se realizó la audiencia fraudulenta en Sierra Grande para impedir la intervención de voces críticas. Además, al vernos llegar movilizados decidieron apelar a la violencia con grupos organizados por el intendente Enzo Tamburrini y dirigidos por su jefe de gobierno, José María Clemant, quién daba las órdenes para las agresiones”, comienza el comunicado compartido por las asambleas del Currú Leufú.

Afirman los asambleístas que Tamburrini, intendente de Sierra Grande, pidió llevar la Audiencia Pública a su localidad y desde entonces entendieron que el gobierno había resuelto imponer este proyecto a costa de degradar aún más los mecanismos democráticos.

Expresan en su comunicado “No logramos participar de la audiencia. De todos los oradores inscriptos de asambleas y organizaciones, sólo seis pudieron acreditarse. Al resto le negaron la entrada con razones arbitrarias. Desde temprano llenaron el gimnasio con gente que llevó el gobierno y la intendencia. Dijeron que iban a garantizar el ingreso de nuestros oradores pero no cumplieron. Las fuerzas policiales retrasaban el ingreso de integrantes de las asambleas controlando sus pertenencias, no dejaban entrar carteles ni banderas contra el proyecto. Mientras para las patotas y personas afines la entrada era libre y adentro abundaban los carteles y banderas de YPF.”

Agregan “Una de las oradoras de las asambleas que logró acreditarse reclamó a la funcionaria de Ambiente de la provincia, Dina Migani, sobre la prohibición del ingreso de muchos integrantes de las asambleas y denunció que afuera estábamos recibiendo golpes. La respuesta fue sacarla violentamente con la policía luego de amenazarla. Además, la funcionaria dijo no poder garantizar la seguridad que había comprometido para quienes estaban manifestándose contra la instalación del oleoducto.”

La secretaria de ambiente Migani, también empresaria petrolera ya que su empresa familiar (Quimpe srl) es proveedora de servicios e insumos para dichas actividades (infringiendo la ley de ética del funcionario público) presenció cómo negaban el ingreso a las personas ya acreditadas como oradoras. También presenció uno de los momentos en los que las patotas atacaron a asambleístas. “Fue testigo de todo y, sin embargo, decidió darle continuidad a la audiencia”, expresan en el comunicado.

Dina Migani, Secretaria de Ambiente de RN

Las asambleas habían invitado a participar a especialistas en cambio climático, energía, ecología, biólogos/as marinas, oceanógrafos que no pudieron participar, los dejaron bajo la lluvia, sin acceso a baños y cuando vieron que iban a permanecer hicieron que las patotas de la intendencia y la UOCRA los atacaran con golpes y empujones.

Previamente a la audiencia las asambleas realizaron una serie de gestiones para garantizar las condiciones de seguridad y participación ya que se avizoraba un clima de hostilidad y confrontación arengado por los mismos funcionarios. Al respecto, Organismos de Derechos Humanos se pusieron en contacto con la Secretaría de Derechos Humanos de Nación. También el Obispado de la Diócesis de Viedma y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos habló con la gobernación y los jefes del operativo para advertir y evitar estas hostilidades. Todos asumieron el compromiso de garantizar nuestra integridad física y nadie cumplió. 

“Entendemos que están imponiendo el proyecto apelando a la violación de leyes, rompiendo con los estándares básicos de derechos humanos. Están imponiendo el proyecto con violencia y represión. YPF, la Secretaría de Ambiente de la empresaria Dina Migani y el intendente de Unión por la Patría Renzo Tamburrini arengan articuladamente discursos de odio contra el movimiento ambiental cuyos resultados están a la vista. Ante todo esto, las Asambleas de Río Negro, Chubut y organizaciones de Neuquén demandamos que esta Audiencia no es un acto administrativo válido. Lo que organizaron no fue una Audiencia Pública bajo normas vigentes, fue un acto sectorial violento, viciado y carente de voces críticas” afirman.  

El comunicado sentencia sobre el final, “Esta instancia nos da más claridad porque vuelve a poner de manifiesto que están impidiendo la expresión de quienes están en oposición. Si ellos están convencidos de su apoyo al proyecto, ¿por qué no nos dejan participar?, ¿a qué le tienen miedo? Tal vez lo que pretenden evitar es que aportemos análisis reales con los que peligre la legitimidad que están consiguiendo con mecanismos antidemocráticos, represivos, que incurren en la violación de derechos humanos, acuerdos y tratados internacionales”.

YPF promete crear 2500 puestos de trabajo con el proyecto pero no aclara que no serán permanentes. 2400 empleos serán momentáneos durante la ejecución de la obra y solo cien permanentes en la parte operativa de la terminal, esencialmente técnicos y de monitoreo a distancia. Referentes del sector empresarial y técnico reconocen que el horizonte exportador es de 10 años.

Multiplicar la extracción de crudo en Vaca Muerta a través del fracking, por un lado acorta el tiempo de producción, es decir menos años de trabajo; duplica el uso y la contaminación del agua y del aire, movimientos sísmicos en zonas aledañas e incremento de minería de arenas silíceas que ya se instalan en nuestra provincia. Todas estas acciones tienen graves consecuencias para la salud de la población, como ya está probado en juicios contra empresas petroleras. Como así también genera mayor desigualdad en los ingresos, como ya lo estamos sufriendo en ciudades donde el costo de vida se vuelve inaccesible para el 60% de los trabajadorxs.

En definitiva, un proyecto que no multiplica los puestos laborales permanentes, que tiene una duración acotada en el tiempo, pone en peligro la biodiversidad y la continuidad de economías regionales debe ser discutida en todas sus aristas por todos los actores involucrados. Para que se pueda poner en la balanza lo que se gana y se pierde, tanto en el presente como para los que vienen, porque justamente la defensa del medioambiente se encuentra directamente relacionada con la defensa de los derechos de las futuras generaciones.

Foto portada: CarolinaBlumenkranc

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  • Se viene un fuerte tarifazo después de las elecciones, el gobierno dolariza la energía

     

    El Gobierno se prepara para darle un nuevo golpe a los bolsillos luego de las elecciones. Esta vez vendrá de la mano de la «transformación» del mercado eléctrico argentino. El primer paso es dolarizar el pago a las generadoras, desplazando el peso del ajuste hacia comercios, industrias y usuarios no residenciales. En los papeles, promete «estabilidad» para los hogares; en la práctica, dispara los costos y deja todo atado a la cotización del dólar. 

    La reforma del mercado eléctrico que resolvió el Gobierno divide el sistema en dos grandes segmentos: el mercado estacionalizado y el desestacionalizado. En el primero quedan los usuarios residenciales y no residenciales. Estos últimos son comercios, pymes, clubes y cooperativas, que seguirán comprando la energía a través de Cammesa con tarifas reguladas por el Estado. 

    En el segundo, el mercado desestacionalizado, entran los grandes usuarios. empresas con alta demanda, que podrán contratar directamente con las generadoras a precios libres, en dólares, sin pasar por la intermediación estatal. 

    El gobierno prepara un feroz ajuste para después de las elecciones y pone en riesgo el acuerdo con los gobernadores

     El corazón de la reforma es la dolarización de la generación eléctrica, que deja atrás el esquema de precios a costo medio, donde el Estado pagaba a todas las centrales un valor promedio de producción. 

    En este nuevo régimen, el precio lo fija la última central que entra al despacho para cubrir la demanda, generalmente la más cara. En términos simples: si una termoeléctrica que quema gasoil es la que completa la oferta, toda la energía del sistema se paga a ese precio, aunque haya otras que produzcan más barato.  

    Aunque el Estado siga fijando valores de referencia, cada devaluación o ajuste fiscal se trasladará a la tarifa con mayor rapidez.

    En el mercado desestacionalizado, los precios quedarán directamente atados al tipo de cambio, y en el estacionalizado, aunque el Estado siga fijando valores de referencia, cada devaluación o ajuste fiscal se trasladará a la tarifa con mayor rapidez. 

    Daniel González, coordinador del área de energía, durante su exposición ante la Comisión de Presupuesto de Diputados reconoció que bajo al lógica de la «recomposición de balances»,  el nuevo modelo establece que los grandes usuarios enfrentarán un aumento promedio del 15% anual, con picos de hasta 35% en invierno.  

    Para el sistema, eso significa un salto de ingresos de hasta 785 millones de dólares por año, según un informe interno de la Secretaría de Energía que lleva la firma del  director Nacional de Regulación del Mercado Eléctrico Mayorista Marcelo Positino, al que accedió LPO en exclusiva. 

    Este documento en el anexo final reconoce que el nuevo esquema favorece la estabilidad del segmento residencial, pero a costa de «mayor volatilidad y necesidad de cobertura contractual» para los sectores no residenciales e industriales.
    En otras palabras, el sistema se vuelve más frágil, más dolarizado y más expuesto a shocks externos.

      «La supuesta protección a los residenciales es un mito. La dolarización generalizada convierte cada devaluación en un nuevo tarifazo», aseguró a LPO un ex funcionario del área.

    Estudios académicos estimaron que entre diciembre de 2023 y octubre de 2025 las facturas promedio de gas natural aumentaron 799% para hogares y 992% para comercios y pymes, mientras la energía eléctrica trepó 524% y 570% respectivamente. Además unos 2 millones de hogares perdieron el subsidio a la electricidad y 705 mil el del gas.

    El descalce entre la estructura dolarizada de los contratos y la economía real pesificada genera un círculo vicioso: el Estado acumula deuda con el sector y el Tesoro no puede cubrirla sin emitir o endeudarse.

    Los especialistas advierten que la dolarización de la generación eléctrica en un país con un riesgo cambiario crónico como la Argentina es un riesgo alto. 

    El descalce entre la estructura dolarizada de los contratos y la economía real pesificada genera un círculo vicioso: el Estado acumula deuda con el sector y el Tesoro no puede cubrirla sin emitir o endeudarse.

    Por eso, si la brecha se amplía y las tarifas no acompañan, la situación se vuelve jurídicamente explosiva. Las empresas internacionales recurren a tribunales como el CIADI alegando violación de contratos, mientras el Estado intenta evitar que los argentinos paguen facturas dolarizadas a precios imposibles. 

    Por eso, la dolarización no solo pone en riesgo la estabilidad macro, sino que reabre la puerta a una nueva ola de litigios internacionales: un déjà vu de los años posteriores al 2001, donde la crisis cambiaria terminó judicializandose en Estados Unidos.

     

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  • Fuerte repercusión internacional al triunfo de Milei: «Gana el mandato para la revolución del libre mercado»

     

    La contundente victoria de Javier Milei en las elecciones legislativas se volvió en uno de los temas centrales de los medios de Estados Unidos y la región.

    La crisis política del gobierno y el salvaje del Tesoro de Estados Unidos para evitar un estallido del modelo económico tuvo a la Argentina entre los temas principales durante las últimas semanas, especialmente por el debate alrededor de las razones del respaldo de Donald Trump en medio el cierre del gobierno y las protestas de los sectores económicos que no consideran importante una intervención de este calibre en Argentina. 

    La narrativa de la prensa global era el efecto que este apoyo podía generar en la elección luego de una derrota categórica en la provincia de Buenos Aires el pasado 7 de septiembre.

    Amplio triunfo de Milei: ganó con el 40% y se asegura el tercio para blindar los vetos 

    Pero la victoria sorprendente cambió el tono y Milei se volvió tapa de todos los medios. El Wall Street Journal publicó: «Milei gana el mandato para la revolución del libre mercado en las elecciones argentinas. El resultado refuerza el impulso de los programas económicos autodenominados «anarcocapitalistas».

    Por otra parte, el Washington Post tituló: «El argentino Milei se encamina a ganar un Congreso más favorable tras el rescate estadounidense». 

    Milei gana el mandato para la revolución del libre mercado en las elecciones argentinas. El resultado refuerza el impulso de los programas económicos autodenominados «anarcocapitalistas

    «La votación en las elecciones intermedias del domingo se produjo mientras Estados Unidos ultimaba un paquete de rescate de hasta 40.000 millones de dólares para Argentina, en un esfuerzo por impulsar al presidente Javier Milei», continuó en la bajada.

    En otro orden, el prestigioso medio brasileño Globo también ubicó el triunfo libertario entre los temas principales. «El partido de Milei obtiene mas de 40% de los votos y vence en las elecciones legislativas en Argentina. El Presidente argentino tendrá 127 bancas en la Cámara de Diputados y 24 en el Senador, aumentando su base en el Congreso», escribió.

    Bessent dijo que los contribuyentes de EEUU «no van a perder un centavo» con el rescate a Milei

    En esa misma línea, Folha de San Pablo eligió como título: «Sorprendente victoria legislativa  en bastión peronista» y cita a Milei con la frase «llegó la hora de la reconstrucción de la Argentina».

    Por último, La Tercera de Chile habla de «La Libertad Avanza de Milei se impone en casi todo el país. El oficialismo alcanzó la mayoría de los votos en 16 provincias del país, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la provincia homónima».

     

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  • Heridas de un cuento inventado

     

    Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con el trauma del Holocausto en la escena internacional, el significante judío fue rápidamente cooptado por el proyecto sionista que, a principios del siglo XX, era una corriente minoritaria. Desde los años cincuenta, quienes no comulgaban con la idea de reconocer a Israel como la nueva patria, fueron marginados a la categoría de asimilados. Esta etiqueta que los sionistas y religiosos pusieron a los laicos y ateos de origen judío les niega cualquier tipo de identidad diferente a las oficiales, es decir, las suyas. Ese discurso se volvió hegemónico y los mismos etiquetados compraron esta idea de ya no ser tan judíos. Por eso se entiende que varios argentinos descendientes de la inmigración judía argumenten una gran distancia con la cultura de sus ancestros.

    A quienes somos judíos nos duele afrontar que la mayoría de la sociedad israelí está avalando un genocidio. Y mientras esta tragedia se potencia, escuchamos o leemos a defensores del sionismo, de izquierda a derecha, minimizar o negar las manifestaciones en contra de Israel. 

    A pesar de no cumplir con rituales y tradiciones, cuando una atrocidad como la actual me interpela, necesito contar que tengo raíces que me habilitan a opinar sin que otros me tilden de antisemita. 

    Esta semana se cumplen dos años del ataque terrorista de Hamas que abrió las puertas del infierno en Medio Oriente. Ese día, en el sur de Israel fueron asesinadas 1200 personas y 251 fueron tomadas como rehenes, según autoridades israelíes. El gobierno de Benjamín Netanyahu lanzó una ofensiva en la Franja de Gaza que hasta hoy se cobró la vida de 66 mil personas, incluyendo a 20 mil niños, más de 160 mil heridos y al menos 15 mil desaparecidos bajo los escombros, según el ministerio de Salud de Gaza. 

    El Estado de Israel está perpetrando un plan de limpieza étnica y medidas deliberadas para generar hambruna y falta de atención hospitalaria entre la población palestina: lo dicen los relatores de las Naciones Unidas, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la Asociación Internacional de Expertos en Genocidio y Médicos sin fronteras, entre otros. 

    Al momento de escribir este texto, el gobierno israelí interceptó la flotilla Global Sumud, detuvo a decenas de sus casi 500 activistas de 46 países e impidió la llegada de alimentos y medicinas a la Franja de Gaza. En esos barcos que cruzaron el Mediterráneo, también viajaban voluntarios de origen judío. 

    Al mismo tiempo, cientos de miles de palestinos intentan desesperadamente huir de Gaza. Y aunque en el sur de la Franja no les esperan mejores condiciones, el instinto de supervivencia los obliga a dejar todo y desplazarse una vez más. 

    Si hace un año algunas voces judías autorizadas hablaban del derecho de Israel a defenderse y de un estado de guerra, hoy son cada vez más quienes hablan de genocidio. Organizaciones de derechos humanos como B’Tselem, periodistas como Gideon Levy, artistas como Ilan Volkov, expertos como Omer Bartov o Raz Segal, refieren con dolor a “nuestro genocidio”. La directora de la junta ejecutiva de B’Tselem, Orly Noy, escribió el 18 de septiembre en una nota publicada por +972Magazine:

     “Israel está desatando un holocausto en Gaza, pero eso no se puede solo entender como la voluntad exclusiva de los actuales líderes fascistas del país. Este horror va más allá de Netanyahu, Ben Gvir y Smotrich. Lo que estamos presenciando es la etapa final de la nazificación de la sociedad israelí. La tarea urgente ahora es poner fin a este holocausto. Pero detenerlo es solo el primer paso. Si la sociedad israelí quiere volver al redil de la humanidad, debe someterse a un profundo proceso de desnazificación”.

    Netanyahu utiliza la situación de guerra como una estrategia política para evitar los juicios en su contra. Y los rehenes son un buen pretexto para perpetuar la ocupación territorial, tanto en Gaza como en Cisjordania. 

    El gobierno de Israel argumenta actuar en nombre del pueblo judío, su larga historia de persecución y exterminio. Pero las acciones criminales no hacen más que vulnerar la memoria de las víctimas de los pogroms en Rusia y del Holocausto. Y no sólo eso: a mediano y largo plazo favorecen el resurgimiento de movimientos de resistencia aún más extremos. Si desde 1948 con la Nakba el pueblo palestino no renunció a su lucha, ¿quién podría imaginar que esto ocurrirá ahora? La espiral expansiva de la retaliación eterna no tendrá límites si no encontramos un camino de paz. 

    Sin embargo, existe una esperanza de cambio en la sociedad israelí, y anida en reducidos círculos: los valientes jóvenes que prefieren la cárcel a integrar el ejército o quienes levantan sus pancartas con fotos, nombres y edades de niños palestinos asesinados, mientras sus compatriotas los insultan. 

    ***

    Casi en paralelo al ataque de Hamas de 2023, Javier Milei ganaba las elecciones presidenciales en Argentina. Dos hechos que aparentemente no tienen vinculación, se volvieron tema de discusiones caóticas en las sobremesas de familias y amigos. Es que las personas judías o de origen judío que creemos en los derechos humanos, no podemos identificarnos con el Estado de Israel en manos del sionismo religioso y los supremacistas de Netanyahu, ni con el gobierno de ultraderecha que nos conduce en estas latitudes. 

    El 11 de junio de 2025 sentí la derrota: Milei fue recibido con honores en la Knéset, el Parlamento israelí. El patético adulador de las derechas más rancias dio un discurso de los suyos, forzando citas de textos religiosos y finalizando con su grito viva la libertad, carajo. Este lunes, en un vergonzante show en el Movistar Arena, cantó desaforado la canción popular Hava Nagila y arengó a su público: Vamos que esto le molesta a la izquierda.      

    Mientras aquí nos duele ver a jubilados y discapacitados apaleados que reclaman por sus derechos y cómo se destruye el capital científico y universitario, allí nos duele ver el genocidio en Gaza. Como una pesadilla interminable, ambas realidades se conectan. Por eso, ver a los parlamentarios israelíes ovacionar de pie y con emoción el discurso de Milei, me hizo sentir avergonzada como judía, pero también como argentina. 

    Además de Estados Unidos, este es uno de los pocos países que apoya incondicionalmente la barbarie israelí. 

    En este sentido me urge la necesidad de explicarle al mundo que no sólo los judíos, sino también los argentinos, somos muy diferentes y existe una gran parte de la sociedad que está en las antípodas de Milei. 

    ¿Cómo no entender a los israelíes que denuncian el horror frente a sus ojos y que sólo reciben palos policiales, cárcel y la marginación de vastos sectores que se resisten a reconocer lo que está sucediendo? 

    En estos días me pregunté: ¿cómo se sentiría una mujer alemana antifascista en 1941? ¿quién la escucharía sin condenarla por traidora a su patria? Ojalá se multiplicaran los traidores en Israel. La solución diplomática es la única alternativa y el gobierno israelí no hace más que boicotearla, como muestran los sucesos de marzo pasado, cuando rompió la tregua pactada, y el reciente bombardeo en las oficinas de Qatar que trabó las negociaciones. 

    ***

    Nací y viví en Villa Lynch, una ciudad que supo ser un famoso barrio textil del partido de San Martín, en el conurbano bonaerense. Los domingos de calma se podían escuchar las campanadas de la Iglesia del Líbano, los pájaros trinar y vendedores ambulantes de todo rubro. Pero en la semana bullían los telares mezclados con acento ídish, árabe, italiano o español. 

    Construí mi identidad tanto en la escuela pública estatal como en el Club I.L. Peretz de Villa Lynch (1940-1996), una institución judía laica ligada a la cultura comunista y con perfil de club de barrio. A veces pienso que sólo quienes tuvimos la fortuna de transitarlo podemos entender lo que Isaac Deutscher explicaba acerca de ser y no ser judío; porque el club era judío, pero también del barrio. Lo más importante que aprendimos allí fue que éramos argentinos, iguales a otros conciudadanos. Los vecinos no judíos se integraban, sobre todo, a las actividades deportivas donde se destacaba la natación en la pileta olímpica más famosa de la zona. 

    Si tengo que resumir en una frase la atmósfera que me rodeó en esos años, me quedo con los versos del escritor judeo polaco Isaac Leib Peretz (1852-1915) que tanto nos identificaba y, por eso, una tarde de sábado pintamos en un mural a la entrada del club: Blancos, amarillos, negros, todos, todos, son hermanos, razas colores y pueblos no es más que un cuento inventado. Y así, desde niña, mientras nunca entendí muy bien por qué yo era judía si nada tenía que ver con Israel, sus rituales religiosos ni sus sinagogas, sí sabía que lo era porque iba al Peretz y creía en los valores de aquella frase. 

    Desde que tengo memoria, la gente del Peretz y otras instituciones autodenominadas judeo-progresistas vinculadas al Idisher Cultur Farband (ICUF) nos movilizamos para conmemorar el Levantamiento del Ghetto de Varsovia del 19 de abril de 1943.  Homenajear a los héroes y mártires que se organizaron para pelear contra los nazis, cantar el Himno de los Partisanos junto con el Himno nacional argentino y condenar el genocidio de 6 millones de judíos no sólo fue recordar para que nunca más la humanidad sufra un horror semejante, sino afirmarnos como argentinos comprometidos con los derechos humanos. 

    Con el tiempo, las nuevas generaciones fuimos comprendiendo que un genocidio es igual a otros genocidios. Entendimos la larga noche de 1976 en nuestro país y que fueron 12 millones de personas las víctimas del nazismo; homosexuales, gitanos, discapacitados y opositores políticos, entre otros. 

    Conmemorar el Levantamiento en Varsovia era también desafiar el mito de una supuesta pasividad por la cual los judíos se dejaron arrastrar como ganado a los campos de exterminio. Por el contrario, siempre se reconoció la valentía de los pueblos que se rebelan y luchan por las causas justas y la libertad. Aún hoy se recupera la gesta de la resistencia, de los partisanos y del pueblo soviético que, a costa de 27 millones de personas, terminó venciendo a los nazis en la batalla de Stalingrado. El 9 de mayo de 1945, Día de la Victoria, fue concebido como un símbolo de no darse por vencido ni aún vencido. 

    Así la tragedia del pueblo judío que embanderaba el lema de la Guerra Civil Española por nuestra y vuestra libertad se amalgamaba con aquel legado universal y humanista de Peretz que se volvía una suerte de conclusión: que no importaba la religión, el color de piel o la nacionalidad de las personas porque todos éramos iguales, aunque nos quisieran vender el cuento supremacista del pueblo elegido, o de que algunas vidas valen más o son mejores que otras. 

    Siempre me sentí profundamente ligada al idioma ídish que trajeron mis bisabuelos del Imperio Ruso a principios de siglo XX, a las colonias entrerrianas de los gauchos judíos donde nacieron mis abuelos y al entorno icufista. Pero el sionismo y la religión, con todas sus variantes, no me fueron tan ajenos. Mi viejo, por ejemplo, marchó en 1967 para integrarse al Ejército israelí después de la Guerra de los Seis Días y se quedó un par de años colaborando como voluntario. Él era sionista orgulloso y en algún momento, aunque yo no acordaba con sus ideas, comencé a respetar sus puntos de vista. A pesar de su enfermedad, él todavía recordaba frases en hebreo. Murió en pandemia. A la luz de esta tremenda realidad, no sé cómo hubiéramos podido sostener ese debate. ¿Y por qué necesitamos tanto manifestarnos, tomar posición? Porque tal como lo explicaba el antropólogo Fredrik Barth, las fronteras de la identidad no sólo se construyen declarando quiénes somos, sino quiénes no somos. Y aún más, teniendo en cuenta lo que otros dicen que nosotros somos. 

    Por eso hoy me siento en una gran contradicción. Por una parte, si ser judía implica justificar la matanza de un niño en Gaza, yo ya no quiero serlo. Y, por otra, ser judía me compromete a expresar con énfasis mi rechazo al terrorismo de Hamas, pero también mi condena absoluta a la masacre de población inocente en Palestina.  

    ***

    Recientemente, el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich calificó a Gaza como una mina de oro inmobiliaria y habló de negociaciones con empresas estadounidenses para construir la Riviera del Medio Oriente. Este proyecto, anunciado ya por Donald Trump en otras oportunidades, no parece tan descabellado cuando uno piensa en las modernas construcciones que se alzaron en las ciudades polacas sobre terrenos donde hubo Ghettos y fosas comunes. Las prácticas del nazismo se repiten: desplazamientos, expropiaciones, regeneración “humana” y bonitas playas sobre sangre palestina derramada. 

    La muerte de seres humanos no admite comparaciones étnicas ni mediciones en cifras. Hoy lo urgente es lograr un alto al fuego definitivo. Ya no puede morir un niño más, ni por bombas, ni por enfermedad, ni por hambre. Tampoco puede morir otra madre, otro médico, otro periodista, ni otro rehén israelí. Estamos hablando de recuperar el valor de la vida humana. Y así como cuando el caso de George Floyd, asfixiado por la rodilla de un policía el 25 de mayo de 2020, propagó la consigna Black Lives Matter, hoy debemos gritar: las vidas palestinas importan. Importan tanto como las israelíes. Ni las religiones ni los intereses geopolíticos justifican la muerte de nadie. 

    Cuando escribo estas líneas están terminando las Altas Fiestas, el nuevo año 5786, donde no hay nada que celebrar, nada dulce y bueno para desear si no tomamos conciencia de la magnitud del desastre humanitario que Israel está causando. Sabemos que perdón y genocidio son conceptos irreconciliables. “Ojo por ojo y el mundo quedará ciego” había profesado Mahatma Gandhi. Y la ceguera viene coronada con escenas confusas: discursos de odio anudados a propuestas de paz; amenazas de destrucción sostenidas por intereses económicos. Así no funcionará. Parafraseando a Jean-Paul Sartre, ningún judío será libre mientras los palestinos no gocen de la plenitud de sus derechos. Ni un solo judío estará seguro en Israel o el mundo, mientras un palestino tema por su vida.

    Fotos: Jaber Jehad Badwan

    La entrada Heridas de un cuento inventado se publicó primero en Revista Anfibia.

     

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