QUE GANEN LOS PEORES

ESCRIBE LORENA FAATH

Hace unos días leí por ahí esta frase y pensé en la cercana elección provincial, un escenario más de la farsa democrática, donde nos hacen creer que elegimos algo, pero al final, como siempre, no elegimos nada.

La carta más fuerte de uno de los bandos, la impugnación de candidatura del oponente más fuerte y la alianza espuria con una referente que venía hasta ahora invicta en camaleonismo.

Antes de que el hijo del patrón y Magdalena Odarda se hicieran amigos, me había afiliado a Río pensando en participar en un espacio libre de la polaridad S/W.

A los pocos meses, se produjeron los primeros guiños y acercamientos entre ambos dirigentes, hasta que se oficializó la fórmula Soria-Odarda. Al principio me enojé. Después pensé que para Río tal vez significara ganar mayor representatividad y hasta pensé en participar porque todavía empatizo con Magdalena. Y al final recordé que a los peones el patrón les cae mejor cuando los invita a comer el asado.

El viernes, la Corte Suprema de Justicia puso fin a la discusión sobre la re-reelección de W, poniendo bajo protección uno de los principios del sistema republicano: la periodicidad de los mandatos. Y como siempre, celebro la alternancia, ya que la historia nos ha demostrado más de una vez los efectos de la perpetuidad en el poder.

Primero se hablaba de Pesatti. Aunque se confirmó que será Palmieri quien complete la fórmula albertista. Hay una mezcolanza de ADN en todas las fórmulas, parece.

Ni buenos, ni malos, cada uno tiene su propósito en esta historia. Es la polaridad de turno y es cierto que la dicotomía de la política a nivel nacional, ya ha penetrado en las elecciones provinciales. Porque unos dicen que no votarán a W porque es adicto a Macri. Y otros, que votarán a Soria por lo contrario.

Ayer alguien me decía que W es M. Yo pensaba entonces si W es M y S es FPV y lo votan porque no quieren a M, estamos en la misma de siempre. Entramos en una maraña de silogismos y reglas de tres que no me cierran porque al final de lo que deberíamos estar hablando es de la posibilidad de elegir lo que creemos es lo mejor, pero siempre se trata de votar al mal menor.

Otra vez me hablaron de la grieta. Que la grieta no es K o M. La grieta es pueblo antipueblo, me dijeron con los dedos en V. Para mí la única grieta es la que abre la corrupción. Si el debate sigue estancado ahí, merecemos que gane el peor.

ESCRIBE LORENA FAATH

Imagen: Mauricio Alfonso Naya

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    DAVID URBANI: Otro libertario que “vive del Estado”

     

    Mientras La Libertad Avanza repite el discurso contra la “casta” y el empleo público, uno de sus referentes marplatenses registra antecedentes como empleado estatal en el Concejo Deliberante local.

    Por Roque Pérez para NLI

    David Urbani, presentado hoy como referente libertario en Mar del Plata y todo el partido de General Pueyrredón, construyó su perfil político con un libreto conocido: rechazo al Estado, demonización del empleo público y exaltación del “mérito individual”. Sin embargo, los archivos oficiales muestran una historia bastante menos disruptiva.

    Según consta en el Decreto N.º 268 del 11 de diciembre de 2003, Urbani fue designado Auxiliar Administrativo en el Bloque de Concejales de CREAR MÁS LIBERTAD dentro del Honorable Concejo Deliberante de General Pueyrredón. Es decir, un cargo rentado en el Estado municipal, sostenido con fondos públicos.

    El dato resulta incómodo para un espacio político que convirtió la crítica al “vivir del Estado” en una bandera identitaria. Más aún cuando se trata de un dirigente que hoy se muestra como parte de una supuesta renovación antipolítica, pero que inició su recorrido precisamente dentro de la estructura institucional que ahora denosta.

    El doble discurso libertario

    El caso de Urbani no es una excepción, sino un patrón que se repite en La Libertad Avanza: dirigentes que construyen discurso contra el sector público mientras registran antecedentes laborales en organismos estatales, legislaturas o bloques políticos. El problema no es haber trabajado en el Estado, sino ocultarlo o negarlo mientras se estigmatiza a otros trabajadores.

    En sus apariciones públicas y en redes sociales, Urbani suele apuntar contra el “gasto político”, los “ñoquis” y la supuesta ineficiencia estatal. Sin embargo, su designación como auxiliar administrativo demuestra que su vínculo con el Estado no fue solo retórico, sino también contractual y concreto.

    El contraste se vuelve todavía más marcado si se tiene en cuenta que ese tipo de cargos —auxiliares administrativos en bloques— forman parte del engranaje básico de la actividad legislativa, la misma que el libertarismo califica de parasitaria cuando se trata de otros espacios políticos.

    La casta siempre es el otro

    En Mar del Plata, La Libertad Avanza intenta consolidarse como fuerza “antisistema”, aunque muchos de sus cuadros locales, como Urbani, muestran trayectorias que desmienten ese relato. El paso por el Concejo Deliberante no es un pecado, pero sí deja en evidencia la hipocresía de un discurso que señala con el dedo mientras esconde su propio prontuario administrativo.

    La pregunta que queda abierta no es si Urbani trabajó o no en el Estado —los documentos lo confirman—, sino por qué ese pasado desaparece cuando se construye el personaje libertario. Tal vez porque, una vez más, la casta no es una categoría política real, sino un recurso discursivo que siempre se aplica a los demás.

     

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    La Piedra de Rosetta: el manual secreto que devolvió la voz al antiguo Egipto

     

    Cuando un soldado francés escarbó la tierra cerca del delta del Nilo a fines del siglo XVIII, no imaginó que estaba levantando una de las llaves maestras de la historia humana. Aquel bloque de granodiorita negra —agrietado, incompleto, cubierto de inscripciones— cambiaría para siempre la manera en que entendemos a las civilizaciones antiguas. Hoy la conocemos como la Piedra de Rosetta, un artefacto capaz de unir tres alfabetos, dos mundos lingüísticos y más de mil años de silencio.

    Por Alcides Blanco para NLI

    El hallazgo accidental que inició una revolución intelectual

    Durante la campaña napoleónica en Egipto, en 1799, un grupo de ingenieros trabajaba en la fortificación de Rashid (Rosetta). Mientras removían muros y sedimentos antiguos, apareció la piedra: 112 centímetros de un mensaje duplicado tres veces, como si los sacerdotes del Egipto ptolemaico hubieran previsto que algún día las futuras generaciones necesitarían un puente lingüístico.

    El hallazgo se reportó de inmediato. Los franceses intuyeron su importancia, pero el destino tenía otros planes: tras la rendición en Alejandría en 1801, el Reino Unido tomó posesión del objeto. Fue trasladado a Londres y, desde 1802, se convirtió en pieza central del British Museum, donde permanece hasta hoy.


    Un mismo mensaje, tres escrituras

    Lo que hacía extraordinaria a la piedra no era sólo su antigüedad, sino su triple inscripción:

    • Jeroglífico: la escritura sagrada de los templos, reservada para la elite y los rituales.
    • Demótico: el lenguaje administrativo y cotidiano de Egipto.
    • Griego: la lengua oficial de la administración ptolemaica.

    Los tres textos repetían el mismo decreto promulgado en 196 a. C. en honor al rey Ptolomeo V. No era un mensaje religioso ni una epopeya: era un documento político-administrativo. Pero funcionaba como una piedra de toque lingüística, un “Rosetta Stone” cuya importancia sería gigantesca: ofrecía un texto paralelo, algo así como un diccionario involuntario entre tres sistemas de escritura.


    El rompecabezas que tardó décadas en resolverse

    El griego, ya conocido por los eruditos europeos, sirvió como punto de partida. Pero los jeroglíficos —místicos, visuales, aparentemente simbólicos— permanecían indecifrables desde la Antigüedad tardía. Habían caído en silencio durante más de mil años.

    El proceso de decodificación fue un duelo académico que cruzó fronteras:

    Thomas Young, el inglés metódico

    • Notó que ciertos grupos de signos jeroglíficos correspondían a nombres reales (cartuchos).
    • Avanzó en entender que los jeroglíficos no eran sólo símbolos, sino que también podían representar sonidos.

    Jean-François Champollion, el francés apasionado

    • Dominaba múltiples lenguas antiguas, incluidos el copto —el descendiente directo del egipcio antiguo—.
    • En 1822 descifró formalmente el sistema jeroglífico, demostrando que era mixto: fonético, ideográfico y logográfico.
    • Su célebre frase “Je tiens l’affaire!” (“¡Lo tengo!”) marcó el inicio de la egiptología moderna.

    Lo que la Piedra de Rosetta liberó

    El valor simbólico de la piedra no está solo en su material o antigüedad. Su verdadera importancia radica en que permitió escuchar por primera vez, en milenios, la voz de los faraones. Gracias a ella:

    • Se pudieron leer inscripciones en templos como Karnak, Luxor y Abydos, cuyo significado era desconocido.
    • Se revelaron mitologías, rituales, nombres dinásticos, fechas, sistemas administrativos y detalles de la vida cotidiana del antiguo Egipto.
    • Nació formalmente la egiptología científica, consolidando a Egipto como uno de los campos más estudiados y fascinantes de la arqueología mundial.

    La piedra no enseñó solamente un idioma: reabrió un universo cultural completo.


    Una pieza clave del patrimonio cultural del mundo

    Actualmente, la Piedra de Rosetta es uno de los objetos más visitados del British Museum, pero también uno de los más controvertidos. Durante años, el gobierno de Egipto ha solicitado su devolución, argumentando que se trata de un patrimonio arrebatado en el contexto de una ocupación militar.

    Estos debates, cada vez más intensos, reavivan un tema fundamental: ¿a quién pertenece la historia?
    ¿A la humanidad entera? ¿A las naciones que la custodian? ¿O a los pueblos que heredaron directamente esos legados?

    Más allá de la controversia, la piedra sigue cumpliendo una función esencial: nos recuerda que las civilizaciones conversan entre sí incluso a través de los siglos, y que las lenguas —aun las que parecen imposibles de reconstruir— pueden revivir cuando la curiosidad humana encuentra las herramientas adecuadas.


    Un artefacto que trasciende su propio tiempo

    A más de dos siglos de su descubrimiento, la Piedra de Rosetta continúa simbolizando algo mucho mayor que una inscripción trilingüe. Representa:

    • la tenacidad del conocimiento,
    • la interconexión de los pueblos,
    • la capacidad humana de comprender el pasado,
    • y el poder de un simple fragmento de roca para transformar por completo una disciplina científica.

    En un mundo donde la información fluye sin pausa, este bloque de piedra nos recuerda que hubo épocas en las que abrir una ventana al pasado tomaba décadas… o milenios. Y que, a veces, la llave aparece donde menos se espera.

     

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