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Libro: “Las lealtades” de la escritora francesa Delphine de Vigan

Delphine de Vigan es la autora de la novela Las gratitudes, libro que comentamos a principio de año en este espacio. Aquella lectura nos permitió conocer el estilo particular de esta escritora francesa y nos catapultó a la búsqueda de sus publicaciones.

En esta oportunidad abrimos la invitación de lectura a través de otra de sus obras: Las lealtades.

Un ejercicio de pre-lectura antes de pasar la primera página de este libro puede llevarnos a pensar en las connotaciones que genera la palabra lealtad. Tres posibilidades muy precisas pueden asociar eventos vinculados a la felicidad, el honor y la gratitud. Estos ejes de análisis son apropiados para esta lectura y cobran sentido con el devenir de las páginas.

La escritora propone su propia definición, para el concepto de lealtad, en las primeras páginas:

“Las lealtades son los lazos invisibles que nos vinculan a los demás –lo mismo a los muertos que a los vivos-, son promesas que hemos murmurado y cuya repercusión ignoramos, fidelidades silenciosas, son contratos pactados las más de las veces con nosotros mismos, consignas aceptadas sin haberlas oído, deudas que albergamos en los entresijos de nuestras memorias”.

Delphine de Vigan es aclamada por la crítica. En relación a este libro podemos leer los siguiente: “Un vino excelente, seco y áspero. O mejor incluso, un limón fresco y ácido” Anne Brigaudeau.

La autora articula esta ficción con una estrategia interesante: la polifonía. Cuatro voces, distintas en la observación de los sucesos, confluyen y configuran el relato que toma como escena principal a dos amigos adolescentes que buscan en el consumo de alcohol la posibilidad de dinamitar los efectos secundarios producidos en el mundo adulto que los rodea.

Théo y Mathis, dos compañeros de secundaria, se escabullen diariamente en busca de su escondite escolar para realizar sus primeras experiencias etílicas. La combinación de estómagos vacíos y bebidas de alta graduación alcohólica los lleva a experimentar nuevos estímulos al principio, pero cuando el volumen del consumo aumenta esas sensaciones traen aparejadas consecuencias drásticas.

“Le gustaría haber conservado, en un lejano rincón de su cerebro cuya puerta pudiera abrir ahora, una vaga sensación de ebriedad. Busca en sí mismo el rastro de la embriaguez. Le gustaría recobrar la impronta del alcohol en sus movimientos, una lentitud, un embotamiento, siquiera ínfimo, pero no queda ya nada. Ha perdido el caparazón. El aire del invierno lo ha quemado todo. Vuelve a ser ese niño que detesta, que pulsa el botón del ascensor muerto de miedo. El miedo emerge de un sueño aletargado cuyo sabor ambarino ha desaparecido, se difunde por todo su cuerpo y acelera su ritmo cardíaco.” (pág. 72)

La voz narradora más fuerte es la de Hélène, profesora y tutora de los adolescentes de esta historia. Esta docente vislumbra en Théo rasgos y marcas de los caminos de la autodestrucción, observa en la conducta manifiesta de este estudiante acciones similares que marcaron su niñez y adolescencia. El desconcierto emocional evoluciona hasta el punto de confundir los límites de su rol como tutora escolar.

La otra voz adulta es la de Cècile, mamá de Mathis. Este personaje lucha a diario contra el rol social que le asignaron cuando se unió en matrimonio. La etiqueta de ama de casa y mamá consagrada a la santa familia la corroe y la marchita. Todo explota cuando, por accidente, descubre un oscuro secreto de su marido.

“Todo aquel que vive o ha vivido en pareja sabe que el Otro es un enigma. Yo también lo sé. Sí, sí, sí, una parte del Otro se nos escapa, sin lugar a dudas, porque el Otro es un ser misterioso que alberga sus propios secretos, es un alma tenebrosa y frágil, el Otro oculta para sí su parte de infancia, sus heridas secretas, intenta reprimir sus turbias emociones y sus  oscuros sentimientos, el Otro debe como cada cual aprender a llegar a él, y consagrarse a no sé qué optimización de su persona, el Otro-ese-desconocido cultiva en su pequeño huerto secreto, pues claro, hace tiempo que lo sé, que no nací ayer.” (pág. 116)

Como cierre a esta invitación comparto comentarios muy acertados que figuran en la contratapa del libro:

“Explora con una escritura punzante los entresijos de un mundo contemporáneo marcado por una gran brutalidad, real o simbólica.” (Nelly Kaprièlian, Les Inrockuptibles)

“Una novela estremecedora. Impresiona su talento para explorar las psiques adolescentes.” (Corinne Renou-Nativel, La Croix).

“Describe con rara agudeza las relaciones que se tejen y anudan entre los seres humanos.” (Mohammed Aissaou, Le Fígaro)

“No juzga. Evita toda forma de compasión y no emite ningún juicio moral. Testimonia y eso es lo escencial.” (Jérône Garcin, Le Nouvel Observateur)

Autora: Delphine de Vigan
Título: Las lealtades
Editorial: Anagrama
Año: 2019
Páginas: 208

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