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LA BESTIA DEL SALADO

Adoro salir a caminar todas las tardecitas, justo cuando baja el sol; y la brisa, por lo general, me acompaña suavemente.

Como a un familiar que nadie quiere ver, el Salado es un canal que forma parte de la comunidad de Villa Regina. En realidad, hacemos que no lo vemos, pero como atraviesa la mitad de la ciudad, es imposible obviarlo.

La verdad es que no sé muy bien donde comienza y donde termina el Salado, para mí: es un misterio que prefiero no resolverlo. Lo cierto es que hace unos días, caminaba al costado del mencionado canal, escuchando música, cuando de repente veo que algo se mueve por su  superficie, por un momento pensé que era un pato… Pero como estaba algo alejado, decidí acercarme. Era mi habitual paseo de la tardecita, el sol ya casi se ponía, lo cual tampoco facilitaba la observación…

No he visto muchos animales por este canal, esto me generó una inquietud para averiguar lo que se movía entre sus aguas. Justamente, el movimiento era serpenteante, su cuerpo en parte sumergido, en parte afuera: hizo que me acercara un poco más…

Una víbora, pensé por deducción. No creo que haya nutrias, descartando otra teoría, reflexioné. La cuestión es que ya estaba casi en la orilla, cuando detengo la mirada en el animal. Para mi sorpresa medía casi cuarenta y cinco centímetros de largo por unos quince de ancho. Nunca había visto algo así. La forma lo indicaba, la bestia era un fecaloma humano.

Foto Portada: Esteban Vazquez

                                                          Edición Portada: Germán Busin

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