REGINA ES RALLY PURO
Y mirá si no será rally, que allá en los ’60 las carreras de cafeteras en el famoso chiripá eran un espectáculo de jerarquía nacional. “Eran Ford-T hechos, eran catangos hechos, abiertos. Corría el viejo Ledda, Leonardo Nardini, Riffo. A fondo fondo andaban a 140”, recuerda el Flaco Felicevich mientras cepilla con nafta una tapa de cilindro.
“El primer rally de la manzana se largó frente a lo de Nardini en el ‘66”. Para confirmar el recuerdo mira para arriba, achina los ojos y dispara, “lo organizó el automóvil club reginense con Nardini a la cabeza. La corrió el viejo Santangello (padre de Horacio) en un chevrolet 400 con el ruso Paquet de copiloto. Una vez le ganó la entrada a Bariloche a Pedro Sancha de Buenos Aires, era buenísimo. Venían muchos equipos de afuera”, cuenta el Flaco que vivió esa entrada en la cordillera.
Le pregunté porque se elige el rally por sobre otros estilos en Villa Regina, que es lo que tiene como disciplina que no tienen las demás, dejando la cuestión geográfica de lado y me contestó cortito y al pie “porque tenés que improvisar constantemente. Pasan 6 autos adelante tuyo y ya te cambió el piso, tenés que improvisar en el momento. En cambio en pista diste 3 vueltas y ya la conocés de memoria. Pierde emoción, es más monótono, aunque claro que tiene otras complicaciones”.
Y metiendo la cabeza en el capot de una chata ubicada en el fondo de su taller, escondida atrás de un par de autos más, levanta su voz campechana y tira, como si supiese que necesitamos un cierre de nota “LA HISTORIA DE REGINA ES RALLY PURO”.