DEL TOPO A LA BOA CONSTRICTORA

Lo propio de la máquina capitalista es hacer la deuda infinita

Gilles Deleuze

Según Foucault pasamos de una sociedad disciplinaria a una de control. La caducidad de la primera, marca la vigencia de la otra. Deleuze metaforiza icónicamente este pasaje en dos figuras: el topo y la serpiente.

El topo vive bajo tierra encerrado, sometido a la disciplina de la confección de pozos. El topo esquematiza el nacimiento post-industrial de las personas situadas en el encierro de las fábricas, la escuela, los manicomios y las cárceles. El topo pasa de un encierro a otro: de la casa a la escuela, después a la fábrica, luego al hospital y, en el peor de los casos: a la cárcel. Las disciplinas y el topo sufrieron una crisis generalizada de su propio encierro.

Y entonces, desde lo social se plantearon reformas en la flia., las fábricas, las escuelas y los hospitales… De la frente del topo nació una boa constrictora, formidable partenogénesis. Una boa empresaria que impone sus modulaciones. La empresa reemplaza a la fábrica y a la escuela, y lo hace gracias a las cifras de una contraseña. La boa no para de ondular, controla y dirige los mercados, la banca y los administradores.

La boa posee un marketing que la sostiene pero que se vence como su piel, reflejando una meritocracia del utilitarismo que rechaza a la cifra inadecuada o diferente. La boa está en deuda consigo misma, generando deuda tras deuda, porque es tal la volatilidad de todo el ambiente abierto y financiero que, se endeuda para pagar otra deuda…

Si antes, el topo-humano (sociedad disciplinaria) estaba encerrado en la casa, la escuela, la fábrica o el hospital; hoy, la boa-persona (sociedad de control) está asfixiada por la deuda que ella misma se produjo como empresaria. O sea, pasamos del encierro en nuestra manera de vivir o estar, al endeudamiento progresivo de un sistema monetario y constrictor que perjudica a los que menos tienen, y dependiendo de la escala con que se la mida o nomine, a los llamados países emergentes (desde lo internacional) y a los trabajadores de clase media-baja (desde lo nacional).

Me pregunto: ¿qué sigue después de todo esto?

Pintura: Max Ersnt, 1929.

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