El Consejo Local de Ecología, Ambiente y Desarrollo Sustentable del Concejo Deliberante de Villa Regina convoca a interesados a ser parte de la Guardia Ambiental creada por ordenanza N° 039/13.
La convocatoria está orientada a mayores de 18 años con residencia en Villa Regina no inferior a los 2 años quienes serán parte del cuerpo permanente. Los menores de 18 años que cursen el nivel medio podrán participar del cuerpo de voluntariado.
La Guardia Ambiental instrumenta acciones para la protección de distintas áreas de la ciudad de los efectos degradantes del ambiente y del avance de la actividad humana que compromete el territorio en perjuicio de la comunidad.
La inscripción está abierta hasta el 31 de mayo. Los interesados pueden anotarse en forma presencial en el Concejo Deliberante de lunes a viernes de 9 a 12 horas o también en forma virtual, completando el formulario en el siguiente link: guardia ambiental
Quienes sean parte recibirán una capacitación dictada por profesionales de alta calificación en la temática.
El secretario adjunto del Sindicato de Camioneros, Pablo Moyano, se presentará hoy a las 11 en el Juzgado de Lomas de Zamora para declarar en el marco de la causa que investiga el accionar de agentes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante el gobierno del ex presidente Mauricio Macri. Así lo confirmó a…
El nombramiento de Guido Giana como viceministro de Salud no es una simple rotación en el gabinete libertario: es la consolidación del poder de Santiago Caputo dentro del Estado. Desde los sobreprecios del PAMI hasta los movimientos en el sector nuclear, Giana es parte del entramado que convierte el discurso del “achique del gasto” en un negocio multimillonario para los amigos del operador estrella de Milei.
Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable
Un ascenso que huele a continuidad
El Decreto 783/2025 oficializó la salida de Cecilia Loccisano y la llegada de Guido Giana como nuevo viceministro de Salud. La decisión, presentada como parte de una “reorganización administrativa”, marca en realidad la continuidad de una red que crece bajo la protección de Santiago Caputo. Giana no llega desde afuera. Su nombre ya había aparecido en los informes exclusivos de Noticias La Insuperable cuando se destapó el escándalo por los sobreprecios en la compra de lentes intraoculares para el PAMI: un negociado que elevó el precio de cada unidad de 35 mil a 230 mil pesos, con un gasto total superior a los 80 mil millones.
Del PAMI al Ministerio: la caja sigue en las mismas manos
En aquella maniobra, Giana fue señalado como hombre de confianza de Mario Lugones y de Caputo, con vínculos en el Sanatorio Güemes y una larga trayectoria en el PRO. El mecanismo fue simple y conocido: licitaciones públicas direccionadas, precios inflados y beneficios concentrados en un puñado de proveedores. Los jubilados, otra vez, fueron la variable de ajuste. Ahora, con su desembarco en el Ministerio de Salud, Giana asciende a un puesto clave dentro del presupuesto sanitario nacional, garantizando que el control financiero del área quede en las mismas manos que manejaron las contrataciones del PAMI. El movimiento no solo asegura continuidad: amplía el poder del entorno Caputo sobre la administración de fondos públicos, con el Ministerio como plataforma de nuevos negocios.
La otra pata del poder: la energía nuclear
El ascenso de Giana no puede entenderse sin mirar el segundo frente del mismo entramado: la entrega del sector nuclear. Con el Decreto 450/2025, Milei abrió en su momento la puerta a la participación privada en Nucleoeléctrica Argentina S.A., permitiendo a capitales amigos obtener rentabilidad garantizada y trasladar el costo a los usuarios. Detrás de esa maniobra también aparece el círculo Caputo: Emiliano Giana, hermano de Guido, fue colocado en un puesto clave dentro de NA-SA junto a otros jóvenes libertarios sin experiencia en el área. El objetivo, según especialistas del sector, es vaciar de contenido técnico y de control estatal una empresa estratégica, preparándola para su privatización a precio vil.
El modelo Caputo: negocio con lo público, poder con lo privado
Tanto en el PAMI como en Nucleoeléctrica —y ahora en el Ministerio de Salud— se repite la misma fórmula:
Ubicar operadores de confianza.
Inflar contratos y abrir puertas a la privatización.
Consolidar a Santiago Caputo como el verdadero articulador del poder económico del gobierno.
Mientras Milei insiste en “reducir el gasto”, el operador libertario multiplica sus fuentes de recaudación. El Estado se achica para la sociedad, pero se agranda para los amigos.
Una advertencia necesaria
El nombramiento de Guido Giana es más que un dato administrativo: es la institucionalización de una red que ya demostró su voracidad con los jubilados y ahora se prepara para avanzar sobre el sistema de salud y la energía. En casi dos años de gobierno, Santiago Caputo pasó de ser el “asesor en las sombras” a controlar áreas que mueven miles de millones de pesos. La pregunta ya no es quién manda, sino hasta dónde llegará este modelo de negocios disfrazado de gestión.
El gobierno nacional dio marcha atrás a las 24 cuotas retroactivas que iban a pagar los usuarios a partir del año que viene. La resolución la publicó el viernes pasado en el Boletín Oficial Javier Iguacel, titular de la secretaría de energía, y establecía que los usuarios de la red de gas de todo el…
Mauricio Macri está muy molesto con el destrato de Javier Milei y dice en la intimidad que el gobierno terminará chocando. «Aunque hayan ganado las elecciones esto termina mal porque están locos», dice el líder del PRO sobre el gobierno de los hermanos Milei.
El ex presidente admite que si fracasa el gobierno lo arrastrarán a él también, pero reconoce que «nada va a un punto racional».
Macri ventiló que está molesto porque cuando Milei estaba mal, acorralado por el escándalo de Espert que anticipaba una derrota en las elecciones, lo convocó para pedirle ayuda. Pero luego del triunfo, cuando fue a Olivos para delinear el gabinete, le amargaron la cena con la sorpresa de la salida de Guillermo Francos y su reemplazo por Manuel Adorni.
«Es como que te inviten a un asado, pero cuando llegás ya no hay carne y te dicen que te pidas un Rappi», le comentó Macri a sus colaboradores.
El ex presidente se quejó públicamente de la elección de Adorni y hasta llegó a proponer el nombre de Horacio Marín como jefe de gabinete. El titular de YPF tuvo que salir a desmarcarse rápidamente y dijo que a Macri sólo lo había visto una vez en un asado en el que hablaron de fútbol. No por nada el líder del PRO ya siente el destrato de todas las líneas del gobierno.
Nombrar a Manuel Adorni jefe de Gabinete es como si yo hubiera nombrado a Iván Pavlovsky.
Las críticas en privado hacia el nuevo jefe de gabinete fueron aún peores. «Es como si yo hubiera puesto a Iván Pavlovsky en la jefatura de gabinete», graficó Macri a sus allegados, en referencia a su histórico vocero. «Ahí necesitás a alguien serio, que sepa administrar», dice el líder del PRO en una crítica a Adorni que también salpica a Pavlovksy.
A Macri le pareció inaceptable además que el mismo día en que se iba a reunir con Milei para, en teoría, delinear cambios de gabinete, Patricia Bullrich le rompió el bloque del PRO y se llevó a seis diputados. La ministra de Seguridad llamó no sólo a los legisladores suyos sino a todos los diputados del PRO, para ver si podía hacerle aún más daño a su ex jefe.
El líder del PRO todavía no le encuentra sentido a la invitación de Milei a Olivos. «No sé para qué me hizo ir, generamos expectativa en la gente y al final no pasa nada», se quejó. Lo que le llama la atención es que el libertario le siga diciendo de juntarse a hablar, como hizo Milei cuando se despidieron esa noche tras una cena tensa.
Macri ahora intentará reactivar el PRO de alguna manera o al menos detener las fugas y ya convocó para el miércoles a su partido a una reunión en la sede de San Telmo.
El satélite de observación SAOCOM 1B, construido por la empresa estatal rionegrina INVAP, ya está plegado y listo para su embarque en el avión Antonov AN 124, uno de los más grandes del planeta, que ya se encuentra en el aeropuerto de Bariloche. El traslado se iniciará con la salida del satélite desde las instalaciones…
Nadie imaginó la caída. Ni las lágrimas de Espert, ni las turbulencias económicas, ni la intervención de Trump en la economía, ni la denuncia de que estábamos ante un gobierno de ocupación preanunciaron la victoria de Milei en la provincia de Buenos Aires. El peronismo —desde el 7 de septiembre— observó en cierta concatenación de eventos una victoria más ajustada, pero victoria al fin. La tarima en el búnker estaba preparada para festejar y no para pasar a la resistencia. El discurso sonó —como toda la campaña— desconectado. Hubiera sido más reparador asumir la derrota, saludar al contrincante y agradecer a la militancia que llamar a resistir. Nadie puede resistir cuando se tiene una vida tomada por las restricciones de la cotidianidad. “Resistan ustedes, yo tengo otra cosa que hacer”.
Los romanos observaban a los pájaros para escudriñar la voluntad de los dioses y así tomar decisiones. Le ponían empeño en buscar a las aves. Ver sus movimientos y gestos. El arte de decidir implicaba mirar y entender bien.
Cuando la derrota fue un hecho, el problema de un sector del peronismo —principalmente dirigentes de La Cámpora— fue reclamarle al gobernador Axel Kicillof que no había sabido interpretar ni a los pájaros, ni a los dioses, ni a CFK. Te lo dije: Cristina tenía razón. Y no solo eso: el conurbano va a salvar a la patria, como una suerte de destino manifiesto más allá de los políticos, del gobernador y de los intendentes.
Nadie puede resistir cuando se tiene una vida tomada por las restricciones de la cotidianidad.
El peronismo en su conjunto no pudo interpretar a los pájaros y cayó. Se quedó sin comprensión, o mejor dicho, consumió otros diagnósticos y colocó la mirada en otros sucesos. Los intendentes plantearon otra explicación. El intendente de Ezeiza, Gastón Granados, le recordó a los dirigentes nacionales que los intendentes son los que tienen los votos. El de Ensenada, Mario Secco, reprocho que cuando les conviene, a los intendentes los usan. Y después, cuando no les conviene y necesitan un chivo expiatorio, los agarran para gastarlos. Cuando la victoria no es conseguida por quien lidera aquellos que gobiernan los territorios reclaman y presionan para limitar sus decisiones a futuro (porque fallaron).
Es posible que pronto observemos una rebelión sórdida y no estruendosa de los intendentes para recuperar un lugar de gravitancia en las decisiones. El primer test match será por la presidencia del PJ en la provincia de Buenos Aires. Ya se inició la disputa y le recordaron —en las paredes de la sede del PJ bonaerense— a su presidente, Máximo Kirchner, que basta de herederos y bendecidos y que el Partido Justicialista no es su monarquía. Son los coletazos del 26 y una miniprotesta No Kings como la de Estados Unidos.
Ahora bien, más allá del ruido de las controversias podríamos restarle algo de peso explicativo al desdoblamiento y plantear otras cuestiones.
Los romanos observaban a los pájaros para escudriñar la voluntad de los dioses. El problema de un sector del peronismo fue reclamarle Kicillof que no había sabido interpretar ni a los pájaros, ni a los dioses, ni a CFK.
El liderazgo de Cristina Fernandez se achica. Hace tiempo que va perdiendo el control, tanto nacional como provincial. Hoy es la líder de un ghetto que fue perdiendo maniobrabilidad en las dos plataformas que el peronismo —desde décadas— había establecido para diseñar su estrategia de poder nacional: conurbano más provincias (una estrategia que da cuenta del diseño institucional de nuestro país). Su imposición como jefa del PJ llevó a tensiones con gobernadores como Ricardo Quintela y a la intervención de ciertas provincias con resultados muy desastrosos: en Jujuy, Fuerza Patria no logró ni un diputado, y en Salta y Misiones le sirvió en bandeja el triunfo a LLA. “Vino la señora e intervino el Partido Justicialista, así le fue en las provinciales y ahora se quedó sin nada en las nacionales”, sostuvo el gobernador salteño, Gustavo Sáenz.
Cristina tiene una carrera de “achicamientos” territoriales y de su propio dominio político: desde su presidencia rompió con el peronismo cordobés y tomó decisiones erráticas en la provincia de Santa Fe. Inclusive, cuando impuso su candidatura como presidenta del PJ, Alejandra Vigo —senadora nacional y pareja de Juan Schiaretti— sostuvo que el peronismo de Córdoba “nada tiene que ver con el kirchnerismo”. Jaldo —mucho más escurridizo y astuto— vio la potencialidad de los libertarios e hizo un gesto a CFK para unificar al PJ y así ganar las elecciones y sentarse a negociar en mejores condiciones con Milei. En Tierra del Fuego, la división del peronismo trajo consigo la victoria de LLA y las fisuras tardarán en suturar. Sus intervenciones provocaron más malestar y descontrol que beneficios. Mientras CFK descontrolaba los territorios —incluido el bonaerense— y el peronismo se desestabilizaba, Milei, con todos los recursos políticos posibles, se montaba en el tablero de comando de la economía. ¿Quién votaría a un espacio donde su máxima dirigente desguaza una vieja articulación de los peronismos y provoca más incertidumbres?
Belicosidad, intervención y achicamiento de un liderazgo que, además, no logró expresarse ni ser visto —por un sector mayoritario de la sociedad— como alguien que pudiera proponer futuro y transformación. Milei se quedó con los logros, la propuesta de transformación y la certidumbre. Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires se acercó a una idea de desestabilización y de guerra interna. El asedio a Kicillof, el insistente recurso del bloqueo o limite a Milei (“a una fuerza hay que oponerle otra fuerza”, decía Taiana) y la sensación de mayor inestabilidad por parte del peronismo hizo de Cristina un liderazgo sin promesa, sin futuro y sin capacidad entender las transformación de los últimos años. Y más aún, nadie en el peronismo propuso una alternativa económica a Milei. Massa fue un liderazgo del límite a CFK en 2013, ahora CFK se ofrecía más como obstáculo para muchos y muchas y como símbolo de la desestabilización. ¿Qué pasará en la economía si gana el peronismo? El temor y preocupación lanzaron a más votantes a las calles: el 7 de septiembre participó el 61 por ciento del padrón, mientras que el 26 de octubre fue el 68. Posiblemente ganó más el miedo y la preocupación de una desestabilización del futuro inmediato que el desdoblamiento.
Carlos Menem había enseñado que un liderazgo ganador debía expresar la transformación y el progreso (la nación, para después). Quien podía sostener dicha expresión ganaría elecciones. Cristina —si bien lo había logrado— hoy perdió ese lugar. Su figura no pudo “pegotearse” y establecer como núcleos prioritarios a los reclamos de la universidad y la salud pública y de los jubilados. Quien logró erigirse como el capitán de tormentas, capitalizar sus logros (control de la inflación) y dar pistas de transformación se quedó con el triunfo. Ese fue Milei. En parte, hoy gobernar es desmantelar esos problemas que aprisionan y toman las vidas cotidianas. Es desarmar cualquier sensación de caos en una vida por demás complicada. El liderazgo de CFK agregó esa sensación —en muchos y muchas votantes— de agregar desorden a la vida.
Sumado a esto, una campaña donde el peronismo no habló, no interpeló a los suyos, no dijo nada sobre los problemas estructurales que atraviesan a la provincia y al país y no esgrimió una agenda de futuro. Tanto CFK como Axel Kicillof hoy vuelven a consignas —como Estado presente— que para muchos y muchas se refieren a un momento al que no quieren volver. Están atrapados en una liturgia provista por sus gobiernos anteriores.
Si consideramos este raid de achicamiento del liderazgo de la expresidenta podemos indicar que ella desmanteló la vieja estructuración política que el propio Perón dejó como marca en el peronismo nacional. Su liderazgo y su dominio se fundaron en la articulación del mundo del conurbano con los grupos provinciales. CFK privilegió el contenido ideológico (o es lo que se percibió por los actores locales), más que una forma de ejercer el dominio y de reeditar la fórmula de la Coca Cola para los triunfos electorales. Ese liderazgo que “chupaba” votos de manera directa sin mediaciones de los territorios y de las instituciones partidarias lo logra insuficientemente por sí mismo. El territorio y las mediaciones se rebelaron.
El liderazgo de Cristina Fernandez se achica. Hace tiempo que va perdiendo el control, tanto nacional como provincial. Hoy es la líder de un ghetto que perdió capacidad de maniobra.
Si entendemos el liderazgo como una “inversión” social (establecer y dotar a un liderazgo con capacidad de realizar expectativas, promesas y sensibilidades), CFK se fue descapitalizando. Se redujo, desguazó la posibilidad de un dominio nacional y no pudo incorporar elementos de estabilidad y transformación a futuro. El consumo de la imagen de su liderazgo no termina de geolocalizarse en las sensibilidades mayoritarias, no trae alivio, no calma. San José 1111 se convirtió en un santuario donde los rezos vienen sin grandes resultados.
El peronismo bonaerense, en su conjunto, pagó muy caro no descender a la vida cotidiana del electorado, ni a los deseos e inseguridades que impulsaban las transformaciones en el mundo del trabajo y de la subjetividad. La lista de diputados nacionales de la PBA —atravesada por las tensiones con CFK y La Cámpora— no tenía conexión ni con los territorios (parecía una lista del peronismo porteño) ni con los reclamos de ciudadanos y ciudadanas (principalmente de sectores populares y medios) que atan sus vidas a las seguridades y los progresos. El peronismo tiene una agenda desubicada, más conectada con viejas retóricas que con el presente. Se presta a un antiperonismo rápido. No se localiza en el lugar de una minoría que debe reconstruirse ni escanear con más insistencia el pulso de las vidas barriales, laborales y profesionales. Además de no descender a la vidas ciudadana y dar la sensación de que lo que gravita es la interna peronista, la gestión de Axel Kicillof, pese a sus grandes esfuerzos presupuestarios por mostrar una gestión diferente, —reducción de fondos del Gobierno nacional mediante— impide mostrar una gestión alternativa. A su vez, la capacidad del presidencialismo argentino y de la polarización política le otorgó —en este caso— mayores posibilidades a un oficialismo que no perdió el control y que pudo administrar la confrontación.
La dinámica polarizadora organiza los discursos sociales y los atrapa. Y es tan fuerte que cuando dos periodistas le preguntan a Taiana por Venezuela, el candidato responde como profesor (habla de “democracia fallida”) y no como alguien que aceptaba una lógica del debate bipolar instalada hace muchos años. Y por último, el otro acto fuera de registro puede leerse en el baile postelectoral de CFK en su balcón, que parece más dedicado a la estrategia de desdoblamiento de Kicillof que a otra cosa. Toda derrota necesita de un respiro humano y quien no lo otorga puede aparecer como desconociendo su parte de acción o marcando como error solo la acción de los demás. CFK no le otorga respiro a la derrota política y ella misma afecta su liderazgo. En su intento por sostener que su objetivo es ganar elecciones pretende escabullirse de una historia política que la tiene atrapada como una de sus actrices principales. Que la atrapa y que tiene efectos sobre ella.
Hoy gobernar es desmantelar esos problemas que aprisionan y toman las vidas cotidianas. Es desarmar cualquier sensación de caos en una vida por demás complicada.
Entonces, la pregunta no es solo qué mira el peronismo, sino qué consume. Durante años consumió informes y perspectivas que indicaban que el kirchnerismo debía endurecerse y avanzar a fondo con los cambios. Esto implicó una reorganización del liderazgo kirchnerista y la pérdida gradual de aliados y votos. Se maravilló más con la “alta política” que con la realpolitik de las vidas ciudadanas. También consumió lecturas acerca de que el gobierno anterior se perdió por la acción de Alberto Fernandez sin tener en cuenta que CFK quedó más pegada de lo que se cree al expresidente. La estrategia “no digamos nada y dejemos que se equivoquen solos” colocó al peronismo bonaerense ante el silencio y la espera. Después, finalmente, una parte del peronismo pretendió consumir como única respuesta el discurso del desdoblamiento, con el que insistió Cristina en su carta de esta mañana.
El Gobierno nacional se reunió con los gobernadores dejando fuera del encuentro únicamente a Kicillof, Quintela, Insfran y Melella. Se prepara para diseñar una nueva gobernabilidad. Seguir tomando el control en el Parlamento y la Justicia. Los peronismos provinciales enojados con CFK y el kirchnerismo terminan abrazando a Milei, el peronismo bonaerense entra en un zona de turbulencias y, tal vez, a la propia expresidenta no le quede otra posibilidad que hacer acuerdos con un oficialismo que reclama la aprobación de leyes y el nombramiento de jueces en el Senado. Esto puede recolocarla en un precario centro de la escena. Es más probable que a CFK la restituya la necesidad de acuerdo que tiene Milei, por ahora, en el Senado, que la convulsionada y herida interna bonaerense.
Su liderazgo está ante propia historia. Su problema no es la geometría electoral sino la sociología política. Ese rumbo puede empezar varias travesías posibles. Derribar a los pequeños robin hoods que se erigen como posibles candidatos para afirmar su liderazgo, más allá de quién sea ungido como candidato kirchnerista en 2027. Persistir en recrear un dominio a condición de ser una fuerza minoritaria o provincial por años. Afirmarlo esperando que Milei falle y que el malestar económico reponga en sus brazos los votos perdidos. Como si todo malestar necesariamente volvería al circuito peronista (el correísmo en Ecuador es un buen ejemplo para entender que esto no siempre es así). Otra posibilidad es que CFK siga insistiendo en su propia estrella y continúe exigiendo victorias donde en realidad busca obediencia o atravesar una larga erosión consumida por una fragmentación peronista que todavía no encuentra un norte en unidad. Por último, dar espacio al surgimiento de nuevos liderazgos, no inundar la política con una persistente disponibilidad presidencial y observar por donde van las pulsiones ciudadanas. Porque allí es donde pueden afianzarse nuevas dirigencias y nuevas palabras. Lo que sí está claro es que devorar y humillar a sus propios hijos —en nombre de la victoria— no siempre da buenos resultados.