Sociedad

  • El golpe de Estado de las plataformas digitales

     

    Cuando vinieron a llevarse los datos, guardé silencio porque me brindaban servicios.
    Cuando vinieron a pedir que no haya regulaciones para sus negocios, guardé silencio, porque ya sabían mucho de mí y de mis acciones.
    Cuando vinieron a manipular todo lo que puedo saber y querer, guardé silencio, porque ya no sabía qué era verdad y qué no.
    Cuando vinieron a gobernar todo, ya era tarde, porque no había gobierno a quien protestarle.

    En esta versión libre del famoso poema escrito por el pastor luterano alemán Martin Niemöller en 1946 se puede cifrar algo de lo que Shoshana Zuboff, profesora emérita de la Escuela de Negocios y de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, quiere advertir en su último libro, ¿Capitalismo de la vigilancia o democracia? Una lucha a todo o nada en la era de la información, publicado por Unsam Edita.

    Zuboff forma parte del campo de estudios críticos sobre plataformas e inteligencia artificial. El tema viene explotando editorialmente en Argentina con la salida reciente de libros centrales como The Stack de Benjamin Bratton (Interferencias), El ojo del amo de Matteo Pasquinelli (Fondo de Cultura Económica), Lo impensado de N. Katherine Hayles (Caja Negra), Metamorfosis de la inteligencia de Catherine Malabou (La Cebra), Los costos de la conexión de Nick Couldry y Ulises Mejias (Godot, 2023) Atlas de la Inteligencia Artificial de Kate Crawford (Fondo de Cultura Económica, 2022), Nanofundios de Agustín Berti (Cebra, 2022) y Tecnoceno de Flavia Costa (Taurus, 2021). Y más lejos en el tiempo, Capitalismo de plataformas de Nick Srnicek (Caja Negra, 2018), Los dueños de Internet de Natalia Zuazo (Debate, 2018) y el propio La era del capitalismo de la vigilancia de Zuboff (en 2019).

    ¿Capitalismo de la vigilancia o democracia?, el último libro de Shoshana Zuboff, es una actualización del esquema analítico compartido con el resto de las publicaciones. Este esquema plantea una tripartición entre datos, algoritmos y plataformas como “matriz social” de la inteligencia artificial y de los ecosistemas digitales que habitamos. En el caso de Zuboff, por un lado, se inscribe dentro de una caracterización de las plataformas en términos de nueva forma de capitalismo (como Srnicek con su “capitalismo de plataformas”); y, por el otro, se trata de un capitalismo sincronizado con una forma política antidemocrática. El capitalismo de la vigilancia, plantea Zuboff, nació exactamente con el siglo XXI y se puede rastrear en hechos clave. Con ellos, se desgrana su ambiciosa perspectiva de lo que llama el “campo unificado” de las cuatro etapas del orden institucional del capitalismo de la vigilancia, que conforma un “poder instrumentario”, “que conoce el comportamiento humano y le da forma, orientándolo hacia los fines de otros”. Este poder es tan peligroso como lo fue el “poder totalitario” apuntado por Niemöller.

    Primer acto: datos y algoritmos

    Google empezó a hacerse conocido cuando en 1999 superó como “motor de búsqueda de Internet” a Altavista y Yahoo. Copó el mercado gracias al famoso algoritmo PageRank, que “personalizaba” la navegación por la web. Al crear un historial de búsquedas, brindaba un servicio y a la vez generaba una gran cantidad de datos sobre los usuarios que explotaría, al año siguiente, con Google AdWords, un servicio para ofrecer publicidad orientada a esos perfiles que acababa de crear. Cuatro años después aparecería el Gmail, una casilla de correos que permitía un giga de almacenamiento –una enormidad para la época–, conectada a AdWords y a lo que estaba viniendo: el sistema Android, con el cual la empresa se transformaría en una gigantesca base de datos y en controladora principal del tráfico en internet en todos los dispositivos digitales. Así logró Google sobrevivir a la pinchadura de la burbuja de las puntocom en marzo de 2000. 

    Ese mismo año el grupo de rock Metallica enfrentó legalmente a Napster, un servicio de distribución gratuita de música P2P (peer-to-peer), por violación de los derechos de autor. Napster también brindaba un servicio, pero la música transformada en datos compartidos tenía un dueño. Como con Google AdWords, la visión comercial no tardó en ver el negocio de la libertad y de los “servicios orientados al usuario” en tiempos donde internet todavía era defendida como una red distribuida y lo libertario no revolvía el estómago. Apple lanzó i-Tunes y el i-Pod, y comenzaron los servicios de suscripción por una módica suma que estaba a buena distancia entre la gratuidad pirata y la usura de las discográficas. Luego vendrían Spotify y otras plataformas que hoy rigen el tráfico de los contenidos culturales.

    Un año después, el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York y contra el Pentágono en Washington condujeron a la rápida aprobación de la Patriot Act en Estados Unidos, una ley que significó carta libre para la vigilancia masiva y para cualquier operación de inteligencia non sancta por parte del Pentágono, la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, sus siglas en inglés), que en particular estaba habilitada para interceptar cualquier comunicación telefónica o en la web. Esta ley fue reemplazada por la Freedom Act en 2015, luego de que las revelaciones de Edward Snowden, empleado de la CIA y la NSA, sobre el programa de espionaje internacional PRISM, mostraran no sólo el nivel de vigilancia coordinado de varios estados y gobiernos, sino también sus colaboraciones siempre negadas con Google y sobre todo Facebook. 

    Hay que unir estos puntos, dice Shoshana Zuboff. No tiene sentido reflexionar por un lado sobre la violación de la privacidad y la política sobre datos; por el otro, sobre cómo se construyen los programas, y más allá sobre cómo se organizan las relaciones entre el Estado y las empresas o entre los estados en el nivel geopolítico. Hay que pensar en todo eso junto: un “campo unificado”. Y para ello propone un ciclo conceptual que empieza con una operación económica, sigue con un vector de gobernanza y termina en un vector de daños sociales. La operación económica es, en este caso, la “mercantilización del comportamiento humano”, que exige, desde la gobernanza, anexarse “derechos epistémicos”: qué saben las empresas y los estados sobre nosotras y nosotros y qué podemos saber a nuestra vez. Esto, desde los daños sociales, produce la destrucción de la privacidad (que es un requerimiento del sistema, no un exceso ni una anomalía a ser regulada) y un caos epistémico sintetizado en la interesante figura de la ceguera por diseño. A partir de una reinterpretación de la teoría de la información de Claude Shannon, Zuboff sostiene que la indiferencia de los funcionamientos algorítmicos respecto de las significaciones que comienzan a circular es otro de los requerimientos del capitalismo de la vigilancia, contra el cual la “moderación de contenidos” es una falsa política relativa a una falsa anomalía. Lo que cuenta es la continuación del ciclo PEPG: participación, extracción, predicción, ganancia (PEPG).

    En su crecimiento, este ciclo lleva a una segunda etapa, la de la “concentración del conocimiento computacional” como operación económica, donde la desigualdad epistémica se convierte en autoridad epistémica. Una vez consolidada la extracción de datos (“un colonialismo de datos”, según Couldry y Mejias), la gobernanza del capitalismo de la vigilancia se ejerce a través de decidir, privadamente, qué datos van a constituir información, y qué de ellos pasa a ser conocimiento (como la “extracción de conocimiento” de la que habla Pasquinelli). Son las corporaciones de la vigilancia las que, en este proceso, impulsan la IA con la condición de que no le pongan ni regulaciones ni contrapesos. Los daños sociales son la desigualdad epistémica (“la diferencia entre lo que yo puedo saber y lo que puede saberse de mí”), la reducción de los costos laborales, la descalificación de quienes trabajan en la IA –similar a la de los obreros en la Revolución Industrial– y la división internacional del aprendizaje: “un nuevo tipo de servidumbre a la IA emplea en todo el Sur Global a trabajadores por encargo que ganan salarios miserables ‘entrenando’ algoritmos de IA y ‘moderando’ contenido”. 

    Segundo acto: plataformas

    Ocurrió en 2016, se dio a conocer en 2020. Zuboff lo cuenta en detalle para explicar la tercera etapa fundacional del capitalismo de la vigilancia: la activación de comportamientos a distancia. La campaña presidencial de Donald Trump para su primera presidencia empleó perfiles y matrices de datos comerciales de Facebook, asociada con la famosa consultora política Cambridge Analytica, para hacer microtargeting y manipular la información ofrecida en esa red para disuadir a los votantes afroamericanos de ir a votar en los estados sensibles donde se jugaba la suerte de la elección. Se sabe que no fue el único caso, y que los servicios de “microfocalización conductual” fueron usados en muchas ocasiones, entre ellas la campaña por el Brexit en Reino Unido y la elección presidencial de Mauricio Macri en la Argentina en 2015. 

    En esta etapa, todo el conocimiento “ilegítimo” se traduce en poder “ilegítimo”, y a nivel de la gobernanza la “ceguera por diseño” algorítmica produce intrínsecamente tanto contenido corrupto (fake news) como polarización social. Es, dice Zuboff, un “experimento de escala mega masiva” donde la vieja guerra contra el terrorismo se transforma en una “guerra de información apuntada contra los ciudadanos”. Así como el algoritmo estrella de la primera etapa era el PageRank de Google, ahora lo es el NewsFeed de Facebook, que controla los contenidos ofrecidos en esa red, y que vuelve provocativos los mohines de mea culpa de Mark Zuckerberg ante el Congreso estadounidense o los pagos regulares de multas de Google ante la Unión Europea. En la zona de los daños sociales, Zuboff anota la “construcción artificial de la realidad”. 

    Tercer acto: plataformas al gobierno

    Mayo de 2020. La cuarentena mundial por la pandemia del Covid-19 estaba en uno de sus puntos más altos. El entonces gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, delegó en Eric Schmidt, ex CEO de Google, empresario millonario y lobista principal de las corporaciones hi tech, la dirección de una comisión para imaginar un escenario pospandémico donde todos los aspectos de la vida social (salud, educación, trabajo) se basen en las interacciones digitales. Nada que no estuviera ya ocurriendo, pero había que prepararse para el día después. Cuomo ya había llegado a un acuerdo con la Fundación Bill y Melinda Gates. Sentadas sobre los datos y los algoritmos, las plataformas garantizaban la continuación “de la sociedad” a través de los dispositivos digitales, como planteó Naomi Klein con la feliz expresión “Screen New Deal”.

     Zuboff analiza en el libro una postal menos idílica de este dominio sistémico de las plataformas. Apple y Google se enfrentaron abiertamente a los protocolos de la Unión Europea relativos a los rastreos de proximidad para evitar los contagios de Covid-19 respetando la privacidad. A través de una defensa de los derechos de los individuos y de la sempiterna desconfianza en los estados, que revela la fuerza de la “preparación ideológica” neoliberal que fue zócalo de la primera etapa del capitalismo de la vigilancia, las corporaciones lograron imponerse como “defensoras de la libertad”.

    Y se ve que no ganamos para sustos, porque en abril de 2023, unos meses después del lanzamiento al público del chat GPT-3 en noviembre de 2022, una carta abierta firmada por directores de departamentos de investigación en IA, CEOs, científicos y autores de best sellers (entre ellos Elon Musk y el cofundador de Apple, Steve Wozniak), alertaba sobre los peligros del avance de las IA y pedía una pausa en las investigaciones sobre la materia, en una mirada apocalíptica similar a la que supieron provocar en su momento la energía nuclear o la biotecnología. El hecho vale mucho más por lo que señala que por lo que pretende hacer al respecto (no hubo ninguna pausa, desde ya): el furor de la IA bajo la forma de los modelos de lenguaje grandes (LLM), que aceleró la dinámica del esquema DAP a niveles sorprendentes.

    Uniendo los puntos como quiere Zuboff, ahora ya se trata de la gobernanza de la gobernanza, esto es, de la asunción por parte de las plataformas digitales de un control casi absoluto, y sin regulaciones, sobre las infraestructuras informacionales que permite ir contra los gobiernos y los estados que pretenden desafiarlas. Una de las claves es el par centralización-descentralización: la gestión de la vida cotidiana y las interacciones sociales se descentralizan en diversos softwares y dispositivos, mientras sus “excedentes informacionales” se centralizan en la gestión de las plataformas. El viejo carácter distribuido de internet termina siendo concentrado por un oligopolio de corporaciones. En la zona del daño social, escribe Zuboff, “la conexión al ‘sistema’ produce el aislamiento que nutre al poder absoluto. El aislamiento se confunde con privacidad. La sociedad, o lo que queda de ella, es tolerable solamente en la medida en que lo social le es drenado”. Ya no hay un Big Brother vigilando desde arriba, sino un Big Other capilarizado a nuestro lado. La otra cara de esta moneda son las soberanías en disputa, como dicen Bratton y Crawford: el control de los territorios vs. el control de la nube y de los fierros (cables, satélites, granjas de servidores) que la vuelven muy poco gaseosa.

    Cómo se llama la obra: ¿CEOs al poder?

    Hoy, Elon Musk decidió algo más que firmar cartas de alarma y asumir su lugar político, con costos y beneficios para sus negocios que aún se desconocen. No es el único: varios magnates hi-tech, desde Peter Thiel hasta Marcos Galperín, se posicionan en el panorama de las derechas globales como figuras políticas. Sus puestos de gobierno están más vinculados al control de la información que a su presencia en elecciones, y por ello mismo Zuboff marca la contraposición entre el capitalismo de la vigilancia y la democracia liberal, y también la afinidad entre el nuevo poder “instrumentario” y el viejo poder totalitario. Hoy, los CEOs exitosos están lejos del retrato de Silicon Valley de los nerds vagamente anarquistas que “la pegaron” gracias a sus talentos de programación. Detrás de la palabra “libertad” se construyen relatos francamente antidemocráticos, siguiendo las enseñanzas de Milton Friedman. 

    En algún sentido esto confirma el análisis “paranoico” de Zuboff. Desde su visión, las instituciones políticas basadas en los valores de la democracia, definidos desde un enfoque estadounidense, están en una situación parecida a las de hace un siglo con el ascenso del fascismo y el nazismo. La mano en alto de Musk, emblema de la innovación tecnológica actual, hace juego con la adhesión al nazismo de Henry Ford, símbolo empresarial de la sociedad industrial. En este panorama, según ella, ni las regulaciones, ni las resistencias, ni las alternativas de diseño tecnológico pueden atacar el problema de raíz. Aun cuando se puedan desplegar estas posibilidades, se trata de abolir la primera operación económica que desató todo, esto es, la mercantilización del comportamiento humano y empezar de nuevo. 

    Quizás, desde estas latitudes, suene a cuento de hadas la contraposición entre un capitalismo “fascistoide” y una democracia garantizada por instituciones liberales; mucho más si se considera que Estados Unidos no ha sido un promotor de esas instituciones fuera de su territorio. Quizá la propuesta de un “capitalismo de la vigilancia” necesite una confrontación con otros capitalismos (cognitivo, informacional, de plataformas, etc.) para entender sencillamente qué es el capitalismo hoy. Quizás la “ceguera por diseño”, que supone que es el entramado tecnológico el que conduce a posiciones políticas radicalizadas, pueda ser repensada a la luz de una “ceguera por política”, donde los algoritmos solo amplifican la rabia generada previamente por un capitalismo salvaje; una amplificación que también es desvío porque, ultraderecha mediante, esa rabia no va dirigida hacia quienes generaron la miseria global. Y quizás haya que repensar, también, el lugar pasivo en el que quedan los usuarios (los individuos, los sujetos) y sus “conductas”. 

    Pero no hay dudas de que este libro de Zuboff es fundamental para saber dónde estamos parados, o hacia dónde estamos volando: de la tierra a la nube, y de la nube, como decía Margaret Thatcher respecto de la economía, al alma.

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  • Jalil espera el resultado de la reunión de Sáenz con Santilli para romper el bloque peronista

     

    Raúl Jalil decidió esperar al resultado de la reunión que mantendrá este jueves Gustavo Sáenz con Diego Santilli para definir si manda a sus cuatro diputados a romper el bloque peronista y acercarse más al gobierno. Si el catamarqueño da el portazo, la bancada de Germán Martínez perdería cuatro bancas y La Libertad Avanza quedaría a sólo tres de distancia con Fuerza Patria, que conserva lastimosamente la primera minoría.

    El plan de Jalil está atado a una estrategia de conjunto con Sáenz y el tucumano Osvaldo Jaldo, que esta semana anunció la incorporación del kirchnerista Javier Noguera al bloque Independencia. El objetivo sería juntar los cuatro legisladores de Catamarca con los tres de Jaldo, más los tres de Salta y los cuatro misioneros que responden a Carlos Rovira, que ya formaban parte del bloque Innovación Federal.

    A ese lote podría sumarse también la neuquina Karina Maureira, una conductora televisiva que encabezó la lista de Rolando Figueroa y logró retener la banca que deja Osvaldo Llancafilo, referente del MPN. En total, la bancada terminaría contando con 15 diputados.

    LPO ya había anticipado que los misioneros y los salteños conversaban con el ex libertario Carlos D’Alessandro, que aspiraba a llevar a sus colegas del bloque Coherencia, Marcela Pagano, Lourdes Arrieta y Gustavo González, y el MID de Oscar Zago.

    Jalil apoya la reforma laboral y mete una cuña en el bloque de gobernadores peronistas

    Sin embargo, fuentes al tanto de las conversaciones pusieron en duda esa confluencia, pese a la necesidad de los bloques más pequeños de no quedar desdibujados frente al peso de LLA y el peronismo.

    Este miércoles el gobernador de Catamarca le concedió una entrevista a LN+ y manifestó su incomodidad con la «conurbanización» del peronismo. «Si la agenda política la va a manejar el conurbano, probablemente las decisiones que tengamos con amigos y colegas como Osvaldo Jaldo… nos tienen que dejar a los gobernadores la posibilidad de negociar», sostuvo.

    Jalil también reivindicó su apoyo a Milei al plantear que «a los políticos que tuvimos menos agresión y más diálogo nos fue mejor en las elecciones». «Creo que hay que tener un cambio y no sé si Unión por la Patria está dispuesto a tenerlo», dijo.

    Como sea, el gobernador aportó hasta acá el respaldo al oficialismo, casi constante o con alternancias calculadas, a través de los diputados Silvana Ginocchio, Dante López Rodríguez, Fernanda Ávila y Sebastián Nóblega. Tras el recambio parlamentario, Fernando Monguillot y Claudia Palladino relevarán a Ginochio y López Rodríguez, quienes terminan su mandato.

    A los políticos que tuvimos menos agresión y más diálogo nos fue mejor en las elecciones. Creo que hay que tener un cambio y no sé si Unión por la Patria está dispuesto a tenerlo.

    LPO informó que en Catamarca confían que el nuevo cuarteto podría a llegar a funcionar de forma más cohesionada que en la actualidad. Desde que asumió Milei se notó en distintas ocasiones que Ginocchio se diferenciaba de sus colegas catamarqueños y compartía posturas con el kirchnerismo. Como es pareja de Jalil, al gobernador le jugaron la chanza más de una vez con que su esposa era de La Cámpora.

    La jugada de Jalil podría activar un descalabro mayor en el bloque peronista, que venía aguantando la tensión merced al esfuerzo de contención de Martínez. «No sería bueno romper ahora pero la única manera de seguir sería con un interbloque con libertad de acción, donde puedan entrar los catamarqueños, los del massismo, los de La Cámpora y los de Grabois», dijo a LPO un diputado que se ilusionaba con la armonía entre las tribus.

     

  • Los gobernadores creen que la reforma de Milei sólo es un guiño al mercado y que no generará empleos

     

    Los gobernadores creen que la reforma laboral que impulsa Javier Milei no hará cambios de fondo en el sistema de empleo argentino sino que será sólo un guiño al mercado.

      En las provincias creen que la Rosada está más interesada en demostrar que Milei tiene el respaldo para aprobar una reforma laboral en el Congreso, una panacea para cualquier gobierno. 

    Ese fue un pedido del FMI y de Estados Unidos, desde donde piden que Milei muestre consensos para darle sostenibilidad a su proyecto político. 

    Advertidos de esto, entre los gobernadores dejaron de hablar de «reforma» y se limitan a mencionar el proyecto como de «modernización» laboral. 

    Entre los grandes empresarios llama la atención que no los hubieran convocado para el diseño de la reforma, que trabajan principalmente en el ministerio de Capital Humano con Julio Cordero y Miguel Punte a la cabeza. «No la piden Pagani o Urquía, la piden las pymes», dicen en Córdoba.

    Para darle legitimidad al proyecto, el gobierno dejó la última palabra en el Consejo de Mayo, que presentaría la reforma en el Congreso a mediados de diciembre. En ese organismo fogoneado por el propio Milei, en teoría están representados todos los sectores. 

    Entre los gobernadores dejaron de hablar de ‘reforma’ y se limitan a mencionar el proyecto como de ‘modernización’ laboral

    El mendocino Alfredo Cornejo, su presidente, es el representante de los gobernadores; Gerardo Martínez, de la Uocra, el enviado de la CGT y Martín Rapallini, de la UIA, el de los empresarios.

    Pero tanto entre los gobernadores como en el Círculo Rojo hace ruido que no haya habido una negociación más acorde a una reforma que debería ser estructural para varios sectores del sistema político y empresarial. 

    «Nos tendríamos que estar revoleando sillas si fuera una reforma fundacional», admitieron a LPO cerca de un gobernador. Por eso los mandatarios creen que el proyecto, del que no se conoce nada en concreto, no introducirá grandes cambios que generen empleo.

     

  • Macri logró expulsar a Agost Carreño y designó a El Sukaría al frente del PRO en Córdoba

     

     La reunión del Consejo Nacional del PRO tuvo como gran asterisco la situación de Córdoba y el prolongado enfrentamiento entre el espacio del expresidente Mauricio Macri con el diputado nacional y cuestionado titular de la fuerza, Oscar Agost Carreño. Por lo que el encuentro terminó con el parlamentario por Córdoba expulsado de la reunión y acompañado por el entorno de Macri hasta la puerta de la sede para asegurarse la salida.

    Así se resolvió hoy la expulsión de Agost Carreño y la intervención de la fuerza en el distrito mediterráneo que quedará ahora a cargo de la concejala macrista Soher El Sukaría.

    «A Oscar le mandaron el mail para que asistiera, por eso se presentó. Ahí no lo quisieron dejar hablar, hubo un cruce con Facundo Díaz Carletti y lo terminaron acompañando hasta la puerta para que se fuera porque empezaba la reunión política y él no tenía por qué estar ahí», dijo una fuente del encuentro a LPO.

    En el entorno del diputado reconocieron que imaginaban esta maniobra por eso el camino judicial y sostienen que «quieren evitar las internas» en la fuerza. Razonamiento con el que choca el macrismo cordobés que le endilga a Agost Carreño la estrategia de lanzar su candidatura en soledad y exponer al sello al pobre resultado de las recientes Legislativas.

    Sin embargo, así como Macri logró el objetivo de expulsar públicamente a Agost Carreño -algo que no pudo hacer con la también diputada Laura Rodríguez Machado que este martes dio a conocer su pase a La Libertad Avanza-, el expresidente tuvo un revés por parte de la vicegobernadora de Santa Fe, Gisela Scaglia.

    Ocurre lo siguiente, la compañera de fórmula del radical Maximiliano Pullaro resultó electa diputada y se supo que no irá al bloque del PRO en la Cámara baja, sino que lo hará en el esquema de Provincias Unidas que la tuvo como candidata.

    «Macri la quiso apretar para que no asuma la banca y siga como vice de Pullaro y ella va a asumir igual», dijo una fuente. Sin embargo, los macristas sostienen que es una discusión que se sostendrá en profundidad más adelante y para la que, por ahora, no hay respuestas.

    En tanto, la decisión de no conformar un interbloque en el Congreso con los libertarios también tuvo su debate por la situación cordobesa. Donde, en las últimas semanas, se conoció que no sólo Rodríguez Machado pasa a las filas violetas, sino que también lo hizo Belén Avico en la Cámara baja y Carmen Álvarez Rivero en el Senado.

    Para estas dos últimas, el macrismo cordobés quiere avanzar con el pedido de expulsión con el argumento de que ambas obtuvieron sus bancas representando al PRO y no a los libertarios.

    Igual, no se descarta que sean los últimos pases del espacio amarillo al eje que coordinan Karina Milei y Patricia Bullrich. Después de lo resuelto con Rodríguez Machado, el correlato se puede dar en la Legislatura cordobesa donde el mileísmo no tiene representación parlamentaria a diferencia del radicalismo o el juecismo.

    Allí, Ignacio Sala, legislador que responde de manera directa a Rodríguez Machado es una de las opciones que tiene Bullrich para demostrar la llegada de su brazo a la Unicameral cordobesa. «No creo que lo haga. Él insiste con que es del PRO y no tiene onda con los libertarios, pero…», el suspenso lo puso una persona presente en la reunión nacional de hoy.

    Mientras, hay otro que estuvo en el mismo cónclave y que, no sólo lo da como un hecho, sino que sostiene que se hará en diciembre cuando Agost Carreño entre a la Unicameral como legislador provincial tras su paso por el Congreso. «Eso se va a dar en diciembre. Lo van a descalzar a Oscar que llega con la intención de ser el jefe de bloque y está condicionado porque Sala responde al bullrichismo y Patricia Botta, la otra legisladora, tiene línea directa con Soher. Por eso ahí se va a poner linda la discusión. Soher a Oscar lo detesta y le adjudica la peor derrota de la historia del PRO en Córdoba», razonaron.

    Agost Carreño, por su parte, se ampara en lo plural de su cierre de lista en el 2023 y aspira a seguir teniendo el control del partido. 

     

  • Caputo reconoció que no tiene los dólares para pagar los vencimientos y dijo que podía usar el swap con China

     

    Luis Caputo fue al encuentro anual de FIEL con una misión: calmar al mercado. Pero, terminó dejando una confesión que muchos hubieran preferido no escuchar. Enumeró un abanico de supuestas alternativas para pagar los más de USD 20 mil millones de deuda que enfrentará el año que viene, pero en la explicación confirmó que no tiene los dólares ni la vía de financiamiento cerrada.

    Fue muy crudo al relativizar la necesidad de acumular reservas:»es necesario, pero ahora no» afirmó y como toda explicación dijo que «el escenario ha cambiado». Dijo que ahora se puede «separar lo financiero de lo monetario» y abrió «un menú de alternativas» para pagar los vencimientos, entre los que mencionó el swap chino, el respaldo norteamericano y gestiones con bancos globales. Pero no anunció ninguna operación concreta. 

    El mensaje es evidente no tiene dólares propios para pagar la deuda y por ahora no piensa acumularlos.

    Por eso vale analizar, una por una, las líneas de financiamiento que Caputo puso sobre la mesa. Porque ahí aparece la trama real: la Argentina enfrenta una pared de vencimientos sin reservas y con canales externos que aún no están habilitados. 

    Karina suspendió la visita a China que había acordado para que liberen el swap

    El swap con Estados Unidos esta cubierto por un manto de opacidad total, se desconoce los tiempos y condiciones de instrumentación. La única voz que admitió una operación concreta fue la de Scott Bessent. En una entrevista con NBC afirmó que el Gobierno argentino ya usó «una pequeña parte» del swap del Tesoro norteamericano, operación que hasta ahora el Palacio de Hacienda y el Banco Central siguen sin informar. 

    El escenario ha cambiado y hemos logrado separar lo financiero de lo monetario, ya no tenemos que comprar reservas para pagar el cupón de enero, eso lo vamos a resolver financieramente.

    Bessent dijo que Estados Unidos «obtuvo ganancias» por ese uso, lo que obliga a preguntarse que hizo el gobierno de Milei para que esto ocurra. Se habla de la entrega de bonos, pero la operación hasta ahora permanece en la clandestinidad.En definitiva se trataría de una deuda para el BCRA que no figura en ningún documento público. La operación cruza el límite de lo legal: no se conocen montos, plazos ni tasas y, si es nueva deuda pública, debería pasar por el Congreso. Por ahora, es un swap fantasma. 

    Respecto al crédito de los bancos, la puerta está lejos. Como contó LPO, el CEO global de JP Morgan, Jamie Dimon, enfrió la posibilidad. «Quiza no sea necesario otorgar un préstamo a la Argentina», dijo días atrás. 

    Pero el mercado algunos no pierde el optimismo. «Va a salir, es por ahí. No queda otra. Bessent viene especialmente a la Argentina a destrabar esto», afirmó un operador financiero de buen diálogo con el equipo económico.

    Pero no todos comparten ese optimismo. Otro importante operador financiero afirmó a LPO: «Caputo mostró las llaves de todas las puertas. El problema es que ninguna abre», afirmó.

    Milei avanza contra China después de echar a Francos: se caen represas y radar espacial

    En tercer lugar, apareció como posibilidad utilizar el swap con China y el mercado tembló.  Caputo mencionó el swap chino como si fuera un botón al alcance de la mano, pero nadie desconoce que no lo es. Para ampliarlo o activarlo se necesita autorización directa del gobierno de Xi Jinping. Y la relación bilateral pasa por su peor momento en años. 

    Hay dos gestos que lo muestran con claridad: La suspensión del viaje de Karina Milei a Beijing, que se había acordado precisamente cuando China renovó el swap; y la paralización de las represas de Santa Cruz, el proyecto mas importante que tiene China fuera de su territorio. Guillermo Francos venía siendo el articulador del vínculo, pero el proyecto quedó congelado con la renuncia del jefe de Gabinete. Para Beijing, estos movimientos son señales del deterioro del vínculo político, por el alineamiento de Milei con Trump. 

    El verdadero problema son los números que hablan por si solos: USD 1.500 millones vencen antes de diciembre. Más de USD 20.000 millones a lo largo del año de los cuales USD 4.500 millones solo en enero, más el stock en Bopreal. Sobre esto se monta el acuerdo con el FMI exige acumular USD 9.000 millones de reservas antes de fin de año.

    Mientras tanto, las reservas netas contabilizan un negativo de USD 11.000 millones, el mismo nivel que dejó Massa. Aun en el mejor escenario, el superávit comercial de 2026 difícilmente supere los USD 9.000 millones. 

     

  • Zamora se acerca a los libertarios, que lo apoyaron en el rechazo al freno de las torres en Tigre

     

    El acercamiento de Julio Zamora con los libertarios en Tigre se expuso en el Concejo Deliberante, donde el bloque oficialista y La Libertad Avanza votaron juntos el rechazo a la suspensión de habilitaciones para la construcción de todo tipo de torres en el distrito que planteaba el massismo.

    En una posición incómoda frente a sus recurrentes declaraciones públicas en contra de las edificaciones en altura en Tigre, el referente libertario en el distrito Segundo Cernadas se ausentó de la sesión.

    El avance de los edificios en Tigre viene siendo disparador de choques entre el zamorismo y el Frente Renovador.

    Para correr la polémica de la agenda de campaña, Zamora había decretado la suspensión de las habilitaciones de torres de más de 8 pisos.

    Sin embargo, en el massismo sostienen que ese tope no tiene sustento técnico y que una torre de 8 pisos puede saturar de todos modos cualquier barrio (Pacheco, La Bota, Dique Luján, Tigre Centro).

    Con Zamora debilitado, Massa apuntala su candidato para recuperar Tigre en 2027

    Por eso, en la reciente sesión del Concejo, el massista Pablo Acevedo presentó una moción para suspender todas las habilitaciones en altura. El proyecto planteó un freno «hasta que Tigre discuta de verdad un Código Urbano nuevo, claro y transparente».

    En los últimos años, el avance de edificios de altura en Tigre desató acusaciones por falta de planificación y aprobaciones de proyectos sin estudios serios y sospechados de tener el impulso de amigos del poder.

    Al calor de la polémica, el concejal electo Sebastián Rovira, que viene de ganar la elección local de septiembre, salió al cruce de Cernadas, quien en declaraciones públicas se mostró en contra de las torres pero, en proyectos previos en el Concejo que impulsó Zamora, las habilitó.

    Cernadas se ausentó de la sesión. No obstante, el resto del bloque de La Libertad Avanza votó con el bloque zamorista para sostener la construcción de edificios de hasta 8 pisos.  

    «La hipocresía cansa», acusó Rovira a Cernadas al exponer dichos del concejal libertario señalando que se iba de Tigre si se transformaba en una ciudad de torres pero, por otro lado, votó a favor de la última habilitación grande, la torre de Camino de los Remeros y Esquíu.

    Cernadas hoy está en la Comisión de Urbanismo, que es precisamente donde se dictaminan los proyectos de nuevas torres. «Estuvo siempre en la mesa donde se aprueban estos desarrollos», señalan en el Concejo.

    Sectores de la oposición en Tigre posicionan al libertario Cernadas como un aliado de Zamora. Ese supuesto acuerdo implícito también genera fricciones en la interna libertaria local, totalmente detonada.

    En medio de una fuerte exposición en redes del tema, Cernadas se ausentó de la sesión, lo mismo que la concejal de su espacio Sofía Bravo. No obstante, el resto del bloque de La Libertad Avanza votó con el bloque zamorista para sostener la construcción de edificios de hasta 8 pisos.