MEMORÁNDUM PARA SALVAR A LA LUNA
Somos un grupo reducido de lunáticos. Nos dicen que somos locos, y tienen razón, cada cual con su locura, ¿no?
Es cierto que nosotros adoramos a la luna, eso no cabe duda. Sin embargo, detectamos algunos problemas con la circunsferencia lunar que no nos hizo perder ningún afecto hacia ella, porque en definitiva: no es la perfección lo que nos incumbe.
Por otro lado, nos declaramos anónimos porque no queremos obtener ningún beneficio, más que reunirnos para debatir sobre todo lo relacionado con nuestro único satélite natural.
El hecho de que el ser humano halla llegado a la luna y puesto una bandera, o que inclusive se vendan terrenos: no lo compartimos, al contrario, lo repudiamos.
De alguna forma nos sentimos como las mareas que suben y bajan, los ciclos que van y vienen, los lobos que cantan, los poetas lunáticos que se pierden con la imaginación en los cráteres lunares, las ardillas que se trepan en las ramas, los lunes que arrancan, las fronteras que unen y separan, los grillos que pueblan la noche, las lechuzas que miran a la luna, las plantas que resplandecen, las nubes que traspasan los intersticios del aire y lo permanente, y los lunares del cuerpo.
La utilidad de ser un lunático es puesta en cuestión por aquellos ávidos del hacer. Nosotros nos cuestionamos cuando la luna mengúa, así de simple.
Es difícil decirlo, pero lo imprescindible de todo lunático no es creer que la luna lo es todo para uno. Cada lunático que compone lunáticos anónimos tiene su vida. Y ojo que no somos un grupo de autoayuda, por favor no nos mal interpreten.
La verdad es que cuando se comparte una pasión nace una especie de nación.
Nos ha movilizado recientemente que quieren traer a la luna hasta la tierra. Un grupo de poderosos empresarios multimillonarios están construyendo una inmensa grúa para acarrearla, y así crear una especie de territorio residencial, tipo isla privada.
Estamos elaborando un memorándum para oponernos a tal medida, ya demasiada plata han juntado, creando una brutal desigualdad, y encima ahora nos quieren dejar sin luna. No tienen ni idea lo importante que es la luna para nosotros, pero más aún para todos.
Les informamos que quien lea este manuscrito queda oficialmente invitado a colaborar para que, en definitiva: no nos roben a la luna.
Muchas gracias.
Pintura: Rubén Alpizar, Nunca te enamores de la luna