DÍA MUNDIAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Las violaciones, abusos y acosos sexuales son denominadas con frecuencia como una Epidemia Silenciosa  Global con consecuencias colosales, que han inundado el panorama social desde hace algunos pocos años, aunque hagan sombra hace muchísimo tiempo.

Es una epidemia por los efectos devastadores en una gran parte de la sociedad. Es silenciosa porque la mayoría de las que han sufrido los abusos suelen callar por culpa, estigma o miedo, sufren un sentimiento de culpa, tienen temor  a que no las comprendan y  además, las juzguen. Esta culpa no es congénita, por el contrario, les llega de alguna manera desde su entorno, o bien desde la misma sociedad de las que son parte activa. Una sociedad que frivoliza el tema de una manera extrema, con un pensamiento estructural de antaño. Es un fenómeno global porque tiene un patrón donde el desamparo legal y social, la incomprensión y desinformación, la culpa y la culpabilización, es común en muchísimos lugares del mundo.

En Argentina nació el NI UNA MENOS ante el cansancio por la violencia machista, que expresa su punto más cruel en el FEMICIDIO. Se nombró así,  para condenar que es inaceptable seguir contando con mujeres asesinadas por el simple hecho de ser mujer. Es un lema colectivo que reúne un conjunto de voluntades feministas, a la vez es un movimiento social que quiere quebrar  la desigualdad de género, pretende  desenredar la maraña de cuestiones político-culturales y mediáticas que operan sobre el tema. Enfrenta las estructuras sociales donde el patriarcado es protagonista, defendiéndose con pluralidad de voces, adquiriendo una fuerza políglota y reaccionaria, llamada a desbordar el cerco patriarcal.

Desde la primera marcha, efectuada el 3 de junio de 2015, en la calle se sintió la fuerza (sensible y radical) que moviliza el impulso feminista, y hoy 25 de noviembre nos acercamos a acompañar la movilización en la plaza de los próceres convocada por Mujeres Autoconvocadas Villa Regina y el Consejo Local de las Mujeres, en el Día Mundial Contra la Violencia de Género.

La sociedad argentina está sumergida en una espiral de violencia de la que solo se puede salir con educación. Las generaciones venideras, sin importar género, tienen que romper con la estructura dominante. Lastimosamente, este quiebre no depende solo de ellos, sino que es exclusiva responsabilidad de la misma generación encargada de educarlos, que es justamente la punta angular del problema.

La Tapa-Emiliano Piccinini

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