¿SANTERÍA O SEX SHOP?

Hay un mito en Villa Regina en el cual por detrás de la santería habría un sex shop.

Nos preguntamos, ¿porqué la unión de estos dos ámbitos opuestos?

Por un lado, lo sagrado, lo santificado, y todo aquello relacionado con los rituales pagano-religiosos que sobresaltan la adoración al bien, a la fe, a la esperanza, a las promesas y las posibilidades de redención. En cambio, por el otro lado, lo prohibido, aquello conectado con las oscuridades de la lujuria y el placer, con todo lo relacionado con el goce carnal y el pecado.

Dos polos opuestos que, la mente los reúne en un sólo espacio físico, la santería. En ese mismo lugar, tal cual la mente humana, es en donde podrían convivir las contradicciones entre una moral común enraizada en el deber ser y hacer, y una transgresión que atravieza las pieles, los impulsos y cualquier límite físico o mental.

¿Cómo se llega a ser santa o santo? Hay un proceso institucionalizado de evaluación que cuenta con siglos de antigüedad. En este proceso se evalúan, incluso si ya pasaron años del fallecimiento, los siguientes puntos:

  1. Postulación: se presenta y da a conocer la intención de elevar a la santidad a esa persona, y se recaban datos biográficos y testimonios.
  2. La persona es declarada «sierva de Dios».
  3. La persona es declarada «venerable».
  4. Beatificación: la persona es declarada «beata» si se prueba la existencia de un milagro debido a su intervención.
  5. Canonización: la persona es declarada «santa» cuando puede atribuírsele un segundo milagro.

En la convivencia entre lo permitido y lo prohibido surgen las batallas, las victorias y las caídas, la imposición y la sumisión, los más crueles o extraños conflictos psíquicos y sociales, inclusive en aquellos que instauran la santificación.

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A lo largo de la historia: la ley se ha impuesto como una manera de organizarnos, desde la prohibición del incesto hasta una simple regla de tránsito. La ley como ese ente abstracto y pulsátil entre cuerpos fulgurantes en constante efervescencia, una ley que está muy cerca para obedecerla pero también para transgredirla por una mente en constante conflicto.

En conclusión, más allá o más acá del bien y del mal, las dualidades se instauran…, sembrando una especie de tensión entre una tendencia a legitimar y conservar un poder y un saber; y por el otro una fuerza decodificante y revoltosa que tiende a desestructurar lo instaurado; y es en esa misma tensión en donde prosperan diferentes estilos sociales que se unen, se agrupan, y se perpetúan; pero también se separan, se disipan y se destruyen.

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