¿QUIÉN ES DIOS?

La sociedad es la represión institucionalizada de los instintos

S.Freud

Ante la incertidumbre que acarreó la vida a lo largo de la historia de la humanidad, necesitamos crear estructuras de sostén ideológico, emocional, e institucional para soportar e intentar organizar nuestra existencia amenazada constantemente por dolencias, infortunios, accidentes y pérdidas.

La idea de un sólo Dios viene inclusive antes de los cultos monoteístas como el cristianismo, el judaísmo, el musulmán, etc… Viene de la formación de grupos o comunidades pequeñas, las cuales tuvieron que crear normas y valores para la cooperación y subsistencia, deíficando animales y objetos representativos. Esto dio lugar a las instituciones: en primer lugar a la familia, y luego a las religiones y el Estado, entre otras.

Ahora, ¿cúal es la base histórica que avala la supuesta verdad del monoteísmo? El comienzo de la escritura aparece como un eslabón imprescindible para la comprensión y transmisión de la idea de Dios, y es la “escritura sagrada”, como la Biblia por ejemplo, en donde se depositan las esperanzas y se argumenta el constructo teórico de sus verdades.

El poder que implica una verdad, por lo general, es defendido por un saber o conjunto de creencias. De esto se desprende una serie de luchas por la posesión de este poder y saber, pudiéndose observar por ejemplo el papel que han jugado el protestantismo, el ateísmo, o la posición agnóstica entre otras a la hora de la confrontación. Ahora bien, siguiendo la cita de inicio, cuando el poder represor de las instituciones supera las condiciones de coexistencia aparece la tiranía, he aquí la época de la Inquisición como un claro reflejo de lo mencionado.

La idea de un Dios que está en todos lados y en ninguno cobra suma relevancia en la mente, dado su fondo contradictorio y su cuota de omnipresencia centralizada. La palabra Dios se reproduce a través de la cultura, la política, la economía y la sociedad. En la cultura se destaca su uso en el lenguaje, como por ejemplo las frases: si Dios quiere…, Dios los cría y el viento los amontona, ¡Dios mío!, etc.

Por otro lado, cada tradición define y defiende a su propio Dios, así como también sus mandatos, prohibiciones y garantías, moldeando y afianzándose por medio de rituales y repeticiones de sentido. Es aquí que cobra importancia el control racional de los impulsos, basado en el diálogo, por ende mediatizado por el lenguaje y ejercido de una manera libre y participativa y ya no de dominación.

La cuestión de la salvación es uno de los ejes de la creencia en un Dios, ya que este posibilitaría la continuidad de la vida, permitiendo una restitución de los límites que la existencia presenta. En consecuencia, la culpa y el castigo cobran valor en el papel moralizador de la creencia.

Cuestionar la posibilidad de que Dios no exista trastoca la estructura en la que se sostiene el monoteísmo, ya que abriría nuevas oportunidades o dimensiones de conocimiento de uno mismo y de la realidad, dejando una brecha abierta a nuevas interpretaciones…

¿Quién es Dios? Es una pregunta que puede ser respondida de diferentes ángulos dependiendo en donde uno se sitúe, o incluso, no respondida, sino recuestionada:

¿Dios es sólo una idea que nos ayuda a soportar lo transitorio de todo? ¿Es una representación de nuestras propias expectativas? ¿Hay una estrecha relación con la figura paterna? ¿Cuál es la noción clave que lo define? ¿Puede la fé ser lo suficientemente sólida como para esperar las retribuciones que el supuesto Dios ofrecería? ¿Hasta qué punto Dios funciona como un gran Otro capaz de castigar o premiar a los pecadores? ¿Qué asociación encontramos entre los gobiernos totalitarios y la democracia con el monoteísmo? ¿Dios es un estado, una sustancia o ambas? ¿Qué tipos de intereses se esconden en uno o en el monoteísmo para creer en Dios? ¿Es la ciencia y la técnica la nueva diosa de la sociedad actual, y aquella que impone las formas de relacionarnos, los mandamientos a los que nos sometemos, los castigos y recompensas, las maneras de vivir y morir mejor? ¿Será que ese único Dios de la religión monoteísta ha sido substituido al igual que los dioses de la mitología y de las tradiciones más antiguas por la cientifetichización de la técnica? ¿Cómo convive Dios en el siglo XXI con más de la mitad de la población mundial en estado de pobreza extrema?

La pregunta por Dios nos conduce a recuestionarnos sobre sus implicancias, o sea, cuales serían los intereses o intensiones que se esconden en creer en un Dios, así como también en analizar cómo se genera una estructura de poder y saber, y al mismo cómo se sostiene en el tiempo este tipo de creencias, esbozando cómo podría estar representado u operando este Dios del siglo XXI.

¡Dios mío! ¿Tanto así?

Si Dios quiere y lo permite seguiremos preguntándonos ¿Quién es Dios? O en todo caso, ¿qué es Dios?

Hasta luego…

Pintura de portada de Ribera

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