Arabia Saudíta puso este domingo punto final al toque de queda que aún regía por la pandemia de coronavirus y permitió la reapertura de mezquitas en la ciudad sagrada de La Meca, pese a que el número de casos aumenta a un ritmo de 3.000 contagios diarios en el país más afectado de Medio Oriente.
La monarquía petrolera, que registra 157.612, aunque solo 1.267 decesos, entró en la tercera y última fase de la reducción de las restricciones que comenzó el 28 de mayo.
Desde hoy reabrieron todas las actividades económicas y comerciales y se puede circular libremente entre provincias, mientras que el 75% de los empleados públicos regresarán a sus puestos de trabajo, informó la agencia EFE.
No obstante, los portavoces de los ministerios Salud, Interior y Trabajo saudíes aseguraron que “la vuelta a la vida normal no significa la desaparición del virus” por lo que se hará “una evaluación continua y se aplicarán medidas especiales contra el que no cumpla los protocolos preventivos contra el virus”.
Arabia Saudita registró durante las últimas semanas un aumento significativo de casos, llegando a alcanzar los 4.000 contagios en un día, aunque en los últimos días la cifra se estabilizado en alrededor de los 3.000, igual un elevado número.
Con la fase tres, las autoridades pretenden que todas las regiones vuelvan a “situaciones normales” previas a las del toque de queda.
El plan era de aplicación en todo el país salvo en la ciudad sagrada de La Meca, principal lugar de peregrinación para el islam en el mundo y segunda localidad saudí en número de contagios.
Sin embargo, alrededor de 1.500 mezquitas de La Meca reabrieron hoy tras casi tres meses cerradas entre medidas de seguridad sanitaria como el uso obligatorio de la mascarilla y pantallas electrónicas para concientiziar a los fieles.
Las otras 90.000 mezquitas del país ya acogían a los fieles desde el pasado 31 de mayo,
Pero todavía las autoridades no se han pronunciado sobre la posible cancelación de la peregrinación anual a La Meca, que cada año atrae a millones de musulmanes, y que ya fue postergada por la pandemia.
Por otra parte, el emirato de Dubái, centro económico de Emiratos Árabes Unidos (EAU), anunció hoy que a partir del próximo 7 de julio aceptará a turistas extranjeros siempre y cuando presenten los resultados de un test para demostrar que no tienen coronavirus.
El Comité Supremo de Gestión de Crisis y Desastres informó en un comunicado que todos los visitantes internacionales que deseen entrar en Dubái deberán cumplir con los requisitos de ingreso en EAU, como la descarga de una aplicación móvil, tener un seguro sanitario válido y presentar los resultados de un test de Covid-19.
El texto detalló que los turistas deben presentar la prueba 96 horas antes de la fecha de salida con dirección a Dubái o, de lo contrario, tendrán que someterse a un test en el mismo aeropuerto de la ciudad. Si dan positivo, deberán permanecer en cuarentena catorce días en sus casas.
Dubái, uno de los principales nodos de conexión entre Asia, África, Medio Oriente y Europa, interrumpió los vuelos a mediados de marzo como consecuencia de la pandemia.
Hasta el momento, Emiratos registra 44.925 casos de coronavirus y 302 fallecimientos.
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Mientras la motosierra de Milei destroza derechos y salarios, sus socios se llenan los bolsillos con contratos oscuros y empresas fantasmas. El escándalo que salpica a Martín Menem ya llegó a la Justicia.
El gobierno de Milei suspendió un contrato millonario entre la Obra Social del Personal Rural y Estibadores de la República Argentina (Osprera) y la empresa HTECH Innovation S.A., propiedad de Sergio Andrés Aguirre, quien no es otro que socio directo del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, en otra firma privada.
La medida fue tomada por el actual interventor de Osprera, Marcelo Petroni, tras la difusión de graves irregularidades en la facturación de servicios informáticos, y mientras el caso avanza en la Justicia federal bajo el juzgado de Ariel Lijo. Osprera ya informó la decisión a la Superintendencia de Servicios de Salud, señalando que se realizarán dos auditorías sobre la contratación de HTECH, que permanece bajo investigación judicial.
Una sociedad entre negocios, facturas y poder
La empresa HTECH Innovation fue creada en abril de 2024, apenas unos meses después de la llegada de Milei a la Rosada, y logró acceder a contratos jugosos con la obra social intervenida por el propio gobierno. ¿Casualidad? Difícil de creer.
HTECH está en manos de Sergio Aguirre, quien mantiene una sociedad comercial con Martín Menem en la empresa TR Nutrition, dedicada a la importación y venta de suplementos vitamínicos. Según consta en la declaración jurada del propio Menem, el riojano posee el 50% de las acciones de esa empresa. Antes de su salto a la función pública, Menem se dedicaba de lleno a ese rubro, vendiendo productos con su marca GenTech, como ya reveló Noticias La Insuperable en diversas investigaciones sobre sus empresas.
Facturas truchas y conexiones en la Rosada
La contratación de HTECH por parte de Osprera encendió todas las alarmas. Las primeras dos facturas que la empresa le giró a la obra social —por $40.251.879 y $7.733.119 respectivamente— tienen una peculiaridad: son las primeras que emitió la empresa en su historia, con numeración 0000001 y 0000002.
El convenio con HTECH, que arrancó durante la intervención de Virginia Montero, tenía un valor estimado de entre 16 y 20 millones de pesos mensuales, lo que arroja una facturación total superior a los $150 millones en nueve meses.
Pero eso no es todo: tanto Aguirre como Montero ingresaron a Casa Rosada, y según reveló C5N, se habrían reunido con Eduardo “Lule” Menem, primo de Martín y uno de los operadores clave del gobierno de Milei. Esta conexión directa con el poder refuerza las sospechas de que se trató de un negocio armado entre amigos, usando la obra social de los trabajadores rurales como caja.
La intervención de Osprera, los negocios del clan Menem y la denuncia judicial
La intervención de Osprera fue dispuesta por el gobierno en agosto de 2024, aduciendo deudas y un fuerte déficit. Poco después, como si nada, se contrató a la flamante HTECH para «modernizar» sistemas.
La causa judicial, que ya tramita en el juzgado federal de Ariel Lijo, avanza por la denuncia presentada por los abogados de José Voytenco, el titular desplazado de UATRE, quien está en conflicto abierto con la intervención oficialista. El escándalo crece día a día, y la red de favores, contrataciones entre socios y uso del Estado como negocio privado ya no puede ocultarse.
¿Quién audita a los auditores?
Desde que comenzó el gobierno libertario, el relato de la “casta” fue la pantalla perfecta para ocultar el saqueo por parte de los propios libertarios y sus socios empresariales. Martín Menem, que llegó al Congreso declarándose «anticasta», hoy aparece como parte activa de una red que mezcla negocios personales, contratos públicos y relaciones familiares con el poder.
Este nuevo escándalo vuelve a dejar en evidencia la hipocresía de Milei y su círculo íntimo, mientras las y los trabajadores rurales ven deteriorarse su atención médica y se recortan prestaciones en nombre del ajuste.
Durante los últimos días, distintos vecinos reginenses recibieron, por parte del municipio, apercibimientos por alimentar en sus veredas a perros callejeros: ¿Está prohibido darle de comer a los animales de la calle? La respuesta la podemos encontrar en diferentes cuerpos legislativos, tanto a nivel municipal (Ordenanza Municipal 014-14), como nacional (Ley Nº 14.346) e internacional…
Hubo un tiempo en que lo personal era político y todas a favor de tirar abajo el patriarcado. Entonces ocurría, en Argentina, la Revolución de las pibas, de las mujeres, del colectivo LGBT+, de las viejas. Mientras tanto, también en Argentina, en Belén de Escobar, Claudio Contardi violaba y tenía virtualmente secuestrada a su mujer, Julieta Prandi, y cuando ella se resistía la acusaba de putita, seguro estás con otro. Como la propia Prandi contó, cuando iba a denunciar a la comisaría, escuchaba a otras mujeres, más pobres que ella, que recibían como respuesta: volvé a tu casa que ya se le pasó la borrachera (¿dirían mamúa o pedo, los policías?).
El 3 de junio de 2015 fue la primera marcha del #NiUnaMenos, el #MeToo se viralizó en 2017 y llegó al país —no sin discusiones internas—, y 2018 fue el año del primer debate por el aborto en el Congreso, la causa que unificó a todos los feminismos. Prandi denunció que en esa época Contardi la violó, al menos, 144 veces. Los años más feministas de la historia argentina.
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La miniserie que compite con Netflix estos días (¿ya la están filmando?) tiene todos los ingredientes de una buena telenovela, una versión remasterizada de La Bella Durmiente en tiempos de avance feroz de las ultraderechas, con una heroína, un príncipe, un villano y un montón de otros personajes necesarios para la construcción de una trama que habla de un tema complejo: lo que pasa entre las sábanas en el dormitorio principal cuando no hay deseo ni amor sino sometimiento y dolor. Los cuentos de hadas son relatos de terror con final feliz. Lo que vivió Julieta Prandi en manos de su depredador, Claudio Contardi, aparentemente también. Hoy podemos decir que esta miniserie tiene un desenlace feliz, aunque las heridas de la víctima recién empiecen a curarse.
¿Por qué no podemos despegarnos de esa pantalla? ¿Por qué nos interpela tanto?
El caso Prandi vs Contardi podría leerse a partir de una enumeración de hechos contados con números:
1. Claudio Contardi fue condenado por el Tribunal Oral en lo Criminall N° 2 de Zárate-Campana a 19 años de prisión “por abuso sexual con acceso carnal agravado por causar un grave daño en la salud mental de la víctima de manera reiterada en concurso real”.
2. El fiscal pedía una pena de 20 años de prisión. La querella, representada por el abogado de Julieta Prandi, Javier Baños, extendía el pedido a 50 años.
3. En la lectura del veredicto dictaminado por los jueces Lucía Leiro, Daniel Rópolo y Mariano Aguilar consta que los abusos ocurrieron durante 8 meses, entre julio de 2015 y marzo de 2018 en Belén de Escobar.
4. En febrero de 2019, después de 8 años de matrimonio, ella le pidió el divorcio. Tuvieron 2 hijos.
5. Lo denunció en octubre de 2021 y la causa fue elevada a juicio en octubre de 2022. La condena se empieza a cumplir 10 años después del comienzo de los hechos, casi 4 de la denuncia y 3 del juicio. En ese lapso Prandi vivió aterrorizada.
6. En el juicio declararon 14 testigos.
7. La restricción de acercamiento del acusado a la víctima durante el juicio fue de 300 metros.
8. Prandi declaró que Contardi la violó 144 veces. 144 es el número para denunciar violencia de género, ¿una paradoja?
El mediodía del miércoles 13, cuando Julieta Prandi se enteró del veredicto, se puso a llorar. Acto seguido, de la mano de su actual pareja, Emanuel Ortega, rodeada primero de camarógrafos en la sala de audiencias y luego de micrófonos en las escalinatas a la salida del Tribunal, dijo:
—La Justicia finalmente escuchó. Hoy vuelvo a vivir. Hay un antes y un después.
El mejor desenlace para la telenovela que supimos consumir con morbo y avidez las últimas semanas. El final feliz del cuento de hadas.
La abogada Sabrina Cartabia, que había representado a Thelma Fardin cuando denunció a Juan Darthés (condenado a 6 años de prisión en Brasil en 2024, pena ratificada en marzo de 2025 y que ayer generó revuelo a partir de una noticia fake), le dijo a Anfibia, luego de leer la sentencia:
—El fallo aplica los estándares de la Corte Interamericana de DDHH para valorar la prueba en casos de violencia sexual. No es el primer caso en Argentina que los recepta, pero es indudable que por su impacto mediático y social es relevante que el poder judicial utilice estas herramientas.
El inconsciente de Contardi
Un recorte significativo de las declaraciones del acusado y de la víctima reproducidas por los medios deja ver un poco más allá (o más acá):
Contardi:
—Yo estaba enamorado, me casé enamorado y tuve dos hijos con ella, enamorado. Nunca abusé de ella sin su consentimiento.
Vale la pena detenerse en la frase “Nunca abusé de ella sin su consentimiento”. Prandi dijo: “Su inconsciente lo traicionó”. ¿Allí habla el inconsciente de Contardi? (en el doble sentido intencionado que la pregunta sugiere). O, dicho en el barrio: ¿Se manda en cana solo? ¿Se cree impune? ¿Todo eso y más? Bueno, la Justicia dijo: no funciona así, sabelo. No era amor, era abuso.
Flavia Crupi, psicóloga de Prandi durante el proceso, dijo en una entrevista con los medios fuera del Tribunal de Campana:
—Solamente con escuchar es suficiente.
Tanta razón tenía. En su declaración como testigo, había afirmado:
—Yo a ella le creo porque hay cosas que dijo que son inimaginables. Que yo no puedo contar por secreto profesional, pero que ella tampoco, por pudor y vergüenza, porque es escalofriante.
El te creo, hermana feminista se resignifica. ¿Queremos que nos cuente? ¿Hasta dónde llega el morbo?
Prandi:
—Yo era su esposa y lo tenía que hacer. Mientras dormía me agarraba del cuello, se ponía por detrás, abusaba de mí y cuando acababa, salía y lo hacía sobre mi cuerpo. Cada vez que lo recuerdo me dan ganas de vomitar. No fui violada una vez, sino infinidad de veces.
Luego, dirá que en el juicio debió revivir una y otra vez los hechos, la revictimización de la víctima. Demasiados dedos en la llaga.
Quizás la más significativa de sus frases haya sido:
Rita Segato nos enseñó que la violación no tiene que ver con el deseo sexual sino de dominación; es un acto de poder y de disciplinamiento moralizador sobre la mujer que se aparta del lugar que le es asignado socialmente: la esposa tiene que complacer al marido.
Prandi:
—Quiero que pague los años que me robó de vida y el maltrato que padecí. Quiero que pague con la cárcel, es la única manera de saldar este dolor. Espero una Justicia digna que esté a la altura. Demostrémosles a las víctimas que si denuncian van a tener paz. Está en manos de los jueces. Quiero irme a mi casa y que este individuo esté preso. Se trata de mi integridad y también es el ejemplo que le tienen que dar a todas las víctimas de violencia.
Que pague. Durante la lectura de la sentencia, como es habitual, se estableció que el condenado deberá hacerse cargo de los costes del juicio. La víctima, que además sufrió violencia psicológica y económica por parte del victimario, ya pagó. Cada vez que él abusó de ella “con” su consentimiento (en palabras de Contardi), cada vez que la amenazó, cada vez que la manipuló. El costo es físico, económico y psicológico.
A la salida del Tribunal, un periodista poco informado le preguntó a Prandi si ahora que todo había terminado, iba a volver a trabajar. Y ella le replicó que nunca había dejado de hacerlo (coconduce un programa a la tarde en la 100, Sarasa). Las mujeres facturan de Shakira en otro giro feminista.
La causa sigue. Contardi contrató nuevo abogado: Fernando Sicilia reemplazó al anterior defensor, Claudio Nitzcaner. Lo primero que hará es presentar un habeas corpusreparador para pedir la libertad hasta tanto el fallo quede firme.
El condenado pasó la noche en la dirección de Investigaciones de la Policía de Campana para luego ser trasladado a un penal bonaerense, la Alcaidía 3 de Melchor Romero, en La Plata, donde pasan sus días los rugbiers del caso Fernando Báez Sosa.
Fernando Burlando, titular del estudio de abogados de Prandi, dejó en claro el precio que va a tener que pagar y las pruebas a las que deberá someterse Contardi, una reversión de la Ley del Talión o del ojo por ojo para casos de violación:
—Tristemente famoso pero para ser figurativo: todo lo que han visto en las series e incluso nacionales vinculada a cómo es la convivencia en las unidades carcelarias, tiene muchísimo de realidad. El servicio penitenciario toma precauciones y en este caso también debe tomarlas para que a Contardi no le pase nada. No deberían pasar esas cosas, pero bueno, la población carcelaria también es emocional. (El que las hace las paga de Bullrich, una bicoca).
Cartabia es crítica con respecto a esta postura:
— Ser ultrajado no es parte de la condena, es un trato cruel, inhumano y degradante que nadie merece y siempre configura un delito. Contardi debe cumplir una pena en condiciones dignas y el sistema debe ser garante de que no se de un giro perverso cuando condenamos por un lado la violación, pero nos regodeamos por el otro sobre el destino cruel que le espera a un condenado. Justicia es que no haya más violaciones y responsabilidad es que en los penales no se celebre el daño a las personas que nos indigna y sensibiliza extramuros. Si no nada habrá cambiado y la violación seguirá siendo parte de nuestro cotidiano.
La cuarta ola salpica
Lo que el caso Prandi vs Contardi pone sobre la mesa, y en la cama del dormitorio principal, son los casos de violación en el interior de los matrimonios. La pregunta sería: ¿y por casa cómo andamos? El caso habilita y expande la cuestión espinosa también a las feministas. En la miniserie en tiempo real que compite con Netflix, una protagonista inesperada se convierte en la voz de las que no tienen voz. Se trata de un caso que interpela no solo porque tiene todos los ingredientes de una buena telenovela sino también porque ocurre “en las mejores familias”. La actriz que se hizo conocida a comienzos de los 2000 en el programa Poné a Francella, modelo, conductora, mediática, belleza hegemónica, autora de la novela Yo tendría que estar muerta -ficción catártica basada en hechos muy reales-, mujer de clase media alta que denuncia a su exmarido empresario gastronómico y forma una nueva pareja con un hombre bello, músico de familia ilustre que la escucha, la acompaña, musicaliza su libro (el tema se llama Presa) y le habilita la memoria del trauma y su relato, entonces ella toma conciencia de su situación y admite el privilegio de haber podido llegar a una instancia judicial definitoria por su pertenencia de clase y desde ahí se presenta como ejemplo y mensaje.
Sabemos que el agua es difícil de controlar, se escurre, se cuela por los intersticios, derrama, invade, inunda (no alcanza con privatizar Aysa). Y la cuarta ola tiene consecuencias jurídicas reales. Lo estamos viendo hoy, en tiempos de reacción contra todo aquello que creíamos que estaba bien; la condena a Contardi ilumina las zonas oscuras de la institución matrimonial.
Tal es el impacto social del caso que hasta el biógrafo del presidente Javier Milei, el ultraderechista Nicolás Márquez, tuvo que levantar su posteo en X por los ataques que recibió. Un mensaje particularmente significativo fue el de Emanuel Ortega, donde salió con los tapones de punta en defensa de su mujer. El tuit de Márquez, desde el cual también increpaba a Ortega, decía, literal: “Cualquier mujer con dos dedos de frente y cierto nivel cultural, al ser golpeada o abusada por su esposo se separa en el acto y hace la denuncia pertinente… ¿Cómo hizo para vivir por años bajo ‘secuestro’ sin escaparse?”. Cuando sabemos que ser abusada por su esposo y no poder separarse es justamente lo que pasa en la mayoría de los casos de la violencia de género que atraviesan todas las clases y niveles socioculturales.
El mundo del espectáculo no se quedó atrás y, salvo Pampita, que prefirió abstenerse de opinar, se multiplicaron los mensajes de apoyo, desde Guillermo Francella hasta Graciela Borges, pasando por Yanina Latorre, Agustina Kampfer y muchísimos más. Marina Calabró, en un programa junto a Facundo Pastor, se solidarizó con la víctima, pero planteó la duda sobre si el caso hubiese escalado si la víctima no hubiera sido quien es. Una vez más, la cuestión de clase. El tema no es político porque los trolls mileístas le hayan dado batalla cultural. Es político porque interpela al Estado y a nosotros y nosotras, habitantes del pueblo argentino.
Tal vez hoy estemos frente a un comienzo de cambio. Sin duda, para Julieta Prandi y sus hijos lo es (también para Contardi, naturalmente). Un tiro para el lado de la justicia. Un retroceso que, paradojalmente, empuja hacia la victoria, la reacción que provoca una acción. Una buena para los buenos. Hoy hay esperanza.