| |

MODA SUSTENTABLE: EL FOCO EN LOS PROCESOS PRODUCTIVOS

¿Será necesario llegar a situaciones límite para despertar?

Los últimos años trajeron un poco más de conciencia en todos los aspectos, es innegable que la llegada del covid 19 nos sacudió en varias formas y que, de alguna manera, fue un punto de inflexión para que algunos entendamos que la vida es aún más finita de lo que creíamos.

Pudimos parar, pensar y repensar en cómo estábamos viviendo, nuestros ritmos, nuestros alimentos, nos propusimos nutrirnos en el cotidiano con personas positivas, utilizar nuestra energía en conversaciones y discusiones que realmente valen la pena, además nos replanteamos nuestra alimentación en distintos aspectos de la vida. Porque alimentarse también es lo que miramos, lo que utilizamos a diario. Estamos de acuerdo que es distinto levantarse y prender un televisor para mirar las noticias por la mañana que levantarse y hacer una meditación, o abrir la puerta y salir al jardín y contemplar en silencio un minuto el verde que nos rodea.

Si, de pronto paramos. Nos miramos al espejo y nos animamos a tomar las riendas de nuestra vida, nos empoderamos y nos jugamos por lo que realmente nos importa, nos sentimos con la libertad  y nos hicimos cargo de lo que consumimos. Nos transformamos en mejores consumidores, un poco más conscientes porque entendimos que hay cosas que no dan lo mismo en esta vida y que de alguna manera todo es un alimento para el alma.

Cuando nos vestimos también nos estamos alimentando, es la prenda que está en contacto con nuestra piel durante el día, nos protege, es la primer capa que tenemos con el entorno, es una forma de mostrarnos al mundo, una carta de presentación, nos vestimos y nos miramos al espejo. ¿Nos devuelve el espejo la imagen que queremos tener de nosotros mismos? ¿Cuántas veces te cambiaste en un día porque no te sentías a gusto con las prendas elegidas?

La ropa te puede alimentar un día positivo y uno negativo también, nos lleva tiempo decidirnos, una de las razones por las cuales Steve Jobs usaba siempre su conjunto de jeans Levi’s y polera negra, además de ser parte de una historia que surgió al querer un uniforme para los empleados de Apple. Él vio el tiempo destinado a esa decisión de qué nos ponemos y decidió utilizarlo para tomar otras decisiones, más importantes para él.

Más allá del tiempo que utilizamos, si nos parece más suave un textil para nuestra piel o la paleta de colores se ajusta mejor a nuestro tono de cabello también nos entendimos como parte de una cadena productiva, ya ni siquiera somos el último eslabón de la industria textil ya que ahora sabemos que somos responsables del final de nuestra ropa, que todavía la misma sigue un trayecto.

 ¿Quién hace mi ropa? ¿Trabaja en condiciones dignas esa persona? ¿Los tintes son naturales o sintéticos? ¿En qué mar se tiraron los excedentes de los mismos? ¿Las personas que hicieron el trabajo de tintura, tenían los elementos suficientes de protección? ¿Su salario les alcanza para mejorar su calidad de vida? ¿La de sus hijos? ¿Estas prendas se realizan en países que no tienen políticas ambientales, laborales y sociales claras? ¿Por qué es barata o cara una prenda? ¿Si la donamos llega a manos que realmente lo necesitan? ¿Vale la pena un proceso de reciclado? Si la tiramos, cómo gestiona nuestro municipio ese residuo? ¿Se entierra, se quema?

Hacernos estas preguntas significa un puntapié inicial para comprar de forma más consciente. Preguntarnos hoy todo esto ya es un acto revolucionario.

Afortunadamente la moda no fue la excepción y se puso más en foco en los procesos productivos, esa pausa que necesitamos para volver a hacer las cosas de otra forma, también pasó en estos tipo de procesos, surgió de forma espontánea en algunas empresas, dado al nuevo rol activo, flexible y más humano de parte de los directivos y en otras realizaron el cambio porque los consumidores acceden a toda la información de forma rápida y están cada vez más actualizados, más exigentes. La decisión del cliente determina gran parte de las decisiones de una empresa.

Ahora bien, hay varios conceptos que se mezclan, se confunden entre lo que es la sostenibilidad, sustentabilidad, en el caso de la moda, están los títulos de ropa realizada con insumos orgánicos, ecológica, reciclada y a veces confundimos estos términos englobándolos y en realidad son muy distintos entre sí.

La moda sustentable y moda sostenible son conceptos complementarios, la moda sustentable se enfoca en un crecimiento regulado enfocado en utilizar de manera eficiente los recursos naturales y humanos. Gro Hurlam Brundtland en 1987, durante su mandato como primer ministra en Noruega definió al desarrollo sostenible como “aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias”, se refiere a un sistema que se puede mantener y perdurar en el tiempo.

La moda orgánica o ropa ecológica hace referencia a prendas fabricadas con fibras naturales, cultivadas con ciertos estándares de producción, por ejemplo un cultivo libre de pesticidas, herbicidas y/o fertilizantes sintéticos, en el caso de la ropa en 2002 se llegó a un acuerdo entre distintos sectores del mundo textil  que dio como resultado La Norma Textil Orgánica Global (GOTS, Global Organic Textile Standar).  Esta norma define los requerimientos reconocidos globalmente para asegurar la condición orgánica de los productos textiles, desde la obtención de la materia prima, procesamiento de la fibra, fabricación, empaquetado, etiquetado hasta la distribución,  a través de una producción responsable con el medio ambiente y el medio social, a fin de que el producto final ofrezca al consumidor la necesaria seguridad y credibilidad.

La moda circular está basada en un sistema económico circular en donde se trabaja sobre procesos creativos y productivos con el fin de optimizarlos y reducir el uso de recursos naturales y humanos. Lo cual esta propuesta se acomoda un poco mejor a la situación ambiental actual ya que desde el punto cero de una línea de producción se planifica estos puntos fuertes innegociables.

De lo que se denomina Moda Circular se desglosan dos conceptos interesantes, el “Supra Reciclaje” (o Upcycling) y “Zero Waste”.

Este último es ideal para el presente y futuro, se diseñan las prendas de tal manera que el residuo sea mínimo, se intenta descartar la menor cantidad de tejido y si existe un residuo de la línea de producción este cuenta con un destino, por ejemplo un sub-producto.  En el caso del Supra Reciclaje, se trata de una forma creativa e innovadora, en algunos casos, de transformar residuos en prendas nuevas, de alargar la vida útil de la ropa que utilizamos.

Estamos viviendo un momento muy crítico en el plano ambiental y es clave nuestro compromiso como consumidores conscientes, tenemos un poder sobre la industria del que todavía no estamos enterados. Si todos tomamos el hábito de hacernos varias preguntas antes de comprar, podemos hacer cambios imperceptibles pero contundentes en conjunto.

Siempre digo que lo que a uno le costó barato es porque alguien más pagó ese coste. Think About it!

Imágenes:
By fashion revolution
By puro diseño

Difunde esta nota

Publicaciones Similares

  • |

    EN LA UNIÓN ESTÁ LA FUERZA, LEÑAKINGOS CAMPEÓN DE LA «COPA JM»

    La primer compe del año fue para Leñakingos. El «Play-On» tuvo su primer torneo de verano y la familia acompañó, un excelente marco familiar disfrutó de la «Copa JM Estudio Jurídico». El domingo 6 de febrero fue la fecha en que el «PLAY-ON» del río Negro abrió sus puertas, o mejor dicho tranqueras, para recibir…

    Difunde esta nota
  • PERIDINÁMICA O LA CIENCIA DE LAS FRACTURAS

    Vivimos en una época de fracturas sociales, políticas, económicas y de salud. La Teoría Peridinámica es una ciencia que estudia los mecanismos de fractura en materiales sólidos, a partir de fenómenos no líneales o discontinuidades y modelos matemáticos de computación, siendo desarrollada en el año 2000 por el Dr. Stewart Silling. El nombre peridinámico proviene…

    Difunde esta nota
  • ¿Cómo enfrentar el “contragolpe cultural”?

     

    Así como las afirmaciones terraplanistas no modifican el hecho de que la Tierra sea redonda, así como los movimientos antivacunas no cambian la naturaleza contagiosa del Covid, el conservadurismo cultural, expresado hoy por fuerzas como las que lideran Javier Milei y Donald Trump, no modifica esta realidad: las sociedades humanas son constitutivamente diversas, heterogéneas y desiguales; en todas las comunidades humanas, pero aun más en aquellas donde existen el dinero y el Estado, hay multiplicidades y hay disparidades.

    Qué hacer con esta diversidad es un debate que viene concentrando la mayor parte de la historia ideológica, filosófica y política, y que por supuesto no está saldado. Dentro de estas controversias, uno de los capítulos centrales es el concepto de libertad, que ha sido utilizado por la extrema derecha como una de sus banderas. Para los conservadores, hoy llamados libertarios, la libertad se basa en la idea de que somos todos iguales: un rico y un pobre son consecuencia del modo distinto en que cada uno usó sus posibilidades. En esta mirada, la desigualdad fáctica es una consecuencia de una igualdad ontológica. Para las corrientes conservadoras, la libertad agiganta desigualdades. El rol del Estado, además de garantizar seguridad y justicia, debe ser restringir la diversidad: el Estado, que no debería cobrar impuestos, sí debe decretar que hay dos géneros, que la familia debe estar constituida de cierta manera y que las mujeres no pueden disponer de sus cuerpos.

    Desde una mirada democrática y progresista que asume que las sociedades son por naturaleza diversas, en cambio, la igualdad es algo a construir. Pero esa perspectiva hoy está a la defensiva. A través de una serie de subterfugios de ingenieros del caos, la posición histórica que conjuga liberalismo cultural, pluralismo político y justicia social ha sido estigmatizada como “woke” o “progresista”. La expresión “woke” surgió en Estados Unidos, un territorio de alta intensidad en la batalla cultural, en referencia a “despertar” (awake) ante la discriminación (“despierto” en el sentido de “concientizado”); pero hoy se usa de modo despectivo, que es la connotación que le dio Milei en su discurso en Davos. Como si las personas que descienden de esclavos o de pueblos originarios, como si las mujeres, que hasta hace setenta años no podían votar, hoy, justamente porque se reconocieron algunas de esas desigualdades, contaran con privilegios.

    La derecha conservadora está presente en distintas corrientes políticas, del mismo modo que la corriente que defiende las diversidades está presente –aunque no de modo uniforme– en partidos distintos. En Argentina, el peronismo, el radicalismo, el socialismo y la izquierda cuentan entre sus integrantes con personas que defienden este punto de vista. Se trata de una corriente que busca principalmente dos metas: que las personas y los grupos sean cada vez más libres, y que esa libertad se sostenga en formas igualitarias que la hagan real y no puramente declarativa o formal. Es una corriente de opinión que pone en escena grandes tradiciones culturales de la modernidad, heredadas de la Revolución Francesa y la Estadounidense, y que no tiene una única posición en materia de desarrollo económico, justicia distributiva o lucha por la igualdad. Ese “progresismo” no está en contra de ninguna religión, pero sí lucha por una separación completa de cualquier religión y del Estado. Ninguna ley puede sustentarse en creencias religiosas. Pero sí debe haber leyes que, por motivos universalistas, exijan el respeto de todas las religiones. Esta perspectiva, sometida hoy a una fuerte ofensiva, merece una reflexión autocrítica.

    Acerca de la autocrítica

    La hegemonía cultural de la extrema derecha impacta en el campo progresista. ¿Los movimientos por la libertad de las diversidades se “pasaron de rosca”? La ofensiva cultural de Milei y las derechas extremas, la derrota electoral del peronismo y los niveles de inflación y pobreza que dejó el gobierno de Alberto Fernández han planteado ese debate. ¿Hay una incidencia de la lucha por las diversidades en el oscurantismo que estamos viviendo hoy? ¿No habremos ido demasiado lejos? ¿Se puede seguir sosteniendo la defensa del colectivo LGTBQi+ en el contexto actual?

    Los procesos sociales y políticos siempre son imperfectos. Conocer esas imperfecciones, practicar la autorreflexión, es clave para mejorarlos. Por otro lado, se trata de movimientos profundos y de larga duración. En Argentina, por ejemplo, el movimiento masivo de mujeres de los últimos años comenzó en 2015 con el “Ni Una Menos”, una gigantesca movilización contra la violencia de género. ¿Frenar el reclamo contra los asesinatos de mujeres hubiera sido “menos radicalizado”? Y hoy, ¿qué está más vigente? ¿El reclamo de que no mueran más mujeres por el hecho de ser mujeres o la propuesta oficial de retirar del Código Penal el agravante por femicidio?

    La autocrítica no equivale a autoflagelación; debe ser una reflexión sobre prácticas y políticas que nos implican. Entre las múltiples causas que produjeron esta nueva etapa histórica global de las derechas extremas están, en efecto, los profundos déficits de la izquierda, la centroizquierda y los partidos tradicionales. Pero no coincido con quienes, subidos a la marea reaccionaria, afirman que la culpa es del progresismo, de un supuesto “wokismo” o de una “excesiva” ampliación de derechos civiles. Ese argumento puede terminar en diputados que voten con Milei regresiones culturales o puede llevar a un catolicismo de gobierno en contra de la libertad de las personas y los grupos. Empieza cuestionando el DNI no binario y termina aboliendo el divorcio.

    Pero entonces, ¿cuáles son esos errores de la izquierda? Si hubiera que elegir uno, diría lo siguiente: mientras las vocaciones igualitarias y de justicia social se tornaban cada vez más difíciles de lograr, en gran parte por no tener una alternativa concreta al capitalismo neoliberal, la izquierda avanzó con leyes y políticas tendientes a garantizar derechos civiles. Dependiendo de los países, se avanzó en materia de identidad de género, aborto, discriminación positiva, educación sexual, matrimonio igualitario, derechos de los pueblos originarios y los migrantes. Cuantas más dificultades aparecían en materia económica y social, cuanto más complicado se hacía sostener el horizonte de movilidad social, más se acentuaron estos derechos como compensación.

    La autocrítica no equivale a autoflagelación: debe ser una reflexión sobre prácticas y políticas que nos implican.

    Ese fue el gran problema. Las libertades civiles no pueden compensar el fracaso económico o social. Si son las únicas banderas que se agitan cuando se desfinancia el Estado de Bienestar, se retiran regulaciones públicas o se producen escaladas inflacionarias, como en el caso argentino, se corre el riesgo de que las fuerzas democráticas queden reducidas y debilitadas. Los límites para corregir o superar el neoliberalismo los terminan pagando los avances en materia de diversidad o pluralismo.

    Mi primera tesis es que, frente a quienes creen que la ampliación de libertades favoreció a la derecha extrema, creo que su causa es el fracaso económico.

    En segundo lugar, la cuestión de los particularismos. Mientras Martin Luther King buscó cambios que mejoraran la desigualdad estructural de la sociedad norteamericana, muchas políticas de la identidad del siglo XXI se concentraron en derechos particulares. Y es difícil pedirles algo más que simpatía pasiva o inactividad a quienes no están directamente involucrados en la conquista de un derecho. Esto no implica que movimientos como “Ni Una Menos”, “Black Lives Matter” o la “Marcha anti-fascista” de febrero de 2025 no hayan sido señales contundentes en la dirección correcta, sino simplemente llamar la atención sobre cuál puede ser el alcance de esas convocatorias.

    Algo similar ocurre con el “lenguaje inclusivo”. Se trata de un cambio cultural crucial, que busca ampliar libertades e incluir diversidades. Pero debe expandirse a partir de la posibilidad, no como imposición. Los mayores fracasos del cambio cultural ocurrieron cuando se pretendió imponer a través de prescripciones. El liberalismo cultural busca ampliar, no restringir, las posibilidades de las personas.

    El caso de las cuotas

    Muchas veces, en lugar de luchar por cambiar una legislación, una política o un presupuesto, las reivindicaciones progresistas se enfocaron en personas concretas: los varones blancos, incluyendo casos de punitivismo extra-judicial, como escraches a adolescentes, altamente polémicos. En aquellos casos, hubo voces feministas potentes que alertaron que el feminismo no surgió para cambiar al dueño del poder del patriarcado, sino para modificar un tipo de poder y de dominación. El punitivismo y la cultura de la cancelación fueron algunos de los errores más graves. Pero no es verdad que sean inherentes a los reclamos por la diversidad y la libertad: fueron casos minoritarios en causas justas.

    Detrás de este tipo de cuestiones aparece un problema que vale la pena debatir a futuro: la tensión entre lo particular y lo universal. Si cada uno de los grupos discriminados reclamara sólo para sí mismo, si todo se tradujera en una simple cuota por grupo, a largo plazo se terminarían socavando algunos de los consensos culturales necesarios para mantener las políticas de acción afirmativa. Un ejemplo es el de las universidades. En la mayoría de los países del mundo existe un sistema de examen de ingreso a la universidad y cupos por carrera. Al observar las universidades se hacía evidente que la abrumadora mayoría de los alumnos eran varones blancos. Eso llevó a reclamar políticas de cuotas raciales, étnicas y nacionales, como las que se terminaron concretando en Estados Unidos y Brasil. Este sistema garantizaba una mayor presencia de diversidades, restando lugares a los blancos. Pero, ¿qué quedaba, por ejemplo, para los blancos pobres? ¿Quién se preocupó de su situación? En muchos casos fueron los grandes olvidados, lo que contribuyó a que volcaran su respaldo a fuerzas políticas conservadoras que dicen defenderlos. ¿Qué hubiera ocurrido si se hubiera incluido una cuota general para los estudiantes de colegios públicos de bajos recursos en el ingreso a la universidad? Mientras en un terreno puramente cultural la especificidad por grupo es adecuada, en cuotas vinculadas a desigualdades puede no producir las consecuencias buscadas.

    En un mundo dominado por la incertidumbre económica, en el que se achican los recursos públicos, muchos países optaron por un modelo de cuotas para asegurar la presencia de los grupos discriminados no sólo en el acceso a la universidad sino también al empleo público –y en ocasiones al empleo privado–. Esto implica que los logros de la ampliación hacia los sectores discriminados se hicieron sobre la base de una reducción relevante de la participación de los sectores anteriormente privilegiados. Y esta estrategia, correcta desde un punto de vista filosófico, se topa con un problema político. Las personas de carne y hueso que se ven afectadas, que no logran ingresar a la universidad o no consiguen empleo, se van pasando en masa al ejército del “contragolpe cultural”, esperando el surgimiento de un Trump, un Milei o cualquier otro líder que proponga revertir la situación.

    Se trata de un error recurrente del progresismo: no percibir el dolor de las víctimas de sus políticas, y no elaborar una respuesta. Mi punto es sencillo: si se presuponen las restricciones económicas, como de hecho las aceptaron la mayoría de las fuerzas de centroizquierda en Europa y América, que los perdedores de la discriminación positiva pasen al otro lado es inexorable. Pero si se cuestiona un modelo que reduce los impuestos a la riqueza y desfinancia al Estado, y se usa ese dinero para ampliar el acceso a la universidad y el empleo, logrando mejorar la diversidad sin afectar drásticamente los espacios previos, la base política de la derecha extrema quedará reducida. Es cierto que esto no es posible para los varones privilegiados, que inexorablemente se verán afectados: será necesario pensar una política cultural específica para ellos.

    La defensa de la libertad

    Estamos ante un feroz ajuste a las libertades y es urgente emprender una fuerte defensa de políticas por la libertad basada en igualdades. La libertad, convertida en el eslogan hueco de la extrema derecha, no puede ser resignada por las fuerzas democráticas y progresistas. El principio básico de la lucha por la libertad es maravilloso: que las personas y los grupos puedan autorrealizarse en todas las dimensiones de la vida. Esto incluye su identidad de género, étnica, nacional, local, religiosa, así como su libertad de expresión, en la familia, en el trabajo…

    Esas libertades tienen un requisito: un piso de igualdad, porque quien sufre desnutrición no puede ser libre, quien no puede acceder a la escuela no puede ser libre. Una comunidad libre es aquella que garantiza un piso de igualdad para todos sus miembros.

    Los libertarios conservadores de la extrema derecha afirman que ser iguales es que cada uno se las arregle como pueda. Es una propaganda basada en la negación de la historia tal como sucedió. Los esclavos existieron hasta el siglo XIX bajo el imperio de la ley, y los afrodescendientes continúan siendo discriminados en prácticamente todos los países de América y Europa hasta hoy. La conquista colonial existió. El patriarcado y la desigualdad de géneros existieron… y todavía existen. En muchos países las mujeres votan recién desde hace algunas décadas. Y en la mayoría de los países europeos y americanos jamás hubo una presidenta o una primera ministra mujer. El capitalismo, por su parte, tiene mecanismos poderosos para reproducir la desigualdad de clases entre generaciones: a través de la herencia y también de la “herencia de clase”. La mayoría de los hijos de personas pobres son pobres. La movilidad social ascendente está en crisis en la mayoría de los países, y los mecanismos sociales que la hacían posible se están debilitando a un ritmo vertiginoso. Los libertarios conservadores quieren liquidar esos mecanismos, del mismo modo que se proponen atacar las leyes que tienden a asegurar libertades vinculadas a la diversidad y la disidencia. Esto implicará también contrarrestar su ofensiva individualista poniendo en valor la solidaridad, lo común y lo público. Enfrentar políticamente aquel proyecto exige autorreflexión y determinación.

     

    Difunde esta nota
  • Bronca de los libertarios de Bahía con Pareja porque les impone referentes del Conurbano

     

    Crece la bronca de los libertarios de Bahía Blanca con Sebastián Pareja luego de que el armador bonaerense haya expresado públicamente su apoyo como coordinadora seccional en la Sexta a una dirigente que fue electa senadora en el Conurbano.

    En declaraciones recientes a La Nueva, Pareja destacó «el trabajo de excelencia que han hecho nuestras coordinadoras, María Luz Bambaci y Franca Grippo». Ese gesto fue tomado dentro de la interna libertaria bahiense como un destrato más a quien encabezó la lista que ganó en la Sexta, Oscar Liberman.

    Sucede que Bambaci fue candidata en la lista libertaria que, en la Primera, encabezó Diego Valenzuela. «Nunca hizo campaña ni fiscalizó en la Sexta», dijo a LPO un dirigente libertario bahiense.

    LPO reveló que, por las imposiciones de Pareja en la lista seccional y los problemas generados con la fiscalización del 7 de septiembre, Liberman dejó de responder al presidente del partido en la provincia y se acercó a Las Fuerzas del Cielo.

    Además, la inclusión del ex intendente Hector Gay en la boleta a la Legislatura generó rispideces con el ritondismo bahiense que, a la vez, fue corrido de algunas actividades organizadas por la gente de Pareja en la Sexta, ya en la campaña al 26.

    En ese contexto, en Bahía hay desconfianza con Pareja, ya que -como contó LPO-hubo inconvenientes con la fiscalización en la elección provincial y temen que se repita la historia este domingo.

    «Todavía no bajaron los recursos prometidos», alertó una fuente de la interna bahiense que, durante la semana, advirtió que, solo en Bahía, a La Libertad Avanza, le faltaban 502 fiscales de mesa.

    Las tensiones con Pareja también abarcan a otra de las referentes elogiadas por el armador bonaerense, Franca Grippo Harrington, quien encabezó la lista de concejales en Bahía.

    Alertan sobre un caos total en la fiscalización libertaria y crece la bronca con Pareja

    De linaje estanciero por parte de madre, Grippo Harrington es nieta y bisnieta de dos ex intendentes bahienses y es delegada por Tornquist de la Sociedad Rural Argentina. Incluso, anfitrionó a Nicolás Pino en la reciente visita que el titular de la Rural hizo a Bahía. 

    Ahí, llamó la atención que algunos videos de la recorrida de Pino por la Expo Rural bahiense se hayan difundido con el sello La Libertad Avanza, ligando directamente al titular de la SRA con la campaña del Gobierno. 

    Algunos dirigentes que ni siquiera se enteraron de la presencia de Pino en la ciudad, también le recriminan a Grippo Harrington no tener una actitud aperturista hacia a otros sectores de la alianza libertaria local.

     

    Difunde esta nota
  • |

    Trenes al descarriladero: Liniers y San Miguel, dos señales del vaciamiento ferroviario

     

    El descarrilamiento de una formación del Sarmiento en Liniers, con al menos 19 heridos, vuelve a poner en evidencia la desinversión y el retiro del control estatal sobre el sistema ferroviario. Hace menos de tres semanas, un choque entre dos trenes del Urquiza en San Miguel había encendido la misma alarma. El ajuste de Milei sobre el transporte público ya muestra sus consecuencias.

    Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable

    Otra jornada negra para el Sarmiento

    Una formación del tren Sarmiento se descarriló este martes a las 15:50 a unos cien metros de la estación Liniers, cerca de la intersección de Timoteo Gordillo y Avenida Rivadavia. La formación se descalzó a pocos metros del paso a nivel, obligando a los pasajeros a evacuar entre el susto, el humo y el desconcierto.

    El SAME desplegó 40 móviles y atendió a 19 personas, de las cuales 9 fueron trasladadas a los hospitales Santojanni, Vélez Sársfield, Álvarez y Grierson. Según informó su titular, Alberto Crescenti, no hubo víctimas fatales, aunque varios pasajeros presentaron politraumatismos. El operativo de rescate concluyó cerca de las 17:20.

    En la estación Once, los pasajeros estallaron en enojo al encontrarse con cancelaciones y demoras sin explicación oficial. No es para menos: el episodio se suma a una seguidilla de fallas y emergencias en el servicio.


    Una tragedia anunciada

    Desde la Agrupación Naranja Ferroviaria Nacional, integrada al Movimiento de Agrupaciones Clasistas (MAC), responsabilizaron directamente al Gobierno de Milei: “Decimos claramente que el gobierno nacional es responsable del vaciamiento y la desinversión, dejando una infraestructura obsoleta sin mantenimiento”.

    Los trabajadores recordaron que “hace poco más de 20 días también ocurrió un hecho similar en el ferrocarril Urquiza, provocando un choque de trenes y varios heridos”, y denunciaron que “la falta de inversión en material rodante y en infraestructura genera accidentes predecibles y perfectamente evitables”. Exigieron la reestatización del sistema ferroviario y un plan de obras urgentes.

    No es una advertencia nueva. En septiembre, el sindicato La Fraternidad había realizado medidas de fuerza y “trabajo a reglamento”, denunciando públicamente el saqueo y el abandono en el sector. Pero el Gobierno libertario eligió el camino inverso: ajustar el presupuesto, reducir controles y volver a abrir las puertas a la privatización.


    El antecedente de San Miguel

    El 23 de octubre, dos formaciones del ferrocarril Urquiza chocaron a la altura de la estación General Lemos, en San Miguel, dejando cuatro heridos. La empresa Metrovías, concesionaria de la línea, habló de un “rozamiento entre formaciones”, pero los trabajadores y los pasajeros coincidieron en que el sistema de señales y mantenimiento venía fallando desde hacía semanas.

    Una pasajera, identificada como Milena, contó que “ya venía mal el servicio desde Federico Lacroze, con demoras y quejas; el impacto fue muy fuerte y se cortó la luz”. Otro testigo, Gustavo, relató que “cuando entramos a la estación sentimos el golpe, saqué la cabeza por la ventanilla y vi que habíamos chocado”.

    En aquel momento, el hecho se trató como “un incidente menor”. Hoy, el descarrilamiento del Sarmiento demuestra que no lo era: es parte de un mismo patrón de descontrol y desinversión.


    Sin control, sin inversión, sin Estado

    Desde la llegada de Milei, el Ministerio de Infraestructura —bajo control directo de Guillermo Ferraro primero y luego de Luis Caputo— aplicó un ajuste drástico sobre los fondos destinados al mantenimiento ferroviario. Los convenios con cooperativas y empresas de reparación se paralizaron, y varios sectores de control y seguridad fueron desmantelados o tercerizados.

    Mientras tanto, el discurso oficial sigue repitiendo el mantra del “Estado ausente”, pero en los hechos es un Estado retirado, que deja en manos privadas la seguridad de miles de usuarios diarios. El resultado está a la vista: dos accidentes en menos de un mes, sin muertos sólo por azar.


    El ajuste que mata lento

    Las postales de hoy —pasajeros caminando por las vías, heridos, caos en Once— son el rostro cotidiano del modelo libertario aplicado al transporte público. Un sistema donde se recorta la inversión, se desmantelan los controles y se entrega la infraestructura al deterioro.

    Cada descarrilamiento es una advertencia. Cada herido, una víctima del ajuste. Y cada accidente, una señal de que el ferrocarril argentino vuelve a ser el espejo del país: un tren sin conductor, descarrilando rumbo al desastre.

     

    Difunde esta nota
  • CoVIH-19: VIEJAS PRÁCTICAS ACTUALIZADAS

    Sobre el acto discriminatorio de divulgar (“datos sensibles”) nombres de personas bajo control epidemiológico en #Huergo. Distintos profesionales de salud con los que hablo a diario coinciden en el concepto que emparenta este virus con el del VIH en cuanto a la reacción negativa y señaladora de la sociedad ante las personas contagiadas, contactos estrechos, familiares e…

    Difunde esta nota

Deja una respuesta