Libro: “Ovejas”, de Sebastián Ávila
ESCRIBE: FACUNDO FAJARDO
“Cada uno llevaba una pata de oveja. El camino serpenteaba entre playas y acantilados. Subidas y bajadas, pasando por antiguos cauces de ríos. Costaba mantener el equilibrio con el viento del estrecho y canto rodado en los pies. Eran las tres o las cuatro de la tarde. En media hora el sol se iba. Junio era así, un mes para aprovechar las pocas horas del día”. Así comienza el libro Ovejas (2021), de Sebastián Ávila. La novela recupera el derrotero de una especie de patrulla en Malvinas, con una historia que por momentos parece fantasmagórica y que a la vez podría ser real. Otorga nuevas narrativas para una guerra de la que sabemos muy poco y de la que ya han pasado 40 años.
“La de Malvinas no es una literatura complaciente”, dice Sebastián Ávila en una entrevista con el diario Ámbito. Y eso queda demostrado en esta gran novela sobre este suceso trágico en la historia argentina. “No me interesaba ni una novela de héroes ni de víctimas. No lo invento yo, es un poco la tradición literaria sobre Malvinas”, decía el autor en otra entrevista.
Ganadora de la segunda edición Premio Futurock Novela, Sebastián Ávila construyó una atmósfera gris e inquietante donde una patrulla intenta moverse siguiendo un faro en las Islas Malvinas mientras sus integrantes se pierden, se vuelven a encontrar, pasan hambre, organizan la comida y se debaten entre dormir o permanecer despiertos porque el miedo a lo que puedan soñar los atormenta. El libro relata las peripecias de esta patrulla argentina que, junto a un peculiar prisionero, deberá enfrentar no solo al enemigo británico, sino también al clima, la escasez y las tensiones propias del grupo durante el Conflicto del Atlántico Sur.
La novela fue elegida por un jurado compuesto por Claudia Piñeiro, Fabián Casas y Sergio Bizzio entre 589 novelas inéditas presentadas desde cien ciudades de Argentina y Uruguay. Los jueces del certamen destacaron que “es una de las novelas sobre Malvinas que más me ha emocionado porque hay mucha verdad en sus personajes” (Claudia Piñeiro); “el lector pasa permanentemente de la diversión a la emoción y al llanto: todo lo que se le puede pedir a un texto” (Fabián Casas); “es una gran novela: potente, atrapante, dramática y formalmente impecable” (Sergio Bizzio).
La novela no está ambientada en la Isla Soledad, en donde se desarrolló la mayor parte del combate, sino en la Isla Gran Malvina. El autor explica que le interesó que estuviera desenfocado el escenario principal y que la lupa estuviera sobre otro escenario del cual se habla muy poco. Explica que “la historia de esos soldados es algo que siempre me conmovió un montón, porque tienen como un doble olvido”. En aquella isla, salvo combates muy menores, que fueron entre comandos, o sea que ni siquiera eran ellos, el resto del tiempo estuvieron recibiendo fuego de artillería naval y aérea. Después camuflaban posiciones o inventaban cosas para engañar a la flota británica.
El libro propone un juego onírico. Los soldados se cuentan sus sueños, sus anhelos y eso les permite llevar adelante la dura realidad que les toca vivir. Entre ellos hablan mucho y el lenguaje también toma un lugar especial en la obra. El lenguaje es sencillo, mas no vacío. Tiene una particularidad: es muy “argentino”, si se permite ese término. El español que utiliza Ávila no es para nada neutro, sino que utiliza muchas expresiones que son características de Argentina, tales como: “Abran, ‘che’”, “ustedes no saben una ‘mierda’”, “acá no vamos a elegir un ‘carajo’”, “se ve que el artillero se fue a echar un ‘garco’”, “la estás ‘pifiando’”, “a mí me parecía medio ‘boludo‘”, entre muchas otras. Además, hay diferentes dialectos en los diálogos, ya que los soldados son de diferentes provincias argentinas.
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