Fred Machado: “Si hablo, se cae el país”
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Fred Machado: “Si hablo, se cae el país”

 

El financista de Espert en 2019 espera su extradición a EE. UU., acusado de lavado de activos y narcotráfico. Un entramado que conecta a dirigentes libertarios, macristas y rionegrinos, con derivaciones que podrían dinamitar más de una carrera política.

Ocho horas con el hombre que amenaza con “fundirlo todo”

Viedma, kilómetro 20 de la ruta provincial 1. A orillas del río Negro, en una casa con perros callejeros, un buda de yeso y un cartel colorido que reza “Mi Lugar en el Mundo”, Federico “Fred” Machado cumplía arresto domiciliario mientras el país lo observaba con una mezcla de morbo y miedo. El financista que alguna vez soñó con ser leyenda de la Comarca Viedma-Patagones estaba por caer. Lo sabía. Lo esperaba. Lo temía.

El mismo hombre que financió la campaña presidencial de José Luis Espert en 2019 y que tejió lazos con empresarios del círculo PRO, escuchó en silencio cómo su destino se sellaba: la Corte Suprema había habilitado su extradición a Estados Unidos.

En esa casa, donde se refugió del ruido mediático y de los socios que lo abandonaron, la periodista Caro Fernández pasó ocho horas. Entre silencios, mates, y perros inquietos, Fred Machado pronunció una frase que aún resuena como una amenaza: “Si hablo, se cae el país.”


El ocaso del financista de los cielos

Machado vendió más de cincuenta aviones en Argentina. Entre los compradores figuran nombres pesados: el Grupo Neuss, el Grupo Frávega, Ricardo Fort, Lácteos Vidal y Sergio Mastropietro, socio histórico de MacAir Jet, la aerolínea de la familia Macri, rebautizada luego como AVIAN.

Con Mastropietro, Machado fundó en 2010 SO VAIN SA, una sociedad dedicada al alquiler y mantenimiento de aeronaves. Para los investigadores, ese vínculo fue el pase de ingreso al sistema aeronáutico argentino durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando Patricia Bullrich era ministra de Seguridad.

Según la causa, fue en esa época —entre 2016 y 2019— cuando el financista comenzó a mover capitales de origen ilícito bajo la cobertura de negocios aeronáuticos y agroexportadores. En 2021, todo se derrumbó: su nombre apareció asociado al lavado de activos del narcotráfico.


Espert, Bullrich y los silencios que delatan

Durante la charla, Machado repasa los nombres de quienes hoy fingen no conocerlo. Dice que Espert lo negó, que Weretilneck mintió, y que Bullrich guarda “silencio”.

Cuando le menciono el video filtrado del libertario en la pileta, sonríe con amargura. Luego agrega, casi sin levantar la voz: “Me mandaron un mensaje. A Santiago Caputo le hago llegar esto: ‘Yo no quiero ir a Estados Unidos. Si esto explota, yo fundo todo. Yo hablo y se cae el país mañana’. La respuesta fue: ‘Mensaje recibido’.”

Machado asegura que la Casa Rosada sabía que su extradición se aceleraría tras el quiebre de su vínculo con el economista liberal y el retiro de apoyo del gobierno de Milei. No lo dice abiertamente, pero sugiere que había acuerdos, pactos, o al menos, entendimientos que se rompieron.


El triángulo de los millones

En los papeles, el vínculo entre Machado, Alejandra Bada Vázquez (dueña de Lácteos Vidal) y Cecilia Roncero (su esposa) abre una puerta que muchos prefieren mantener cerrada. Las transferencias entre las empresas de Machado y el clan Bada Vázquez se cruzan con aportes a la campaña de Bullrich en 2023.

Según documentos financieros, Machado transfirió 3.073.354 dólares a Transportes El Nacional, propiedad de Bada Vázquez. Desde allí, al menos 215.000 dólares habrían ido a parar a la campaña presidencial de la actual ministra de Seguridad.

El rastro se ensucia aún más con la aparición de Eco Friendly, firma creada por Claudio Cicarelli, primo y supuesto testaferro de Machado, junto a Roncero. Para la Justicia, fue una de las vías de triangulación de fondos entre el empresario, los lácteos y los aportes políticos.


Aviones, cocaína y un vuelo a Entre Ríos

En enero de este año, un avión cargado con 350 kilos de cocaína aterrizó en Entre Ríos. La aeronave, según los registros, había pertenecido a Transportes El Nacional, de Bada Vázquez, y fue vendida por una suma diez veces inferior a su valor real al narco peruano Villanueva, detenido en Ezeiza.

El hallazgo cerró el círculo: negocios, política y narcotráfico. Todos caminos que, de una u otra forma, conducen al mismo nombre: Fred Machado.


Weretilneck y la trampa de la arena

El gobernador Alberto Weretilneck intentó despegarse del caso con una excusa torpe. Dijo que su reunión con Machado fue por pedido del club Deportivo Viedma. El propio empresario lo desmintió.

Pero hay más: su pareja y candidata a senadora, Andrea Confini, dirige la Secretaría de Energía provincial, desde donde se otorgaron permisos de explotación minera a Claudio Cicarelli, el mismo que figura en la red de negocios del presunto narco.

Como si fuera poco, el periodista Luciano Barroso fue despedido de un medio provincial 12 horas después de cubrir la causa Machado. Weretilneck cerró filas. Pero los datos ya estaban en el aire.


“Todos seguimos siendo hijos de alguien”

Cuando la Corte confirmó su extradición, Machado estaba comiendo banana con granola. Lo leyó en mi teléfono, se quedó en silencio y dijo apenas: “Boludo, acá estoy leyendo que habilitaron la extradición.”

Minutos después, una hilera de policías rodeó la casa. La madre lo abrazó. Los perros ladraron. Y él, que alguna vez fue el hombre de los cielos, se agachó para despedirse de ellos.

Su frase final, dicha con la voz apagada, quedó flotando en el aire patagónico: “Gracias por todo.”


Epílogo: lo que el río no se llevó

Federico “Fred” Machado no se fugó. Pudo hacerlo. Tenía río, contactos y tiempo. Pero no lo hizo. Quizás porque, como él mismo dijo, “si hablo, se cae el país.”

El hilo que une su caída con las campañas políticas de Espert, Bullrich, y la red de negocios rionegrinos, todavía está tenso. La extradición puede ser el final de su historia personal, pero no del escándalo. Lo que viene, si se confirman las conexiones y los aportes cruzados, podría ser un terremoto político que sacuda desde la Patagonia hasta la Casa Rosada.

El río Negro, ese espejo donde todo se refleja, guarda todavía demasiados secretos. Y algunos, tarde o temprano, flotan.

 

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