Mauricio Macri encabezó este viernes el Consejo Nacional del PRO, en la sede partidaria ubicada en la calle Balcarce de la Capital Federal, y planteó que “cada distrito se dé su estrategia con dignidad”.
La definición política se produjo después de un tenso contrapunto entre los dirigentes más cercanos al expresidente y los que ya decidieron pegar el salto hacia La Libertad Avanza.
De hecho, Macri estuvo lejos de pronunciar esa frase con orgullo, pese a que la repitió tres veces.
En el discurso de cierre, el líder del PRO reconoció la fragilidad de su espacio, aún cuando machacó con la idea de “preservar la identidad”. “Hay que mantener la identidad”, sostuvo en un pasaje de su intervención pero al mismo tiempo admitió: “nos toca este año hacer la mejor de las malas elecciones”.
El pronóstico dejó demudada a la plana mayor partidaria, que hasta ese momento había tramitado acusaciones sin demasiada diplomacia.
El consejo estuvo atravesado por el durísimo cruce que diseñaron entre el titular del partido en Mendoza, Gabriel Pradines, la legisladora María Eugenia Vidal y la vicegobernadora de Santa Fe, Gisela Scaglia, contra el acuerdo que trama Cristian Ritondo con Karina Milei y Sebastián Pareja en provincia de Buenos Aires.
‘El gobierno termina mal por este modelo económico’, arriesgó uno de los dirigentes más cercanos a Macri.
El mendocino Pradines fue el primero en tomar la palabra y se quejó de la conducta del bloque de diputados nacionales. “Le votan lo que quiere el gobierno”, consignó antes de recomendar que se siga “el ejemplo” del gobernador Alfredo Cornejo, quien a su criterio “negocia” el voto de sus legisladores con Casa Rosada.
Vidal y Ritondo tuvieron contrapuntos en la reunión.
En paralelo, Vidal advirtió que “no hay que echarle la culpa de todo a Milei”. “Tenemos que ver nuestros errores, no perder nuestra identidad”, expresó. Scaglia, en tanto, postuló que su camino con Maximiliano Pullaro era el indicado.
Los dardos parecían apuntar directamente contra Ritondo, Alejandro Finocchiaro y Guillermo Montenegro, que no casualmente se habían sentado uno al lado del otro.
El jefe de la bancada en la Cámara Baja recogió el guante y objetó las críticas de sus colegas. “Me parece que es tarde para esta reflexión sobre las alianzas electorales porque ya pasaron seis elecciones”, habría contestado.
‘La economía había empezado a crecer pero se estancó’, dijo Lacunza en la reunión del PRO.
Ritondo resumió que de 33 convencionales constituyentes en disputa en Santa Fe, el PRO metió cuatro, se perdió catastróficamente en la Ciudad de Buenos Aires, en Salta el macrismo quedó cuarto y en Misiones se obtuvieron alrededor de 6 puntos. “Yo estoy haciendo lo que pidió Mauricio: cuando llegó la ley bases, Mauricio nos dijo que hay que hacer lo correcto, no lo conveniente”, recordó.
También se permitió ser tajante en cuanto al acuerdo con los hermanos Milei y Pareja. “Yo voy a hacer una alianza porque tengo que cuidar a mis 13 intendentes y la única forma de hacerlo es con un acuerdo con los que miden 30 puntos”, aseguró.
Un dirigente macrista del interior trató de ser componedor a la salida del consejo. “En el mediano plazo, el PRO necesita ofrecerle a la sociedad el espacio de centroderecha que va a ir a buscar cuando pase esta hojarasca”, comentó a LPO.
Incluso, sostuvo que la lectura de Macri se basa en que su espacio político cuenta con “cuadros con experiencia de gestión”. “Nuestra visión republicana y nuestra experiencia es lo que la sociedad va a requerir”, agregó.
Del cónclave participó la plana mayor del partido, desde Ritondo y Vidal hasta el gobernador Ignacio Torres y Montenegro. También estuvieron presentes los interventores de Córdoba, Henry Leis; Corrientes, Clodomiro Risau; Salta, Leonardo Aguilar; Tucumán, Finocchiaro; y Tierra del Fuego, María Eugenia Chiarvetto.
Como acostumbra el PRO en cada reunión partidaria, solicitó un informe económico al último ministro de Economía del mandato de Macri, Hernán Lacunza.
Aunque se caracteriza por ser un expositor cuidadoso, deslizó que “el consumo no arranca”. Lo hizo un día después de que el Indec anunciara que la inflación de mayo fue del 1,5%. LPO explicó que los economistas asocian esa baja, entre otras cosas, a la caída del consumo.
“La economía había empezado a crecer pero se estancó”, resumieron sobre el análisis de Lacunza ante la consulta de LPO.
Esa perspectiva no es nueva en el partido de Macri. Durante 2024, la falta de dólares que tallaba antes del blanqueo exitoso había generado zozobra en el PRO, tanto que los macristas temían ser arrastrados por el eventual fracaso económico del gobierno libertario.
Ahora, habrían regresado las inquietudes sobre la suerte de Milei, ante la imposibilidad de acumular reservas y la caída rotunda de la actividad. “El gobierno termina mal por este modelo económico”, arriesgó uno de los dirigentes más cercanos a Macri.
¿Qué es cuidar? Cuidar es sostener, lavar, alimentar, cobijar, acompañar, acariciar, planificar, ahorrar, comprar, pagar, consolar y mimar. Todos estos verbos tejen los lenguajes de los cuidados, esos actos que demuestran la interdependencia que a lo largo de la vida todos tenemos e intercambiamos, unos con otros. Se sostienen con saberes y también con gestos. Es el corazón de quienes cuidan, quizás, lo que distingue a la humanidad. “En un mundo que descuida, el cuidado es revolucionario”, venía diciendo Eleonor Faur, socióloga, y su tesis se hizo carne y políticas públicas cuando en pandemia el tema salió del closet, emergió de las profundidades familiares y reveló que nadie se cuida en soledad.
“El cuidado sin afecto no es eficiente” y “Eso que llaman amor es trabajo no pago”, señalaron entonces los hashtags para luego repensar: bueno, sí, no todo es mercancía y en ciertos casos puede ser amor. Aciertan. ¿A veces, también, es trabajo infantil? En Argentina, siete de cada diez adolescentes se ocupan de las tareas domésticas y de cuidados en sus hogares, según el Perfil de País 2024 de ONU Mujeres. Lavar platos, tender camas, levantar juguetes y cuidar hermanos es, sobre todo para ellas, una actividad tan cotidiana como scrollear Instagram o repasar para una prueba. Sus pares varones no se quedan atrás: cinco de cada diez también se ocupan de estas tareas de manera precoz, sobre todo cuando viven en hogares monomarentales o las personas adultas pasan muchas horas fuera de la casa. ¿Cómo estudiar mientras toca hacerse cargo todas las tardes de un hermano? ¿Qué deseo de jugar queda en pie si hay que atender a un bebé? ¿Cómo vivir una infancia plena cargando con preocupaciones y responsabilidades de grandes? ¿Ser mamá es parte de un imaginario futuro incluso si maternar es una experiencia real durante la adolescencia?
Valeria va a la escuela, cursa segundo año de un secundario en un pueblo de Salta. En su tiempo libre, es la encargada de alimentar a las mascotas de la casa, vende comida en la plaza, cuida a nenas y nenes del barrio, sean hijos de vecinas o sobrinitos. Les prepara la merienda, los entretiene, sopla narices, lava las tazas, barre las migas, baja el volumen de la tele, separa peleas y consuela berrinches. Así logra juntar plata propia.
Cuando tenía 14 años, algo impensado marcó su vida para siempre: su hermana de dos años, diagnosticada con epilepsia, murió. Ni la enfermedad le había podido borrar la vitalidad, y así la recuerda Valeria, sonriendo. En ese tiempo de duelo, Valeria perdió las ganas de comer y hasta el impulso por hablar. Sentía que ya no iba a tener a nadie con quien compartir. Todo fue oscuro, nada fue importante. Tampoco notó el atraso en su ciclo menstrual. Una tarde, se tropezó jugando al fútbol. Se cayó al piso, y en el golpe sintió un dolor extremo en la espalda. Hizo cuentas. Recordó fechas. Hilvanó salidas y recuerdos. Pensó que sí, quizás, estaba embarazada.
Su hijo ya tiene dos años. A veces la acompaña a la escuela. Quedar embarazada a los 14 no le pareció extraño: sus primas pasaron por eso en una edad similar, pero abortaron. Valeria sabía que tenía esa opción, pero siguió adelante porque extrañaba esa sensación de compañía que le daba su hermana, la beba con la que posaba frente al espejo jugando a la mamá. Cuando vio las dos rayitas, pensó:
—Capaz me lo manda ella para que yo no esté sola.
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La maternidad es tema recurrente de la literatura, el cine, el arte, la ciencia. Hablar de una madre en el mundo occidental supone hablar de bondad, dulzura, abnegación y amor infinito. “Nadie podría sobrevivir sin los cuidados imprescindibles en períodos precisos como la infancia, la vejez, en condiciones de discapacidad, enfermedad o eventos traumáticos”, escribe la psicóloga comunitaria Elena de la Aldea en su libro Cuidados en tiempos de descuido. En el corazón de los cuidados están esos gestos, movimientos y mandatos espontáneos, apenas perceptibles, que recién empiezan a incluirse en los programas institucionales y previsiones económicas. “Ese gesto nos deja entrar en el tiempo del otro sin hacer ruido, casi de puntillas.”
No es lo mismo ser madre adolescente en Salta que ser madre treintañera en CABA. ¿Qué pasa cuando la maternidad transcurre en la juventud o la niñez? ¿Qué estereotipos pesan? ¿Cómo se cuida una infancia si recién se está saliendo de la propia? Pero hay algo que ellas sí tienen en común. La maternidad es un territorio en disputa: entre el deseo y la obligación, el amor y la frustración, ejercerla implica estar atravesada de mandatos y estructuras que tienen que ver con la cultura, no con la biología.
En la periferia del mundo industrializado existe una dialéctica entre nacimiento y muerte, entre supervivencia y pérdida. En su libro La muerte sin llanto, la antropóloga estadounidense Nancy Scheper-Hugues desarrolla una investigación de principios de los noventa. Entonces, se instaló en el nordeste brasileño para indagar las altas tasas de muerte infantil. No eran las muertes lo que la sorprendían: la indigencia podría explicar las enfermedades de las infancias. Indagó en la naturalización de esas muertes por parte de las jóvenes madres que sentían cierta paz luego de perder a sus hijos enfermos. ¿Qué hacía que la muerte pareciera algo tan pequeño? La exposición a tanta pérdida no había petrificado el corazón de esas mujeres. “La muerte aparecía como una opción ante la imposibilidad de la vida.”
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Luciana tenía 14 años cuando se fue de su casa, donde convivía con su mamá, cuatro hermanos y su padrastro, después de padecer muchas discusiones con él. “Yo sentía que no era parte de ahí, y me fui. Siempre eran peleas”. Un año después, quedó embarazada. Vivió con el padre de su hijo, que recién cumplía los 18. Otro año después, ya no se sentía parte de esa pareja, por las adicciones de él. Desde entonces alquila una pieza donde vive con su bebé. Algunas veces lo cruza en la escuela donde ambos estudian. Desde que se separó, él no volvió a ver a su hijo ni a pasarle plata. Su único ingreso es la Asignación Universal por Hijo. Cría sin cuota alimentaria, como el 56 por ciento de las mujeres madres, según el informe de ONU Mujeres.
Las paredes de madera que alojan a Luciana y a su hijo los hacen tiritar en invierno y transpirar de más en verano. “La casa está medio desarmada”, explica. En la parte de adelante del terreno vive la dueña. Luciana la ayuda a cocinar, hace mate, lava y cuida la casa cuando la señora no está.
A los 13 años, Luciana tuvo que dejar la escuela técnica: imposible comprar los materiales que les pedían. Tres años después, cuando su bebé aprendía a caminar, retomó los estudios, en otra escuela. Ahí puede ir con él.
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Blanca está sentada junto con su nueva mejor amiga. Tiene 16 años y Guadalupe, 19. Las dos son madres, sus bebés están con ellas, los entretienen mientras charlan antes de la próxima clase. Son compañeras del secundario. En sus mochilas también hay mamaderas, juguetes y mantitas.
Sus adolescencias están atravesadas por la maternidad pero no dejaron de cursar nunca. Si alguna vez les falta plata para comprar pañales, sus profesores las ayudan. Los días que tienen pruebas, ellos las reemplazan: acunan y mecen los cochecitos. Les dan abrigo. La escuela aloja sus vidas, otras pedagogías, no solo sus trayectorias educativas.
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Valeria, Luciana, Blanca y Guadalupe compartieron sus historias de vida, junto a otras adolescentes, para darles cuerpo a las estadísticas. Sus testimonios son parte del Estudio sobre trayectorias, experiencias y significados en torno al embarazo temprano no intencional en la adolescencia en la Provincia de Salta, una iniciativa del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Argentina. Cada una con su singularidad, hilvanaron vivencias y sentimientos. Entre otros ejes de investigación, el Estudio sobre trayectorias… indaga sobre las responsabilidades domésticas y de cuidado de las que se hacen cargo, de forma precoz.
Anabel Fernández Prieto es Oficial de Programas de UNFPA. Estuvo en los orígenes de esta investigación. En ese entonces, junto al equipo integrado también por las investigadoras salteñas Andrea Flores y Gabriela Ferro, se encontraron con las cifras de la tasa de fecundidad adolescente temprana y las rodearon de preguntas. Pensaron diversas hipótesis, siempre con el objetivo de impactar en la transformación social.
“¿Qué estará pasando que no logramos ver?”, se preguntaron. Ocupadas en conocer las historias detrás de los datos, formaron equipo. Fue vital que las académicas de la Universidad Nacional de Salta encabezaran de manera situada el contacto con las jóvenes.
¿Dónde están las jóvenes madres? ¿Por qué es tan difícil llegar a ellas a través, por ejemplo, de pediatras, la iglesia o las ONG? Cuando parecía imposible ubicarlas, las encontraron en las escuelas.
—Son casi la única institución que tracciona para que ellas sostengan su trayectoria educativa. Es el lugar donde hay un vínculo diario y cercano.
En el mapa de los cuidados se tiene en cuenta quién los brinda y quién los recibe, y también los principales escenarios donde suceden: se cuida en la familia, se cuida en el barrio, en la comunidad, en las instituciones públicas y en las privadas. Pero, ¿quién enseña a cuidar? No hay estatuto docente que forme para hacer upa a hijos de estudiantes. Ni norma institucional que sugiera armar una vaquita para comprar pañales.
La escuela es un lugar donde lo humano no se relativiza: existe. Es una caja de resonancia de infinitas experiencias personales. Las jóvenes que son mamás siguen necesitando cuidados, y no pierden ese lugar, pero sí se transforma.
Otra vez, un aula. Y una escena que adoran las investigadoras que trabajan por incidir en las políticas de cuidados. Que pasó hace muchos años, pero no importa. Al frente de la clase, la antropóloga Margaret Mead.
—Profesora, ¿cuál fue el primer signo de civilización humana?
Todos esperaban que hablara de la aparición del primer anzuelo, de la piedra afilada o el uso del fuego. Pero no. Todo comenzó con un fémur fracturado que fue sanado. Todo empezó con alguien que eligió quedarse con la persona herida, inmobilizarla, protegerla, acercarle agua, alimento y afecto. Alguien cuidó.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires sería el único orador del acto.
El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, encabezará este sábado el plenario de Movimiento Derecho al Futuro (MDF), el espacio que presentó en febrero de este año con el objetivo de agrupar a todos los sectores que busquen enfrentar a Milei. El acto buscará fortalecer la gestión y al kicillofismo con una importante actividad en el camping de UPCN platense, en lo que será una demostración de fuerza de cara al armado de listas.
El acto del sábado está pensado como continuidad de lo que fue el plenario de Florencio Varela celebrado en mayo del año pasado, en el cual el Gobernador comenzó a mostrar su armado político y a posicionarse como conductor bonaerense junto a militantes, intendentes, dirigentes sociales y sindicales; y también como una forma de darle fuerza a MDF, que desde su lanzamiento lleva adelante distintas actividades a lo largo de las diferentes secciones electorales.
La senado nacional habló tras la reunión en la sede del PJ.
«Si Cristina tiene que ir el miércoles a Comodoro Py, la vamos a acompañar con una marcha multitudinaria», confirmó la senadora Anabel Fernández Sagasti tras una reunión este jueves en la sede del Partido Justicialista (PJ) donde los referentes del movimiento discutieron organizar acciones en todo el país para repudiar la condena a la expresidente.
En el salón principal de Matheu, sentados en un cuadrado, se encuentraron Sergio Massa, Máximo Kirchner, Juan Grabois, Guillermo Moreno, Ricardo Quintela, Jorge Capitanich, Juan Manuel Olmos, Mayra Mendoza, Vanesa Siley, Teresa García, Lucía Corpacci, Mariel Fernández, Alejandro Topo Rodríguez y los presidentes de los partidos provinciales del PJ (conectados vía virtual), entre otros dirigentes.
Sagasti aseguró que una marcha multitudinaria acompañará a Cristina el miércoles con banderas de Argentina, «para que vean que no está sola», remarcó.
«Cristina va a quedar libre» aseguró a la salida la senadora nacional, y aseguró que se inicia un movimiento de «resistencia» con ese objetivo. «Va a quedar libre porque existe la Justicia», aseguró.
La palabra de Anabel Fernández Sagasti: “Después de este mamarracho jurídico vamos a acompañar a Cristina esperando que se cumpla la ley”
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