DECISIONES
Hay que ver las dinámicas de sabotaje que tiene cada uno, que lo privan de darse el gusto de dar un pasito más.
Puedo usar otras palabras y también decir que hay miles de excusas que nosotros mismos creamos, sostenemos y MATERIALIZAMOS cada vez que elegimos “seguir igual”, no tomar desafíos. Ojo acá, porque nada sigue igual, puedo estar cada vez más contenta, o cada vez más tensa, por ejemplo.
Personalmente creo que la vida es para vivirla, disfrutar y ser feliz. Trillada la frase o no, creo que es una posibilidad real, para aprovechar y jugar, para ir viendo como llevamos adelante las experiencias que vivimos e ir caminando, con el corazón contento.
Mente emocional y mente inteligente (Xin y Yi según el taoísmo) integradas, sosegadas, nos conectan con eso que disfrutamos hacer, ser, decir, vivir.
En concordancia con nuestro deseo personal (si no lo sabe, podría preguntárselo) somos y dejamos ser. Vale nuestra decisión, nuestro pasito hacia aquello que deseamos (ser).
Considero que cualquier persona, como nosotros, hace (en el mejor de los casos) “lo mejor que puede”, pero resulta que… siempre podemos lo que queremos! Y esto, ¿qué significa? Que cuando vamos en busca de ese algo que queremos, vislumbramos y conseguimos soluciones, aclaramos ideas, probamos, hacemos, creamos, “bailamos” (fíjese, debe haber alguna cosa que hace, que le gusta, y que se las ingenia para que, la mayoría de las veces, funcione).
Una vez que elegimos, o decidimos ir por lo que queremos, que bien podría ser aquello que mejor nos hace sentir, aparecen algunas herramientas más. A veces sabemos cómo usarlas, otras tenemos que aprender, algunas de ellas pueden ser la voluntad (que hace a un lado la zona de confort), la flexibilidad (que también hace a un lado la zona de confort), la responsabilidad de lo que elijo, digo, hago y pienso (ídem anteriores), etc. En este punto, es creer, reventar o… probar, y fijarse si el zapato calza o no, qué tengo que crear/cambiar/incorporar/liberar para hacer mi sueño realidad.
En general, existe un rechazo a lo que desconocemos, lo que avalaría sostener la divina zona de confort, así es que quizá es oportuno rever nuestras decisiones, que son muchas, basta observar las que tomamos en un solo día para descubrir que a veces tomamos algunas que se nos pasan por alto, que no son reconocidas, que podrían (mal) llamarse “automáticas”,
¿Y para qué reverlas? Por allí surge una idea de cómo mejorar mi día, o una acerca de cómo cuidarme, o notar algo que me hace bien, también podría ser para aceptar situaciones que se presentan y nos desafían, o para observar que hay de mí en lo que me toca transitar. Quizá se puede evaluar si nuestras decisiones nos gustan o no.
Podemos transformar nuestra realidad, insisto, son nuestras decisiones. Aprovechar la oportunidad/posibilidad, dar un siguiente paso, probar otra cosa, es una nueva decisión, de uno mismo, de nadie más. No más, pero tampoco menos. ¡Salud!
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