Durante el fin de semana continuarán las muestras de los talleres de la Escuela Municipal de Arte para compartir con la comunidad el trabajo desarrollado a lo largo del año.
Desde el viernes 3 al domingo 5 en el Galpón de las Artes tendrán lugar la exposición del Taller creativo de plástica para niños y adolescentes y del Taller de escultura para niños ‘Pequeños artistas, grandes escultores’. La misma se desarrollará entre las 18 y 20 horas.
El sábado 4 en el SUM de la Escuela Primaria Nº 58 se realizará la muestra de los siguientes talleres de danza: Folclore, Tango, Ritmos urbanos ‘Tercer Milenio’ juvenil y kids, Iniciación a la danza y ritmos para niños, Danzas árabes, K-Pop y Salsa y bachata. En este caso, la cita es a partir de las 18 horas.
El domingo 5, en tanto, se llevará a cabo la muestra del Taller de Piano, a partir de las 18 horas, en el SUM de la Escuela de Arte.
La Dirección de Cultura de la Municipalidad de Villa Regina invita a vecinos y vecinas a participar de las actividades para disfrutar de las distintas expresiones artísticas que ofrecen los talleres que se brindan en la EMA.
Estas son las frases salientes del intendente de Villa Regina Dr. Marcelo Orazi expresadas en la reciente conferencia de prensa brindada por el Comité de Crisis en el Municipio reginense. «Ratificamos algunas medidas de protección, como la obligatoriedad del barbijo en la vía pública y dentro de los comercios» «La intención del municipio es que…
Con gran éxito la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Villa Regina llevó adelante “Escuela Abierta” el espacio dedicado a difundir los talleres que la Escuela de Arte llevará adelante durante el corriente año. En esta oportunidad los vecinos pudieron disfrutar de canto, piano, ukelele, guitarra, árabe y escultura para niños. Los interesados pueden…
Cielo sonríe cuando piensa en sus hijos, se nota porque se le achinan los ojos. Los tres quedaron al cuidado de su mamá a 400 kilómetros de Lockhart, Texas, base de la cárcel donde está presa. Tiene 21 años. Se ríe también cuando se acuerda de los esfuerzos de su mamá por enseñarle español: le hacía decir en voz alta palabras mientras señalaba objetos y repetía copa, mesa, gorda. Gorda la tiene grabada en la memoria, la sentencia de la madre como una daga clavada en el corazón. Cielo fue una niña solitaria, peleadora, rebelde. En sus gestos sigue siendo una niña, aún rebelde. Con su cuerpo curvilíneo, inquieto, se desparrama y estira los brazos sobre el pupitre rectangular, uno de los siete de las aulas de Coleman Unit, esta cárcel texana. Debajo del uniforme también está la niña que aún es: esconde un paquete de galletas, caramelos, un chocolate.
El aula, nos cuenta Micah, uno de los docentes, se parece a las de su escuela pública en Ohio; en realidad, aclara, se parece a las de todas las escuelas públicas de Estados Unidos. De hecho, aquí mismo durante las mañanas hay clases para las detenidas que no pudieron terminar la secundaria.
Entre estas cuatro paredes donde ahora Anfibia dicta un taller de escritura, están colgadas las reglas de ortografía, cuándo poner comas o puntos, las formas de las narrativas. Los afiches hablan de gramática pero también del buen ánimo, de mistakes, de hope, de cómo hacer para calmarse a una misma. Los pasillos de esta prisión estadounidense, en cambio, tienen mensajes de las iglesias evangélicas, las organizaciones que más atraviesan los muros además del TPEI (Texas Prison Education Initiative) de la Universidad de Texas y Pido la palabra, el programa que dirige la profesora Adela Pineda con apoyo de la Mellon Foundation. “Life is a camera / focus on what’s important / capture the good times / develop from the negatives / and if things don’t´work out / take another shot”, dice uno de esos murales con el dibujo de una polaroid que imprime la imagen de una flor. También hay mensajes por la prevención del cáncer de mama y otros por Halloween encabezados por un Boo.
Hablamos de la entrevista según el periodismo narrativo. La puesta en común revela historias de mujeres que tuvieron que hacerse fuertes y que ahora se vuelven vulnerables y que también aprovechan estas clases para encontrarse y divertirse.
Estas jóvenes que hoy están privadas de su libertad podrían ser alumnas de la Maestría de Periodismo Narrativo o de cualquier taller anfibio. No solo por ese código universal que hay detrás de las cejas de Isabel maquilladas con empeño cada mañana, tampoco por los brillitos en la nariz o los tatuajes que Dina tiene en los brazos, si no por la inquietud con la que circula la palabra a la hora de pensar en el género entrevista. Al frente de esta clase de Escritura Creativa están Gabriela Polit, Micah Unzueta y Salomé Valdivieso, y esta vez también nosotras, enviadas por Anfibia. Hablamos de la entrevista según el periodismo narrativo, que tiene que ver con la escucha abierta, los silencios, la conversación, el vínculo. Le hacemos preguntas a un texto sobre la inundación de Bahía Blanca, practicamos el reportaje en parejas. La puesta en común revela una escucha genuina, las historias de mujeres que tuvieron que hacerse fuertes y que ahora se vuelven vulnerables y que también aprovechan estas clases para encontrarse y divertirse.
–¡Yo escribo muy bien! ¿Cómo hago para publicar en Anfibia?
Las compañeras aplauden chasqueando los dedos, una forma de ovación encubierta antibarullo. Les explicamos cómo.
Para Dina el idioma no es una barrera. Aquí ella y sus compañeras son, como muchas personas que brindan servicios en Austin, quienes sienten culpa por no haber aprendido el español con el que convivieron en sus infancias, por no haber estudiado mejor el idioma. La culpa es por el esfuerzo que hicieron sus madres migrantes para que no perdiesen su raíces.
Estados Unidos es el país con el número más alto de encarcelamientos en el mundo. La mayoría de las personas detenidas son afrodescendientes pero los recuentos oficiales no incluyen datos sobre bilingües y/o hispanohablantes: las clasificaciones se vuelven difusas entre chicano, latino, hispano. Según el censo, “hispano puede definirse como la herencia, nacionalidad, linaje o país de nacimiento de la persona, sus padres o antepasados antes de llegar a Estados Unidos. Las personas que se identifican como hispanas, latinas o españolas pueden ser de cualquier raza”.
Yasmine llega unos minutos después de las seis, la hora de comienzo de la clase, porque tardaron en servir la comida. Cuando abre la puerta del aula, alza los brazos y pega un saltito. Ve a Gabriela Polit, su profe del semestre anterior, y por un momento es feliz. Con ella escribieron poemas, cartas, cuentos (leer y escribir les permite “bajar la guardia” y “give life to words”). Yasmine fue persistente con los temas: toda su producción estuvo dedicada a su marido, que murió joven y a quien ella no pudo despedir.
Ahora ya no estás
Te fuiste sin un adiós
Sin decirme nada
Nunca puedes regresar
Gabriela le pregunta por otras exalumnas que recuerda con cariño, Yasmine le cuenta esta salió en libertad, a esta la trasladaron a otra prisión a cientos de kilómetros.
Coleman Unit es una cárcel estatal de seguridad media con capacidad para alojar a mil mujeres, un pequeño oasis en el vasto sistema penitenciario de Texas. Este estado sureño cuenta con la tasa más alta de encarcelamientos del país:139.600 personas privadas de la libertad. Coleman funciona desde 1993 y tiene programas educativos para terminar la escuela además cursos técnicos (producción, soldadura y manufactura) y clases de retórica, contabilidad, inglés para que puedan completar sus cursos universitarios y sumar crédito en varias disciplinas. Pero según cuenta Pineda, “los programas más populares dentro del modelo de rehabilitación provienen de organizaciones no académicas que ofrecen clases de religión y de habilidades empresariales”.
Muchas personas en Austin sienten culpa por no haber aprendido el español con el que convivieron en sus infancias, pese al esfuerzo de sus madres migrantes por conservar sus raíces.
Gabriela nos cuenta que antes de la pandemia fue a una cárcel de migrantes. Allí las medidas eran más estrictas y arbitrarias. Acá apenas nos advierten no ir con sandalias ni hombros descubiertos y llevar un saco porque el aire acondicionado está prendido a tope. Dejamos carteras y teléfonos en el auto, lo único que entra seguro es una caja de cartón con fotocopias, hojas en blanco, lapiceras y trabajos de clases anteriores. En la puerta los guardias se parecen más a los de División Palermo o Locademia de policías que a los de Una batalla tras otra. Nos recibe uno afroamericano, nos pasa un escáner, nos retiene los pasaportes a cambio de acordarnos de los últimos cuatro números del documento y de una tarjeta: Visitor. Más difícil fue salir de Ezeiza donde nos hicieron una “breve entrevista” con sonrisa y mirada fija preguntándonos qué íbamos a hacer a Estados Unidos y cuáles eran nuestros hobbies.
Son las ocho, la hora de cierre del taller, y nadie se mueve del aula. Estamos conmovidas, escuchando las historias que cada una construyó luego de entrevistar a una compañera. Aplausos, más chasquidos, abrazos, saludos de mano, nice to meet you,come back on Wednesday. La salida es todavía más fácil.
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El regreso Lockhart-Austin dura una hora. Es de noche. Con Micah al volante de la camioneta, con la caja de cartón en el baúl, y Gabriela, Salomé y nosotras. Hablamos poco. Apenas discutimos si la luna, en cuarto creciente, mira para el mismo lado en Argentina. Así pasa el viaje hasta la casa de Adela. La camioneta serpentea por un barrio de típicas casas de madera con alero, mucho verde. No se ve nada, como si no hubiera tendido eléctrico; la poca luz visible es cálida y asoma de las ventanas. Llegamos, y Charlie lo sabe. “Perro que ladra no muerde”, rompe el hielo Adela con su acento mexicano. La mesa está lista; falta servir el pollo con arroz y picante que preparó su compañero Boris, colombiano, también profesor universitario.
¿Qué están haciendo o qué más pueden hacer los académicos de aquí y de allá ante la crisis de la democracia?
Mientras comemos, nos dan el pésame por la victoria de Milei (¿Por qué ganó? ¿Cuál es la explicación? Y ustedes, ¿cómo están?). Nos cuentan que Greg Abbott, el gobernador de Texas, es un líder conservador (“a la derecha de Trump”), y también cómo se enojaron muchos agricultores locales por el último préstamo de Trump a la Argentina. Nos preguntamos qué están haciendo o qué más pueden hacer los académicos de aquí y de allá ante la crisis de la democracia y, en particular, ante la amenaza de la libertad de cátedra. Gabriela, que todo lo dice con poesía, compara: si creyéramos en las fuerzas malignas, diríamos que Darth Vader está haciendo de las suyas, que la suerte está mal echada en América del Sur. Hablamos de la izquierda y la derecha, de los jóvenes, de la inteligencia artificial. De hacer turismo en China (“un amigo fue y no podía creer, helicópteros que vuelan solos, nada de comunismo ahí”). De la muestra de Hito Steyerl en un museo de México. Y de cómo le llamamos a la “fruta de la pasión” en nuestros distintos países.
– ¿Quieren helado? También lo preparé yo.
Boris sirve el postre en unos potes colorados: el helado de algarroba, ron y pasas está riquísimo. En un momento nos olvidamos de que estábamos levantando la mesa: Micah y Salomé se están ocupando. Se alternan para ubicar la vajilla en el lavaplatos con la familiaridad de quienes conocen los rincones de esta casa. En el hogar de Adela, como en el de Polit y Javier Auyero, las tertulias con colegas y estudiantes, más o menos improvisadas, son cotidianas. Esta noche somos parte de la familia latinoamericana reunida alrededor de las palabras, los libros, el conocimiento, la comida, las distancias, la incertidumbre y las preguntas sobre el futuro.
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Apenas llegamos a Austin cruzamos el aparatoso Cyber Truck de Tesla y gritamos al ver un Waymo, esos autos fantasmas que se manejan solos y que aparecen por todos lados. Según el censo de 2020 aquí viven 961.855 personas. La ciudad creció alrededor de la universidad que a su vez recibe financiamiento para la construcción de sus edificios de lo recaudado en la industria más importante del Estado: el petróleo.
Guadalupe, la calle de nuestro hotel, es una de las avenidas principales de la ciudad y una de las pocas que tiene vereda para peatones a ambos lados. Bordea el campus de UT y es pasarela de estudiantes a toda hora del día: cargan carpetas, bolsas con comida, van a toda velocidad en monopatín, llevan la camiseta naranja color representativo.
El miércoles baja la temperatura en Austin: de 30 a 11 grados, viento huracanado, sol de otoño. María no trajo abrigo porque confió en que esta ciudad rodeada de desierto seguiría caliente. Entonces hace lo que todo turista: entra al Target y se compra el pullover más lindo de los saldos, con un perrito en el pecho. Por la noche, en el lobby del hotel, una chica no puede resistirse porque ese perrito es igual a Osa, su animal de compañía.
—So cute —dice.
—Gracias.
—¡Hablas español!
Se llama Lorena. Es colombiana de Medellín. Durante años tocó el clarinete en una orquesta local. Hasta que tuvo que viajar de urgencia a su país y no le perdonaron que se ausentara del concierto: no la llamaron más. Hoy trabaja en tecnología. Añora la bohemia. Está leyendo Eva Luna de Isabel Allende. No encuentra, casi, colombianos en Austin: “La mayoría de los migrantes que conozco son de México y Centroamérica”. Ama que seamos periodistas. Mañana nos pasa a buscar para ir a bailar two steps, promete.
En estos días somos parte de la familia latinoamericana reunida alrededor de las palabras, los libros, el conocimiento, las distancias y las preguntas sobre el futuro.
La vida cotidiana de Austin nos resulta familiar: vimos muchas series y películas de Hollywood. Cruzamos a hombres con bigotes y camperas de jean, mujeres rubias de botas tejanas y anillos saltones, banderas azul-blanca-roja con una estrella (¡qué parecida a la de Chile!), estaciones de servicio despojadas y otras para cargar autos eléctricos, foodtrucks de árabes que venden tacos mexicanos, bartenders que nos piden ai di. Esta es la ciudad, también, de Richard Linklater. El director de Antes del amanecer, Boyhood y Bernie, en la que registra lo local y ayuda a construir una narrativa más expandida de Texas. ¡Pasamos por su casa! Es de ladrillo rojo, antigua, con el sello de patrimonio histórico en la puerta; está en una esquina, en un barrio residencial. Las persianas están bajas.
—Tienen que ir.
Dice Gabriela Polit mientras nos deja en el hotel y, en la capital de la música en vivo, señala el local The hole in the wall. Vamos. “¡Qué buena noche eligieron! Toca Jim Campo de Magic Rockers of Texas, una banda local emblemática”, nos avisa el cantinero.
De vuelta en el hotel, escribimos esta catarsis sentadas en el bar. Suena música de los 90, nunca un reggaeton ni una cumbia ni una salsa. Afuera pasan los jóvenes ya disfrazados para las fiestas pre Halloween, la ciudad entera decorada con calabazas, esqueletos y fantasmas. Un homeless con varias bolsas y un gorro se acomoda en un banco para pasar la noche. Una rata corre hacia la alcantarilla. Un monopatín queda tirado en el piso.
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El campus de la Universidad de Texas (UT) es el corazón de la ciudad. Desde la torre central, antigua, hecha con los típicos ladrillos color tiza y alineada con el capitolio, se ve el territorio verde arbolado. Es la universidad pública más grande de Estados Unidos y tiene uno de los archivos de literatura latinoamericana más importantes: en la Benson conservan papeles, obras completas, cartas y manuscritos de Julio Cortázar, Cristina Rivera Garza, Augusto Roa Bastos, Sor Juana Inés de la Cruz. En el Harry Ramson están las obras completas de Gabriel García Márquez, una copia de la biblia de Gutenberg, la primera fotografía tomada por Nicéphore Niépce, y libros de clásicos como Joyce, Faulkner, Virginia Woolf, Shakespeare, Kerouac, Foster-Wallace, Coetzee, entre muchísimos otros.
Cuatro grupos de adolescentes y sus padres recorren el campus, expectantes de las solicitudes universitarias que desvelan a los jóvenes estadounidenses durante el final de su escolaridad secundaria. Los esquivamos mientras vamos hacia el Benedict Hall, donde está Polit. Ella es experta en literatura latinoamericana y una militante de los estudiantes: promueve la lectura de clásicos y noveles, da herramientas de escritura, acompaña sus procesos profesionales y personales. Con vista a la fuente y alrededor de la mesa, su oficina será el escenario de la Beca Crónica, un proyecto de la Iniciativa de escritura creativa con apoyo de LLILAS (Lozano Long Institute of Latin American Studies).
Salomé es antropóloga. Cursa segundo año de la maestría en Sociología. El pelo morocho largo, los anillos con motivos andinos, la voz suave pero decidida: extraña a la familia que quedó en Riobamba, Ecuador; solo vuelve en las fiestas o en el verano. Tiene 26 años, se mudó a “Los Estados” con la promesa de un futuro académico. Para solventar la vida en dólares trabaja en el LLILAS con la directora, Adela Pineda. Camina por el campus con una carpeta naranja con el logo de la UT bajo el brazo. Adentro están los apuntes de su trabajo de campo sobre un territorio donde conviven un lodge (dos mil dólares la noche), comunidades originarias y personas sin tierra. Después de hacer el doctorado quiere volver a su país.
Apenas llegamos a Austin cruzamos el aparatoso Cyber Truck de Tesla y gritamos al ver un Waymo, esos autos fantasmas que se manejan solos.
Mónica es arquitecta, quiere escribir sobre las nuevas vecindades de Guadalajara, México, esas que se parecen a las del Chavo del 8 pero son fresas. Jaime, estudiante de antropología y diseñador de indumentaria, sobre los chilenos y chilenas que alquilan habitaciones a estudiantes como estrategia de supervivencia ante las eternas crisis de la región. Daniela es abogada. Desde hace años investiga las consecuencias del conflicto armado en el Valle de Cauca, Colombia, pero ahora el trabajo tomó un foco inesperado: la alianza entre excombatientes y antiguos militares, que tienen más en común de lo imaginado. Paulina es de Chihuahua, pero hace trabajo de campo con poblaciones que se quedan en el territorio a pesar de las inundaciones en Guatemala, la tierra paterna. Saúl se presenta como el “cronista de su pueblo”, habla náhuatl y también viene desde México. Aún aprende el inglés mientras desentraña cómo aterrizar por escrito todo lo que dice con cadencia poética en la oralidad.
En unas semanas, vamos a comunicar qué proyecto quedó seleccionado. Entonces, el estudiante viajará a su territorio a encontrarse con un cronista y hacerle honor al método anfibio, ese que cruza disciplinas y propone acompañamiento cercano del equipo de edición.
– El proceso de escritura de mi crónica fue… jaja. Perdón que me distraiga, no puedo creer que estemos juntos.
Daniel viene a contar su experiencia: acaba de publicar en Anfibia El espía arrepentido del Canal de Panamá, texto ganador de la quinta edición de la beca que esta vez es presencial.
En el centro de la mesa circulan los alfajores argentinos, Titas y Rodhesias que llevamos. La previa a los tacos con cerveza mexicana que nos esperan sobre la calle Guadalupe, al terminar este taller. Los encuentros y presentaciones fueron cruzados: Mónica y Jaime resulta que son vecinos; Saúl intercambio teléfono con sus colegas; ahora ellos también agrandan la familia.
El Intendente Marcelo Orazi participó esta mañana vía zoom del acto encabezado por la gobernadora Arabela Carreras en el que se firmó el contrato de obra con la empresa ING CO SRL que ejecutará los trabajos para dotar de los servicios de agua potable, red eléctrica y alumbrado público al loteo Barazzutti. La obra beneficiará…
La Dirección de Deportes de la Municipalidad de Villa Regina organiza el Triatlón de la Vendimia para el domingo 7 de marzo en la Isla 58. La prueba contempla 1,5 kilómetros de natación, 30 kilómetros de mountain bike y 7 kilómetros de running. Los cupos son limitados (hasta 100 participantes). Los interesados pueden inscribirse en…
Un estudio internacional analizó por primera vez la cavidad nasal íntegra del célebre neandertal de Altamura, en el sur de Italia, y tiró abajo décadas de interpretaciones sobre la adaptación de esta especie al frío europeo. El hallazgo revela que no existían los rasgos internos “exclusivos” que muchos científicos atribuían a los neandertales, lo que obliga a revisar teorías clásicas sobre su anatomía y su evolución.
Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable
El cráneo del neandertal de Altamura fue descubierto en 1993 por espeleólogos que exploraban el sistema kárstico de Lamalunga, en el sur de Italia. Imagen: Saverio De Giglio/ROPI/picture alliance
Un fósil atrapado durante 170.000 años que vuelve a hablar
El neandertal de Altamura es una leyenda dentro de la paleoantropología. Descubierto en 1993 en el sistema kárstico de Lamalunga, su esqueleto —uno de los más completos que se conocen— quedó sellado por la calcita de la cueva durante más de 130.000 años. Ese encierro, que durante décadas impidió el estudio del fósil, terminó convirtiéndose en su mayor fortaleza: la conservación es tan extraordinaria que permitió un análisis sin precedentes de la cavidad nasal, esa región clave en la anatomía humana que casi nunca se preserva en el registro fósil.
Recién en 2015 un equipo italiano logró extraer material genético mediante un brazo robotizado, confirmando que el individuo pertenecía a Homo neanderthalensis y que tenía entre 130.000 y 172.000 años, colocándolo entre los más antiguos representantes de su especie.
La nariz mejor conservada del linaje humano
El nuevo estudio, publicado en PNAS y liderado por Costantino Buzi (Universidad de Perugia / IPHES-CERCA), utilizó tecnología endoscópica de alta resolución para reconstruir en 3D la anatomía interna de la nariz de Altamura. Es, literalmente, la primera cavidad nasal completa jamás registrada en un fósil humano.
Y los resultados son un golpe directo al corazón de un debate que lleva medio siglo.
Adiós al mito de las “adaptaciones internas” del neandertal
Durante décadas, buena parte de la literatura científica sostuvo que los neandertales poseían rasgos nasales internos exclusivos —las llamadas autapomorfías— como una proyección medial verticalizada o una inflamación ósea interna vinculada al clima frío. La ausencia de cavidades nasales preservadas permitía sostener estas hipótesis sin posibilidad de verificación directa.
Ese vacío se terminó.
El análisis del equipo internacional demostró que ninguno de esos rasgos existe en el fósil de Altamura. La cavidad nasal es robusta, sí, pero no presenta estructuras internas exclusivas de la especie. En otras palabras: las supuestas adaptaciones internas al frío eran interpretaciones construidas a partir de anatomía incompleta.
Una cara robusta, sí; una nariz “especial”, no
El rostro neandertal presenta el clásico prognatismo mediofacial, esa proyección hacia adelante que generó tantas especulaciones sobre su función. Pero el nuevo estudio señala que este rasgo no sería el resultado directo de necesidades respiratorias extremas.
La evidencia apunta más bien a una combinación de factores evolutivos y restricciones morfológicas que moldearon una cara distinta a la nuestra, pero totalmente funcional para los climas fríos del Pleistoceno europeo.
La paradoja histórica —un cuerpo adaptado al frío acompañado por una nariz grande, abierta y anatómicamente “extraña”— empieza a desarmarse: la bioenergética del neandertal demuestra que su nariz funcionaba perfectamente sin requerir rasgos internos especiales.
Hombre de Altamura. Credito: Kennis & Kennis
Una ventana al pasado profundo… y al futuro de la investigación
La reconstrucción tridimensional completa de la cavidad nasal de Altamura abre una nueva etapa para la paleoantropología. Por primera vez se podrá modelar con precisión cómo respiraba un neandertal, cómo se calentaba el aire en su cráneo y cómo interactuaba esa anatomía con un cuerpo robusto, de tórax amplio y extremidades compactas.
Todo gracias a un esqueleto que sigue atrapado en una cueva, pero que, gracias a la tecnología, está más vivo que nunca para la ciencia.
Un tesoro que Italia esconde a 15 metros bajo tierra
El hallazgo original de 1993 fue obra de espeleólogos que, en medio de estalactitas, estalagmitas y columnas de calcita, vieron algo insólito: un cráneo humano entero, incrustado en la roca, intacto como si el tiempo hubiera decidido conservarlo a propósito. Con el correr de los años se identificaron también huesos del mismo individuo, bautizado como “el hombre de Altamura”.
Hoy, aquel cráneo —sellado por el carbonato cálcico y protegido por la geometría imposible de la cueva— se convierte en el único portal directo a la nariz de un neandertal. Y en una pieza que obliga a reescribir capítulos enteros de nuestra evolución.
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