A 25 AÑOS DEL ASESINATO DE CABEZAS

En un nuevo aniversario del crimen de José Luis Cabezas, FOPEA comparte un texto colaborativo que realizó junto a 25 periodistas para mantener su recuerdo latente y reflexionar sobre lo que su muerte representa para el periodismo argentino.

A 25 años del asesinato de Cabezas, 25 periodistas mantienen su recuerdo presente

El 25 de enero de 1997 el reportero gráfico José Luis Cabezas fue secuestrado, golpeado, asesinado e incinerado en un descampado de la costa atlántica. En el 25° aniversario de su crimen, desde el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), invitamos a 25 periodistas para que lo recuerden con anécdotas vividas junto a él y reflexiones sobre lo que su muerte representa para el periodismo argentino. 

1) Gabriel Michi, amigo y compañero de cobertura

25 años de aquel 25. Un cuarto de siglo de ese siniestro día de enero de 1997 en que nuestra historia cambió para siempre. La de mi compañero y amigo José Luis Cabezas, mi cómplice en tantas “aventuras” periodísticas. La de su familia desgarrada. La de sus compañeros devastados. La de todo el periodismo shockeado. La de una sociedad conmovida. La de un país golpeado. 

25 años en que en la Argentina ocurría el peor ataque a la Libertad de Expresión desde que regresó la democracia. Un ataque que pretendió silencio, pero que obtuvo todo lo contrario. Se transformó en un grito ensordecedor contra la barbarie, contra la injusticia, contra la corrupción, contra las mafias. 

Esas mafias que buscaron seguir construyendo poder desde la impunidad. Pero no pudieron. Porque José Luis, el mismo al que pretendieron ausentar, estuvo más presente que nunca. En cada uno de sus colegas comprometidos, en cada ciudadano de bien, en la mirada dolorosa y demandante de justicia de su familia. Todos fuimos, somos y seremos José Luis Cabezas. Porque nos duele hasta el desgarro su ausencia. Pero a ellos, sus asesinos, les pesa su presencia. ¡Cabezas, presente! ¡Ahora y siempre!

2) Alejandra Daiha, directora de la revista Noticias

Fue extraño para quienes compartimos redacción con él, aceptar que aquel José Luis divertido, cabrón, padrazo y empeñado en ser un gran fotógrafo, se convirtiera en una pancarta. Ese retrato suyo en blanco y negro que dio vueltas al mundo no debió ser más que una foto carnet, pero se hizo bandera y lo congeló en el tiempo. A los demás, que pudimos envejecer, su crimen nos plantó la tristeza de saber que  también en democracia el periodismo se puede pagar con la vida. Cabezas no era un kamikaze. Debió haber cumplido hace unos meses los 60. Me lo imagino igual. Subiéndose a mesas, sillas y escaleras para lograr esas fotos desde arriba que fueron su sello. No te olvidamos, “chabón”.

3) Pablo Sirvén, actual secretario de redacción del diario La Nación; por entonces, editor general de la revista Noticias

Bolsa de carbón encima de cajón de fruta vacío. Así me enseñó a hacer asados José Luis Cabezas en uno de los dos veranos que compartimos temporada en Pinamar haciendo notas para la revista Noticias. Cantaba fuerte «Dame un limón», de Divididos, que hacía sonar todo el tiempo en el auto en el que nos movíamos entre bosques y mares.

Divertido, protestón, hiperprofesional, buscaba la mejor luz en el primer y último sol del día para lograr sus fotos increíbles. Tenía conciencia de los peligros a los que se exponía, pero su dedo haciendo clic siempre pudo más.

4) Jorge Fontevecchia, presidente y CEO del Grupo Perfil

En el resto de América Latina el asesinato de periodistas es una práctica aún no desterrada. La reacción de la sociedad argentina ante la muerte de José Luis Cabezas, enseñó a los bárbaros que asesinar a un periodista terminaba teniendo consecuencias peores para ellos mismos. La impunidad que en otros crímenes aún se mantiene, se convirtió en imposible en el asesinato a un periodista por la enorme visibilidad que el hecho tendría. José Luis Cabezas con su vida salvo la de muchos periodistas durante el último cuarto de siglo. Y lo seguirá haciendo.

5) Paula Moreno Román, presidenta de FOPEA

A un año de la muerte de José Luis Cabezas, la ciudad de Esquel inauguró una de las primeras esculturas que tuvo el país homenajeando a nuestro querido colega y reclamando por la búsqueda de la verdad y la justicia.

Gabriel Michi, María Cristina Robledo y Daniel Das Neves (UTPBA) compartieron un conmovedor momento de unión alrededor de aquel monumento ubicado frente al edificio de los Tribunales de Esquel con los ojos de José Luis tallados en la piedra y la mirada profunda clavada en el símbolo de la justicia. 

Cabezas no es, fue ni será “un caso”. Es la lucha constante contra el olvido y la impunidad que ha logrado unir a la comunidad periodística de la Argentina. Desde este rincón del país cada 25 de enero se vuelve a gritar “Cabezas, Presente”.

6) Edi Zunino, condujo el equipo de la revista Noticias que investigó su homicidio

Siempre me resistí a convertir a José Luis Cabezas en bandera, primero porque fue una persona común y corriente; segundo, porque había sido un compañero de trabajo con el que valía la pena compartir horas y horas de creatividad (mis viajes laborales al exterior más inolvidables fueron “en pareja” con él); y tercero, tal vez, por suponer que pasarlo al terreno de lo simbólico le quitaria sustancia a mi propia vida. Claro que 25 años después de haber tenido 30 y pico, uno ha vivido el tiempo suficiente para ir tomando dimensión de la época histórica que le tocó vivir. La mía es la de la guerra de Malvinas, la recuperación democrática y el homicidio de Cabezas. No sé muy bien aún qué querrá decir todo eso junto, pero de tales materiales también estoy hecho y eso, en gran medida, soy. Cabezas está en mi modo de entender la Argentina y el periodismo. Todos los días. Sin falta. Es una marca de supervivencia. El efecto flash de un faro. Un tatuaje moral.

7) Guillermo Cantón, amigo y compañero de trabajo

Querido José Luis: Parece que hay mucha gente que quiere saber de vos, te diría que todos me preguntan. Sé que no te va a molestar, porque nos tenemos confianza y, seamos sinceros, te encanta. Hoy, para que te sientas orgulloso, todos hablan de vos. Les digo que eras bueno con tus hijos, malo con los malos, irremplazable con Cristina, ingenuo con los ojos, franco con la risa, incansable con la cámara, transparente de corazón, curioso de oficio, amplísimo de amigo y fraternal conmigo. Para los desmemoriados llevamos una cinta negra en tu memoria. Yo no llevo un luto. Llevo prendida una carcajada tuya de repuesto. Gracias por todo y hasta la próxima.

8) Norma Morandini, periodista y escritora. En la época era la corresponsal de la revista española Cambio 16 y el diario O’Globo de Brasil

El día que asesinaron a Jose Luis Cabezas, una amiga brasileña, Claudia Merian, casada con el entonces Agregado cultural de la Embajada de Francia, que fue quien introdujo a José Luis como fotógrafo de la embajada, me llamó para decirme que la fotografía en la que se nos ve juntas, la había tomado Cabezas. Fui a buscar la fotografía, y me impresioné porque el vidrio del portaretrato estaba partido a la mitad. Así la dejé. Tengo la foto en un lugar visible y cada vez que la miro, recuerdo a José Luis. 

9) Santo Biasatti, periodista de NET TV

No se olvide de José Luis Cabezas. Contra la impunidad siempre. El mejor homenaje que podemos hacerle es mantener con firmeza el principio de exigir justicia. No olvidamos a sus asesinos. Algunos conviven con nosotros. No olvidamos a los que callaron ni tampoco a los que renunciaron a brindarle todo su apoyo a la familia. Recordar no es un delito. Ocultarlo fue y es de miserables.

10) Ítalo Pisani, editor general del Diario Río Negro 

Los anticuerpos que nos dejó a todos la contundente reacción social por el crimen brutal de José Luis Cabezas 25 años atrás, no pueden -no deben- tener caducidad. Esta tragedia dio un giro en nuestra historia: desenmascaró a las mafias del poder, a la deleznable policía, a la impunidad. También cerró grietas entre trabajadores de prensa y puso en valor al periodismo profesional que busca la verdad cueste lo que costare. Jamás arriemos la bandera inspirada en el clamor de los papás de José Luis: “No se olviden de Cabezas”. 

11) Fanny Mandelbaum, periodista de Radio Conexión Abierta

Era enero de 1997. Yo estaba veraneando en Punta del Este y me entero del asesinato de Jose Luis. Me llaman del canal para avisarme que me mandaban una cámara porque venía el por entonces presidente Carlos Menem a presentar un libro de Emilio Perina y dar una conferencia de prensa. En el ínterin, Osvaldo Menendez, un colega de Radio Mitre que estaba cubriendo la temporada, me comenta que sería bueno que todos los periodistas fuéramos con una cinta negra para expresar nuestro dolor. Le dije que era una idea maravillosa. Compramos cinta, alfileres. Las corté y armé los lazos negros.

Uno de los jefes de noticias de Telefe me dijo que no hiciera preguntas inconvenientes. Yo le contesté que no había preguntas inconvenientes. Si no podía preguntar lo que yo quería, no iba a preguntar nada y así fue. Les conté esto a mis colegas, les dije que preguntaran ellos. Sólo puse el micrófono, pero fuimos todos con la cinta negra. 

12) Fernando J. Ruiz. Profesor de Periodismo y Democracia de la Universidad Austral. Expresidente de FOPEA (2019 – 2021)

Los ojos de Cabezas interpelan al periodismo, y no se sostiene la mirada. Los periodistas que en 1997 marcharon juntos, están desunidos. La discusión sobre dónde está el poder al cual hay que enfrentar y dónde está la verdad, confundió las brújulas. Aquel bloque profesional uniforme es hoy una comunidad quebrada y débil, casi sin referentes. No es distinto a lo que ha pasado otras veces en la historia y en muchos otros países, pero este ciclo de ruptura se alargó demasiado. José Luis y Gabriel Michi hacían periodismo, no política partidaria. A eso hay que volver. Sabemos los riesgos, pero la democracia lo exige.

13) Diego Pietrafesa,Telefe Noticias, Secretario de Derechos Humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires, SIPREBA

Mirar y contar.

Vos, con tus ojos en ofrenda.

Vos, contra lo conveniente y lo cómodo. 

Vos, contra los dueños de todo.

Vos, con la más humana de las épicas: hacer lo que se pueda, cómo y dónde se pueda, pero nunca menos.

Vos, a golpes de cámara contra el falso glamour y otras vanidades de oropel.

Vos, oficio de lo cotidiano, relámpago de dignidad en la precariedad profesional, salarial, laboral y moral. 

Vos, compañero. 

Los trabajadores de prensa caminamos por tus huellas.

¡José Luis Cabezas, Presente!

14) Lorena Maciel, periodista de Todo Noticias

El crimen de Jose Luis Cabezas marcó un antes y un después en mi vida y, sin duda, en mi carrera profesional. Apenas había pasado los 20 años y Radio Mitre confíó en mí a la hora de ponerme al frente de la cobertura del caso. Yo me ofrecí, obvio, no quería perderme nada.

No me entraba en mi cabeza semejante crimen, no paraban de aparecer en mi mente la carita de Candela de 6 meses, de su mujer Cristina, sus otros dos hijos también chicos. El auto blanco, Gabriel Michi desconsolado, la fiesta en lo de Andreani, la cava, la bota quemada, la tapa de Noticias, y Yabrán, si claro, Yabrán caminando en traje de baño e inmortalizado por una foto de Cabezas.

No fue un año, fueron más de 3 años donde mi vida estuvo íntimamente ligada a la investigación. Pedí en la radio especializarme en judiciales y estar yo a cargo del caso. 

Gracias a la insistencia del periodismo y de la sociedad en general se llegó a la verdad o casi toda la verdad, estoy convencida que hay muchas cosas que nunca llegaremos a saber. Cabezas fue y es un emblema de hasta dónde puede llegar el periodismo independiente. Ese que no responde a ningún otro interés que el de informar con pruebas.

15) Oscar E. Balmaceda, periodista y escritor

Estuve en Dolores y aledaños 21 meses – desde febrero de 1997 hasta noviembre de 1998 – cubriendo para La Nación la investigación por el asesinato de José Luis Cabezas. Durante ese lapso, conocí hasta el último de los personajes del capítulo que cerró la saga criminal que incluye los homicidios de María Soledad Morales, en 1990, y del soldado Omar Carrasco, en 1994.

Y lo que sigue repicando en mi memoria son algunas de sus sentencias: “Yo soy delincuente, pero yo no maté a este muchacho” (Margarita Di Tullio, alias “Pepita la Pistolera); “Me tiraron un muerto” (Eduardo Duhalde, gobernador de Buenos Aires); “A Cabezas lo mataron por el trabajo que estaba haciendo” (José Luis Macchi, juez de la causa).

16) Fabio Ariel Ladetto, periodista de La Gaceta de Tucumán. Expresidente de FOPEA (2011 – 2015)

¿Dónde hubiese estado el 21 de diciembre de 2001, qué mirada hubiese captado de los nueve presidentes que ocuparon la Casa Rosada en este siglo, desde qué ángulo hubiera inmortalizado la pandemia?.

Una ausencia se puede medir por los vacíos que deja, los momentos que no se comparten, las preguntas sin respuestas…

Por eso, cada vez que se dice “José Luis Cabezas, presente” se trata de desafiar su muerte, de repudiar su crimen y de eludir el olvido.

17) Gabriela Carchak, periodista de C5N

No fue un asesinato. Fue el intento de amordazar a un periodista, a un medio, a un pueblo, a un país. Pero los argentinos gritaron y gritaron fuerte. Tanto, que ese fotógrafo asesinado por hacer su trabajo se convirtió en un símbolo de la libertad de expresión y la lucha colectiva por mantenerla. El crimen de José Luis Cabezas marcó un antes y un después no sólo en la toma de conciencia de lo que el periodismo significa, sino también, en la confianza en el  castigo, que aunque tarde, llega a quienes  se creen impunes y dueños de la vida de los demás.

18) Emilia Delfino, periodista de CNN en Español y elDiarioAR 

La fotografía que José Luis Cabezas tomó al empresario Alfredo Yabrán en febrero de 1996, un año antes de ser asesinado, la imagen por la que fue asesinado, fue y es una acción perfecta de periodismo de investigación: la exposición del poder real, del poderoso oculto, retratado, iluminado por el ojo de un fotoreportero, en base a un trabajo de investigación previo que Cabezas realizó con el equipo que integraba. Como su acción, Cabezas estará siempre presente, como el reclamo de justicia de su familia y amigos.

19) Gustavo Carabajal, periodista de La Nación

Nada fue igual en mi vida después del asesinato de José Luis Cabezas. Durante más de un año realicé la cobertura informativa del caso para el diario La Nación y recuerdo una imagen de su hija menor, Candela. Tenía poco más de un año y escuchaba por la televisión el grito de “Cabezas, presente” que retumbaba en una de las marchas. Ella en su inocencia miraba y escuchaba atónita, cómo desde la pantalla surgía con energía, el reclamo de Justicia por su padre.

20) Liliana Caruso, periodista de Policiales y Judiciales en América Noticias y A24

El asesinato de José Luis sacudió sin distinciones. Fue la muerte brutal de un laburante, fotógrafo sencillo que desenmascaró el poder. Y el caso movilizó a una sociedad que se enteraba de la manera más brutal de las operatorias de las bandas mixtas formada por delincuentes comunes y policías. Su muerte sigue doliendo porque queda la sensación de que los asesinos la sacaron barata. Una justicia a medias. Pero por suerte queda la memoria: como en una plaza de V. Domínico que lleva su nombre y sus ojos eternos, esos que tienen la capacidad de hablar.

21) Hipólito Sanzone, cubrió el caso para EL DIA de La Plata

El martirio de José Luis Cabezas trascendió su propio horror, por todo lo que le permitió a la sociedad ver que no había visto o no quería ver. Antes de ese final hubo una trama de aprietes, condicionamientos y mensajes pesados a otros periodistas de otros medios y en diferentes circunstancias y no siempre a cargo de los mismos actores. La muerte de Cabezas permitió ver que no todo en esa Argentina era la “alegría” de la pizza y el champagne. Personalmente, me involucré por la cobertura que me asignó el diario El Día de La Plata en un trabajo de largos meses, en el que me quedó la impresión de que todavía no se llegó a la verdad revelada. Que hay personajes todavía impunes y circunstancias nunca debidamente aclaradas. Puede pensarse que todo eso poco importa ante el recuerdo de la única víctima y su sufrimiento, pero también es posible que su memoria merezca esa verdad revelada que, en lo personal, sigo considerando esquiva.

22) Liliana Franco, periodista en Ámbito Financiero

El asesinato de José Luis Cabezas fue un antes y un después para el periodismo local. Fue tomar conciencia de que investigar, denunciar, podía costar la vida. Una foto, la prueba del buen trabajo periodístico, fue la causa de que hoy tengamos que recordar a José Luis. 

Creo que la mejor manera para que la muerte de José Luis no haya sido en vano, es que, nosotros los periodistas, apoyemos los trabajos de investigación de nuestros colegas, que reaccionemos colectivamente cuando desde el poder se intente menoscabarlos o ningunearlos. Que recordemos que José Luis fue mandado a matar por sacar una foto, es decir cumplir con su trabajo.

23)  César Sánchez Bonifato, periodista 

El asesinato de José Luis Cabezas ocurrió cuando Carlos Menem era Presidente y nuestro país fue vendido a espúreos intereses internacionales. Se liquidaron YPF, Fabricaciones Militares, cerraron puertos, paralizaron los ferrocarriles, se mantuvieron “relaciones carnales” con los EE.UU., barcos argentinos fueron enviados a participar de la invasión extranjera a Kuwait, se negoció con el libanés Kadhaffi, explotó la ciudad cordobesa Río Tercero dejando a muchos compatriotas muertos.

En dicho marco, hubo asimismo empresas argentinas involucradas en turbios acuerdos. Un consorcio manejado por el empresario entrerriano Alfredo Yabrán fue uno de los beneficiados. El colega Cabezas lo descubrió en la costa atlántica y su imagen se hizo pública. Al poco tiempo, fue asesinado.

Además, se informó que Yabrán “se suicidó”, pero su cuerpo nunca fue mostrado.

El caudillo riojano Menem terminó aliándose a los Kirchner y mantuvo una banca en el Senado, hasta su muerte. “El Caso Cabezas” conmocionó al periodismo argentino. Se trató de un emblemático episodio, jamás aclarado completamente por la Justicia.

24) Oscar Ángel Flores, periodista de Radio Universidad de San Luis

En San Luis, el suceso del asesinato de José Luis Cabezas generó conmoción entre el plantel periodístico general de la provincia. Aunque no conocí personalmente al compañero reportero gráfico, las publicaciones periodísticas originadas ese año me permitieron descubrir el perfil de José Luis. La figura más conocida de nuestro colega Gabriel Michi nos acercó a la historia completa de aquel suceso que conmovió al país y dejó al descubierto el entramado mafioso existente en el poder mismo de la Argentina.                                           

Así, los periodistas Puntanos se organizaron y dejaron instaurado en un pequeño monumento nuestro reconocimiento a José Luis Cabezas en pleno centro de la ciudad Capital. También se impulsaron actos cada año bajo la consigna “No nos olvidemos de Cabezas” para seguir procurando Justicia en contra de aquellos que persigan y pongan en peligro a las y los comunicadores que se exponen en la búsqueda de la verdad.

25) Alicia Miller, periodista e integrante de la Comisión Directiva de FOPEA

“Un hachazo invisible y homicida”. Miguel Hernández describía así el estupor ante una muerte de gigante significado. Sentí igual el asesinato de José Luis Cabezas, que pudo ser uno de mis colegas cercanos o yo misma. Del peor modo, supe que el coraje no es opción sino obligación. Y que la protección constitucional al periodismo en resguardo de los derechos ciudadanos no servirá de nada sin una democracia basada en el respeto hacia quien piensa distinto, sin un consenso de especial tolerancia hacia aquello que nos contraría, contradice o señala.

*****

Si querés profundizar en el caso de José Luis Cabezas, te recomendamos el libro “Cabezas: un periodista, un crimen, un país”, de Gabriel Michi. 

Por otro lado, compartimos estas producciones audiovisuales que profundizan en el caso: 

Difunde esta nota

Publicaciones Similares

  • |

    TRIUNFO DEL ALBO EN EL DEBUT DE LA LIGA CONFLUENCIA FEMENINA

    El fútbol femenino del Club Atlético Regina hizo su estreno durante la mañana del domingo ante Deportivo Roca en la Liga Deportiva Confluencia Femenina 2021, con un importante triunfo y un emotivo momento donde las chicas recibieron por parte del cuerpo técnico una bandera en homenaje a Débora Alvarado, símbolo eterno del fútbol femenino del…

    Difunde esta nota
  • Cien veces Rosa

     

    Texto publicado el 15 de agosto de 2019

    —¿Cuánto más vive una persona? ¿Quinientos años? Cien años están bien vividos, ya hice suficiente —dice Rosa Roisinblit mientras recorre con su mirada el living de su departamento en Congreso. Hay poco espacio en las paredes. Ahí, enmarcado, está el diploma por el doctorado Honoris Causa de la Universidad de la Patagonia. Más abajo, la declaración de Visitante Ilustre de Montevideo. En los huecos, más menciones, pinturas y fotografías. Las imágenes en blanco y negro se mezclan con las de color. En grises, la de su hija Patricia pegada a la de su yerno, José, desaparecidos durante la dictadura militar. Otra con su marido Benjamín, ya fallecido, y Patricia en brazos. Algo desgastadas, junto a su nieta mayor, Mariana Eva, y sus compañeras de Abuelas de Plaza de Mayo. Con más definición, están las de su nieto Guillermo cuando supo su verdadera identidad. A puro brillo y color, fotos de sus nietos y bisnietos.

     

    Rosa Tarlovsky de Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, cumple cien años. Hace 41 años que busca a su hija Patricia Julia Roisinblit. Encontrar a su nieto Guillermo, nacido en cautiverio, le llevó menos tiempo: dos décadas. Pero construir una relación con él, casi la misma cantidad de años: 15.

     

    Rosa_01_port

    En 2016, cuando Rosa ya había cumplido 96, logró la primera condena para el ex jefe de la Fuerza Aérea y miembro de la segunda Junta Militar, Rubens Omar Graffigna. Hasta ese momento, el represor no tenía condena. Había enfrentado un solo proceso judicial por delitos de lesa humanidad, el Juicio a las Juntas en 1985 y había sido absuelto. 

     

    Rosa camina con dificultad. Tiene las piernas débiles y doloridas, por eso usa una silla de ruedas. Redujo las actividades que implican poner el cuerpo. Las redujo, no las eliminó. Este año estuvo en el Congreso para acompañar la presentación de un anteproyecto de ley que busca proteger la Memoria, la Verdad y la Justicia. A pesar del temporal llegó a La Rural para la presentación del libro de Cristina. El año pasado cantó el himno de pie en “La Patria está en peligro”, una convocatoria contra el FMI. Cada martes participa de la reunión de Comisión Directiva de Abuelas. Alguno de los nietos o nietas que trabajan en la Asociación la pasa a buscar por su departamento y la lleva hasta la sede de Virrey Cevallos. Almuerza con sus compañeras y después duerme una siesta hasta las tres de la tarde en un espacio acondicionado para ella. Se sienta al lado de Estela de Carlotto, como lo hace desde 1989 cuando dejó de ser tesorera para asumir como vicepresidenta. Ya no interviene tanto, a veces los audífonos no logran captar lo que se plantea.

     

    —No me gusta estar callada y no decir nada, estoy medio sorda y a veces digo algo y meto la pata. Estela me dice: ´Tu presencia es muy importante´. Este es mi lugar en el mundo y quiero que no me olviden —desea Rosita, en voz alta.

     

    Rosa_02

    La silla de ruedas está plegada al lado de un arcón donde guarda recuerdos, fotos y cartas. Los domingos lee La Nación. Se reserva para el lunes el suplemento Ideas. Una pila de libros, una agenda, una lapicera, fragmentos de diarios y revistas de crucigramas están al costado de la mesa. Rosa conversa sentada a la mesa, el mantel color crema con flores azules le cubre las piernas. Es friolenta y por eso apoya sobre el regazo una botellita de plástico que usa como si fuera una bolsa de agua caliente. Mantiene una firme rutina intelectual. Si olvida alguna palabra específica, espera varios segundos, levanta la vista y hurga en su memoria. 

     

    —¿Cómo se llama..? —mueve las manos—. Es una palabra muy sencilla —agrega mientras la define. La palabra aparece y Rosa retoma su conversación plagada de detalles, fechas y nombres. 

     

    A Rosa le gusta estar informada. Mira C5N y está al tanto de la actualidad política. Hace poco terminó de leer las casi 600 páginas de Sinceramente, el libro de Cristina Kirchner.

     

    —En la presentación del libro me saludó Alberto, el próximo presidente —dice pícara y levanta las cejas por arriba del marco de los lentes dorados. 

     

    Los anteojos le combinan con los aros chiquitos en forma de flor. Viste un conjunto de pulóver y campera con el mismo estampado de rayas irregulares, negras, blancas y marrones. Arriba una chalina de lana colorida, que va mezclando colores cálidos con una reducida línea azul. Ninguno de esos colores compite con sus labios pintados de rojo. Durante la entrevista Rosa se mirará en un espejo redondo con pie de carey que quedó sobre la mesa.

     

    —Sí, soy coqueta, me gusta arreglarme —admite y se acomoda el cabello–. Voy a la peluquería todos los sábados, me lavan la cabeza y me peinan. A veces me hacen las manos, sino me las hace Ana, la mujer que me cuida.

     

    Sus dedos son finos. Lleva un anillo con una piedra verde.

     

    ***

     

    Rosa se recibió de partera en la Escuela de Obstetricia de Rosario. Cuando terminó la educación básica, en 1934, un médico amigo de su familia ofreció hospedarla en su casa para que estudiara esa carrera en la ciudad santafesina. Los Tarlovsky vivían en Moisés Ville, Santa Fe, la primera colonia judía de Argentina, fundada en 1889 por un grupo de familias que huían de las persecuciones zaristas en Rusia.

     

    —A mí no me gustaba estudiar eso pero preferí ser partera antes que no ser nada  —cuenta—. ¿Qué le puede gustar a uno ver colas de mujeres? La edad que yo tenía… Era muy joven, apenas rondaba los 20 años.

     

    Después de recibirse, Rosa fue Partera Jefa de la Maternidad Escuela de Obstetricia de Rosario. Trabajó ahí tres años. Al tiempo viajó a Buenos Aires y consiguió trabajo en un sanatorio donde pidió quedarse a vivir. Rosa arma su línea de tiempos en el living de su departamento, que está colmado de plantas. Al lado de la ventana, una hilera de potus buscan el sol. 

     

    —Me gustan muchísimo las plantas. Mi marido antes de ser contador, estudió floricultura en los Estados Unidos —cuenta. 

     

    Benjamín era un laborioso del amor. El 21 de cada mes, pensaba un regalo para celebrar el aniversario del noviazgo, el 21 de octubre de 1949. También le escribía poemas. Se conocieron el Club Hebraica, adonde Rosa iba a hacer gimnasia. Ella ya tenía 28 años y trabajaba como partera. A la salida de la confitería de Córdoba y Maipú, la pareja caminaba unas cuadras hasta la Plaza San Martín. Elegían un asiento en un lugar oscuro y se besaban. Cuando las luces de la plaza los molestaban, el novio le tiraba piedritas y las rompía. 

     

    Cuando Rosa quedó embarazada de Patricia, la consideraron una “primípara añosa”, una primeriza con treinta y dos años que, además, ya había sufrido un aborto espontáneo a los cinco meses de gestación. Por indicación del médico, Rosa pasó nueve meses en cama hasta que parió a su única hija, por cesárea.

     

    —La cosa es que nació y ésta es la beba que se llevaron durante la dictadura —recuerda Rosa mientras toma una foto de Patricia de su agenda.

     

    Durante la niñez de Patricia, Benjamín y Rosa se organizaban para cuidarla. Si ella tenía guardia, él trabaja desde su casa. Cuando terminó el secundario, Patricia empezó a cursar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Ingresó al área de Sanidad de Montoneros, el grupo armado de jóvenes peronistas. En aquel tiempo Rosa no sabía que iba a quedarse sola. Benjamín Roisinblit falleció en 1972 de un cáncer de estómago. Faltaban seis años para que la única hija del matrimonio fuera desaparecida por las Fuerzas de Seguridad.

     

    ¿Se ve que es linda? —pregunta Rosa mientras señala la pared y mira la foto de su hija—. Era linda, usted la ve y se ve que es linda. La cosa es que yo me casé, señorita, y tuve una hija… y se la llevaron. Y yo, desde ese día, no paré.

    Rosa_03

     

    ***

    El 6 de octubre de 1978, un grupo de tareas de la Fuerza Aérea secuestró a José Manuel Pérez Rojo, de 25 años, mientras trabajaba en su cotillón de Martínez. Luego fueron a buscar a su esposa, Patricia, al departamento en el que vivían, en Palermo. Tenía 26 años y un embarazo de ocho meses. Esperaban a un varón al que llamarían Rodolfo. Se llevaron también a su hija Mariana Eva Pérez, que entonces tenía quince meses. Al anochecer, el grupo autodenominado “Coordinación Federal” llevó a la beba a la casa de su abuela paterna, Argentina Rojo de Pérez. Como allí no había nadie, la dejaron en la casa de la hermana de Argentina, en Olivos. Desde uno de los autos, Patricia gritó: “Por favor, recíbanme a la nena que nos secuestran. ¡Estoy embarazada y me llevan…!”. José, con las manos atadas, pedía lo mismo.

     

    Los autos en los que trasladaban a José y Patricia aceleraron con destino desconocido. Mariana Eva se quedó con su primo Marcelo Rubén Moreyra hasta que pudieron encontrar a su abuela paterna. Más tarde le avisaron a Rosa. Fue hasta el departamento de su hija, les habían robado y destrozado la casa.

     

    A los diez días, Rosa recibió un llamado de su hija en el que le decía que la estaban tratando bien. Pocos días después, atendió el segundo. Uno de los secuestradores le transmitió un mensaje: Patricia pedía que controlara las vacunas de Mariana. Rosa entendió que era una señal de su hija para avisarle que estaba viva. Esperó en su departamento una nueva comunicación pero el teléfono no volvió a sonar.

     

    —Yo estaba tan confusa, estaba tan sola, estaba completamente sola —recuerda Rosa. 

    Rosa_04

     

    Luego de recorrer comisarías, juzgados y cárceles para obtener alguna información, se contactó con el rabino estadounidense Marshall Meyer que trabajaba en la Congregación Bet El de Capital Federal. Él le dió el dato de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Llegó al edificio, subió hasta el primer piso y se encontró con Alfredo Galleti, quien también tenía una hija desaparecida y era uno de los abogados del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels). La invitó a que fuera a su casa al día siguiente a una reunión con otras mujeres que buscaban a sus nietos. Rosa llegó llorando, desesperada por encontrar a su hija.

     

    —Yo fui, no sabía si este hombre era un tipo puesto por la dictadura o si era leal. Ahí me encontré con dos o tres mujeres y me asocié con ellas hasta el día de hoy —sonríe Rosa al recordar a Chicha Mariani y Estela de Carlotto.

     

    Se sumó a las reuniones que se hacían en lugares diferentes para no ser detenidas: en estaciones de ferrocarril o en confiterías donde simulaban algún cumpleaños. Asumió como vicepresidenta en 1989, cuando Estela de Carlotto dejó el cargo para reemplazar a Chicha Mariani como autoridad máxima. Durante años viajó a Ginebra para participar de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Recorrió el país y el mundo difundiendo el trabajo de las Abuelas.

     

    Rosa_05

    ***

    —Para ser Abuela de Plaza de Mayo no se exige que cada una sea una profesional o una gran sabionda. Mi hija no va a volver, pero la vida me devolvió un nieto —dice.

     

    En la mesa redonda del departamento de Congreso también está la foto de Mariana, la beba a la que dejaron en la casa de la consuegra de Rosa. Hay otra de Guillermo a los 21 años. Rosa dice que, como partera, sabía que el embarazo de su hija era viable. Luego de aquellas dos llamadas, alguien le contó que Patricia había parido en la ESMA.

     

    La habían llevado pocos días antes de dar a luz, 15 de noviembre de 1978, desde la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA), una casa quinta que funcionó como centro clandestino de detención en Morón. En la ESMA, Patricia estuvo atada a la pata de un escritorio, con los ojos vendados. Su marido estaba en el mismo lugar, torturado. Sólo una vez, en todo su secuestro, la llevaron al patio para que mirase el sol. Amalia Larralde, una de las detenidas, contó que vió salir a Patricia del sótano de la Escuela de Mecánica con su bebé en brazos.

     

    —Mariana lo buscó y Mariana lo encontró —dice Rosa en referencia a Guillermo, ese bebé que nació en la ESMA y al que habían decidio llamar Rodolfo.

     
     
     
    Ver esta publicación en Instagram

    Es 8 de septiembre de 2016, la vicepresidenta de #Abuelas Rosa Roisinblit y sus nietos, Mariana Eva y Guillermo Pérez Roisinblit, lograron probar que en el chalet donde funcionaba la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA) dependiente de la Fuerza Aérea en Morón, funcionó un Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio. Por allí pasaron Patricia, la hija de Rosa, embarazada de ocho meses y su compañero, José Manuel Pérez Rojo. El juicio que investigó y sentenció a los responsables del secuestro y desaparición de Patricia y José condenó por primera vez a Rubens Omar Graffigna, el ex jefe de la Fuerza Aérea y miembro de la segunda Junta Militar de la dictadura, que había sido absuelto en el Juicio a las Juntas y desde entonces había eludido la justicia. También fueron condenados Francisco Gómez, ex personal civil de inteligencia y apropiador de Guillermo y Luis Tomás Trillo, el ex jefe de la RIBA. Fruto de las investigaciones arrojadas durante el juicio, en 2017 la casa fue declarada Sitio Histórico de la Memoria, pero el jueves último un incendio destruyó parte del inmueble y se perdieron materiales de trabajo. Esperamos que la #justicia investigue quiénes fueron los responsables del incendio y el Estado garantice la preservación de los espacios que guardan la #Memoria del pueblo argentino. Foto: Noelia Pirsic/ ANCCOM. @anccom_noticias

    Una publicación compartida por Abuelas de Plaza de Mayo (@abuelasdifusion) el 18 de Feb de 2019 a las 3:50 PST

     

    Mariana Eva trabajaba el área de Investigaciones de Abuelas. En abril de 2000 recibió un llamado anónimo con datos sobre el hijo de una estudiante de Medicina. La denunciante le habló de Francisco Gómez, y lo describió como un hombre que manejaba armas y documentos falsos, y que tenía conocimiento de los vuelos de la muerte. También le contó que lo había visto llegar a su casa con un bebé en brazos. Como la mujer tenía una hija de pocos meses, le pidió que también amamantara al recién nacido, supuesto hijo extramatrimonial de un militar. Un día, borracho, el apropiador confesó que ese nene era hijo de una desaparecida. La mujer le pasó los datos de Guillermo a Mariana, que salió a buscarlo.

     

    Mariana llegó al patio de comidas frente a la plaza de San Miguel donde trabajaba Guillermo y pidió hablar con él. Le dijo que estaba ocupado. Mariana tomó un papel y escribió: Mi nombre es Mariana Pérez, soy hija de desaparecidos, estoy buscando a mi hermano y es muy posible que seas vos. Se la entregó guardada en un libro de Abuelas. Guillermo leyó la nota de inmediato.

     

    —Yo nací otro día, no soy tu hermano… A menos que esto sea falso  —contestó Guillermo mientras le mostraba su documento.

     

    Esa misma tarde, Guillermo se acercó a la sede de Abuelas. Le extrajeron sangre y la enviaron a Seattle, Estados Unidos, para hacer un cotejo de ADN. El 2 de junio del 2000, Rosa estaba en Boston. Le habían entregado un Doctorado Honoris Causa en la Universidad de Massachussets, cuando recibió el llamado de la genetista Mary Claire King que le confirmó que Guillermo era su nieto.

     

    —Había risas, llantos, gritos, de todo. Yo también lloraba —cuenta Rosa, en su departamento, al tiempo que levanta las cejas. Deja pasar unos segundo, baja la voz y la mirada—. Y después tuve muchos problemas con él. Me dió mucho mucho trabajo conseguir tener una buena relación.

     

    —Cuando yo aparezco tenía 21 años y un montón de problemas como para asumir mi historia. Yo no buscaba mi identidad. Para mí fue muy complicado. Tratamos de acercarnos, chocábamos, volvíamos, nunca dejamos de hablarnos, incluso enojados. Para colmo ella era querellante contra mis apropiadores —explica Guillermo Pérez Roisinblit en la oficina del anexo de la Cámara de Senadores donde trabaja.

     

    Rosa_06

    Los primeros años del vínculo fueron difíciles. Rosa recuerda llamados plagados de reproches, aunque resalta que Guillermo jamás le cortó el teléfono.

     

    —No me llames, no quiero hablar con vos —le decía Guillermo a Rosa.

     

    Un día su abuela le retrucó:

     

    —Decime una cosa, esa persona a la que vos llamás mamá, ¿es mi hija?

     

    Para Rosa ese fue un quiebre en la relación.

     

    —Yo terca como una mula, llamaba y llamaba. Si él ya sabía que era mi nieto, él sabía  que esa mujer no era mi hija. Ahí él empezó a cambiar —cuenta Rosa—. Era un chico muy bien educado, los milicos les enseñaban bien, pero no me aceptaba.

     

    —Yo no era ese nieto que esperaban —admite Guillermo—. Yo quería que no me hablara más. Alguna que otra vez nos hemos gritado pero jamás le falté el respeto —agrega. 

     

    Lamenta esos años.

     

    —Con la baba perdimos muchísimo tiempo.

     

    Finalmente, las llamadas telefónicas se convirtieron en un juego.

     

    —Bueno, te dejo porque mañana me tengo que levantar temprano para ir a ver a mi abuela.

     

    —Ah ¿si?, ¿tenés una abuela? —le contesta ella

     

    —Si, tengo una abuela casi centenaria —le informa él.

     

    —Aaaaaaah, mira vos —responde Rosa mientras simula sorpresa.

    ***

    Rosa_07 

    Los apropiadores de Guillermo, el ex personal civil de inteligencia Francisco Gómez y su esposa Teodora Jofré, fueron condenados en abril del 2005. El juez federal Jorge Ballestero dictó una pena de diez años de prisión para el médico Magnacco, que asistió a Patricia en el parto, siete años y medio para Gómez y tres años y un mes a su ex esposa.

    En el año 2016, Mariana le dió impulso a una causa iniciada por su abuela en 1979 para que se juzgue el ex integrante de la junta militar entre 1979-1981 y ex jefe de la Fuerza Aérea, Omar Domingo Rubens Graffigna, el ex encargado de la RIBA, Luis Tomás Trillo, y el apropiador Francisco Gómez, por privación ilegal de la libertad y tormentos.

    —Yo estaba todos los días, era lejos para ir, era un sacrificio. Ya era nonagenaria —afirma Rosa y recuerda su declaración testimonial ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 de San Martín, el 4 de mayo de 2016.

    El 8 de septiembre de 2016, el TOF 5 de San Martín condenó a Omar Graffigna y a Luis Trillo a 25 años de prisión. Gómez obtuvo una condena de 12 años de cárcel. 

    Un día, mientras estaba en su oficina de Abuelas junto a Estela, antes de ir a la sala de Audiencias, Rosa se paró y miró el retrato de Patricia que cuelga de la pared:

    —Ay, hijita, ¿porque me hiciste esto?

    Mientras conversa en su departamento, Rosa toma el café sin azúcar que le preparó Ana, la empleada. Se ofusca cuando es consultada por su legado.

    —No soy tan importante para dejar ese tipo de cosas. No sé porque están esperando eso de mí. ¿Tengo que hacer un discurso cada vez que me ve gente? —se pregunta Rosa, que ya encontró a 130 nietos—. Yo ya voy por los 100 años. ¿Cuántos más voy a vivir? Ahora la gente joven tiene que participar. Tienen que hacerse cargo de la amplitud de esa palabra: participar.

    Fotos: Gentileza Prensa de Abuelas de Mayo

    La entrada Cien veces Rosa se publicó primero en Revista Anfibia.

     

    Difunde esta nota
  • Los agentes de Educación Vial estuvieron en la Colonia de Vacaciones Municipal en la Isla 58

    En el día de ayer, el equipo de trabajo de Educación Vial de la Dirección de Tránsito de la Municipalidad de Villa Regina, estuvo presente en la Colonia de Vacaciones de Niños a cargo de la Dirección de Deportes del Municipio, en el Camping Municipal de la Isla 58. Se realizaron distintas actividades didácticas con…

    Difunde esta nota
  • |

    Grabois lanza el “Proyecto Karina”: un 3% para las grandes fortunas con chicana incluida a la hermana de Milei

     

    En una jugada que mezcla ironía y agenda social, Juan Grabois presentó su idea de un nuevo impuesto a los patrimonios más abultados, al que decidió bautizar “Proyecto Karina”, en referencia a la secretaria general de la Presidencia.

    El dirigente social y tercer candidato a diputado nacional de Fuerza Patria adelantó que impulsará un proyecto que apunta a cobrar un 3% sobre los patrimonios mayores a los US$10 millones, con el objetivo de que los sectores más ricos aporten en tiempos de ajuste. “Yo estoy armando un proyecto que se llama Proyecto Karina, porque es el 3%”, dijo con sorna en declaraciones a Radio con Vos.

    Escalas y montos

    Si bien todavía trabaja en los detalles, Grabois explicó que la iniciativa establecería distintas escalas:

    • 3% para quienes tengan fortunas declaradas por más de US$10 millones (o $10.000 millones).
    • 2% para patrimonios de hasta US$5 millones.
    • 1% para quienes posean hasta US$2,5 millones.

    El referente de Patria Grande aclaró que se trata de aplicar el tributo sobre lo declarado: “Después habrá que poner sobre la mesa lo que no está declarado”. Y subrayó que “el 99,5% de los argentinos” quedaría exceptuado.

    Una reedición del aporte solidario

    La propuesta recuerda al aporte extraordinario y solidario que en 2020 impulsó Máximo Kirchner para enfrentar la crisis derivada de la pandemia, que gravó patrimonios superiores a los $200 millones.

    El guiño a Karina Milei

    El nombre elegido no es casual: Grabois aludió al “3%” que, según audios atribuidos al titular de ANDIS, Diego Spagnuolo, habría sido exigido en supuestos pedidos de coimas que involucrarían a Karina Milei y a su mano derecha, Eduardo “Lule” Menem. El dirigente lo utilizó como chicana, dejando en claro que, para él, ese porcentaje debería destinarse a financiar políticas públicas, no a negocios turbios.

    Con su Proyecto Karina, Grabois reaviva el debate sobre la contribución de los más ricos, mientras dispara una flecha cargada de ironía al corazón del mileísmo.

     

    Difunde esta nota
  • |

    LA MISMA SANGRE

    Coproducción Argentina / Chile. Dirección de Miguel Cohan / Guión de Ana Cohan y Miguel Cohan / Protagonizada por Oscar Martínez, Dolores Fonzi, Diego Velázquez, Paulina García, Luis Gnecco, Norman Briski. El comienzo es la clave de la película. Como la 1er enseñanza en una clase de crítica de cine (en los 10 minutos iniciales…

    Difunde esta nota
  • |

    NADIA VRIZZ Y UN LEGADO QUE TRASCIENDE

    Tricampeona del básquet femenino bahiense, goleadora histórica de la competencia y MVP del último torneo, entrevista a Nadia Vrizz, tan bahiense como reginense. Antes de iniciar esta nota hay que ponernos en contexto, los amante de Back to the Future van a pensar en el Delorian, pero cada unx puede subirse al habitáculo imaginario que…

    Difunde esta nota

Deja una respuesta