CUANDO LOS MEDIOS NO AMAN AL PUEBLO
En detrimento del desamor de los medios hegemónicos hacia sus pueblos surgen sociedades débiles, mediocres e infantilizadas; que prefieren creerse cualquier insensatez a tener que enfrentarse a una realidad que genera malestar emocional y se siente hasta en los huesos. La cíclica crisis argentina hermanada con los medios hegemónicos, revela el nivel de desconexión con la realidad que algunas personas inconscientemente tienen por estar sumergidas en el mundo que ellos proponen, el mundo de sus negocios e intereses. Si lo sumamos a la crisis educacional, sistema público vapuleado hace más de 3 décadas, tenemos un combo que hace relamer a quienes controlan el ¿4to poder?.
Lo socio/cultural se comunica en su perfil más violento porque vende. Porque genera odio (sensación sobrevalorada), que se traduce en rechazo, que a su vez se transforma en distanciamiento y antagonismo, crea dos polos. Hete aquí, tu grieta. Ante tratamientos importantes en el Congreso, de real interés social, lo que pasa en el recinto es menos que secundario (aunque allí decidan por nosotros). Paga lo que pasa afuera. Y de eso, solo un perfil como los girasoles. De qué lado viene la piedra (para ellos desde afuera), para mi siempre desde el recinto, donde nos representan indefectiblemente a todos. (No está en mi juzgar las acciones de los ciudadanos, sí la de nuestros representantes por ser funcionarios públicos).
No hay agenda mediática que priorice los recursos naturales del país, que los proteja; a la agenda la movilizan otros recursos. En nuestra región patagónica, hay temas claros donde los medios allanan el camino y esconden el polvo. Megaminería, energía nuclear, derrame de petróleo, pesca ilegal. Aquí es la movilización ciudadana, las ONGs y el periodismo alternativo quienes levantan las banderas y cuidan nuestro futuro. Los grandes medios, callan.
Hoy la cotidianeidad devastadora de ciudadanos que luchan día a día por una vida digna son reflejados y reconocidos como ejemplos de esfuerzo para maquillar la desidia y el abandono del Estado a lo largo de la historia. Que el 40% de la población Argentina no tenga cloacas es una muestra clara de ello.
El clásico circuito de la comunicación que todos conocemos nos expresa como frente a la televisión o mejor dicho frente a los medios de comunicación en sus formatos clásicos, nos situamos como simples receptores, antiplurales y monótonos. No existe feed back alguno. Son correos en Spam.
Sin embargo, en la era de la comunicación las nuevas tecnologías convierten al ciudadano en algo más que un simple receptor. Este resurgir tiene su génesis en el propio interés del ciudadano de no ser subvalorado y menospreciado, podemos (debemos) convertirnos en los directores de nuestra propia programación. Tenemos la posibilidad de buscar e indagar, dándonos la posibilidad de encontrar diferentes posturas, afines o no.
Podemos adentrarnos en la “locura de leer a quien opine diferente”, sobre lo que no estamos de acuerdo para, al menos, confirmar nuestra postura. En este país (mundo) fanatizado, donde en ocasiones la realidad es un estorbo, un obstáculo, el enriquecimiento personal viene ligado a la diversidad informativa, así se genera el pensamiento crítico sin convertirse en un repetidor serial, vacío de ideas y con formato de subtítulos.
Crear consciencia propia y dejar de leer los primeros 10 links que te tira google cuando navegás podría ser un cambio (casi) tan importante como presionar a gobernantes y legisladores para crear consciencia social e influir sobre la toma de decisiones para que estén volcadas favorablemente hacia el colectivo social.
“Donde más me buscas, es donde menos estaré”.
Portada: Laurent Courau