LA VISTA EN LA CATA
En otra oportunidad les conté la diferencia entre tomar un vino y catarlo o degustarlo. En esta nueva columna les voy a enseñar la técnica de cata, por si algún lector curioso decide incursionar en el mundo del análisis del vino, les voy a hablar de la etapa inicial, la vista del vino.
Una persona muy entrenada en cata, podrá tener una copa de vino en frente y nos podría decir que tipo de vino es, con que varietal o varietales está elaborado, de qué año es y de qué lugar del mundo viene. Obviamente que se requiere de muchísima práctica como así también de mucho estudio.
La técnica que se realiza no es compleja, se divide en 4 etapas: visual, olfativa, gustativa y retronasal. Algunos hablan de 3 ya que unifican la etapa 3 y 4. Lo cual no está mal.
Les voy a enseñar la técnica de cata, por si algún lector curioso decide querer incursionar en el mundo del análisis del vino, por eso en esta entrega les voy a hablar de la etapa inicial, la vista del vino.
Siempre que queramos analizar un vino, debemos contar con una copa de cristal, bien limpia y fajinada, estar en un ambiente tranquilo con buena luz y libre de aromas extraños y tener a mano algo para anotar nuestras sensaciones.
Ya con el vino en nuestra copa, no hay que llenarla, con un cuarto es más que suficiente, tomándola desde el tallo vamos a inclinarla, sobre una superficie de color blanco y debajo de la luz, formando un ángulo de 135° con respecto a nosotros.
La abertura de la copa apuntará en sentido contrario y nos dejará contemplar la superficie del vino extendida. Observaremos el o los colores que presenta, en el caso de los vinos blancos podremos encontrarnos con tonos desde el incoloro hasta el ámbar, para los rosados de rosas tenues a más intensos, también cobrizos como la piel de las cebollas, para los tintos podremos notar violetas, rojos, morados y bordó, incluso tonalidades más naranjas como a teja o ladrillos.
A medida que los vinos evolucionan en el tiempo van generando cambios en su color, los vinos blancos se van oscureciendo, pasan de verdes amárelos y amarillos tenues, a dorados intensos y tonalidades ámbar, por otro lado los tintos pierden color, de purpuras o rojos intensosviran a naranjas y terracotas. Pero también esos cambios se producen, no por causa del tiempo sino de otros factores como la oxidación o la luz. Un buen análisis visual del color, nos dirá si un vino está en buenas condiciones o no, o si es un vino de edad avanzada que está evolucionando. Las etapas posteriores nos darán más información para poder concluir.
En el análisis visual además vamos a ver otras características como por ejemplo el brillo, para lo cual vamos a apuntar la boca de la copa hacia nosotros y veremos directamente a la superficie. Un vino joven y sano presenta un brillo vivaz, de lo contrario será una señal de alerta. También observaremos si hay presencia de gas carbónico en forma de burbujas, algún sedimento o turbidez. A veces los vinos no se filtran y presentan sustancias que precipitan y eso no afecta a la calidad, caso contrario si se notan como nubes o brumas en suspensión es probable que sea algún defecto.
No, no me olvide de las lágrimas. También conocidas como piernas, son esas gotas que caen por la copa, para el análisis de ellas veremos la velocidad y el tamaño como así también si tiene o no presencia de color. Cabe mencionar que nada tiene que ver a la calidad del vino el tipo de lágrima que se observe, eso de que mientras más lenta y pesada la gota, el vino es mejor es una absoluta mentira. Las piernas que caen por la copa se producen por un efecto de evaporación y tensión superficial entre otras “nerdeadas” pero lo que nos importa ahora es que nos darán indicios de la cantidad de azúcar y/o de alcohol (etílico y glicerol) que tiene el vino; a mayor cantidad de alguno o ambos mayor tamaño y menor velocidad de caída tendrán esas lágrimas.
Felicitaciones ya pueden describir visualmente un vino. Salud!!!
Por Facundo Gagliano – Sommelier
@cu4trodecopa