BALAZO A QUEMARROPA
La vida debía continuar y Coma lo sabía. Los ángulos de la ocación no impedían que Interrogante se haga la pregunta ¿Porqué?
Nadie podía imaginar que un adverbio fuese una excusa para enmascarar los hechos. Mientras tanto, los puntos suspensivos seguían divagando sobre las acciones no resueltas en la Embajada de la Pobreza.
Transpolaron al Punto y Coma a otra jurisdicción. Con antelación, Culpa y Contenido planeaban el robo al Banco Central de las Ideas. Todo parecía tan calmo que hasta Guión Fijo saltó por el tapial ubicado en calle 73 sin número, activando las alarmas de algunos cisnes.
Fue entonces que, Punto y Aparte recibió un disparo a quemarropa, muriendo en el acto justo al lado de una langosta que pasaba. La bala podía ser cualquier cosa: una palabra, un virus, un alfiler, un cuchillo o hasta un diamante. La empresa fúnebre decidió convocar a los rebeldes para saciar el hambre de venganza, pero nadie concurrió al velorio por la cuarentena esgrimida por el Primer Ministro Mayúscula.
Ahora que Punto y Aparte estaba muerto, Dos Puntos no paraba de hacer listas inútiles e incoherentes como la siguiente: salpullido, rabieta, cuatrocientas paredes rojas, aluminio, sonidos del alma, bofetadas sonsas, pingüino y mamut un sólo corazón, gracias o gramática del insomnio, caretas sin fiebre, nieve para todos, almuerzo con todas las insinuaciones necesarias.
En realidad, nadie podía parar, ni siquiera aquellos que estaban quietos, ese era el destino de todos…
Invitado Indeseado