“La ley de la ferocidad” de Pablo Ramos
Segunda novela de la trilogía de Pablo Ramos que tiene como protagonista hegemónico a Gabriel Reyes, su álter ego.
En el primer libro, El origen de la tristeza, podemos conocer la dura infancia de Gabriel y su transición traumática a la adolescencia. En esta ficción nos vamos a encontrar con un personaje maduro, empresario exitoso, quien debe llevar adelante el funeral de su padre.
La repentina ausencia física del progenitor es el interruptor que da inicio a la configuración de la sombra de un padre ausente en vida. En una especie de catarsis parricida, Gabriel intentará pulir su memoria en busca de una pizca afectiva evidenciada en la figura de su padre.
El gran detalle estético en este texto es el manejo de los tiempos literarios:
El tiempo histórico (contexto referencial) no es determinante y en todo caso se puede deducir confrontando la edad actual del protagonista y las historias narradas en el primer libro. En síntesis, se puede ubicar esta historia hacia finales de los años noventa.
En cuanto al tiempo de la historia (sucesión cronológica) lo más relevante acontece en los días de las exequias del padre.
Por último, el tiempo del relato (disposición artística de los acontecimientos) toma como trampolín temporal el velorio del papá para volver al pasado sentimental del protagonista, donde rascará culpas y obligaciones. Este mismo impulsor nos proyectará a la actualidad de Gabriel, cinco años después del luto, donde vamos a conocer el grado de cauterización de las heridas paternales.
El epicentro de la novela tiene que ver con las honras fúnebres que se dilatan a dos días con sus noches a la espera de un tío siciliano que vieja a Buenos Aires con la intención de llorar al pariente.
Gabriel atesora un año de sobriedad, su recaída será abrumadora y con efectos retroactivos. La densidad tóxica de esos días es equivalente a lo que no consumió durante su abstinencia. Este estado alimenta su sarcasmo, se consolida su carácter agrio y termina por hundirse en una desolación permanente.
Por momentos el protagonista extrema su resentimiento y valiéndose de su poder económico intenta matar su rabia en el sufrimiento de otros. Luego de maltratar a un empleado del servicio fúnebre se regodea con la siguiente reflexión:
“Es muy bueno cuando uno puede esconder la crueldad y el abuso de autoridad detrás de la razón, el goce es más profundo, no se paga casi ningún precio”. pág. 110
Los cambios emocionales del narrador se manifiestan sólo en los pasajes donde el protagonista comparte tiempo con sus hijos y sobrinos. Durante estos momentos, el amor puro de los más pequeños sirve como eje centrador y así Gabriel vuelve a encontrar los principios morales que anhela.
El tópico central del libro, la figura paterna, es un concepto que se repite en la literatura universal. Ramos vuelve a emplear la escritura como una terapia para intentar cerrar heridas familiares. En una entrevista al ser consultado sobre la relación con su padre y los posibles lazos con el padre de esta ficción responde los siguiente:
“La relación con mi padre ha sido tan mala que tuve que escribir el libro, el lector no imagina por asomo lo malo que es amar tanto a un hombre que pareció haberse olvidado de que sólo tenía que mirarme”.
Esta novela, que bien puede leerse en forma independiente, invita a programar la lectura del libro que cierra la trilogía,En cinco minutos levántate María, donde el personaje puesto en foco es la mamá de Gabriel Reyes.
Para concluir esta invitación dejo la opinión de la escritora colombiana Laura Restrepo en relación a este libro:
“Desde Hamlet hasta La invención de la soledad, de Auster, la sombra del padre es un tema decisivo y tormentoso donde el autor muere si, en vez de arriesgar un salto mortal, se queda en la anécdota o el eufemismo. Aquí Pablo Ramos se la juega a dentelladas y escribe con ferocidad desde el propio título. Quizá por eso mismo el resultado final es tan dulce.Gran novela, así con mayúscula, GRAN NOVELA”.
Editorial: Alfaguara
Autor: Pablo Ramos
La ley de la ferocidad 2014
Género: Novela