FANTASMAS DE UN DESEMPLEADO PÚBLICO
Es llamativo que los derechos del empleado público sean defendidos principalmente por los gremios y no así por el Estado. Ser un trabajador público implica estar al servicio de la comunidad con todo lo que ello conlleva…
Valorar la atención gratuita en los Hospitales y el esfuerzo de todo funcionario de la Educación es un baluarte que se destaca en este país, y no sabemos hasta cuándo…
Ahora, el desempleo crece aquí y en otros países del mundo. No se celebra un día por estar desocupado. Estar desocupado implica un estigma social, y sobre todo un riesgo para sostener las necesidades básicas. El desempleo trae como consecuencia el aumento de la pobreza y el malestar individual y social, así como también un aumento en la morbilidad y mortalidad de la población.
Los países ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. El desempleado público acaba por ser el vocero de las desigualdades sociales, e inclusive el de la explotación de los trabajadores.
El discurso restrictivo de los organismos internacionales de aparente ayuda monetaria impone medidas concretas para maltratar a las personas con menos recursos, y así generar el desempleo público.
Hoy es el día del empleado público, lo cual trasciende las disciplinas, celebrándose la disposición de las personas que ponen el cuerpo para el otro. Parece un día más pero no lo es, ya que en este día se conmemora el esfuerzo cotidiano, a pesar de que en este país hay más prejuicios que valorizaciones al respecto.
El desempleado público aparece como alguien al que no se quiere ver, lo latente amenazante, aquello que parece que está pero no está tal cual un fantasma, como al abuelo enfermo depositado en un Geriátrico, o el “loco” marginalizado, o el que el vive en la calle y es quemado en todo sentido.
Celebramos el día del empleado público pero también revalorizamos el que perdió su trabajo y busca desesperadamente como mantener a su familia ante tanta indiferencia e hipocresía de los gobernantes o aquellos que detentan el poder.