#8M: INMERSAS EN UNA ESTAFA

Ser Mujer es entrar en una carrera en la que los obstáculos solo están en tu recorrido. Es ver que el hombre tiene el camino limpio, llano para llegar a la meta. Y es que también nos hicieron creer que la vida es eso: UNA COMPETENCIA.

Las mujeres estamos inmersas en un sistema que es una estafa para nosotras, donde se nos promete esta “meta”, pero por mucho que hagamos, y por todo el esfuerzo que le pongamos, nunca llega. Justamente, por los obstáculos de los cuales les hablaba anteriormente.

Hay obstáculos super rígidos y generacionales, que se ven reflejados, por ejemplo, cuando una madre compite con su propia hija. Y esa niña cuando crece y es mujer, ve a todas las mujeres como competencia. Es un plan perfecto, ya que nosotras mismas entre nosotras nos imponemos esta estructura cruel. Y de ahí devienen un montón de limitaciones que nos aprisionan.

Es así, que una mujer cuando decide ser madre, no le es fácil maternar de manera libre. Porque, es probable, que venga otra mujer a decirle cómo hacerlo, disminuyendo indirectamente, sus capacidades o su instinto. O también se puede visibilizar cuando una mujer cumple con los estereotipos hegemónicos de belleza. Generalmente otras mujeres se van a encargar de hacerla sentir mal por eso, reflotando, nada más ni nada menos, que envidia en su espíritu.

Pero no sólo ocurre cuando estas dentro de “las reglas del juego”, las imposiciones y la violencia pasiva ocurre cuando decidís también seguir tus propias reglas. Y si no cumplís con los patrones de belleza impuestos por la sociedad, existen otras mujeres que les va a encantar usarte para sentirse más bellas y reforzar su ego insaciable.

Nos presionan desde niñas otorgándonos juguetes estereotípicamente color rosa (un juego de ollas, de mamaderas, bebes, escobas y palas, etc.). Nos setean para ser la esposa/madre “ideal”. No les importa nuestros deseos, ni sueños. El mensaje es claro: “viniste para satisfacer al hombre”. Y nos enojamos con el hombre como si el problema fuera él. Nos enojamos con el hombre por decidir de manera egoista, por querer tener alguien al lado que le satisfaga todos sus deseos. Pero lo que no saben todavía, es que el hombre también es estafado. Le hacen creer que él es el mimado, que él puede obtener todos sus placeres a como dé lugar y que no hay obstáculos en su pista para que cumpla con lo que se le imponen a los hombres. Por lo tanto, hay imposición en ambos sexos, sólo que supieron elegir el sexo “fuerte” para que haga el papel de “sostén”.

Decidas lo que decidas, si naciste mujer, en esta carrera que ofrece el sistema actual, se va a cuestionar minuciosamente todo lo que hagas o digas, ultrajando tu autoestima poco a poco como gota que horada la piedra.

En los seres humanos existe un valor fundamental. Podría decir que es un valor que direcciona todos nuestros pasos, y es el valor de sentir que pertenecemos. Jugaron con el sentido de pertenencia para hacernos creer que somos parte de esta carrera infinita y agotadora.
La vida no es una carrera dónde sólo los mejores llegan a la meta con el mejor cuerpo, el mejor auto, las mejores vacaciones o la mejor prenda de ropa. La vida es una experiencia sensitiva que acaricia el momento presente, es la posibilidad de sentir plenitud de ser, como sea que quieras ser.

Madres, hermanas, amigas, mujeres del camino, hay un poder infinito en nosotras. Sería conmovedor utilizarlo para abrazar nuestras heridas, para mirarnos entre nosotras con compasión y empatía, para ofrecernos la dulzura que todas nuestras ancestras necesitaron y no tuvieron a lo largo de su vida. Sería ideal que lo utilicemos para romper estas estructuras y plantar la semilla del amor a donde quiera que dejemos huella.

Usemos este poder con conciencia, abandonemos el enojo que nos enceguece.

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