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VIRALIZACIÓN EN TIEMPOS DE VIRUS

Esta primer pandemia de la nueva era de comunicación global además de los férreos ataques a la salud de las personas arremete con daños colaterales gravísimos, por ejemplo logró ralentizar el engranaje del capitalismo salvaje mundial, la ONU estima que podrían perderse 195 millones de puestos de trabajo durante 2020. El organismo internacional informó que 2.700 millones de trabajadores, más o menos el 81% de la fuerza laboral global, se encuentran afectados en estos momentos por medidas de confinamiento total o parcial.

Bajo este panorama económico el virus logró también agravar las condiciones de dominación empujando a la calle una militarización en muchos países del mundo, en algunos maquillada y en otros no. El control llega a un punto máximo cuando cualquier sujeto se convierte en juez y fiscal de manera voluntaria.

A su vez, como lo expresa el concepto dual del taoísmo (ying/yang), la pandemia también puede dejar enseñanzas que hagan de la nuestra, una sociedad mejor.

Cambiemos el óptico asumamos las responsabilidades que nos tocan como por ejemplo quedarnos en casa, compartamos información oficial, confiemos en nuestro sistema de salud pública porque por más precario que te parezca cuenta con profesionales comprometidos que nunca bajan la guardia; y en este tiempo que nos da el aislamiento seamos introspectivos, encontrémonos, reconozcámonos frente a los demás, y salgamos de esto siendo mejores de lo que eramos.

° ° ° ° °

La evolución del brote del coronavirus dependerá de la medida en que se haga llegar la información correcta a la gente que la necesita.

Tedros Adhanom, director general de la OMS

Este nuevo coronavirus se multiplicó de manera simultánea y global, creció a pasos agigantados desde fines del año pasado, pero a la par, el virus viajó siempre con una maleta de desinformación que nosotros mismos transportamos.

Sumado a nuestra irresponsabilidad, el discurso mediático con el que nos atacan es siempre el mismo y se emite en todos los medios hegemónicos, es tan fuerte que hasta atraviesa a algunos medios alternativos que descansan sobre la misma cantaleta. Discurso que tuvo su génesis en los principales medios del viejo continente y se replicó sin chistar en nuestra región.

Bombardean virus 24×7, coronavirus y muerte entrelazados, proporcionan números absolutos convirtiéndose en contadores siniestros de muertos en todo el mundo, en resumen: Generan pánico. No podemos esperar menos de empresas que bregan siempre por sus intereses. Sin embargo, la lógica del discurso mediático la retroalimentamos nosotros.

El nivel de conexión global que tenemos hoy es muy superior al que teníamos un lustro atrás, debido a la presencia omnipresente del wifi y la masificación de los dispositivos celulares.

En función de ello cobra extremo valor social el ser conscientes que las vías comunicativas han cambiado y ahora nos posicionamos todos como sujetos (objetos) activos en el flujo informativo, somos nexos vinculantes. La desinformación al igual que el coronavirus es indiferente a clases sociales, edades, identidades de género, o culturas. El periodista dejó de ser el único hilo conductivo entre la noticia y la sociedad. La globalización de la comunicación nos sitúa a todos en una posición vital al darnos la posibilidad de ser parte del circuito comunicativo.

Los mass media generan, pero nosotros ya no solo recibimos, sino que también nos convertimos inmediatamente en transmisores. Un sistema comunicativo circular.

Exigirle a cada ciudadano que corrobore fuentes informativas antes de compartirlas es complejo si coincidimos en que muchos profesionales de la comunicación  han dejado de hacer algo tan básico y primordial como lo es chequear fuentes. Si no lo hacen los comunicadores ¿por qué lo va a hacer Tito antes de viralizar un audio mientras relaja en el baño?.

Las corporaciones invadieron las redes sociales, la comunicación es circular, las nuevas tecnologías nos posicionan como sujetos activos respecto al flujo informativo y de este modo los dispositivos móviles se convirtieron en armas que también se disparan con índices y pulgares.

Desde el aislamiento el coronavirus no contagia a partir de una partícula ínfima que pulula por el aire sino que se transmite de manera abstracta por el ciberespacio. Todos alojamos el virus, y lo viralizamos desde nuestro celular.

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    Conicet en alerta: científicos rechazan la eliminación de Proyectos y advierten por el vaciamiento de la ciencia

     

    Representantes de la comunidad científica en el directorio del Conicet salieron a cuestionar la decisión del Gobierno de eliminar convocatorias clave de financiamiento y alertaron que sin inversión pública sostenida no hay desarrollo científico posible.

    Por Alina C. Galifante para NLI

    La tensión entre el Gobierno y el sistema científico argentino sumó esta semana un nuevo capítulo. Cinco integrantes del directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), en representación de las áreas de estudio y del Consejo de Universidades, firmaron un documento en el que rechazan la eliminación de la convocatoria a los Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT) y defienden el financiamiento público de la ciencia.

    En el texto expresaron su “profunda preocupación” por una serie de medidas que consideran gravísimas: la anulación de las convocatorias PICT 2022 ya adjudicadas, el cierre de la convocatoria PICT 2023 y el anuncio de una nueva modalidad que, según denuncian, desconoce a amplias áreas del conocimiento y excluye particularmente a la investigación en ciencia básica.

    El pronunciamiento no fue acompañado por los otros tres miembros del directorio que representan al agro, la industria y las provincias. No por desinterés, aclaran los firmantes, sino porque el documento nació como un eco directo de la alarma que recorre hoy a investigadores, becarios y equipos científicos frente al futuro inmediato de su trabajo en Argentina.

    Fondos básicos, investigación paralizada

    El sociólogo Mario Pecheny, representante del área de Ciencias Sociales y Humanidades en el directorio, explicó que desde 2023 no se abrían nuevas convocatorias PICT y que la última, prorrogada durante meses, fue finalmente cancelada esta semana. En declaraciones al diario Página/12, detalló que los fondos destinados al grueso de los proyectos de investigación de todo el país quedaron directamente sin convocatoria.

    La situación es especialmente grave porque esa última convocatoria había sido evaluada y adjudicada. Es decir, los proyectos ya estaban aprobados, pero nunca llegaron los recursos. El resultado es inmediato: investigadores, equipos universitarios y el propio Conicet se quedan sin insumos, sin infraestructura y sin posibilidades materiales de investigar.

    Los PICT se financian a través de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), que históricamente funcionó como la principal fuente de recursos para la investigación científica. Mientras los salarios —magros y atrasados— los pagan el Conicet o las universidades, es la agencia la que permite sostener los gastos reales de investigar: equipos, materiales, viajes, trabajo de campo y funcionamiento cotidiano de los laboratorios.

    Pecheny subrayó además que el impacto fiscal de estos programas es mínimo. El porcentaje del PBI destinado a los PICT es ínfimo, pero su efecto multiplicador sobre la producción de conocimiento, la formación de recursos humanos y el desarrollo nacional es enorme. Por eso, el documento funciona como un reclamo político claro: sin presupuesto, la ciencia simplemente no existe.

    Ciencia o mercado: un modelo en disputa

    La alternativa que impulsa hoy la agencia, según explicaron desde el directorio, está orientada casi exclusivamente a proyectos con participación empresarial y resultados de corto plazo. Se trata de una lógica de mercado que prioriza desarrollos con utilidad inmediata y rentabilidad rápida, dejando de lado la investigación básica y de largo aliento.

    El problema, advierten, es estructural. La investigación científica es, por definición, incierta y lenta. Si se supiera de antemano cuál será el resultado, no sería investigación. Muchas de las aplicaciones que hoy sostienen economías enteras nacieron de descubrimientos que parecían inútiles durante décadas, desde avances matemáticos hasta estudios sociales que luego permitieron mejorar políticas públicas, sistemas de salud o acceso a derechos básicos como la vivienda.

    Para los científicos, la colaboración con empresas es parte necesaria del ecosistema, pero no puede transformarse en el único motor del sistema. Cuando el Estado se retira y deja todo en manos del interés privado, el resultado no es eficiencia sino desarticulación. Se rompe el equilibrio entre lo público y lo privado y se condena al país a depender de conocimientos producidos afuera.

    En esa línea, Pecheny fue contundente: el modelo de desarrollo que impulsa Milei reduce al mínimo el rol del Estado y desconoce la existencia de bienes públicos esenciales. La ciencia, al igual que una ruta, un hospital infantil o el cuidado del agua, no puede quedar librada a intereses particulares sin consecuencias devastadoras para el bienestar colectivo.

    Becarios congelados y un futuro en riesgo

    El ajuste también golpea con fuerza a los sectores más jóvenes del sistema científico. Los becarios financiados por la agencia —doctorandos y posdoctorandos— tienen sus estipendios congelados desde hace dos años. Mientras tanto, los becarios del Conicet y de las universidades apenas lograron actualizaciones parciales, siempre por detrás de la inflación.

    El impacto no es solo individual. Los científicos advierten que la investigación debe pensarse de manera intergeneracional y federal. Sin universidades fuertes no habrá futuros investigadores, y sin financiamiento distribuido en todo el país la ciencia quedará concentrada en dos o tres grandes centros urbanos, dejando al resto de las provincias fuera del mapa del conocimiento.

    Por eso, el documento cierra con una advertencia política de fondo. Los cinco miembros científicos del directorio instaron a revertir de manera urgente estas decisiones que, aseguran, atentan contra el desarrollo científico, el pluralismo académico y un crecimiento equitativo del país. Sin ciencia pública, advierten, no hay soberanía ni futuro posible.

     

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