Un oriental boquiflojo en el Colón

Las calumnias de un altanero e insidioso gestor recién llegado recibieron dura respuesta de los cuerpos artísticos del mítico teatro.
Por Nerio Corallo para Noticias La Insuperable
Si nos dijeran que el gestor cultural uruguayo Gerardo Grieco, flamante director general del Teatro Colón, Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras para el gobierno francés, también reconocido por alguna que otra labor diplomática cultural con el gobierno de Brasil, se fue de boca y generó un conflicto a pocos días de asumir, seguramente creeríamos que nos toman el pelo.
Pero no, no es chiste. El hombre, desde hace años a caballo de la cháchara del liderazgo, el diseño estratégico, los equipos de los sueños, las ontologías del voluntarismo y todos los oropeles de la parasitaria gestión del verbo fatuo, parece que de repente se vio en el Colón rodeado de artistas de nivel estratosférico y se sintió un bichicome.
Más acostumbrado a la cháchara que al arte, menos cómodo en la magnificencia del Colón que en su zona de confort de las nubes de Úbeda del honorario fácil, apostaríamos a que se dijo que no hay mejor defensa para disimular la impostura que unas buenas calumnias. Así que antes de desensillar, se fue nomás de boca el boquiflojo.

Con los dedos cruzados, rogando que la alicaída muchachada del PRO o la ensoberbecida pléyade libertariana no le descubriesen sus coqueteos de antaño con el apellido Zitarrosa en el Sodre –o que continúen en la ignorancia de quién fue don Alfredo, El Cantor-, se lanzó a la diatriba con los tapones de punta, esta vez en versión lengua viperina, con ímpetu de zaguero celeste al que apura el Negro Jefe.
El tan alicaído como ineficiente y oscuro gobierno de la Ciudad, que vaya uno a saber a guisa de qué entuerto de toma y daca le puso las fichas al oriental boquiflojo -consultor que dice disfrutar «administrando tensiones»-, ahora teme las calvas sonrisas de Jorgito T -no M-, mudas pero lacerantes.
Los virtuosos del Colón, a quienes el gestor imagina lacayos de librea a liderar con recetas de la más rancia tradición de la autoayuda, le pararon los pies al lenguaraz con ínfulas de Godín pero genética de peroné digna de Satanás Páez.
COMUNICADO DE LOS CUERPOS ARTÍSICOS DEL TEATRO COLÓN
Los Cuerpos Artísticos Estables del Teatro Colón expresamos nuestro más enérgico repudio a las declaraciones del Director General, Sr. Gerardo Grieco, vertidas durante la charla “Café con abonados, prensa especializada en artes líricas y público general”, recientemente difundidas en redes sociales y medios.
Sus palabras menoscaban el prestigio, la imagen y buen nombre de nuestra institución, con afirmaciones que negamos y repudiamos enfáticamente. Las mismas faltan a la verdad y las sentimos maliciosas por tratarse de un intento de manipulación de la opinión pública en nuestro perjuicio.
No existen ni han existido conflictos entre los cuerpos estables del Teatro. Por el contrario, nuestra convivencia profesional, basada en el respeto y la cooperación artística, ha permitido sostener durante décadas el prestigio de esta casa, incluso frente a gestiones que -como la actual- han debilitado su funcionamiento y su programación. No comprendemos la naturaleza de sus dichos que carecen de fundamento en la Realidad.
Como ya hemos manifestado públicamente en julio pasado, todos los puntos alarmantes que remarcábamos siguen exactamente igual (falta de concursos para cubrir la totalidad de las vacantes necesarias, escasa programación, etc…) siendo exclusiva responsabilidad de gestión de la Dirección del EATC.
El Teatro Colón no es patrimonio de ninguna gestión de turno. Es una institución centenaria sostenida por generaciones de artistas y trabajadores que, con compromiso y excelencia, han hecho posible su historia y su prestigio internacional. No aceptaremos que se mancille ese legado con discursos que buscan enfrentar al público con quienes sostienen, día a día, su producción artística.
Por todo lo expuesto, exigimos una rectificación pública inmediata del Sr. Grieco, así como una disculpa institucional ante los cuerpos artísticos y ante la ciudadanía, por declaraciones que lesionan no sólo nuestra dignidad profesional sino también el buen nombre del Teatro Colón.

