En la última parte de la entrevista 5×3 de #LaTapa le realizamos a los candidatos dos preguntas en una encuadradas en un marco más personal que refiere a un pensamiento propio.
¿Qué opinión les genera la posibilidad de ejercer cargos públicos de manera indefinida?
Y de ser electo como intendente ¿Cómo les gustaría que sea recordada su gestión?.
Entre las causas que forzaron la renuncia del juez federal Marcelo Bailaque, tuvo especial resonancia el armado de una causa penal a un agente de bolsa rosarino, al que le pidieron 200 mil dólares para ser beneficiado en el trámite. Una serie de audios incorporados al expediente descubre que en este caso intervino en un rol activo un operador que actúa en la cumbre del Poder Judicial de la Nación. Y que las presiones para que se avanzara en esa causa espuria venían de Buenos Aires.
El agente de bolsa al que en 2019 le armaron una causa penal a partir de un anónimo que recayó en el juzgado del ex juez Bailaque es Claudio Iglesias. Ese anónimo denunciaba, sin ningún dato concreto, que Iglesias manejaba una de las cinco grandes mesas de dinero de Rosario y que había lavado activos para la banda de Los Monos. Con ese solo elemento, inusualmente desestimado por genérico, Bailaque formó causa penal contra Iglesias y, como nunca hacía, conservó para sí la investigación sin derivarla a un fiscal.
Los audios aludidos son una especie de hoja de ruta de cómo se armó esa causa y de los intereses que había en Buenos Aires para su impulso. Los que los intercambian son Santiago Busaniche, un escribano santafesino que desde hace 25 años es un lobista free lance en el Poder Judicial de la Nación, y el ex director regional de ARCA, ex AFIP, en Rosario por esos tiempos, Carlos Vaudagna.
Busaniche reside en el Palacio Paz, la joya arquitectónica de Santa Fe 750 donde está el Círculo Militar de Buenos Aires, frente a la Plaza San Martín. Ese departamento fue allanado hace dos semanas, al igual que la escribanía de su familia en Santa Fe. Vaudagna desde la ex AFIP asesoraba a fuertes contribuyentes para ayudarlos a evadir sumas millonarias. Está imputado junto al ex juez Bailaque y al financista rosarino Fernando Whpei por urdir la causa contra Iglesias, quien por esos días aspiraba a postularse a presidente en la aseguradora San Cristóbal.
El 14 de agosto de 2019 se presentó la denuncia anónima en el juzgado de Bailaque. El magistrado mandó oficios a AFIP, a la Fiscalía de Rosario, a la Bolsa de Comercio, a la Inspección General de Justicia y a la UIF requiriendo información sobre Iglesias. El 29 de octubre de ese año Busaniche tiene una primera y sugestiva comunicación con Vaudagna. Le remite un audio a su teléfono y le dice:
Carlitos, ¿cómo estás? Bueno, ya me hablaron hace un rato de Buenos Aires, como veras tempranito ya. Tratá de verlo a Marcelo lo antes que puedas, tratá de darle algo y pregúntale de acá al viernes qué día va a ser la visita. Yo quedé que hoy más tarde, después de la reunión de vos con él, ya le iba a precisar un día. Ya está hablado con él y demás. Avísame, por favor, cuando puedas. Un abrazo grande. Gracias.
En este mensaje queda claro para los investigadores que Busaniche le pide a Vaudagna que desde la AFIP que conduce le remitan algún informe sobre la situación fiscal de Iglesias para mandarle a «Marcelo», que es el juez Bailaque. La alusión al día de «la visita», interpretan, refiere a los allanamientos a realizarse contra Iglesias. Estos ocurrieron dos días más tarde: el 1º de noviembre de 2019.
En un segundo audio, a instantes del primero, Busaniche insistía:
Pero me dijo ayer Marcelo que hoy te veías con él, ¿puede ser? Trata de verlo, de darle hoy mismo algo y que te defina una fecha porque te juro que no aguanto más la presión, no aguanto la temperatura, Carlitos, dame una mano con esto. Te agradezco mucho, avísame por favor.
Carlos Vaudagna.
La respuesta de Vaudagna llega enseguida:
Bueno, lo voy ir a ver, entonces. El tema es que yo había quedado que le mandaba el escrito con la gente que lo iba a laburar, porque que vaya yo no tenía mucho sentido, porque por ahora es ver nomás los papeles, y cuando tenga algún punto de donde agarrarme, sí, ir a verlo, pero listo, voy y lo lo veo, lo veo hoy mismo, Santi.
Los mensajes escritos que continúan de parte de Busaniche son los de un hombre extrañamente agobiado por las presiones que recibe. Le dice en relación a Bailaque y el allanamiento: «No puedo dar más vueltas. Necesito que haga eso por favor». Agrega: «Él ya sabe que tiene que ser de acá al viernes. Gracias por entender». Vaudagna lo tranquiliza: «Ok, querido, ayudo en todo lo que puedo». Y Busaniche dice: «Te lo voy a agradecer mucho. Decile que haga eso».
Efectivamente, como deseaba Busaniche, los allanamientos a Iglesias se concretan el viernes 1º de noviembre. Después de eso, Vaudagna, con el detalle de los elementos secuestrados, le manda un audio al juez Bailaque:
Marcelo, quería comentarte que hemos encontrado en la oficina de Iglesias, en la compañía de seguros, contratos y contradocumentos interesantes, y secuestramos una computadora y una tablet también en otro domicilio. Hasta ahora, eso es lo más jugoso que tengo. Abrazos, Marcelo.
La causa entró en una extraña y súbita parálisis hasta 2021. Pero hubo un pedido de nulidad de los defensores de Iglesias de las actuaciones que habría motivado varias cosas. Primero, algo ya admitido, un intento de que el abogado tributarista de Rafaela Guillermo Zenklusen tomara la defensa de Iglesias. Eso lo negoció como mediador el financista Whpei, que es, según Iglesias, a quien le pagó en cinco encuentros un total de 160 mil dólares para frenar la causa en su contra. En el medio de esos movimientos, Busaniche se volvió a comunicar con Vaudagna para mayo de 2021:
Carlitos, ¿sabés qué necesito? Que respondan lo antes posible este oficio de la AFIP al juzgado federal N° 4 del doctor Marcelo Bailaque. ¿Me das una mano con la gente de Rosario conocida tuya? Me hacés ese favor. De paso, me dijo Marcelo que te llamó para comer, pero bueno, que no, ese día no podías.
Marcelo Bailaque.
Vaudagna le responde de inmediato:
Hola, querido, ¿cómo andás, viejo? Ya ya hablo con la gente de Jurídica que me responde. Esos son recontra fieles. ¿Cómo es? Sí, me llamó Marcelo, pero vos sabés que me llamó, ponele, un miércoles a las 11 para ir a comer al mediodía, y yo… es un despelote, ¿viste? No este, el otro, y me volvió a llamar este miércoles y yo estaba en Rosario, así que no me puedo cruzar con Marcelo todavía. Pero obviamente que lo voy a hacer, ni bien pueda, y te llamo y nos juntamos todos. Che, loco, ya me ocupo de esto, Abrazo, viejo. Chau.
Unos días después reanuda Busaniche su pedido:
Carlitos, ¿cómo estás? Bueno, si vas a andar por Buenos Aires, avisame, yo voy a estar hasta el viernes a la mañana allá. Che, Carlitos, bueno, si podés reforzá, a ver que manden ese oficio de una buena vez, y si el informe es bueno, mejor todavía, así ya cierran esa novela. Te agradezco muchísimo. Disculpá que te moleste.
Según expone la fiscalía, y lo refuerza con el testimonio del agente de Bolsa, para entonces Iglesias iba concretando el pago de los sobornos que implicarían el cierre del trámite en su contra. Es por eso que aparece el apuro de los que orquestaron la apertura de la causa. Necesitan documentos oficiales que respalden la idea de que el agente bursátil y directivo de San Cristóbal no está complicado en el delito que motivó que lo implicaran.
Busaniche vuelve a mandarle un mensaje a Vaudagna:
Carlitos, ¿cómo estás, querido? Che, insisto y te pongo énfasis en eso del oficio de AFIP. Tratá de que sea, que no los comprometa los tipos si ya terminamos con esa novela, ¿viste? Yo ya hablé con Marcelo. Necesita eso tenerlo, a más tardar, lunes o martes de la semana próxima. Haceme el favor, Carlitos. Te agradezco mucho. Un abrazo grande.
Vaudagna le responde por texto que está en el tema, que se reunió para eso con el jefe del área Jurídica de AFIP, Pablo Alegri, directivo que está implicado en la causa por extorsión, que se lo pasó a su superior para que lo firme. En otro texto, le señala que el problema para agilizar es que «cuando lo tiene que firmar el boludo del director se fuga y desaparece dos semanas. Y a él no llego yo».
Hay un último mensaje de Busaniche en el que pide de nuevo el informe de AFIP a Vaudagna:
Carli, ¿cómo estás? Che, Carli, bueno, yo te estoy viendo, mañana, pasado, en estos días me traen la documental de AFIP que tienen que acompañar por el caso que te vi. Eso por un lado. Por el otro, me dicen que el oficio por el cual te molesté pidiéndote el favor, ya lo respondieron. Primera pregunta: ¿Se podrá conseguir una copia de eso? Y segundo, que me confirmes que efectivamente lo hayan respondido. Un abrazo grande, muchas gracias.
Busaniche demuestra conocimiento interno de lo que pasa en los juzgados, refiere que habla con Bailaque, que está al tanto del trámite contra una persona a la que le están exigiendo dinero y muy interesado en el curso del expediente.
Pasan cosas llamativas en menos de un mes, entre agosto y septiembre de ese 2021. El 2 de agosto de ese año Bailaque llama a Iglesias para tomarle declaración indagatoria. Es a esta instancia donde el grupo pretendía que su defensor en esta instancia fuera Zenklussen. La razón es que no querían un planteo defensivo destemplado por las contradicciones y desmesuras del armado que derivó en la imputación. El 18 de agosto Iglesias y el empresario Jorge Oneto, al que implican en la misma causa, son indagados. Dos semanas después, el 7 de septiembre, Bailaque le dicta falta de mérito a Iglesias.
La intensidad de la insistencia de Busaniche, primero por implicar a Iglesias en la causa y luego por aliviarlo, deja ver dos cosas para los investigadores fiscales de la Procuración de Lavado de Activos (Procelac) en Rosario. Primero que era parte del grupo extorsivo o que trabajó para que ese chantaje se concretara. La segunda -que se desprende de sus palabras- es que ese interés, que él llama repetidamente presión, viene de Buenos Aires.
Hace tres semanas, el 7 de octubre, Vaudagna amplió su declaración como arrepentido antes seis fiscales. Allí el ex jefe de la AFIP de Santa Fe y de Rosario dio pistas cuando los fiscales se le fueron encima sobre quién podía ser la persona que en Buenos Aires estaba tan pendiente de la causa de Bailaque en Rosario contra Iglesias y Oneto.
«El colorado»
Le citaron alguno de sus audios. Precisamente donde Vaudagna le reenvía a Busaniche el audio en el que le informa a Bailaque los resultados del allanamiento. Allí Vaudagna, después de pasarlo, le pide a Busaniche que no le pase crudos los materiales «al colorado».
La referencia, reconoció Vaudagna, era al por entonces administrador general de la Corte Suprema de la Nación, Héctor Daniel Marchi, oriundo de Rafaela y clave en la gestión de fondos judiciales. Un hombre que suele ser mencionado como cercano al ministro Ricardo Lorenzetti, lo que el integrante de la Corte Suprema le negó hace dos semanas a LPO. Vaudagna dijo a los fiscales que había un interés directo en que se perjudicara a Iglesias en relación a sus aspiraciones a ser candidato a presidente en San Cristóbal, una de las compañías aseguradoras más importantes del país, con sede en Rosario.
La referencia, reconoció Vaudagna, era al por entonces administrador general de la Corte Suprema de la Nación, Héctor Daniel Marchi, oriundo de Rafaela y clave en la gestión de fondos judiciales. Un hombre que suele ser mencionado como cercano al ministro Ricardo Lorenzetti, lo que el integrante de la Corte Suprema le negó hace dos semanas a LPO.
Lo que queda al desnudo para la fiscalía con la declaración de Busaniche, manifiesta un interés extremo en que se avance con informes oficiales contra el agente de Bolsa Claudio Iglesias y que posteriormente se realicen allanamientos en su contra.
A dos días de los primeros audios consignados en esta nota a Claudio Iglesias le abrieron una causa por lavado de dinero. Para formalizarla con mayor fuerza, dicen los fiscales, incluyeron a Jorge Oneto en esa causa, que era operador de bolsa y acababa de estar públicamente implicado en un delito de fraude inmobiliario del que terminó sobreseído.
Héctor Marchi.
Con elocuencia queda indicado, también porque lo reconoce Vaudagna hace tres semanas en su testimonio agregado, que Busaniche tiene un rol activo en la trama de este chantaje en el que Iglesias paga para ser desvinculado. Como ocurre cuando el juez Bailaque le dicta un falta de mérito a tres semanas de indagarlo sin que medie ninguna novedad. Más que el agregado del documento de AFIP que Busaniche tanto apuraba.
Ligado a la política santafesina, al mundo económico y especialmente al judicial, Busaniche tiene 52 años. Fue empleado de la Defensoría del Pueblo de Santa Fe, a donde ingresó por impulso del ex diputado provincial Julio Gutiérrez, de quien es yerno. Reside en Buenos Aires hace veinte años y se mueve entre funcionarios del mayor nivel del Poder Judicial de la Nación y de los servicios de inteligencia del Estado. Tiene mucha influencia en las designaciones de personal en el ámbito de la Justicia Federal de Rosario, Santa Fe y Ciudad de Buenos Aires. Tras los allanamientos de hace dos semanas, los fiscales federales Juan Argibay Molina y Diego Velasco, de Procunar, solicitaron su imputación.
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Mientras la defensa del ex titular de la ANDIS intenta frenar la causa alegando que los audios fueron creados con inteligencia artificial, las revelaciones difundidas por Jorge Rial y Mauro Federico exponen una trama de corrupción que involucra a laboratorios, droguerías y funcionarios del entorno directo de Karina Milei. El Gobierno, otra vez, se refugia en el silencio.
Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable
“Los audios son falsos”: la defensa que nadie cree El abogado Mauricio D’Alessandro, representante del ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), Diego Spagnuolo, intentó desactivar la causa afirmando que las grabaciones fueron creadas con inteligencia artificial. Pero el argumento no convenció a nadie. Lejos de calmar las aguas, su declaración encendió aún más las alarmas. Porque negar grabaciones que llevan meses circulando, con detalles precisos sobre el funcionamiento interno de la Secretaría General de Presidencia, solo profundizó la sospecha.
Según D’Alessandro, el expediente lleva más de cincuenta días bajo secreto de sumario, y lo único que conocen es lo aportado por Mauro Federico. El abogado apeló a la vieja doctrina del “fruto venenoso”: si la prueba es falsa, todo el caso debe anularse. Pero la maniobra, más que limpiar el terreno, terminó manchando todavía más.
Los audios que golpean al corazón del poder libertario En los audios difundidos por Rial y Federico, la voz atribuida a Spagnuolo describe un sistema de recaudación ilegal que habría operado desde la ANDIS, con vínculos directos con laboratorios y droguerías. La grabación más comprometedora señala que un 3% de los contratos públicos debía destinarse como “aporte” para garantizar su continuidad con el Estado, dinero que —según esa voz— iba a parar a la Secretaría General de Presidencia, bajo la órbita de Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem.
Una frase resonó con fuerza: “Tengo todos los WhatsApps de Karina”. No se trata de una mera insinuación: es una afirmación directa que conecta a la hermana del Presidente con la supuesta estructura de recaudación.
La defensa de los laboratorios y el intento de cierre Los dueños de la droguería Suizo Argentina, Eduardo, Jonathan y Emmanuel Kovalivker, también intentaron despegarse, argumentando que los hechos ya fueron investigados en una causa archivada por inexistencia de delito. Invocaron el principio de non bis in idem, para evitar una nueva investigación. Pero los audios —negados, pero imposibles de ignorar— mantienen viva la sospecha de una red de coimas y favores empresariales dentro del esquema de poder libertario.
Rial, sin filtro: “No vaya a ser cosa que aparezcan los audios completitos” La respuesta de Jorge Rial ante la defensa de Spagnuolo fue inmediata y filosa. Desde su programa en el canal Carnival, lanzó una advertencia que retumbó en la Casa Rosada: “No vaya a ser cosa que aparezcan los audios completitos”. Una frase con el sello Rial: breve, ácida y cargada de mensaje. Como si dijera “sé más de lo que conté”. Incluso fue más lejos, deslizando que el oficialismo “quizás hubiera preferido dejar las cosas como estaban y haber entregado el culo de Spagnuolo”. Una expresión brutal, pero que retrata la crudeza del momento y el nivel de tensión dentro del gobierno libertario.
La estrategia del silencio y la excusa tecnológica Desde el oficialismo, la reacción fue predecible: acusar una operación, invocar la inteligencia artificial y evitar toda explicación concreta. Pero el libreto libertario se desgasta. Cada intento de minimizar el caso con el argumento de la IA refuerza la sospecha de que hay algo que ocultar. Hasta ahora, ningún funcionario presentó pruebas técnicas que respalden la supuesta manipulación digital.
El caso Spagnuolo, explican desde EnOrsai, se transformó así en un espejo incómodo que refleja las grietas morales del gobierno. Lo que Milei presentó como una cruzada contra la “casta corrupta” hoy se le devuelve como un boomerang desde su propio entorno.
Karina Milei, la sombra que incomoda al poder Sin cargo formal pero con poder real, Karina Milei vuelve a aparecer en el centro de la tormenta. Su nombre, asociado a contratos estatales y redes de favores empresariales, se repite como un eco en cada denuncia. Y mientras ella guarda silencio, el escándalo crece. Porque no es solo lo que dicen los audios: es lo que el Gobierno no dice, lo que evita aclarar, lo que prefiere tapar.
Un gobierno que no puede dar explicaciones La Cámara Federal deberá decidir si las grabaciones son válidas o si la causa se anula. Pero más allá del aspecto judicial, la batalla política ya está perdida: el oficialismo no logra explicar por qué las denuncias internas lo persiguen una y otra vez.
En un gobierno que prometía transparencia, el caso Spagnuolo muestra un poder encerrado, con reflejos corporativos y una tendencia cada vez más marcada al encubrimiento. Si los “audios completitos” llegan a ver la luz, el impacto será devastador. Y si no, el daño ya está hecho: la duda ya se instaló, y en política, la duda suele ser más corrosiva que la prueba.
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