Federico Sturzenegger sorprendió con una llamativa explicación para intentar justificar el drenaje de reservas por el turismo en el extranjero, impulsado por el dólar barato, y aseguró que quienes vacacionan en el exterior son «héroes de la producción».
En uno de sus habituales extensos posteos en X, el ministro de Desregulación aseguró que el gasto de dólares en turismo en el exterior es bueno porque impulsa la capacidad exportadora del país.
«Todos los años para esta fecha empieza (único país del mundo) una letanía donde se considera que los veraneantes en el exterior están despilfarrando un recurso precioso de los argentinos. Casi un crimen de lesa humanidad», ironizó. «Es exactamente al revés. Son héroes de la producción», afirmó.
«La demanda de divisas de nuestros veraneantes es lo que le sostiene la competitividad al agro, a la industria y la exportación de servicios. Por eso cada argentino que veranea en Brasil o en otro país, ayuda a sostener la capacidad exportadora del país», argumentó Sturzenegger con su habitual desapego de la realidad.
«Argentina comercia 3 veces menos de lo que deberíamos dado nuestro tamaño, por estas ideas alocadas que nos han ido aislando y empobreciendo. Hemos cerrado tanto la economía que hemos detonado nuestra capacidad de exportar», continuó el ministro, confundiendo la idea de comercio o producción con la de consumo, que es la adecuada para el turismo.
«Felicitemos a los argentinos que viajan al exterior. Son los que nos van a permitir exportar más», completó.
El problema de Sturzenegger es que sus planteos pueden ser muy buenos en la teoría pero se chocan de frente con la realidad. Todos los especialistas coinciden que la explosión del turismo en el exterior es un síntoma de atraso cambiario y un problema a muy corto plazo, sobre todo teniendo en cuenta que se ha desplomado el ingreso de turistas extranjeros a la Argentina.
De hecho, el
secretario de Turismo y Ambiente, Daniel Scioli, estuvo haciendo malabares para intentar mejorar los números y rompió con el Indec porque no le gustaban las estadísticas. Scioli logró que el Banco Central modifique la metodología para medir los egresos por viajes y consumos en el exterior y consiguió que ahora las estadísticas muestren que en 2025 «sólo» habrán salido por turismo USD 10.200 millones.
Pero además lo que Sturzenegger no tiene en cuenta es que cada turista que sale del país es un golpe para la industria turística local, que si bien en los últimos meses ha logrado una leve recuperación y espera una buena temporada de verano, viene de una crisis muy fuerte.
La reestructuración sin sillazos que tuvo la UCR Nacional hace un par de viernes dejó al joven intendente de Venado Tuerto, Leonel Chiarella, al frente del partido y en el segundo lugar del armado al cordobés Javier Bee Sellares. El hombre que el exgobernador correntino Gustavo Valdés empujó en el nuevo esquema y que asoma como el engranaje del que dependerá la maquinaria radical en Córdoba.
Principalmente, porque quien quiera ser el candidato del centenario partido en Córdoba en el 2027 deberá tener el aval de los gobernadores para conseguir los fondos para la campaña. Entre ellos, y fundamentalmente, el exdiputado Rodrigo de Loredo que retornó por estos días a territorio cordobés con la promesa de que será «si o sí» candidato a gobernador del partido.
Algo que este fin de semana, y en el tradicional asado de cierre de año con él de local, el propio De Loredo repitió dentro de la tropa que reunió para la foto como la muestra de músculo frente al eje Bornoroni-Juez que había anticipado LPO.
Sin embargo, lo que nadie soslaya incluso dentro del radicalismo y varios de los comensales que estuvieron con De Loredo en la zona sur de la capital cordobesa, es que el exdiputado comanda una porción del radicalismo. Casi sin dudas la mayoritaria, pero no la totalidad de la fuerza en Córdoba.
La foto de Rodrigo de Loredo con su armado territorial
Y acá radica uno de los condicionamientos sobre los que tratará de avanzar el diálogo entre Bee Sellares y De Loredo. «Javier es el que tiene el aval de los gobernadores y lo de Leo (Chiarella) está bien, pero todos saben que terminó siendo él porque Gustavo (Valdés) no quiso y se corrió al final. De lo contrario iba el correntino derecho», dijo un cordobés que conoce el día a día del radicalismo y que, además, estuvo en la resolución de la interna en Buenos Aires, aunque con celular abierto a la discusión cordobesa.
Quien quiera ser el candidato del radicalismo en Córdoba en el 2027 deberá tener el aval de los gobernadores para conseguir los fondos para la campaña
Allá, por esos días estuvo también el enemigo acérrimo de De Loredo en Córdoba: el exintendente Ramón Mestre y en su momento, jefe político de Bee Sellares. De hecho, el actual vicepresidente de la UCR Nacional fue secretario de Gobierno del mestrismo y después la relación se rompió; aunque en el último tiempo volvieron los vasos comunicantes con el objetivo único de apurar la interna para los primeros meses del 2026.
En las pocas charlas con armadores de por medio, Bee Sellares y Mestre coinciden con que se debe apurar la interna radical en Córdoba después de lo que ocurrió en el 2025 que se va. Con una interna judicializada y con una maquinaria mucho más aceitada del mestrismo en la Justicia federal que la de del deloredismo.
«La gente de Rodrigo deberá entender que no se pueden dilatar los tiempos de nuevo. Eso pasó este año y el otro (por Mestre) los caminó en Tribunales. Esto es como el cuento del cazador y el oso: si vos vas de nuevo por el mismo camino ya es porque te gusta», reconoció sin ningún tipo de prurito y de manera muy gráfica un radical a LPO.
Por lo pronto, esta semana habrá una actividad en Córdoba que servirá como estreno de Bee Sellares al frente de la vicepresidencia de la UCR Nacional y en su regreso a la provincia. Este martes, Juan Balastegui, uno de los concejales de la capital cordobesa que responde de manera directa a Bee Sellares presentará un balance de la ciudad, una actividad que incluso aquellos que están en la organización reconocen que tiene el objetivo de marcar el retorno del por ahora funcionario de la gestión provincial en Corrientes.
Bee Sellares, además de bancas en el Concejo las tiene también en la Unicameral dentro del bloque radical. Por lo que, el diálogo entre los correligionarios avanzará casi con seguridad antes del final del 2025.
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Una nueva investigación académica revela que la idea de dividir territorios con fronteras rígidas —que hoy damos por obvia— no nació con los Estados modernos sino que, sorprendentemente, fue moldeada por la manera en que Europa cristiana representó a la antigua Israel. Mucho antes de que Ptolomeo fuera redescubierto, mapas medievales de Tierra Santa ya delimitaban los espacios de las doce tribus, pero no para describir poder político, sino para afirmar un derecho espiritual cristiano sobre la región. Desde ahí, según el estudio, cambió para siempre la relación entre espacio, soberanía y política.
Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable
Mapa de Tierra Santa del Das Alt Testament dütsch de Christoph Froschauer (1525), conservado en la Zentralbibliothek Zürich, 31 Nv 02: 1.
Cuando los mapas medievales definían “Estados” sin decirlo
La investigación publicada en The Journal of Theological Studies por Nathan MacDonald reconstruye un proceso fascinante: la forma en que Europa empezó a pensar los territorios como “espacios cerrados con fronteras”, un rasgo que hoy define al Estado moderno.
Y lejos de surgir de cambios políticos, MacDonald sostiene que fue producto de un fenómeno cultural y religioso: la manera en que se dibujaban los mapas de la Tierra Santa.
A partir del siglo XV, con la irrupción de la imprenta, los mapas europeos empezaron a marcar límites lineales entre territorios, fenómeno que muchos autores atribuyen al redescubrimiento de la Geografía de Ptolomeo. Pero MacDonald muestra que las fronteras ya estaban en otro lugar: en los mapas medievales que dividían Palestina en los territorios de las doce tribus de Israel.
Esa tradición cartográfica, lejos de expresar organización política, funcionaba como una reivindicación espiritual cristiana sobre el espacio bíblico.
Los mapas de Tierra Santa: del peregrinaje al poder
Antes de los atlas modernos, la cartografía espiritual dominaba Europa. Los mapas medievales —como los célebres de Pietro Vesconte o los asociados al dominico Burchard de Monte Sión— mostraban caminos de peregrinación, ciudades sagradas y episodios bíblicos.
Pero también incluían algo inesperado: fronteras claramente marcadas de las doce tribus de Israel, un dato que no respondía a ninguna necesidad geográfica contemporánea.
Estos límites provenían de la forma en que autores cristianos, desde la Antigüedad tardía, interpretaban la Biblia. Para Eusebio de Cesarea, por ejemplo, identificar las zonas tribales permitía entender cómo la herencia de Israel se proyectaba espiritualmente sobre los cristianos.
En los siglos XIII y XIV, obras como el Liber Secretorum Fidelium Crucis de Marino Sanudo y la Descriptio Terrae Sanctae de Burchard no solo describían Palestina: la convertían en un espacio simbólico donde lo bíblico y lo político se fusionaban.
El mapa no era una foto del territorio: era un acto teológico.
La paradoja del Renacimiento: modernidad con alma medieval
Cuando el Renacimiento recuperó a Ptolomeo, incorporó sus proyecciones, pero conservó intacto el hábito medieval de dividir Palestina según las tribus.
Los mapas de las ediciones de Ptolomeo de fines del siglo XV muestran esa mezcla:
geometría clásica,
pero fronteras heredadas de Vesconte y Burchard.
Muchos atlases clave del siglo XVI y XVII —Ortelius, Blaeu, Mercator— incluyeron mapas de Tierra Santa que reforzaban esta división tribal. Y algo más: los mapas bíblicos se volvieron omnipresentes en las Biblias protestantes, que los situaban en los libros de Números, Josué, Mateo y Hechos.
Para millones de lectores, esa geografía espiritual se convirtió en la forma “natural” de imaginar un territorio: dividido en espacios homogéneos, completos, con un borde definido.
Así, sin proponérselo, los mapas religiosos prepararon el terreno para imaginar los Estados como espacios cerrados.
MacDonald lo resume así: los mapas no reflejaron un cambio político; ayudaron a crearlo.
Cómo se reinterpretó la Biblia para sostener la idea de Estado
La segunda parte del estudio avanza más: no solo los mapas influyeron en la política, sino que la nueva sensibilidad política alteró la lectura de la Biblia.
El caso más claro aparece en la interpretación del capítulo 10 del Génesis —“la tabla de las naciones”— durante los siglos XVI y XVII en Inglaterra. Tradicionalmente, este pasaje se leía como una descripción genealógica, no como un atlas político.
Pero con el auge de la idea de “territorios homogéneos”, las descendencias de los hijos de Noé empezaron a entenderse como pueblos que fundaban Estados con fronteras estables.
En otras palabras: la modernidad no solo redibujó los mapas; redibujó la Biblia.
¿Antiguo Israel fue un Estado moderno? Una idea que se derrumba
En tiempos recientes, autores como Yoram Hazony intentaron leer la Biblia a la luz del nacionalismo moderno, afirmando que Israel fue un “Estado con fronteras” comparable a los europeos.
Pero el trabajo de MacDonald desarma esa hipótesis:
los mapas medievales no reflejaban política,
las fronteras bíblicas no eran estatales,
y la división tribal respondía a una lectura espiritual cristiana.
Lo que hubo no fue un antecedente del Estado moderno, sino la proyección de imaginarios cristianos sobre la antigüedad bíblica.
Conclusión: cuando la fe inventa la política
El hallazgo del artículo es contundente: la construcción moderna del territorio como “espacio con límites” no nació en la política, sino en la religión.
Los mapas de Tierra Santa, pensados para peregrinos y para afirmar la herencia espiritual cristiana, terminaron modelando la forma en que Europa concibió la soberanía y el Estado moderno.
Una frontera que comenzó como símbolo teológico terminó definiendo un orden político global.
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