La Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Municipalidad de Villa Regina recuerda a comerciantes minoristas y mayoristas de todos los rubros que se encuentra en vigencia la Ordenanza 103/2008. La misma prohíbe el uso de polietileno, polipropileno y polímeros artificiales no biodegradables con destino a embalajes o bolsas denominadas ‘camiseta’.
Por lo tanto se aconseja se abstengan de hacer entrega de las mismas y así evitar sanciones y multas.
Punto Digital de Villa Regina recibió la visita del equipo técnico y coordinación general de Buenos Aires, oportunidad en la que brindó una charla informativa sobre nuevas metodologías activas en la plataforma al servicio de la ciudadanía. La coordinadora de este espacio a nivel local, Jennifer Contreras, recibió una capacitación relacionada al área tecnológica y…
El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Honduras continúa sin proclamar al ganador de la presidencia en Honduras, en medio de una contienda extremadamente ajustada entre Salvador Nasralla, del Partido Liberal, y Nasry «Tito» Asfura, del Partido Nacional, respaldado por Donald Trump.
Con mas del 80% de los votos escrutados, Nasralla suma 1.031.541 votos (40,23%) contra 1.017.614 (39,69%) de Asfura. Por sumarte, la candidata oficialista Rixi Moncada del Partido Libertad y Refundación sigue en tercer lugar con 487.614 papeletas (19,01%).
En la noche del miércoles, Nasralla pidió calma y advirtió que el resultado oficial de las elecciones generales «tomará unos días» por la necesidad de realizar un escrutinio especial. «Vamos a tener que esperar a ver cuándo se produce el distanciamiento ya en los datos que están metidos», expresó en sus redes sociales.
El proceso de conteo de votos tiene a Donald Trump muy presente. El martes, en un mensaje difundido en su cuenta oficial de Truth Social declaró que «Honduras está tratando de cambiar los resultados» y añadió que «habrá consecuencias» si esa alteración ocurre. Su publicación reiteró que el país debe completar el escrutinio para garantizar que la elección finalice conforme a lo expresado en las urnas.
Con mas del 80% de los votos escrutados, Nasralla suma 1.031.541 votos (40,23%) contra 1.017.614 (39,69%) de Asfura. Por sumarte, la candidata oficialista Rixi Moncada del Partido Libertad y Refundación sigue en tercer lugar con 487.614 papeletas (19,01%)
Trump señaló que la voluntad expresada por los votantes «en abrumadoras cifras» debe respetarse. También afirmó que es «imperativo» que el CNE complete el proceso y cerró su mensaje con la frase: «¡La democracia debe prevalecer!».
Por su parte, el gobierno de Honduras pone en deudas los resultados de las elecciones y habla de fraude biométrico y actas infladas. La categórica derrota en las elecciones, como adelantó LPO, sorprendió a la izquierda hondureña que manejaba una diferencia a favor de 8 o 9 puntos.
Pero la elección del candidato de Donald Trump, Nasry Asfura, y el liberal Salvador Nasralla dejaron paralizados a todos los integrantes del Partido Libre.
En ese marco, la candidata Rixi Moncada lanzó un comunicado en el que sostiene que «las elecciones no están perdidas» y denuncia que «el bipartidismo nos impuso su trama electoral siguiendo la trampa develada en los 26 audios adulterando el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares TREP y la biometría».
«A esta trampa debo sumar la injerencia extranjera imperial directa del Presidente de los Estados Unidos Donal Trump quién a pocas horas de las elecciones anunció el perdón absoluto al narcotraficante», continúa Moncada.
La izquierda hondureña liderada por la presidenta Xiomara Castro y su esposo, José Manuel Zelaya, combina esta supuesta estrategia para cambiar los resultados de las elecciones con el indulto de Trump al ex presidente Juan Orlando Hernández a quien el gobierno calificó como un «capo sentenciado por ellos mismos como el coconspirador principal que organizó un cartel del crimen para traficar droga a Estados Unidos con más de 400 toneladas».
Max Weber definió al Estado como el monopolio de la violencia legítima. Dicho de otra forma, el Estado tiene la facultad de ejercer la violencia simbólica, institucional o física que lo avala por su poder de autoreferencia legitimante. ¿Cómo se podría revertir esta conceptualización del Estado? Con actos, es evidente, porque el discurso no alcanza……
La paz no se puede conseguir por la fuerza, solo se puede conseguir por la comprensión Albert Einstein Jean Jaques Rousseau define a la oclocracia como la degeneración de la democracia. Si uno quisiera situar los cambios cíclicos en las formas de hacer política, la oclocracia o gobierno de la muchedumbre estaría en el…
Una nueva investigación académica revela que la idea de dividir territorios con fronteras rígidas —que hoy damos por obvia— no nació con los Estados modernos sino que, sorprendentemente, fue moldeada por la manera en que Europa cristiana representó a la antigua Israel. Mucho antes de que Ptolomeo fuera redescubierto, mapas medievales de Tierra Santa ya delimitaban los espacios de las doce tribus, pero no para describir poder político, sino para afirmar un derecho espiritual cristiano sobre la región. Desde ahí, según el estudio, cambió para siempre la relación entre espacio, soberanía y política.
Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable
Mapa de Tierra Santa del Das Alt Testament dütsch de Christoph Froschauer (1525), conservado en la Zentralbibliothek Zürich, 31 Nv 02: 1.
Cuando los mapas medievales definían “Estados” sin decirlo
La investigación publicada en The Journal of Theological Studies por Nathan MacDonald reconstruye un proceso fascinante: la forma en que Europa empezó a pensar los territorios como “espacios cerrados con fronteras”, un rasgo que hoy define al Estado moderno.
Y lejos de surgir de cambios políticos, MacDonald sostiene que fue producto de un fenómeno cultural y religioso: la manera en que se dibujaban los mapas de la Tierra Santa.
A partir del siglo XV, con la irrupción de la imprenta, los mapas europeos empezaron a marcar límites lineales entre territorios, fenómeno que muchos autores atribuyen al redescubrimiento de la Geografía de Ptolomeo. Pero MacDonald muestra que las fronteras ya estaban en otro lugar: en los mapas medievales que dividían Palestina en los territorios de las doce tribus de Israel.
Esa tradición cartográfica, lejos de expresar organización política, funcionaba como una reivindicación espiritual cristiana sobre el espacio bíblico.
Los mapas de Tierra Santa: del peregrinaje al poder
Antes de los atlas modernos, la cartografía espiritual dominaba Europa. Los mapas medievales —como los célebres de Pietro Vesconte o los asociados al dominico Burchard de Monte Sión— mostraban caminos de peregrinación, ciudades sagradas y episodios bíblicos.
Pero también incluían algo inesperado: fronteras claramente marcadas de las doce tribus de Israel, un dato que no respondía a ninguna necesidad geográfica contemporánea.
Estos límites provenían de la forma en que autores cristianos, desde la Antigüedad tardía, interpretaban la Biblia. Para Eusebio de Cesarea, por ejemplo, identificar las zonas tribales permitía entender cómo la herencia de Israel se proyectaba espiritualmente sobre los cristianos.
En los siglos XIII y XIV, obras como el Liber Secretorum Fidelium Crucis de Marino Sanudo y la Descriptio Terrae Sanctae de Burchard no solo describían Palestina: la convertían en un espacio simbólico donde lo bíblico y lo político se fusionaban.
El mapa no era una foto del territorio: era un acto teológico.
La paradoja del Renacimiento: modernidad con alma medieval
Cuando el Renacimiento recuperó a Ptolomeo, incorporó sus proyecciones, pero conservó intacto el hábito medieval de dividir Palestina según las tribus.
Los mapas de las ediciones de Ptolomeo de fines del siglo XV muestran esa mezcla:
geometría clásica,
pero fronteras heredadas de Vesconte y Burchard.
Muchos atlases clave del siglo XVI y XVII —Ortelius, Blaeu, Mercator— incluyeron mapas de Tierra Santa que reforzaban esta división tribal. Y algo más: los mapas bíblicos se volvieron omnipresentes en las Biblias protestantes, que los situaban en los libros de Números, Josué, Mateo y Hechos.
Para millones de lectores, esa geografía espiritual se convirtió en la forma “natural” de imaginar un territorio: dividido en espacios homogéneos, completos, con un borde definido.
Así, sin proponérselo, los mapas religiosos prepararon el terreno para imaginar los Estados como espacios cerrados.
MacDonald lo resume así: los mapas no reflejaron un cambio político; ayudaron a crearlo.
Cómo se reinterpretó la Biblia para sostener la idea de Estado
La segunda parte del estudio avanza más: no solo los mapas influyeron en la política, sino que la nueva sensibilidad política alteró la lectura de la Biblia.
El caso más claro aparece en la interpretación del capítulo 10 del Génesis —“la tabla de las naciones”— durante los siglos XVI y XVII en Inglaterra. Tradicionalmente, este pasaje se leía como una descripción genealógica, no como un atlas político.
Pero con el auge de la idea de “territorios homogéneos”, las descendencias de los hijos de Noé empezaron a entenderse como pueblos que fundaban Estados con fronteras estables.
En otras palabras: la modernidad no solo redibujó los mapas; redibujó la Biblia.
¿Antiguo Israel fue un Estado moderno? Una idea que se derrumba
En tiempos recientes, autores como Yoram Hazony intentaron leer la Biblia a la luz del nacionalismo moderno, afirmando que Israel fue un “Estado con fronteras” comparable a los europeos.
Pero el trabajo de MacDonald desarma esa hipótesis:
los mapas medievales no reflejaban política,
las fronteras bíblicas no eran estatales,
y la división tribal respondía a una lectura espiritual cristiana.
Lo que hubo no fue un antecedente del Estado moderno, sino la proyección de imaginarios cristianos sobre la antigüedad bíblica.
Conclusión: cuando la fe inventa la política
El hallazgo del artículo es contundente: la construcción moderna del territorio como “espacio con límites” no nació en la política, sino en la religión.
Los mapas de Tierra Santa, pensados para peregrinos y para afirmar la herencia espiritual cristiana, terminaron modelando la forma en que Europa concibió la soberanía y el Estado moderno.
Una frontera que comenzó como símbolo teológico terminó definiendo un orden político global.
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