PRIMERA COSECHA EXPERIMENTAL DE CÁÑAMO INDUSTRIAL EN ARGENTINA
El cultivo estaba prohibido desde la dictadura militar. El objetivo es conformar un banco de datos para identificar qué variedades de semillas y en qué lugares rinden mejor. La desarrolla la empresa argentina IHS con apoyo técnico de organismos estatales.
Tras 50 años de prohibición, la Argentina volvió a cosechar cannabis para uso industrial. En el marco de la aprobación de la ley que regula la industria del cannabis, que aún resta reglamentar, la empresa argentina IHS logró ingresar al país más de 15 genéticas de cáñamo de vanguardia provenientes de diferentes regiones del mundo para acelerar el desarrollo de esta industria en Argentina. El objetivo es conformar un banco de datos para identificar qué variedades de semillas rinden y en qué regiones.
A la espera de la reglamentación de la ley que regule el uso industrial del cáñamo en Argentina algunos organismos regulatorios como en Senasa, el INASE e incluso la Secretaría de Agricultura comenzaron a destrabar trámites para crear un ambiente propicio para el desarrollo de este cultivo anual que puede capturar hasta cuatro veces más dióxido de carbono -el principal gas de efecto invernadero responsable del cambio climático- que un bosque forestal; y cuyas fibras pueden emplearse en diversas industrias tales como construcción, celulosa, química, energía, automotriz y textil.
Gracias al apoyo de estos tres organismos la empresa argentina IHS, que se dedica a desarrollar localmente soluciones industriales de alto valor agregado a base de cáñamo, logró importar semillas de países y comenzó los primeros ensayos en las localidades bonaerenses de Chacabuco, Balcarce y Ferré. La proyección de la empresa es extenderse al resto del país con el objetivo de evaluar cómo responden las variedades a los distintos climas.
IHS es una empresa argentina que se dedica a desarrollar localmente soluciones industriales de alto valor agregado a base de cáñamo. Es pionera en ingresar al país las genéticas de cáñamo más innovadoras del mundo para acelerar el desarrollo de esta industria en Argentina. Con la autorización del Senasa y del INASE, la firma logró ingresar al país genéticas de cáñamo de vanguardia provenientes de diferentes regiones del mundo. Vale destacar que en Argentina el cultivo de esta especie estaba prohibido desde la década del 70, cuando se dejó de producir.
“El propósito de IHS es cañamizar las industrias para facilitar la transición hacia las nuevas economías, las cuales se caracterizan por su triple impacto. De esa forma la empresa promueve el desarrollo de economías regionales, potencia el secuestro de carbono y contribuye a la regeneración de los suelos, además de generar divisas para el país, tanto por el incremento de las exportaciones como por la sustitución de importaciones”, expresó Maximiliano Baranoff, director de Innovación de IHS.
El potencial de la bioeconomía argentina es enorme, y en este contexto el cáñamo se posiciona como sinónimo de desarrollo y progreso. En este marco, desde la Mesa Estratégica de Cannabis y Cáñamo Industrial del Senasa, se acompaña las evaluaciones que se vienen desarrollando en suelo nacional.
El secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, destacó que “tenemos el objetivo de lograr el crecimiento de los cultivos de cáñamo para todos sus usos legales con el aporte y la innovación de nuestros organismos descentralizados y de las universidades argentinas”.
En tal sentido, la presidenta del Senasa, Diana Guillén explicó que “estamos acompañando y viendo las experiencias de cosecha de cáñamo, el cual es un proceso que nos acercó el equipo de la Universidad de Buenos Aires que viene estudiando el cultivo y que venimos siguiendo desde el Senasa con el objetivo de ver las distintas variedades que están siendo probadas y cosechadas en distintas ecoregiones del país para poder determinar cuáles son las que se adaptan mejor según el clima”.
“En este momento -continuó Guillén- estamos viendo los primeros ensayos, cómo responden cada una de las variedades y en simultáneo trabajando en nuevas normativas que permitan acompañar el desarrollo del sector para sus distintos usos legales, y fortalecer toda la cadena que tiene un gran potencial para el país”.
Por su parte la presidenta del INASE, Silvana Babbitt, expresó que “el Estado Nacional identificó al cáñamo como un cultivo estratégico y desde INASE, nos pusimos a trabajar en ese sentido. Acompañando desde nuestro rol, aportando fiscalización y trazabilidad al sistema productivo, y rigurosidad y experiencia en el registro de variedades.
Trabajamos en Cáñamo como lo hicimos con el cannabis medicinal y como lo hacemos con muchas especies vegetales, entendiendo que contar con buenos materiales de propagación es fundamental para construir una industria robusta, que permita rentabilidad y desarrollo local.
También agregó que “el cáñamo es un eficiente regenerador de suelos, sus usos van desde fibra para la industria textil pasando por materiales para la construcción, sustitución de polímeros plásticos por polímeros naturales y mucho más. Desde INASE consideramos vital contar con variedades aptas para nuestros ecosistemas, a poco tiempo de la reglamentación de la Ley”.