POLÍTICOS: NO NOS DIVIDAN
A riesgo de ser inocentes. Es más que claro que la base de la política es la pluralidad de las opiniones. Pero los defectos de la política clásica hacen que en campaña se construyan enemigos en vez de construir ideas claras, superadoras, comunicables y de síntesis. Un horizonte colectivo.
Nuestro horizonte es la suma de todas las fuerzas. Aunque estamos sometidos a una visión parcial y particular.
Nos queda como experiencia de esta gestión los efectos nocivos que ejerce sobre la red de sentido de la comunidad al volcar contenido (durante un tiempo mayor a tres años y medio) con la idea general de destruir a la oposición y como dice Durán Barba “Construir la idea de los menos peores”. Y que éste sea el mérito principal para ganar una elección.
Si esta es la idea superadora de una comunidad, estamos en graves problemas y nuestra mente racional no nos deja percibir la complejidad de esta construcción en el tiempo.
A nivel local la sensación se repite. Somos pesimistas o realmente no tenemos una nueva generación de políticos comprometidos con la sociedad.
Se tiene una sensación colectiva de estancamiento. Se generaron oficinas de planificación financiadas por el CFI (Concejo Federal de Inversiones) en un gran número localidades del país. Estas elaboraron la confección de programas de trabajo a desarrollar. Estos programas están elaborados desde el consenso de fortalezas de las comunidades para ordenar un camino viable de desarrollo sobre su propio territorio. Sitios donde se pueden ejercer políticas concretas, donde se tiene incidencia real.
Los partidos políticos clásicos por un lado se repiten las mismas caras, por otro están acéfalos de rostros (léase nuevamente, un lado y otro, fiel estilo de polarización incrustado en todos los estamentos de la sociedad) ; situación que limita las posibilidades y opciones de una comunidad que aguarda un impulso que movilice sectores prioritarios para el bienestar de la gente.