El poeta reginense Damián Catini recibió el viernes de parte de la directora del Fondo Editorial Rionegrino Eliana Navarro ejemplares de ‘Mi novia y yo’, obra ganadora del segundo premio en la última convocatoria anual del FER y que fue publicada recientemente por la editorial estatal.
En el SUM de la Escuela de Arte ambos fueron recibidos por la Directora de Cultura de la Municipalidad de Villa Regina, Silvia Alvarado, quien destacó el trabajo del poeta local y agradeció al FER por el acompañamiento.
Por su parte Navarro manifestó que “en este momento estamos materializando finalmente, con estas ediciones, el proceso que se viene haciendo durante todo el año y este es el momento en el que los autores se encuentran con sus libros. Ahora nos espera la segunda etapa que es el acercamiento de todos estos libros a la comunidad”.
“Hoy entregamos en la Biblioteca Mariano Moreno de Villa Regina ejemplares de los libros editados por el FER, la idea es estar presente con todo el material de autores y autoras rionegrinas y que se conozca”, agregó.
El basquetbolista Federico Harina surgido de la cantera del Atlético Regina y jugador actual de Villa Mitre de Bahía Blanca avanzó a la serie final de la conferencia sur de la Liga Argentina de Básquet. Los «villeros» esperan por el Deportivo Viedma o Quilmes de Mar del Plata para definir quien es el campeón de…
Whirlpool confirmó el cierre definitivo de su planta de lavarropas en el parque industrial de Fátima, en Pilar, y dejó en la calle a 220 trabajadores. Otra postal del modelo Milei, que desarma producción nacional y reemplaza empleo argentino por importaciones, incluso en empresas que, como esta, acababan de invertir millones para expandirse.
Por Celina Fraticiangi para Noticias La Insuperable
La multinacional estadounidense comunicó que abandona por completo la actividad industrial local y que, de ahora en más, sólo mantendrá en el país operaciones comerciales, de ventas y servicio técnico. Es decir: de fabricar en Argentina se pasa directamente a importar todo.
La fábrica que Milei se llevó puesta
La planta de Pilar había sido inaugurada en octubre de 2022 luego de una inversión de US$ 52 millones. El proyecto aspiraba a producir 300.000 lavarropas al año y exportar el 70%. Nada de eso ocurrió bajo el actual esquema económico, que hundió el consumo y abrió las importaciones sin control.
Según confirmaron fuentes de la empresa, el desplome en la demanda interna y el aumento explosivo de las importaciones hicieron “inviable” sostener la producción. En el comunicado oficial, la firma explicó que la decisión forma parte de “un proceso continuo de revisión y mejora productiva”, aunque puertas adentro admiten que la filial se vio golpeada por el “contexto de fuerte desaceleración del consumo”.
El resultado: 220 familias sin ingreso y una ciudad industrializada que pierde otra fábrica.
De producir 600 lavarropas al día a cerrar para siempre
En las últimas semanas, el ajuste ya era evidente. Trabajadores consultados señalaron que la producción había caído de 500/600 unidades diarias a solo 400. La empresa había despedido a los empleados eventuales hacía dos semanas y luego adelantó las vacaciones al 22 de diciembre, aunque sin avisar que la decisión final sería tan drástica.
Nadie imaginó el golpe definitivo: cierre total y desvinculación masiva.
Importar es la nueva política industrial del Mileísmo
Whirlpool afirma que seguirá abasteciendo al mercado local con sus productos, pero ahora traídos desde Brasil o China. Es decir: cada lavarropas que antes se fabricaba en Pilar será una importación más en la balanza comercial argentina.
Mientras tanto, la multinacional conservará entre 100 y 120 empleados en administración, ventas y logística, “garantizando el portafolio de productos y el servicio técnico”. Lo industrial, finiquitado.
El mismo manual que se repite en empresa tras empresa desde la llegada de Milei: industrias que cierran, trabajadores despedidos y un país que vuelve a depender del exterior.
Un golpe más al entramado industrial
Whirlpool lleva 35 años en Argentina y es líder en línea blanca. A nivel global factura US$ 19.000 millones, emplea 59.000 personas y opera 55 centros productivos y tecnológicos. Pero en el esquema del Mileísmo, ni su tamaño ni su trayectoria sirvieron para sostener una línea de producción local.
El mensaje que deja este cierre es sencillo y devastador: en el país de Milei, producir no es negocio; importar, sí.
A las puertas de una temporada estival marcada por la salida masiva de argentinos al exterior y en pleno debate por el atraso cambiario, el Gobierno decidió apagar una de las pocas linternas estadísticas que permitían medir con precisión el drenaje de dólares por turismo.
Por Roque Pérez para NLI
La decisión no es técnica ni neutra: la Secretaría de Turismo, a cargo de Daniel Scioli, resolvió dejar de financiar desde el 1° de enero de 2026 los operativos de campo del INDEC destinados a medir la actividad turística. En concreto, se corta un aporte anual de $570 millones que sostenía la logística de las principales encuestas del sector.
El resultado inmediato es claro: menos información, menos precisión y más margen para el relato oficial en un contexto donde los números del turismo venían mostrando una fuerte salida neta de dólares, dato incómodo para un Gobierno que insiste en negar el atraso del tipo de cambio.
Menos encuestas, menos datos incómodos
En su último informe sectorial —correspondiente a octubre de 2025— el INDEC confirmó el impacto de la decisión. Tras más de dos décadas de trabajo conjunto con el entonces Ministerio de Turismo, el organismo informó que no se renovará el convenio de financiamiento con la actual Secretaría de Turismo y Ambiente, lo que obligará a modificar la forma y la periodicidad de difusión de los datos.
El instituto aclaró que hará “todos los esfuerzos a su alcance para mantener la mayor cantidad de indicadores del sector disponibles”, respetando las definiciones internacionales y la metodología vigente. Sin embargo, el propio comunicado admite que habrá cambios estructurales en dos herramientas clave: la Encuesta de Turismo Internacional (ETI) y la Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH).
En los hechos, el plan de “contingencia” incluye reducción de la muestra, menos casos relevados, modalidad remota en lugar de operativos presenciales y acuerdos con provincias para intentar sostener parte del relevamiento. Traducido: datos más débiles, menos representativos y más fáciles de relativizar.
Migraciones sí, balanza turística no
El INDEC aclaró que las estadísticas de turismo internacional basadas en los registros de movimientos migratorios de la Dirección Nacional de Migraciones no sufrirán modificaciones. Pero ese dato, por sí solo, no permite reconstruir la balanza de dólares que entran y salen por turismo, ni el impacto real sobre las reservas.
Justamente allí estaba el problema para el Gobierno. Las últimas publicaciones del área de Turismo mostraban con claridad una salida de divisas muy superior al ingreso, fenómeno que se aceleró con el dólar barato para viajar y que se convirtió en uno de los argumentos más sólidos para hablar de atraso cambiario.
Scioli contra las estadísticas
No es la primera vez que Scioli choca con el INDEC. Desde hace meses venía cuestionando la forma en que el organismo mide el sector, argumentando que “no refleja la realidad”. En lugar de discutir metodología con evidencia técnica, la respuesta fue más simple: quitar el financiamiento y achicar la medición.
El movimiento no puede leerse por fuera del contexto macroeconómico. Con reservas bajo presión, dólar planchado y un verano que promete récord de viajes al exterior, mostrar menos datos es una forma de esconder el problema, no de resolverlo.
Ajuste selectivo y opacidad estadística
Mientras se habla de transparencia, equilibrio fiscal y estadísticas “confiables”, el Gobierno recorta justamente donde los números desnudan las inconsistencias del modelo. El ajuste no es general: es quirúrgico y apunta a silenciar un indicador clave del frente externo.
La paradoja es evidente. En nombre del orden fiscal se recortan $570 millones en estadísticas públicas, pero se pierde a cambio una herramienta central para entender por dónde se van los dólares. Una decisión pequeña en términos presupuestarios, pero enorme en términos políticos.
Porque cuando el termómetro marca fiebre, romper el termómetro no cura la enfermedad.
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Allen tiene producción frutícola hace alrededor de 100 años y es uno de los mayores exportadores de pera del país. Actualmente hay alrededor de 200 pozos con la proyección de hacer 90 más. Los fruticultores que ya venían en crisis, terminan vendiendo o alquilando sus chacras a las petroleras que pagan buena suma de dinero, pero que luego de muy poco tiempo dejan la tierra arrasada e improductiva
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