El Intendente Marcelo Orazi mantuvo una reunión esta mañana con los Secretarios de su gabinete: Guillermo Carricavur de Gobierno, Ariel Oliveros de Coordinación, Luisa Ibarra de Desarrollo Social, Francisco Lucero de Obras y Servicios y Mirta Sánchez de Economía y Finanzas. Participó también la Directora de Economía Marta Muñoz.
En la oportunidad el Intendente informó a sus funcionarios sobre las gestiones realizadas en Viedma y lo conversado en el encuentro que mantuvo con la Gobernadora Arabela Carreras, destacando el acompañamiento del gobierno provincial a su gestión.
También abordó el convenio firmado con el Ministerio de Gobierno en el marco del programa ‘IPAP Municipios’ que permitirá la capacitación de empleados municipales.
“Hablamos también de los proyectos que se pondrán en marcha en agosto, vinculados principalmente con obra pública, urbanismo y embellecimiento de la ciudad, anuncios que serán realizados próximamente”, manifestó al término del encuentro el Secretario de Coordinación Ariel Oliveros.
Agregó: “Abordamos los aspectos del Plan de Regularización de Deudas que se pone en marcha esta semana, que permitirá al contribuyente ponerse al día con el Municipio, con distintas facilidades y beneficios”.
“Fue una reunión sumamente productiva”, finalizó Oliveros.
La Dirección de Turismo de la Municipalidad de Villa Regina informa que durante enero continuará el ciclo de capacitaciones ‘Sabores del Valle’. Por un lado, a partir del 12 de enero se pone en marcha ‘Bar kids’, destinada a niños y niñas de 8 a 12 años, una propuesta especial para el verano donde aprenderán…
Maristella Svampa es socióloga, investigadora del CONICET y escritora. Nacida en el Alto Valle de Río Negro, en la ciudad de Allen. Desde hace muchos años trabaja en cuestiones ligadas a movimientos sociales y problemáticas socio ambientales, no solo acá en Argentina, sino también en perspectivas comparativas con otros países de América Latina. Visitó la…
Donald Trump elevó al máximo la tensión con Lula al imponer aranceles del 50 por ciento contra Brasil a partir del primero de agosto.
El presidente de Estados Unidos publicó en su red social que “Brasil no ha sido bueno para nosotros, no ha sido bueno en absoluto” en una decisión que incluye también la situación judicial de Jair Bolsonaro de la que había opinado el pasado lunes.
A ello se suma, el embate de declaraciones entre Trump y Lula tras la postura planteada en la cumbre de los BRICS, de los cuales Brasil es un miembro clave.
Los miembros de los BRICS-Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-rechazaron el lunes 7 de julio la acusación de Trump de que el bloque es “antiestadounidense” y también criticaron la amenaza de aranceles adicionales del 10% contra el foro.
El líder republicano advirtió esa medida tras anunciar la nueva fecha para la imposición de tasas aduaneras a aquellos países con los que no llegue a un acuerdo el 1 de agosto.
Brasil no ha sido bueno para nosotros, no ha sido bueno en absoluto
En esta marco, Brasil convocó este miércoles a Gabriel Escobar, encargado de negocios de la embajada estadounidense en el país para que explique una nota divulgada que hace una enérgica defensa del expresidente Jair Bolsonaro.
Gabriel Escobar, responsable de la legación diplomática en ausencia de un embajador, fue citado después de que, este mismo miércoles, esa embajada publicara una dura nota sobre el juicio que cursa contra Bolsonaro, que ya había sido criticado esta semana por el presidente Donald Trump.
La nota afirma que “Jair Bolsonaro y su familia han sido fuertes socios de Estados Unidos” y afirma que “la persecución política contra él, su familia y sus seguidores es vergonzosa e irrespeta las tradiciones democráticas de Brasil”.
Según Trump, los aranceles se impondrá en parte debido a los “insidiosos ataques de Brasil a las elecciones libres y al derecho fundamental de los estadounidenses a la libertad de expresión. Trump afirma que el trato que Brasil da a Bolsonaro es una “vergüenza” y que el juicio contra el expresidente es una “cacería de brujas que debe terminar
Según Trump, los aranceles se impondrá en parte debido a los “insidiosos ataques de Brasil a las elecciones libres y al derecho fundamental de los estadounidenses a la libertad de expresión. Trump afirma que el trato que Brasil da a Bolsonaro es una “vergüenza” y que el juicio contra el expresidente es una “cacería de brujas que debe terminar”.
El presidente estadounidense también cita los aranceles y no arancelarios impuestos por Brasil, que considera injustos. Afirma tener un déficit con el país, pero en realidad Estados Unidos tiene un superávit comercial con Brasil
Lula respondió en X y dijo que “Brasil es un país soberano con instituciones independientes que no aceptarán ser controladas por nadie. El proceso judicial contra quienes planearon el golpe de Estado es de exclusiva responsabilidad de la Justicia brasileña y, por tanto, no está sujeto a ningún tipo de interferencia o amenaza que viole la independencia de las instituciones nacionales”.
Brasil es un país soberano con instituciones independientes que no aceptarán ser controladas por nadie. El proceso judicial contra quienes planearon el golpe de Estado es de exclusiva responsabilidad de la Justicia brasileña y, por tanto, no está sujeto a ningún tipo de interferencia o amenaza que viole la independencia de las instituciones nacionales
“En el contexto de las plataformas digitales, la sociedad brasileña rechaza contenidos de odio, racismo, pornografía infantil, estafas, fraudes y discursos contrarios a los derechos humanos y a las libertades democráticas”, agregó.
Por último, el líder brasileño sostuvo que “en Brasil, la libertad de expresión no debe confundirse con la agresión ni con prácticas violentas. Para operar en nuestro país, todas las empresas nacionales y extranjeras están sujetas a la legislación brasileña. La información sobre el supuesto déficit estadounidense en la relación comercial entre Brasil y Estados Unidos es falsa”.
“Las propias estadísticas del gobierno estadounidense demuestran un superávit de US$410 mil millones en el comercio de bienes y servicios con Brasil en los últimos 15 años. En este sentido, cualquier medida de elevación unilateral de tarifas será respondida a la luz de la Ley de Reciprocidad Económica brasileña. La soberanía, el respeto y la defensa irrestricta de los intereses del pueblo brasileño son los valores que guían nuestra relación con el mundo”, concluye.
Un importante dirigente del Partido de los Trabajadores dijo a LPO que esta ofensiva de Estados Unidos es positiva para al campaña de reelección de Lula. “Más que nunca el sistema va a buscar blindarse con Lula como defensor. No se entiende que Trump se juega de esta manera por Bolsonaro”, afirman.
Por el contrario, en el bolsonarismo están extasiados con el firme apoyo de la Casa Blanca pero reconocen que es prácticamente imposible que la situación de Bolsonaro se revierta. No obstante, creen que los partidos de centro terminarán jugando contra Lula producto de esta presión y eso se reflejará en la composición en el Congreso.
Pasados unos días de la finalización de la Copa América Brasil 2019, que tuvo al anfitrión como campeón más allá de las desavenencias con el VAR, algunos fallos a favor y un par de partidos sin goles; los brazucas fueron los más regulares y supieron sobreponerse en momentos adversos del juego, sumado a que en…
No parece muy arriesgado afirmar que entre los realizadores audiovisuales que en los últimos años trabajan en la Patagonia, el nombre de Alejo Estrabou es uno de los más destacables. Soñar Soñar producciones será seguramente recordada, y ya es reconocida, por ese extraordinario archivo musical y visual que es la serie de videos El Sonido…
Esta historia comienza con dos amigas y un astrólogo en septiembre de 1985. Diana Wassner, de 25 años, estaba de visita en Buenos Aires por primera vez desde que en 1976 se había exiliado, primero a Israel, después a México. Una tarde, junto a su amiga Claudia, decidieron ir a lo de un astrólogo para que les interpretara la carta natal. Apenas entraron al departamento del barrio de Colegiales, un hombre rubio y jovencito le pidió a Diana que le indicara el día y la hora exacta de su nacimiento. Colocó unas hojas sobre la mesa y comenzó. “Cuatro hijos, todos varones y dos matrimonios”. Sí, eso lo veía clarísimo si se analizaba la posición del sol, la luna y los planetas al momento de su nacimiento. Pero había otras dos cosas que no eran del todo comprensibles. El astrólogo vio una escalera. ¿Era algo metafórico como la escalera bíblica de Jacob que conectaba el cielo con la tierra? ¿O se trataba literalmente de una escalera? Ninguno de los tres podía saberlo en ese momento. Sin embargo, lo que más la inquietó a Diana fue la visión final: “Vos vas a ser famosa”. Ella sonrió. Su sueño era ser escritora. Pero el hombre fue tajante: “No vas a escribir libros. Vos vas a salir en la televisión, en los diarios, en la radio. Es por otra cosa”.
De las cuatro predicciones que las amigas oyeron esa tarde de 1985, ocho años y diez meses antes de que explotara la bomba en la AMIA, tres se cumplieron. Aunque no, aún no había manera de saberlo.
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La primera vez que entraron al departamento dijeron “es este”. Tiene sentido. En el primer piso ubicado entre dos médanos, en una localidad turística de la costa atlántica, la luz natural encandila. Uno de los ventanales del living da al mar y eso es lo que enamoró a Diana Wassner y a su segundo marido, Enrique Burbinski, cuando, hace un año y medio, alquilaron este departamento al que viajan seguido desde Capital Federal, donde residen. En el balneario se instalaron todo el verano del 2024 y no se movieron de ahí, con la excepción del viaje de emergencia que Diana tuvo que hacer a México los primeros días de febrero por la muerte de su padre, a los 96 años. El departamento es refugio de familia y amigos. Como Claudia, la amiga con la que fue al astrólogo, y que ahora está sentada en el sillón con un vestidito fresco, floreado y una computadora Mac sobre sus piernas cruzadas. Son casi las dos de la tarde del jueves 22 de febrero de 2024, la mesa está servida para cuatro. Diana tiene una musculosa deportiva rosa fluorescente, un short negro, sandalias con velcro, anteojos oscuros, un rodete en el pelo. Es curioso verla así, liviana, con ropa de verano. Ella aparece en los diarios, en la radio, en la televisión, tal como vaticinó el astrólogo, cada 18 de julio, abrigada, porque es pleno invierno cuando se conmemora el aniversario del atentado a la AMIA.
Diana perdió a su primer marido, Andrés Malamud, el arquitecto que llevaba adelante las reformas en el edificio ubicado en Pasteur 633. Desde 1994, ininterrumpidamente, Diana es la oradora principal del acto y una de las referentas de Memoria Activa, el colectivo que se conformó por fuera de las instituciones judías para reclamar justicia. En cada aniversario, los actos de Memoria Activa frente a los Tribunales son un ritual necesario que se repite de manera performática, una y otra vez. No importa si es 1998, 2005 o 2019. En un escenario montado ad hoc, con un micrófono de pie y un cartel en el que se leen los años que pasaron desde el atentado, alguien toca el Shofar, el cuerno milenario, y luego se leen los nombres de las 85 víctimas al grito seguido de “presente”. Un invitado que puede ser un periodista, un abogado, un intelectual, un artista, un rabino, pronuncia un discurso. Por los altoparlantes suena la canción “La memoria”, de León Gieco. Y finalmente habla Diana. Con su vozarrón inconfundible, áspero, punzante, dice: Llevo 25 años parada en el mismo lugar, o dice: En este mismo lugar, a esta misma, hora hace 24 años todo era horror, o dice: Hoy, como cada 18 de julio hace 29 años, nos volvemos a encontrar en el frío de la plaza Lavalle. No importa si es 1999, 2007 o 2018, Diana repite palabras como justicia, olvido, memoria, impunidad, Estado ausente, encubrimiento, resistencia, lucha, desesperanza, incredulidad. Pronuncia nombres como Menem, Beraja, Galeano, Canicoba Corral, Mullen y Barbaccia, Telleldín, Ribelli, Nisman, Anzorreguy. Cuando termina el acto, algunos medios de comunicación la entrevistan. No importa si es 1995, 2004 o 2013, ella declara: Es muy doloroso saber que tenemos en nuestras casas una silla vacía o un año más, es increíble que estemos acá, pero seguimos en la lucha. Todo se repite como en un ritual necesario, una y otra vez.
Ahora, en este refugio de la costa, el acto por los 30 años de la AMIA queda lejano. El frío también queda lejano y lo que hay que disfrutar son las tartas con ensaladas que Enrique y Diana apoyan sobre la mesa en este día cálido, soleado. En el almuerzo se habla de series y películas, de los beneficios de ir a un club, de cómo se llevan los tres hijos de Enrique con las dos hijas de Diana y las cinco nietas que ahora comparten. Se planifica la tarde: Diana irá a una clase de pilates, a tomar mate a la playa con Claudia, a comprar pollo para la cena. Apenas unos minutos después de almorzar, mientras toma un café negro con edulcorante que Enrique lleva al balcón en una bandeja, ante un silencio atronador que solo interrumpen algunos pájaros, Diana, con la voz un poco más pulida porque hace siete años dejó de fumar, dice:
—A mí me encanta la playa, es mi lugar en el mundo. Con Andrés decíamos que cuando fuéramos viejitos íbamos a vivir frente al mar.
***
El 18 de julio de 1994 a las 9:53 Diana estaba impaciente esperando a que viniera Sara, la empleada que cuidaba a sus hijas para que ella pudiera irse a trabajar. Desde 1987 tenía un cargo en un sector administrativo del Conicet. Esa mañana, Andrés salió temprano a trabajar y le dio un beso a su mujer que aún dormía. Ese era el pacto que tenían, aunque ella estuviera dormida, él estaba obligado a darle un beso. Ese lunes comenzaba la segunda semana de las vacaciones de invierno, entonces Débora, de 5 años, y Astrid, de 2, también dormían porque no había clases. A las 9:53 Diana escuchó una explosión. El estruendo fue tan fuerte que salió al balcón que daba al pulmón del edificio. Creyó que había ocurrido algo dentro de su propia vivienda. No vio nada, cerró la ventana y volvió a su estado de impaciencia ante la tardanza de la niñera. Lo que sonó a continuación no fue el timbre, sino el teléfono. Era Gustavo, el mejor amigo de Andrés. Se habían conocido en la adolescencia cuando iban juntos al colegio secundario Otto Krause, pero además participaban en los movimientos juveniles judíos progresistas. Gustavo le preguntó si sabía dónde estaba su marido. Diana se sorprendió con la pregunta. Dónde iba a estar a esa hora si no era en el trabajo. “¿Pasó algo?”. Gustavo desvió la respuesta. “Nada, nada, como no lo encontré en el Movicom, quería saber dónde estaba”.
—Mientras hablaba con ella, me di cuenta de que no sabía nada. Intenté no alarmarla, pero ya era demasiado tarde —reflexiona Gustavo una tarde, desde su casa en Madrid, donde vive desde hace veinte años.
Sara seguía sin llegar, pero el llamado de Gustavo la preocupó. Diana prendió la radio y la noticia de que algo había pasado en la AMIA —aún nadie precisaba qué— era lo único de lo que se hablaba. Marcó el teléfono de Andrés, pero no pudo dejarle un mensaje en el contestador. La casilla ya estaba llena. Ella no estaba segura de que Andrés estuviera ahí. Tenía varios trabajos y no todos los días tenía que ir al edificio de la calle Pasteur. No podía seguir esperando. Bajó hasta el primer piso, tocó el timbre de la vecina y le pidió que cuidara a las nenas hasta que llegara Sara. Paró el primer taxi que encontró y le indicó que la llevara a la AMIA. Eran diecisiete cuadras desde su casa, pero el chofer la alcanzó hasta donde pudo. Diana se bajó y vio el aire enrarecido. Polvo, escombros, esquirlas de vidrio. Los gritos de la gente se mezclaban con el sonido de sirenas, de ambulancias, de policías, de bomberos. Caminó perdida y comenzó a acelerar el paso. Trotó, después corrió, hasta que llegó a la esquina del edificio. Quiso pasar del otro lado, pero no se lo permitieron.
—Era como una guerra. Imaginate eso. Como si hubiera habido una guerra — dice Diana.
Ella siguió caminando, entró a una panadería y pidió un vaso de agua. Temblaba. Mientras intentaba pensar cómo saber si su marido estaba dentro de la AMIA, tuvo una idea y corrió al estacionamiento de la calle Tucumán. Llegó sin aliento y lo vio. Vio el Fiat Regatta blanco, el mismo en el que la noche anterior habían vuelto del club en Tigre, escuchando a todo volumen el cassette de “Vivitos y Coleando”, la obra infantil de Hugo Midón. Cinco días después, el viernes 23 de julio, el cuerpo de Andrés apareció entre los escombros.
Con el tiempo, con testimonios de sobrevivientes, pudo reconstruir lo que pasó: a las 9:53, Andrés estaba sobre una escalera. ¿Pensó en ese momento en la predicción que había hecho el astrólogo ocho años y diez meses antes?
—Por algún motivo extraño, el fin de semana anterior había sido especial. No sé bien por qué o solo lo recuerdo como especial. De repente, Andrés se paró y me dijo: “¿Cómo se puede querer tanto a alguien? ¿Es posible?”. Eso me quedó sonando y pensé: ya nadie me va a querer como él me quería.