El Intendente Marcelo Orazi participó este jueves en la apertura de la jornada de trabajo del programa ‘Familias rionegrinas solidarias’ que se realizó en el Galpón de las Artes.
En la oportunidad el Intendente destacó la importancia de la actividad ya que, sostuvo, significa “el primer paso para implementar el programa en nuestra ciudad”.
“Hay mucho para hablar de la familia y de la solidaridad. Regina es una ciudad solidaria por excelencia. La solidaridad en sí misma encierra una esencia enorme, pero ligada a la familia y a los fines de este programa se vuelve fundamental para niños, niñas y adolescentes cuenten con un entorno en el que se sienta contenido, y en el que puedan desarrollar vínculos sanos y estables”, sostuvo.
Además, en sus palabras, Orazi recordó también la importancia de cada 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
En la oportunidad, el Intendente estuvo acompañado por la Coordinadora Provincial del programa Gimena Sus, la Subdelegada del programa de Fortalecimiento Familiar Natalia Cabeza y la Secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad Luisa Ibarra.
Tras la apertura, las instituciones participantes continuaron con la jornada de trabajo para la aplicación de este programa que promueve el acogimiento familiar temporal para niños/as y adolescentes, menores de 18 años, quienes, por una medida excepcional debieran ser separados de su núcleo familiar conviviente.
La Municipalidad de Villa Regina informa que a partir de mañana y hasta el domingo inclusive no funcionará la balsa en la Isla 58. El servicio se retomará el lunes 27 en el horario habitual de 7 a 14 y de 17 a 20. Difunde esta nota
A partir del pedido realizado al municipio reginense por el Juzgado Civil, Comercial y de Minería N° 1, donde la Justicia pide conocer la situación dominial de las tierras de la barda norte en las que se encuentra el monumento al Indio Comahue, la capilla Santa Teresita y el Aero Club reginense; se volvió a…
El sábado a la noche, en plena veda electoral y a pocas horas de la elección a legisladores porteños, las usinas digitales mileístas hicieron circular un video falso, elaborado mediante un programa de inteligencia artificial, en el que Mauricio Macri daba de baja a su candidata y apoyaba al de Milei. Aunque pretendía imitar la voz y los gestos del expresidente, el video era a todas luces falso, tanto por el tono y los movimientos de su protagonista como por lo absurdo del mensaje. Técnicamente, el video se clasifica como deep fake: a diferencia de las noticias erróneas, la descontextualización o la desinformación, los deep fake son contenidos audiovisuales manipulados mediante un software de inteligencia artificial y enteramente elaborados para generar engaño o confusión.
El discurso libertario en las redes sociales está plagado de este tipo de productos, a medio camino entre la verdad, la mentira y la ficción: memes, piezas audiovisuales realizadas con IA, pero también gráficos alterados, retweets de cuentas anónimas e informaciones dudosas. Milei es también un gran imitador de Trump, a quien copia u homenajea sin disimulo, un cultor del cosplay y del arte del disfraz, con sus maquillajes y peinados estridentes. El líder libertario pone permanentemente en tensión los límites entre lo verdadero y lo falso, y hace del artificio un estandarte, gritando a los cuatro vientos: todo es fake, empezando por la política misma, esa cantera de mentiras, engaños y falsedades. Y si todo es fake, hagamos del disfraz nuestra profesión.
Los mensajes políticos de Milei y los libertarios no pretenden ser verdaderos, ni siquiera verosímiles: si se nota la costura, mejor.
Pero lo cierto es que, como dice Dolores Amat, la mentira está atada a la política desde Platón hasta Hannah Arendt, pasando por Maquiavelo y Hobbes. Más aún: la verdad y la política tienen una relación tensa, casi incompatible: en una democracia, la verdad no puede ser una sola, a riesgo de devenir autoritaria. En el espacio público, la verdad no es única ni autoevidente; y la mentira, por su parte, es constitutiva del orden político. Ahora bien: si todos mienten, ¿entonces qué hay de nuevo en el estilo libertario de lidiar con la verdad y la mentira?
Cinismo y disfraz
Ante esas imágenes y expresiones disonantes, nos recorre una sensación de extrañamiento. ¿Saben los expertos en comunicación que rodean al presidente que ese gesto es una copia? ¿Se dan cuenta de que este dato suena falso? ¿Son conscientes de que se le nota el maquillaje? ¿Perciben que aquella pieza diseñada por IA, con personajes sin rostro y ojos vacíos, se siente inverosímil, hasta siniestra? Lo saben, y la sostienen. Porque la estética política de Milei es cínica, como diría Paula Sibilia, en tanto celebra el artificio, enarbola la copia, hace de la ficción una bandera. Sus mensajes no pretenden ser verdaderos, ni siquiera verosímiles: si se nota la costura, mejor.
Al mismo tiempo, muchos destacan la espontaneidad de Milei en las redes: despeinado, transpirado, mal vestido, en los TikToks y los reels la cámara en mano, temblorosa, muestra el detrás de escena, hace oír la voz en off de un asesor, trae al frente lo que normalmente estaría oculto. ¿Será que la realidad cruda también es un disfraz, o que detrás de la máscara yace una verdad?
Milei ingresó al mundo del cosplay por su asesora de imagen (y actual diputada nacional) Lilia Lemoine. En una entrevista televisiva en plena campaña electoral Lilia Lemoine se presentaba precisamente como una experta en disfraces, y afirmaba que su profesión de cosplayer consistía, ni más ni menos, que en disfrazarse de “lo que le pidan sus fans o sus clientes”: “Ahora mismo, por ejemplo, estoy disfrazada de candidata a diputada”, concluyó.
La mentira está atada a la política desde Platón hasta Hannah Arendt, pasando por Maquiavelo y Hobbes. ¿Entonces, qué hay de nuevo?
La declaración de Lemoine puede parecer a primera vista irresponsable o cínica, pero no deja de revelar una verdad, una percepción que recorre el mundo de lo político: la sensación de que la política, y en particular el discurso político, es un terreno de falsedades, una ficción, puro artificio. Todos mienten y engañan o, como se suele decir con desdén, “todo es relato”. Con el aumento de la desconfianza y la desafiliación ciudadana, la falsedad de lo político parecería ser, paradójicamente, la única verdad.
Las redes sociales amplifican esta sensación de irrealidad, en la medida en que hacen visible un rasgo inherente a cualquier discurso político: la palabra pública siempre es una puesta en escena. En las redes, la teatralidad es aún más palpable: construimos identidades virtuales, avatares, lenguajes y códigos específicos, subjetividades sin cuerpo.
Un estilo escandaloso
Cuando, en 2016, Trump asumió como presidente de Estados Unidos, la reacción generalizada fue el escándalo: intelectuales y pensadores se preguntaban azorados “¿Cómo fue posible?”. Querían decir: ¿Cómo fue posible que en el país de la democracia y el constitucionalismo, en la patria de los founding fathers en cuyas costas ancló el mítico Mayflower y se firmó la que acaso sea la más perfecta constitución sobre la Tierra, cómo fue posible que allí hubiera triunfado un bruto machista que dice “culo” en cadena nacional, que se refiere a la menstruación de una periodista, que reivindica el uso de las armas en medio de la 5ta avenida o se burla de los espasmos de un trabajador enfermo?
El escándalo procede de la sensación de que los pilares de la cultura y la estética política vigentes durante, al menos, el último siglo, están en crisis: la política como ilusión de consenso, la importancia de las formas, el discurso público como vehículo de sentidos comunes, el valor de la verdad, el rechazo moral hacia la mentira.
La cuestión de la verdad ha estado especialmente en el centro de atención: con Trump, el término posverdad se consagró como palabra del año del Oxford Dictionary 2016 y emergió como la gran preocupación de analistas y expertos. Parecería que el republicano le terminó de dar un golpe de gracia a la ya vapuleada verdad: aparentemente, se puede mentir deliberadamente desde el centro del poder, tergiversar la realidad o simplemente moldearla de acuerdo a los propios intereses.
Algo parecido sucede con otros líderes de las nuevas derechas en el mundo, y en particular con Javier Milei en Argentina. Milei habla y genera escándalo: por momentos, sus palabras, sus gestos, sus modos y sus signos son incluso más escandalosos que cualquier decreto o política pública. Milei miente deliberadamente, ataca a sus adversarios con un lenguaje soez y desafía permanentemente los límites de lo políticamente correcto con su estilo, su verba y sus muecas. ¿En qué consiste este estilo político y en qué se diferencia de las formas tradicionales de intervenir en el espacio público?
Hay quienes chequean la veracidad de las fake news, denuncian desinformación y alertan sobre el avance de la posverdad, pero esas distinciones estallaron por el aire, y vivimos tiempos de celebración del artificio.
Barroquismo digital
Hay quienes señalan que las mutaciones (del capitalismo, de la democracia) activan una suerte de restauración: del capitalismo hacia un “tecnofeudalismo” (Yanis Varoufakis), de la democracia hacia un nuevo tipo de monarquía (o diarquía) liderada por CEOS de empresas tech (en palabras de Curtis Yarvin). Siguiendo esa misma intuición, puede pensarse que en el plano de los estilos y las estéticas políticas vivimos un nuevo tipo de barroco, un barroquismo digital.
Como dice el crítico literario Carlos Gamero, el barroco tiene, por un lado, una dimensión ornamental. En su acepción más corriente, lo barroco es lo sobrecargado, lo atiborrado, lo ultradecorado. Un poema de Quevedo, confeccionado como una selva verbal plena de figuras; una catedral plagada de motivos, adornos y pliegues. La estilística digital es barroca en este primer sentido: las redes de Milei se muestran como un mosaico hipertextual donde conviven materiales eclécticos y sincréticos: una cita erudita de Friedman, un fragmento del Antiguo Testamento, un meme, una viñeta, un recorte periodístico, una entrevista televisiva, una pieza audiovisual hecha con IA. Virales, sarcásticas y populares, muchas de estas piezas son artefactos deliberadamente manufacturadas para su circulación digital, collages capaces de concentrar, en pequeñas cápsulas, el rumor social de la época. Por esa intensa hipertextualidad, el discurso digital de Milei se configura como una suerte de patchwork barroco, atiborrado de referencias, citas y alusiones que ponen permanentemente en tensión los límites entre la verdad, la mentira y la ficción.
En la era del barroquismo digital los discursos se vuelven grotescos, cínicos y subversivos de los valores de la política.
Pero existe un segundo sentido de lo barroco, menos evidente: es el que encontramos en Cervantes, en Shakespeare o en Las Meninas de Velázquez. Es el barroco que pone en crisis el estatuto del referente, aquel en el que se superponen los planos de la realidad y la ficción, del sueño y la vigilia, de la representación y lo representado, de la copia y el original. Como sucede con la cultura del carnaval, el Barroco produce una inversión de los valores establecidos: lo alto y lo bajo, lo popular y lo noble, lo sagrado y lo profano, lo elevado y lo grotesco. La estética digital libertaria es barroquista y carnavalesca también en este segundo aspecto: los límites entre verdad y mentira, entre ficción y realidad, entre las bambalinas y la propia escena teatral se desdibujan hasta el punto de hacernos pensar si acaso esa distinción es todavía pertinente. La discursividad libertaria en las redes nos muestra permanentemente el detrás de escena, rompe la cuarta pared y nos advierte: Las apariencias engañan, todo es disfraz.
La crisis de autoridad que vivimos en la actualidad tiene, entre una de sus tantas consecuencias, impacto en los estilos y las estéticas políticas. El barroquismo digital es una expresión de este momento estético-político en el que los discursos se vuelven grotescos, cínicos, mentirosos y subvierten los valores tradicionales de la política.
El discurso político en las redes sociales nos confronta a diario con la pregunta por la verdad. Ante tanto flujo de palabras, signos y datos, las certezas se desdibujan. Frente a esto, hay quienes, con rigor periodístico y científico, defienden las antiguas verdades, verifican los datos, desmienten las falsedades, denuncian la desinformación y alertan sobre el avance de la posverdad. Pero lo cierto es que las distinciones entre la verdad y la mentira estallaron por el aire. La verdad, tal como la conocíamos, está en crisis, y en su lugar advienen discursos que celebran el artificio, el disfraz y la ficción, recordándonos que, en democracia, la verdad está en permanente disputa.
Avatares en el poder. Claves del discurso político en redes (UNSAM Edita, 2024)
Los trabajadores de la Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC) se movilizaron este jueves al Congreso para reclamar la urgente cobertura de las vacantes en la Auditoría General de la Nación (AGN). El secretario general del sindicato, Hugo Quintana, y el secretario adjunto, Miguel Giménez, presentaron una carpeta ante el presidente de la Comisión Bicameral Mixta Revisora de Cuentas, Miguel Pichetto, y el resto de los legisladores que integran ese cuerpo.
Ese documento, según fuentes gremiales, explica la importancia del trabajo de la AGN, que se encuentra paralizada porque no hay auditores desde que vencieron los mandatos de los tres representantes del Senado a inicios de abril. La situación se agravó de una forma inédita luego de que, durante 2024, las funciones del ex Tribunal de Cuentas se vieran afectadas por la vacancia de las sillas previstas para los representantes de los diputados.
Uno de los trabajadores le dijo a LPO que “la situación es alarmante por dos razones: por un lado, hay un vacío institucional terrible pero, por otro, los laburantes no podemos laburar si no hay auditores nombrados”.
Actualmente, la Auditoría cuenta nada más que con la presencia de su titular, Juan Manuel Olmos, que carece de facultades investigativas y depende del trabajo que hagan los seis auditores que deberían integrar el colegio. Por eso, un legislador confesó por lo bajo: “Me da vergüenza que sean los propios trabajadores los que vengan a pedirnos por favor que nombremos a los auditores para que ellos puedan cumplir con su trabajo”.
En la apertura de la reunión de comisión, Pichetto le cedió la palabra a Quintana, quien expresó que “la AGN es el organismo por antonomasia que dice qué está bien y qué está mal”, y alertó que, sin su conformación, “es un barco a la deriva”.
El líder gremial no se detuvo en el problema institucional de la AGN y apuntó también que el país lleva dos años consecutivos sin sancionar un presupuesto y hace 25 años que no hay un defensor del Pueblo. “Las últimas elecciones demostraron la lejanía entre la política y la gente”, sostuvo, y realizó un llamado de atención para que “las instituciones sean transparentes y demuestren en qué gastan y cómo lo hacen” para que los argentinos vuelvan “a interesarse por la política”.
Hugo Quintana ingresó a trabajar en el ex Tribunal de Cuentas, reconvertido en AGN tras la Reforma Constitucional de 1994, en 1981. “Tengo toda la vida en esto y nosotros tenemos un gremio y en Latinoamérica no pueden creer que en la Argentina haya un organismo rector como la AGN que no tenga rumbo”, concluyó.
En el comunicado de prensa que difundió APOC se le exigió al Congreso “que cumpla con la Constitución y devuelva a la AGN su pleno funcionamiento, considerándola imprescindible para reconstruir la confianza ciudadana en las instituciones”.
Me da vergüenza que sean los propios trabajadores los que vengan a pedirnos por favor que nombremos a los auditores para que ellos puedan cumplir con su trabajo.
Como reveló LPO, José Mayans y Juan Carlos Romero venían conversando para imponer el nombramiento de los representantes de la Cámara Alta en la próxima sesión y la oposición en la Cámara Baja, a través de un acuerdo entre el pichettismo y el peronismo también había acordado designar a Emilio Monzó y Juan Ignacio Forlón. Sin embargo, Martín Menem presentó un proyecto para reducir la representación del Senado y ampliar la de Diputados, con el objetivo de garantizarse un lugar para el oficialismo en la AGN y, con esa maniobra, detonó el quórum en la última sesión.
Este jueves, Pichetto recordó que desde la comisión que preside enviaron notas a Victoria Villarruel y el riojano, en tanto presidentes de ambas cámaras y reiteró su “preocupación” frente a la anomalía. Álvaro González, por su parte, señaló que se asiste a “una situación en que tienen que venir los trabajadores de la Auditoría a pedirle al Congreso que designe a los auditores” y asumió la gravedad de “la mora que tiene el Congreso” con este tema.
El salteño Juan Carlos Romero pidió la palabra después para manifestar su hartazgo. “Salgamos de esa lógica de creer que estamos cuidando a los amigos y tratemos de hacer el esfuerzo de tener un sistema de control eficiente, sea el gobierno que sea”, dijo, y apuró a sus colegas: “Juntémonos los presidentes de los bloques y decidamos quiénes van a ser los tres miembros con la ley vieja porque la nueva no va a salir nunca”.
La Dirección de Tránsito y Protección Civil de la Municipalidad de Villa Regina informa que se reprogramarán las charlas de educación y seguridad vial que se iban a dictar en el transcurso de esta semana. Asimismo recuerda que en el lapso mencionado no habrá atención al público en las oficinas. Esto obedece a que el…
La Municipalidad de Villa Regina informa el cronograma de desarrollo del Rally ‘Ciudad de Villa Regina’, correspondiente a la tercera fecha del Campeonato Regional. Viernes 23: 19,30 horas: Rampa de largada frente a Plaza de los Próceres Sábado 24: Etapa 1 ‘60 años de Moño Azul’ Prueba especial 2 Villa Regina (Cementerio) – Parque Industrial:…
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