Mientras Argentina arde, Milei se va de joda a Las Vegas
Con el gabinete dividido, la economía al borde del colapso y una elección clave en puerta, Javier Milei decidió que su prioridad no es gobernar, sino viajar a Las Vegas para presenciar el show de su ex pareja Fátima Florez.
Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

El show presidencial
En la Casa Rosada, el desconcierto es total. Mientras el escándalo de las coimas sacude los cimientos del gobierno y el dólar se dispara a niveles preocupantes, Javier Milei eligió que su agenda personal pase por encima de cualquier gestión seria. Su destino: Las Vegas, donde será espectador VIP del espectáculo de su ex, la humorista Fátima Florez.

Crisis interna y electoral
La decisión llega en el peor momento político del oficialismo: la campaña electoral bonaerense languidece y La Libertad Avanza sufrió un humillante cuarto puesto en Corrientes. La ausencia presidencial dejará a Victoria Villarruel, rival interna de Milei y “culpable” de la corrida cambiaria de julio según el propio mandatario, al mando del Ejecutivo, exponiendo aún más las grietas de un gobierno fracturado.
Intentos fallidos de bilaterales
Ni siquiera la esperada bilateral con Donald Trump pudo disimular lo que en la práctica es un simple viaje de turismo. El magnate republicano, que desde enero evita recibirlo, volvió a darle la espalda, dejando claro que ni en el plano internacional Milei encuentra estabilidad.
El costo del lujo
El traslado oficial en avión presidencial, estimado entre 300 y 500 mil dólares, contrasta con el discurso de austeridad que el presidente impone a los trabajadores y jubilados. En Las Vegas, será recibido con honores VIP en el Hotel Sahara, un privilegio que los ciudadanos argentinos de a pie jamás podrán permitirse mientras padecen inflación, recortes y tarifazos.
Frivolidad como bandera
La postal de un presidente cruzando el desierto de Nevada para aplaudir a una vedette, mientras el país arde entre denuncias de corrupción, fuga de divisas y crisis institucional, sintetiza a la perfección el rumbo errático de su gestión. Lo que debería ser un proyecto de gobierno se redujo a una caricatura: Milei como turista de lujo (con el dinero de los argentinos), y el país hundiéndose en su peor crisis política y económica en décadas.