LA MALNUTRICIÓN
¿Qué es el buen funcionamiento del organismo?
El andar de nuestro organismo responde a todo lo que hago por él. Lo que hago por él puede ser consciente, darme alegría, dolerme, o todo lo contrario.
Desde las Ciencias Naturales, exactas o duras, podemos decir que para lograr el buen funcionamiento del organismo es que comemos y así incorporamos a través de los alimentos la materia y la energía necesarias para conseguirlo.
Pero, a veces, por más que “comamos sano” nuestro peso no disminuye, puede que no aumente, o que nos duela algo de todas maneras. Nuestro organismo, el cuerpo físico que tenemos, es una parte nuestra y no todo lo que somos, es quién nos lleva digamos, y no lo hacemos funcionar solamente con los alimentos.
Por incomodidad, enojo, vergüenza o insatisfacción, también obtenemos un resultado en nuestro organismo, porque él responde a todo lo que le doy. Soy y somos cuerpo físico, emociones y de todo! Depende de dónde mire, es lo que podré hacer, qué anteojos me elijo poner?
Si “tengo estrés” (aunque personalmente diría que el estrés es casi una elección, o el resultado de muchas decisiones propias) y me subo a esa idea, la sostengo, de repente me justifica que coma por ansiedad o que no asimile lo que ingiero, que me ofusque con los demás o que nada “me salga lindo”.
Ahora, otra vez desde las Ciencias, la malnutrición es un concepto que apunta al consumo suficiente de combustible (glúcidos = carbohidratos, azúcares) pero a una baja ingesta de nutrientes, que son esas sustancias que el cuerpo necesita para crecer y mantenerse (proteínas, lípidos, minerales, vitaminas).
Una persona puede tener sobrepeso o infrapeso y al mismo tiempo estar mal nutrida.
Considerando a la nutrición desde un punto de vista más amplio, integral, con más variables para analizar, agregaría que también influyen las condiciones en las que elegimos vivir, qué ganas le ponemos a lo que nos gustaría transformar, qué propiciamos para que nuestro organismo funcione bien.
Creer que las cosas que nos ocurren no nos cambian o no nos movilizan, sería una forma de negar que tenemos sentimientos y emociones.
Elegir observar lo que somos, hacemos, decimos y/o pensamos también puede ayudar al buen funcionamiento del organismo. Conseguir un momento de reflexión interna y sin juicio, sólo la observación de nuestro proceder, puede darle a esa parte calma, positiva y creadora que todos tenemos, ideas y voluntad, impulso y acción para ir por eso, por cómo queremos nutrirnos.
Dejemos de naturalizar lo que se intenta vender: es que soy intolerante a tal, es que tal me da alergia, es que no me deja, es que tengo tendencia a, es que mis viejos también, la costumbre, la falta de tiempo.
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Somos un sistema complejo, que responde a lo que hacemos con él. Elijamos alimento que nos nutra, alimentos reales sin aditivos y etc, probemos algo nuevo a ver si nos sorprende, o si nos dejamos sorprender soltando las expectativas, expresemos nuestros sentimientos para que no se queden adentro haciendo ruido, tomemos grandes y profundas bocanadas de aire de a ratos, confiemos en nosotros mismos, cultivemos buenos pensamientos para generar emociones sanas y que las cosas ocurran como a nuestro sistema: organismo –corazón –mente mejor le venga, mejor se sienta y consiga responder con un buen funcionamiento.
Dejemos de delegar responsabilidades, seamos responsables de lo que elegimos, para poder ser lo que queremos, dejemos de castigarnos por el “deber ser” y de limitarnos por nuestras propias excusas. Somos creadores y capaces de lograr nuestra felicidad, bienestar y un buen funcionamiento del organismo, nutriéndonos con amor, disciplina y voluntad. Ese es uno de mis deseos, hoy lo comparto.
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