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“La discusión estética es inmediatamente una discusión política”

Mauro Ariel Fernández. Poeta, escritor y guionista, comenzó en la pandemia el ciclo radial Relámpago de Sémola, que trajo un aire distinto a la radio. Allí se conjugan sus intereses, lo sonoro y la palabra. 

Por Juan Cruz Guido

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo surgió la idea de hacer el programa?

Mauro A. Fernández: Desde que tengo 12 años escucho radio y por eso sé cómo hacer un programa de radio. Y después, la cosa resulta anti Pergolini en un punto. Es decir, cuatro amigos pelotudos que llegan dormidos a las nueve y media de la mañana a la Rock&Pop y hablan pavadas. Lo contrario a eso. Sintaxis pura, ideología pura, violencia pura, estética pura. La frase sería no me rompan las pelotas. No me rompas las pelotas, Pergolini.

APU: ¿Y cómo se materializa eso en Relámpago de Sémola?

MAF: Como te decía, de chico yo he escuchado radio. Y después entendés lo que es una estructura, lo que es un guion, lo que es la sintaxis, lo que es el formalismo y todo eso. Después lo entendés. Después empecé a entender. Pero vas sumando cosas. ¿Qué me gusta? Y… me gusta que las cosas tengan forma, no que sea amigos hablando pavadas. No, en lo posible, quiero un mazazo en la cabeza.

APU: Pero a la vez tiene una particularidad que es la coralidad de voces que aparecen para tratar un tema…

MAF: Soy soberbio, pero no tanto. Hay mucha gente, como mis amigos, que obviamente tienen cosas que decir que a mí no se me ocurrieron. Entonces llamo a todos los que puedo y además gente a la que le tengo confianza, que sabe de música, sabe pensar, sabe pensar en literatura. Pongo todo lo que puedo y también cosas aleatorias. Pero vale porque lo tengo antes y lo puedo pensar. Puedo pensar qué hago con eso.

APU: El programa podríamos dividirlo en lo sonoro, el contenido y, por otro lado, el trabajo de la palabra, que conjuga ambos. ¿Qué te llama la atención a la hora de armarlo?

MAF: Badía, cuando yo tenía 12 años, era buenísimo. Después, cuando yo tenía 16 años, ya era un tarado, pero cuando tenía 12 era un capo. La limpieza. Uno puede decir: esa cosa nazi del estado inglés. A las series policiales inglesas no hay con qué darles. Entonces eso es la estructura. Ponele “El Perro Verde” le hacia una entrevista Charly que duraba tres horas y los 40 que hay en el programa están editados por alguien que está pensando. Es eso. Para mí el concepto de espontaneidad es una verga. Spinetta en sus peores ideas, en sus peores canciones. Primero no existe, es mentira. La ideología está siempre antes que la espontaneidad hippie. No es lo que te sale del alma. Lo mismo en la literatura, en la poesía. Es mentira creer en eso. Pensemos lo que tenemos para decir.

APU: El programa tiene la particularidad de ser muy dinámico, ¿cómo se genera eso?

MAF: Súper cronometrado. Ningún texto mío dura más de 25 segundos y ningún cacho de tema dura más de 55 segundos. Y eso está muy a propósito, pensando en cierta cosa práctica que tiene que ver con la capacidad de atención que tiene el público ahora. Por un lado, pero por otro lado es mentira también eso. Tiene la coherencia, lo narrativo, que puede demandar una atención mayor que Fidel Castro hablando cuatro horas seguidas. La diferencia entre discurso moderno y posmoderno: Fidel Castro y Chávez. Chávez parece que está diciendo cosas repentinas: mentira, Chávez las pensó 17 horas seguidas. Fidel Castro habla cuatro horas seguidas. Hace un discurso histórico, correlativo, como una novela de Balzac, de punta a punta, detalle por detalle. Son dos discursos distintos. El mío, en ese sentido, es más posmoderno si vos querés. Pero la posmodernidad para mí no deja de ser modernidad. Es modernidad tardía. Es una elaboración de la modernidad, una reflexión sobre la modernidad. Y eso tiene que ver con la forma.

APU: Relámpago de Sémola va desde música de un año específico, o el análisis de la letrística del Indio Solari, pasando por el discurso de Chávez o recortes radiales de distintas épocas. ¿Cómo convive todo eso?

MAF: Todo eso está en mi cabeza. Eso es muy generacional, me parece a mí, ¿no? O sea, mi generación es la generación de Malvinas, es el jamón del sánguche, los pibes que no pudieron ser guerrilleros porque eran chicos. Y tampoco fueron alfonsinistas porque no eran tan ingenuos y tampoco fueron menemistas porque no eran pelotudos. No sé. Es una generación que casi por obligación es crítica, me parece. Porque no tenés un lugar para pertenecer y el lugar para pertenecer en mi adolescencia era el rock, que es un lugar de mierda. Si es eso solo, es poco: no haces política, no coges, nos juntamos y es una cagada. Entonces no te queda otra que hacer literatura.

APU: También trabajas mucho el humor, de manera directa o más sútil…

MAF: Sin tragedia no hay humor. Porque vos de qué te reís si no sufriste. Si no sabés lo que es sufrír, no sabés de qué reírte. La frase de Pirandello que yo uso siempre “el humor es un Hermes bifronte, una de cuyas caras se ríe de las lágrimas que vierte la otra”. Si vos no entendés la tragedia, no entendés el humor. Por eso la gente newage no tiene sentido del humor, porque se distrae de la tragedia, porque está evitando la tragedia todo el tiempo: creen que “hay que ser feliz”. Vos al humor empezás a entenderlo cuando sabes lo que es sufrir. Entonces disfrutás mucho más de reírte y aprovechás más los momentos para reírte. Porque el humor es lo que te está diciendo que la tragedia existe. Si fuéramos felices, no seríamos humanos. Una de las diferencias con los animales es que sabemos que nos vamos a morir. Eso es lo mejor del rock and roll: sabemos que vamos a morir.

APU: La crítica a la espontaneidad que mencionabas antes…

MAF: No es que yo  odie tanto a la supuesta espontaneidad, es que es mentira. El pelotudo que dice que es poeta y escribe diarios íntimos. No es espontáneo, es pelotudamente elaborado. Pelotudamente trabajoso al pedo porque no está escribiendo poesía, está escribiendo una carta que le tenía que mandar a la novia. Eso es una carta para tu cajón. O a lo sumo, si sos valiente, para tu novia. El pibe dice que es poesía… dejame de joder. Eso tiene que ver con la necesidad de pertenecer. Toda esa sanata de la subjetividad, que es una de las esencias del neoliberalismo.

APU: Siempre se habla que no hay nada nuevo, que la radio, y los medios en general se repiten. Muchas veces lo que falta, más allá de presupuesto, es lo creativo. Relámpago de Sémola es una muestra de lo que es posible. ¿Cómo lo ves?

MAF: Cada programa tiene nueve horas de trabajo para una hora de duración. Muy modestamente, pienso como obra un programa. Un programa o una novela, o un poema, en un punto es lo mismo si lo pensás como obra, si no pensás que vas a la oficina. Los Pergolinos van a la oficina.”Tengo que ir a la mañana a tomar mate con mis amigos”. Entonces les cuento que iba por la Panamericana y vamos a ver qué sale. Eso a mí me parece que es hippismo berreta. Y el hippismo, cuando no quedaba otro remedio, por ahí estaba casi bien. Ahora es irresponsabilidad.

APU: La palabra atraviesa constantemente el programa. ¿Es intencional eso?

MAF:  Es que la palabra es música también. El sonido, la sintaxis, la estructura y la palabra, es lo mismo: la forma. No hay fondo y forma. Esto es la cuestión, por eso lo pienso como obra, porque no hay una forma de mierda que tenga una buena idea. Si la forma es buena, la idea es buena, y si la idea es buena, la forma es buena. Las formas de mierda siempre tienen ideas de mierda. No se pueden decir mal buenas ideas.

APU: Si bien los temas son variados, como mencionábamos, hay una continuidad. ¿Sentís libertad a la hora de armar el contenido?

MAF: En un punto es al revés. Yo pienso este programa ¿qué hago en este programa? “Canciones de mierda” se llama un programa, ponele. Y bueno, es recontra restringido. Las peores canciones que se me ocurran a mí y a los que consulte por face, porque también lo podemos discutir toda la vida eso. Pero al mismo tiempo es re nazi pensar “hago un programa que se llama “Canciones de mierda” y no hago otra cosa, o un programa que se llama “La moral en las canciones”, que son las canciones que yo aprendí cuando tenía 12 años, hay un programa que se llama así. Es híper restringido, entonces la libertad no está. Así como tenés que saber que te vas a morir, tenés que saber que no sos libre y que la libertad es otro chiste hippie de mierda, liberal. Otra vez el neoliberalismo. Para mí el antagonismo, la polémica, el enemigo, es importante. Yo no solo escribo a favor de lo que sea. No solo te voy a decir mirá, escuchá a Bob Dylan, a Atahualpa Yupanqui o escuchá a Troilo, que tienen canciones hermosas. También te voy a decir quién es el enemigo. Eso para mí es muy importante. La polémica es importante. ¿Por qué? Porque la polémica hoy está cancelada. Esta clausurada por la cultura. Mirá Instagram, Facebook, Twitter. Tratá de discutir algo con alguien. No podés. Lo único que podés hacer es decir “me gusta” o “no me gusta”. Eso qué quiere decir: no pienso razones, se terminó la discusión. O sea, la inteligencia humana no existe. Esa es la cultura contemporánea. Eso es una de las cosas que define al neoliberalismo: como la inteligencia no sirve, te vendo cositas.

APU: Hay una artística del programa que se repite muy seguido que refiere al “gusto” (“sobre gustos hay mucho escrito”) ¿Por qué esa centralidad?

MAF: Para mí es un tema importantísimo, digámoslo así, la diferencia entre modernidad y posmodernidad. Me interesa mucho: Jameson, Williams, Derrida, etcétera. Es la modernidad tardía. No es una polémica para regalarle a los progres, no es Fukuyama en el quiosco que dice se terminó la historia contra los progres que dicen que no se terminó. Es mucho más compleja la cuestión y vale la pena pensarla. Y la valoración estética es central en esa discusión. La discusión estética es fácilmente una discusión política, inmediatamente. No es “sobre gustos no hay nada escrito”, sobre gustos hay mucho escrito y eso es política.

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