Beach básquet, tejo, fútbol tenis y golf animaron la jornada del domingo en la Isla 58, con una excelente respuesta por parte de vecinos y vecinas que se acercaron al balneario.
Las actividades fueron coordinadas por la Dirección de Deportes de la Municipalidad de Villa Regina y la Secretaría de Deportes de la Provincia de Río Negro y, al finalizar, se hizo entrega de presentes a quienes participaron.
El Día Mundial del Agua se celebra cada año el día 22 de marzo. La Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Municipalidad de Villa Regina recuerda que es una fecha creada para reflexionar y discutir acerca de la importancia vital que posee este recurso para nuestra supervivencia como habitantes de este planeta. El…
Se conformaron dos organizaciones ambientalistas nuevas en la provincia de Río Negro que se suman al encuentro de distintas organizaciones en las Asambleas del Curru Leufu: La Asamblea Ambiental Interpueblos de Chichinales, Villa Regina, Godoy e Ingeniero Huergo y la Asamblea Socioambiental de Valle Medio. Desde sus territorios, se suman a la apuesta de la Iniciativa Popular…
Santiago Caputo festejó este miércoles el tropiezo opositor en el intento de sancionar la ley que limita el uso de DNU en la Cámara de Diputados como un triunfo propio, en desmedro de las gestiones de Martín Menem.
El joven estratega se adjudica la abstención de los misioneros Alberto Arrúa, Carlos Fernández, Daniel Vancsik y Yamila Ruiz, quienes responden a Carlos Rovira, y el rechazo de Ana Clara Romero y Jorge Loma Ávila, los chubutenses de Nacho Torres, al momento de votar en particular el artículo 3 del proyecto.
Como la norma requería una mayoría de 129 miembros sobre 257, los votos negativos fueron determinantes para que la oposición quedara plantada en 127 voluntades, a dos manos de lograr la sanción efectiva. Por esa razón, el expediente debe regresar ahora al Senado, su cámara de origen, y en Casa Rosada se ilusionan con la posibilidad de que el peronismo no logre convertirla en ley antes de las elecciones del 26 de octubre.
Desde las Fuerzas del Cielo se golpean el pecho porque La Libertad Avanza viene de una seguidilla de palizas parlamentarias y, a su criterio, la intervención de Caputo habría servido para frenar la sangría. «Menem no manejaba nada ya y entraban todas», graficaron.
Entre las abstenciones y los que votaron la modificación del artículo 3 para que vuelva al Senado, están los posibles aliados.
Sin embargo, la tropa parlamentaria que responde al riojano no está dispuesta a cederle los laureles a Caputo. «No apareció en las derrotas y ahora quiere figurar en una victoria», respondieron ante la consulta de LPO.
En ese sentido, precisaron que Menem mantuvo conversaciones con los gobernadores Maximiliano Pullaro, que contribuyó con el voto negativo de Melina Giorgi, y el chubutense Torres pero también con los lilitos y Rodrigo De Loredo.
El aporte del mandatario patagónico y el radical cordobés, curiosamente, se lo disputan entre el primer piso de la Cámara Baja, donde está la oficina de la Presidencia del cuerpo, y el Poder Ejecutivo. Pero a la cuenta de los libertarios hay que anotar, además, la pirueta en el aire que pegaron Oscar Zago, Eduardo Falcone, Carlos D’Alessandro y Gerardo González, que votaron a favor la ley en general pero lo hicieron por la negativa en el artículo 3.
Fuentes de Balcarce 50 comentaron a LPO que el resultado le permite al gobierno ilusionarse con reconstruir la alianza con los bloques que colaboraron con el oficialismo durante el 2024. «Entre las abstenciones y los que votaron la modificación del artículo 3 para que vuelva al Senado, están los posibles aliados», dicen.
El objetivo de los libertarios es que una eventual insistencia para limitar el recurso del DNU termine discutiéndose con la nueva composición parlamentaria, cuando Milei espera tener el tercio asegurado para gobernar por medio de decretos y vetos.
Ahora, la iniciativa parlamentaria deberá tratarse en la Cámara Alta, donde se verá si la oposición logra llevarla a recinto a la brevedad. Desde que estalló el escándalo de las coimas en la Andis, José Mayans imprimió un ritmo vertiginoso de una sesión cada dos semanas con triunfos aplastantes contra Milei pero, al cierre de esta nota, era una incógnita cuál sería el cronograma del trámite después del traspié en Diputados.
El gobierno podría estirar el tiempo, incluso, si los senadores impusieran máxima celeridad y sancionaran la ley la semana próxima. Si el plan del Presidente es vetarla, podría dejar correr diez días antes de hacerlo y, de esa forma, habrían pasado los comicios.
El objetivo de los libertarios es que una eventual insistencia para limitar el recurso del DNU termine discutiéndose con la nueva composición parlamentaria, cuando Milei espera tener el tercio asegurado para gobernar por medio de decretos y vetos.
Molesto con el cordobés Juan Schiaretti tras el fracaso de Somos Buenos Aires, el intendente de Tigre, Julio Zamora, decidió abandonar a Florencio Randazzo y no aportará fiscales ni militará su boleta de diputados nacionales este domingo.
Dirigentes de la áspera interna del frente de centro señalaron a LPO que el intendente de Tigre dio por terminado su año electoral el 7 de septiembre y, desde entonces, volvió a concentrarse plenamente en la gestión municipal.
Lo curioso es que en la lista que encabeza Randazzo aparece la hija del intendente, Gabriela Zamora, actual secretaria de Gobierno de Tigre, que a diferencia del resto de los candidatos de Provincias Unidas, no difundió acciones de campaña en sus redes.
Zamora ya abrió un canal de diálogo con los libertarios. Fuentes del Gobierno señalaron a LPO que el intendente de Tigre explora un posible acuerdo con La Libertad Avanza a través de charlas con Guillermo Francos y Lisandro Catalán.
Zamora explora un acuerdo con el gobierno de Milei a través de charlas con Guillermo Francos y Lisandro Catalán.
Fue grande la frustración por el desempeño electoral de Somos en la Primera sección. Con expectativas de ingresar al Senado provincial con una elección superior a los dos dígitos, lo cierto es que Zamora obtuvo 4,22% y quedó tercero, apenas 0,01% (397 votos) arriba de Romina Del Plá, del Frente de Izquierda.
En Tigre el golpe también fue duro y la lista del intendente quedó tercera, a más de 14 puntos del segundo. Pero el dato que más preocupa cerca de Zamora es el triunfo de Fuerza Patria con un joven candidato a la cabeza, Sebastián Rovira (25), que quedó así posicionado como la apuesta del peronismo para pelear por la intendencia en 2027.
En el municipio buscaron minimizar el impacto rechazando las renuncias que el gabinete local hizo al día siguiente y argumentando que Zamora pierde en todas las elecciones intermedias.
Sin embargo, por lo bajo el desencanto fue tal que, desde el 7 de septiembre, Zamora tuvo una fugaz participación durante una visita de Randazzo a Vicente López que ni siquiera difundió el intendente de Tigre en sus redes.
En la interna sostienen que las razones de esa desconexión tienen que ver con un fuerte malestar de Zamora con Schiaretti.
Somos fue el sello con el cual parte del armado de centro que hoy se expresa en Provincias Unidas jugó en las elecciones provinciales de septiembre. Siendo uno de los impulsores más fuertes del espacio, Schiaretti se mostró comprometido con la campaña bonaerense.
Fuentes que participaron de la ingeniería de campaña de Somos aseguran que el cordobés también había comprometido recursos que no llegaron. Esa deuda que -sostienen- dejó el ex gobernador es la que disparó rencores en Tigre.
No obstante, fuentes que participaron de la ingeniería de campaña de Somos aseguran que el cordobés también había comprometido recursos que no llegaron. Esa deuda que -sostienen- dejó el ex gobernador es la que disparó rencores en Tigre.
Así, trascendió que desde el municipio tigrense se bajó la directiva de no armar la fiscalización en las escuelas del distrito. Por estas horas, solo estaría la voluntad de poner fiscales generales a la hora del recuento pero ningún fiscal de mesa.
Con esa decisión, Randazzo queda desguarnecido de fiscales y librado a su suerte en sectores clave del norte del Conurbano.
Se trata de un nuevo revés para el ex ministro, que en los últimos días estuvo envuelto en una polémica por una campaña fake que mostraba a una docena de intendentes peronistas dándole su apoyo en publicaciones falsas que fueron desmentidas y denunciadas por varios jefes comunales que apoyan a Fuerza Patria.
Con Andrés Rodríguez fuera de escena tras una cirugía en el Anchorena, la bonaerense Fabiola Mosquera avanza en silencio y tantea apoyos para posicionarse como su posible sucesora.
El histórico líder de UPCN, Andrés Rodríguez, atraviesa un delicado cuadro de salud luego de una cirugía cardíaca en la que le realizaron entre cuatro y cinco bypass.
Su internación, rodeada de hermetismo, sacudió a la estructura del sindicato más poderoso del sector público y dejó abierta la pregunta de quién tomará las riendas mientras dure su recuperación.
En medio del silencio oficial, Fabiola Mosquera, titular de UPCN Provincia de Buenos Aires, empezó a moverse como si el futuro ya hubiera llegado. Dirigentes de distintas seccionales la describen como una figura con ambición, que «se calza el traje de secretaria general» y multiplica sus apariciones públicas.
Mosquera no es una improvisada. Con formación política y años en la estructura provincial, tejió vínculos sólidos con intendentes, legisladores y funcionarios bonaerenses, y ha sabido ocupar un rol de peso en las negociaciones paritarias del sector público.
Acompañó a Rodríguez en los últimos actos gremiales, incluyendo la movilización de San Cayetano, donde el histórico líder advirtió sobre «el ajuste y la destrucción del salario real de los trabajadores del Estado». Desde entonces, la bonaerense comenzó a ganar visibilidad y presencia en la escena sindical.
La internación de Rodríguez también deja una incógnita política: quién representará a UPCN en la próxima reunión de la CGT. Su lugar en la mesa chica de la central obrera es clave: ocupa una de las sillas más influyentes y suele ser puente entre el sindicalismo tradicional y el poder político.
Por ahora, nadie fue designado oficialmente para ocupar ese espacio. En Azopardo reconocen que «todo está en suspenso hasta nuevo aviso», aunque algunos dirigentes admiten que Mosquera ya comenzó a tender puentes con otros gremios, preparando el terreno por si la situación de Rodríguez se prolonga.
Rodríguez conduce UPCN desde 1990. Es uno de los últimos exponentes del sindicalismo clásico: pragmático, hábil negociador y con llegada directa a todos los gobiernos, sin importar el color político. Pero esa misma permanencia lo vuelve símbolo de un modelo en declive. Dentro del gremio crecen las voces que piden renovación, y Mosquera encarna -al menos para un sector- esa posible transición.
Sin embargo, su avance genera resistencias entre los históricos, que temen perder influencia si una mujer y bonaerense asume la conducción nacional. «Nadie sabe cuánto durará la convalecencia ni si habrá elecciones internas», admiten en la sede central.
Mientras Rodríguez se recupera, el gremio navega entre la cautela y la expectativa. Nadie oficializa nada, pero todos mueven piezas. Mosquera, desde La Plata, multiplica sus gestos de conducción y busca consolidar respaldo en las delegaciones del interior.
Mucho antes del plan de convertibilidad de los años noventa impulsado por Domingo Cavallo, la Argentina vivió otro experimento monetario similar. Fue en 1899, durante la segunda presidencia de Julio Argentino Roca, cuando el país decidió fijar la paridad del peso papel con el peso oro en una proporción de 2,27 a 1. Aquella medida, conocida como la “Ley de Conversión”, fue presentada como una solución técnica para estabilizar la economía tras la crisis de la Baring Brothers y una década de gran inestabilidad.
Según la narrativa oficial, esa convertibilidad fue un éxito rotundo: generó confianza, atrajo inversiones y colocó a la Argentina entre los países emergentes más estables de comienzos del siglo XX. Pero detrás de la euforia financiera se escondía un país profundamente desigual, con una estructura económica concentrada y un sistema político cerrado que beneficiaba a unos pocos.
El proyecto de la conversión fue impulsado en un contexto de recuperación luego del colapso financiero de 1890. Carlos Pellegrini, que había asumido la presidencia tras la renuncia de Juárez Celman, logró evitar el default negociando con banqueros ingleses lo que podría considerarse el primer “blindaje” de la historia argentina. Años más tarde, ya como senador, Pellegrini rechazó las propuestas de paridad “uno a uno” y defendió una tasa de cambio más realista que no castigara a los exportadores. Finalmente, Roca adoptó su postura y fijó el valor de 2,27 pesos papel por cada peso oro, dando inicio a una etapa de estabilidad que duraría hasta 1914.
La Ley de Conversión creó una caja encargada de emitir billetes respaldados por reservas metálicas. Aunque al comienzo no contaba con un gran stock de oro, el país fue acumulando reservas a medida que crecían las exportaciones agropecuarias. La expansión de los ferrocarriles, financiada en gran parte con capitales británicos, trajo consigo un auge de inversiones, empleo e infraestructura. El peso argentino se convirtió en una moneda confiable, el crédito externo fluyó sin sobresaltos y los precios internos se mantuvieron estables. El respaldo metálico llegó a cubrir hasta el 70 % de la emisión, un nivel superior al de países europeos como Francia o Bélgica. Todo parecía indicar que la Argentina había encontrado el camino de la estabilidad y la modernidad económica.
Sin embargo, la otra cara de ese aparente “milagro monetario” fue una sociedad profundamente desigual. El auge agroexportador y la estabilidad monetaria beneficiaron a los grandes terratenientes y a las casas comerciales vinculadas al capital extranjero, pero excluyeron a vastos sectores de trabajadores rurales y urbanos. La estructura agraria basada en el latifundio concentró la riqueza en pocas manos mientras millones de inmigrantes europeos, atraídos por la promesa de prosperidad, se convirtieron en mano de obra barata en los puertos, los talleres y las vías del ferrocarril. El crecimiento económico fue indiscutible, pero el reparto del ingreso fue profundamente inequitativo.
Las condiciones laborales de la época eran precarias, sin derechos sociales ni mecanismos de protección. Los sindicatos apenas empezaban a organizarse y el Estado carecía de políticas redistributivas. Las huelgas obreras eran reprimidas y la participación política estaba limitada a una minoría privilegiada. La convertibilidad de 1899, presentada como un logro técnico, operó en realidad como un mecanismo de concentración de beneficios: el crédito barato, la estabilidad y la apreciación cambiaria favorecieron a los exportadores y a los sectores vinculados a las finanzas, mientras los salarios reales permanecían estancados.
Desde la mirada de la historia económica, aquella convertibilidad tuvo éxito porque cumplió su objetivo técnico: estabilizar la moneda y reducir la volatilidad. Pero si se analiza su impacto social, el panorama cambia. Los trabajadores urbanos enfrentaban el encarecimiento del costo de vida, los campesinos carecían de acceso a la tierra y el modelo dependía casi exclusivamente del mercado externo. La rigidez monetaria impidió políticas activas frente a los ciclos internacionales. Cuando el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 interrumpió los flujos de capital y el comercio internacional, el sistema se derrumbó. No por errores internos, sino porque la economía argentina estaba atada a una dinámica mundial que no controlaba.
El paralelo con la convertibilidad de los años noventa es inevitable. En ambos casos, la Argentina apostó a un esquema de tipo de cambio fijo como sinónimo de orden y previsibilidad. En ambos, la estabilidad fue celebrada como un éxito político y económico mientras se profundizaban las asimetrías estructurales. En ambos, el final fue abrupto: la guerra en 1914, el colapso financiero en 2001. La lección parece repetirse: la estabilidad sin justicia social no construye desarrollo, apenas posterga el conflicto.
El mito del “uno a uno” de 1899, como el de los noventa, es en gran medida la historia de una élite que encontró en la disciplina monetaria la garantía de su propio bienestar. Lo que para algunos fue una “edad dorada” de prosperidad, para otros significó precarización, exclusión y desigualdad. Por eso, más que una “época de oro”, la convertibilidad de 1899 debe recordarse como un espejo donde se refleja, una y otra vez, el mismo error argentino: confundir estabilidad con justicia, y equilibrio contable con bienestar colectivo.
Difunde esta nota
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.