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¿GUERRA EN O CONTRA LOS HOSPITALES?

El personal de un Hospital vive programado en una sucesión de vigilancia y control de los cuerpos. Tensión redoblada que oscila entre la acusación y el castigo.

Detectives del cuerpo, soldados sin descansar en la trinchera de la guardia, inspectores de tránsito que chequean los horarios de tráfico del personal, personal de inteligencia para problemas de conducta, cámaras que no paran de vigilar, jefe de operaciones, páredes pálidas y tristes en donde repercuten los dolores, químicos y procedimientos para la supervivencia en la guerra contra las enfermedades, sonrisas esporádicas en el silencio de los pasillos, todo un sistema que marcha a paso militar en un Hospital agotado que nunca duerme y es desvalorizado por la mayoría de los gobernantes.Un artículo reciente en Página 12, resalta la gravedad en la cual se encuentra el sistema de salud pública:

 

“El Instituto de Investigaciones Gino Germani, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro de Salud Mental Mauricio Goldenberg y la Fundación Soberanía Sanitaria, entre otros, cuestionaron la reducción del Ministerio de Salud al rango de Secretaría y advirtieron que la salud pública “está en peligro”. Estas ONG advirtieron que “la degradación del Ministerio de Salud, la primera que sucede en un gobierno democrático, además de ser elocuente desde lo simbólico, traerá aparejada una pérdida del poder de rectoría de la política sanitaria nacional, hasta entonces ejercido, a pesar de innumerables dificultades, por dicho ministerio

Página 12

Filas de personas que madrugan para sacar un turno, que quizás se lo den para unos meses más adelante… Negatividades y fragmentaciones institucionales, en donde se proyectan las frustraciones, los malestares y los desacuerdos.

Cinismos y luchas de poder a la orden del día. Días pautados para las vacaciones, que solo implican retomar energías para volver a trabajar. Y trabajar y trabajar como relojes que nos controlan y vigilan y castigan. Presupuestos para suplicar que los salarios se adecúen a la inflación… Ansiedad extrema que aumenta y espera calmarse en el día de pago del salario. Servidumbre voluntaria de subjetividades cansadas de no ser valoradas, respetadas y reconocidas. Desconfianza generalizada hacia el futuro y el otro. Reflexionar sobre las modalidades de relación que conforman a la realidad pública hospitalaria, así como ponerle palabras a los malestares son una vía para tratar las problemáticas emocionales e instrumentales actuales

Imagen: S. Dalí, la cara de la guerra

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