Julio fue el peor mes de ocupación hotelera en la Ciudad desde la pandemia

Julio fue el peor mes de ocupación hotelera en la Ciudad desde la pandemia

 

El sector hotelero atraviesa una grave crisis y 2025 es el peor de los últimos cuatro años en cuanto a ocupación de camas en la Ciudad. La temporada invernal fue muy mala y todos los días se pierden puestos de trabajo. Basta acercarse a hoteles emblemáticos de la ciudad para ver los lobbys vacíos, como en pueblos fantasma.

“Es el peor año de los últimos cuatro. Tiene que ver con el tipo de cambio y con que los argentinos ocupan todos los asientos de los aviones que van al exterior”, admitió a LPO un empresario del sector.

El tipo de cambio hace que las tarifas de los hoteles porteños estén a la par o más caras que los alojamientos en otras capitales del mundo. Los precios de la gastronomía tampoco ayudan: en dos años, la Argentina pasó a ser uno de los países más baratos de la región a ser el más caro.

Las cifras oficiales confirman una estampida de argentinos que gracias al dólar barato eligen irse al exterior, mientras que por el mismo motivo, en el país se apaga uno de los motores de la economía: el turismo.

Tras el salto del dólar, se aceleró la inflación y en la Ciudad marcó 2,5% en julio

Si se toman las cuatro semanas de julio entre 2022 y 2025, las mejores semanas de ocupación de este año estuvieron cerca de la peor semana de toda la serie.

Es el peor año de los últimos cuatro. Tiene que ver con el tipo de cambio y con que los argentinos ocupan todos los asientos de los aviones que van al exterior.

La primera semana de julio de 2024 (la peor entre 2022 y 2024) tuvo un 61% de ocupación promedio, mientras que la segunda de julio de 2025 (la mejor de este año) alcanzó un 65% de ocupación. Los números de la segunda semana de julio son muy lejanos al 88% de ocupación de 2023, al 77% de 2022 e incluso al 71% de 2024.

Dos expertos consultados por LPO dieron panoramas opuestos. “Yo creo que van a aguantar porque están acostumbrados al sube y baja de argentina y vienen de buenos años. Pero le piden al gobierno nacional mejora de costos con baja de impuestos”, explicó un ex funcionario porteño que tiene diálogo con el sector.

Un informe de la Asociación de Hoteles de Turismo de julio pasado marcó que el sector pierde 10 puestos de trabajo por día.

Otro ex funcionario, pero de Nación, ve la situación como una crisis grave. “Muchos van a cerrar porque no pueden sostenerse, todos los días se pierden puestos de trabajo”, explicó.

Un informe de la Asociación de Hoteles de Turismo de julio pasado marcó que el sector pierde 10 puestos de trabajo por día, sobre todo en las ciudades del interior.

 

La esposa de un suboficial de la Armada denunció que la obra social no le cubre el tratamiento oncológico

La esposa de un suboficial de la Armada denunció que la obra social no le cubre el tratamiento oncológico

 

La situación del Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (IOSFA) es cada vez más dramática para sus afiliados producto del brutal ajuste del gobierno. 

Así lo refleja un video publicado por el periodista de Tribuna de Periodistas, Pablo Sebastián Giles, donde muestra a Gabriela, la esposa del suboficial Martín Salazar, un militar en actividad de la Armada Argentina, donde cuenta la gravísima situación de abandono que atraviesa su familia luego de que el IOSFA rechazara parte del tratamiento prescripto por los especialistas médicos.

En el relato, Gabriela denuncia la delicada situación de su esposo que fue diagnosticado el año pasado de cáncer de colon. “Fue tratado de forma exitosa y en uno de los controles este año nos dicen que la enfermedad volvió con metástasis que no era posible operar. Nos presentamos en la obras social on todos los papeles para hacer un tratamiento especial y de los 5 medicamentos solo nos podían cubrir tres”, detalla la mujer.  

Petri pidió 40 mil millones para mejorar la obra social de los militares pero denuncian que sólo lo usó para pagar deudas

“Presentamos un reclamos, adjuntamos un certificado con un estudio genético que explicaba el tipo de tratamiento y se nos dio la negativa dos veces. El resto de los medicamentos tardaron un mes en llegar, llegaron pero no pueden. utilizarlo porque el tratamiento no esta completo”, concluye.

La familia del suboficial Salazar de la Armada Argentina hace un pedido desesperado ante la negativa de IOSFA de cubrir su tratamiento oncológico.La Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad se encuentra bajo la órbita del @MinDefensa_Ar, a cargo de Luis Petri. pic.twitter.com/1xQfzNTKL4

— Pablo Sebastián Giles (@pablosgilesok) August 8, 2025

La obra social viene sufriendo un fenomenal ajuste que incluye la eliminación de los aportes para militares retirados que en muchos casos no pueden afrontar la compra de medicamentos y tratamientos médicos.  

Presentamos en la obras social on todos los papeles para hacer un tratamiento especial y de los 5 medicamentos solo nos podían cubrir tres

LPO reveló en exclusivo que en junio, el ministerio de Defensa le pidió un préstamo de 40 mil millones de pesos al Instituto de Ayuda Financiera para Pagos de Retiros y Pensiones Militares (IAF) para el desarrollo de sistemas informáticos, comprar equipo médico de alto costo y mejorar el funcionamiento.

Karina le interviene el ministerio a Petri con el hermano de Adorni

Sin embargo, no hubo ninguna inversión en ese sentido y se terminó pagando deuda. Una fuente que formó parte de la discusión asegura que se dio cuenta de eso y en “el IAF hay bronca porque mintió el argumento para el cual pidió esos 40.000 millones”.

El IAF quedó a cargo de Francisco Adorni tas una intervención directa de Karina Milei, como reveló en exclusivo LPO, tiene a su cargo el pago de unos 300.000 retiros y pensiones a personal de las Fuerzas Armadas y realiza inversiones en el mercado financiero para el otorgamiento de préstamos, principalmente destinados a viviendas. 

IOSFA tiene 550 mil afiliados y es una de las cinco obras sociales más grandes del país. Por eso, dentro de las fuerzas denuncian la intención de “meter mano en la caja” y avanzar en la privatización, como anticipó LPO en julio del año pasado. 

 

En Estados Unidos y Francia se burlan de la guerra de los libertarios con la estrella de mar culona

En Estados Unidos y Francia se burlan de la guerra de los libertarios con la estrella de mar culona

 

En los medios de Estados Unidos y Francia se burlaron de la guerra de los libertarios contra el Conicet y el descubrimiento de la estrella de mar culona.

LPO explicó que el Gordo Dan y otros trolls libertarios, algunos de ellos funcionarios, se sacaron con el éxito del streaming del organismo de ciencia que buscan destruir desde que llegaron al poder.

“Vamos a tener que reventar todo”, dijo el Gordo Dan abrumado por el éxito de la estrella de mar parecida a un personaje de Bob Esponja y en especial por la irrupción de “Batatita”, el viscoso y blando pepino de mar violeta que no tiene cerebro y se defiende tirando sus intestinos por el ano.

El New York Times, el diario más prestigioso del mundo, publicó una nota titulada “La estrella de mar, el presidente de Argentina y el frenesí submarino”, en la que relata la furia de los militantes de Javier Milei contra el streaming del Conicet que dio la vuelta al mundo.

El streaming del Conicet destrozó a Carajo y el Gordo Dan se sacó: “Vamos a tener que reventar todo”

“Cuando los moluscos entraron en el debate público, los partidarios de Milei dirigieron su desprecio hacia los recién descubiertos habitantes del fondo del mar”, dice la nota del matutino neoyorquino.

“Otros partidarios del gobierno acusaron a una babosa de mar de ser peronista, un movimiento político actualmente en la oposición”, dice la nota del Times, con un hábil manejo del sarcasmo, en referencia a Batatita.

En tanto que en un noticiero de Francia, del canal France TV, difundieron la expedición del Conicet al fondo del mar y remarcaron que “Javier Milei está en guerra con la ciencia”.

“Hace una semana que todos los argentinos están fascinados de la transmisión bajo 3000 metros en Mar del Plata”, dice el presentador del noticiero. 

 

Por la caida del consumo y el fin de las Lecap, se desploma ingresos brutos en la Capital

Por la caida del consumo y el fin de las Lecap, se desploma ingresos brutos en la Capital

 

La caída del consumo pegó fuerte en la recaudación de la Ciudad de Buenos Aires: su principal tributo, Ingresos Brutos, se desplomó un 12% interanual en términos reales. Y si se mira el acumulado del primer semestre, la caída llega al 13%. 

El golpe es significativo porque Ingresos Brutos es el motor fiscal porteño: representa el 77% de la recaudación propia. En números, fueron 608 mil millones de pesos, que ajustados por inflación implican una baja del 14,4% interanual, según datos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). 

La explicación va más allá de la merma en ventas o la desaceleración económica. Según explicaron desde el CEPA: “Cuando la política monetaria, administración de liquidez, pasa del Banco Central al Tesoro, cae la recaudación de CABA porque las letras del Banco Central pagaban Ingresos Brutos. Las letras, tipo las Leliq, las Lebac, todas esas pagaban Ingresos Brutos, cuando se pasa al Tesoro, esas no tributan, porque el Tesoro está exento”.

Julio fue el peor mes de ocupación hotelera en la Ciudad desde la pandemia

El cambio dejó un bache inmediato: los intereses de las letras del BCRA que antes engrosaban la recaudación porteña desaparecieron de un plumazo cuando la liquidez se canalizó vía instrumentos del Tesoro. Y así, a la par de la caída de la actividad, se esfumó un ingreso discreto pero jugoso. 

En contraste, otros impuestos parecen ajenos a la recesión. El Inmobiliario-ABL, que representa un 7,5% de los recursos propios, recaudó 58,9 mil millones y creció 80,7% interanual real. Patentes aportó 50,5 mil millones, equivalente a 6,4% del total con una suba del 46,1%, y Sellos sumó 63,6 mil millones, un 8% del total, con un alza del 16,4%. 

En total, la recaudación tributaria de la Ciudad alcanzó en junio los 791 mil millones de pesos. Ajustada por inflación, significa una contracción real del 6% interanual.

Entre los rubros menores, las Contribuciones por publicidad treparon 51,5%, y los Planes de Facilidades de Pago, 19,1%. Solo los Gravámenes Varios acompañaron la tendencia negativa de Ingresos Brutos, con una baja del 7,2%. 

En total, la recaudación tributaria de la Ciudad alcanzó en junio los 791 mil millones de pesos. Ajustada por inflación, significa una contracción real del 6% interanual. Un número que, visto en perspectiva, muestra una caja porteña sostenida por impuestos a la propiedad y a las transacciones puntuales, mientras su principal motor, la actividad económica y, hasta hace poco, las rentas financieras, pierde fuerza.  

 

El peronismo denuncia que la jueza Kogan pactó con los libertarios para bajarle candidatos

El peronismo denuncia que la jueza Kogan pactó con los libertarios para bajarle candidatos

 

En el peronismo bonaerense sospechan de un pacto de la jueza Hilda Kogan, integrante de la Suprema Corte y presidenta de la Junta Electoral, con La Libertad Avanza y el PRO para bajar a candidatos de Fuerza Patria.

Las alarmas se encendieron con el caso de Leonardo Grosso, a quien como contó LPO le rechazaron la inscripción por haberse realizado fuera de tiempo. Pero no fue el único golpe de la Junta Electoral contra el peronismo.

El organismo presidido por Kogan también bajó las listas de concejales de Fuerza Patria en San Nicolás y Morón, ambos por haberse realizado fuera del plazo. En el primer caso la boleta estaba encabezada por la camporista Cecilia Comerio, mientras que en Morón lo que se rechazó fue la lista de unidad de Lucas Ghi y Martín Sabbatella. En cambio, sí se validaron las listas cortas que habían presentado los dos dirigentes cuando el acuerdo era lejano. 

Por otro lado, desde el peronismo también indicaron que hay objeciones a las listas del peronismo en otras diez localidades: Tres de Febrero, Hurlingham, Exaltación de la Cruz, Rojas, San Antonio de Areco, San Pedro, Zárate, General Pueyrredón, Tandil y Adolfo Alsina.

La Junta Electoral también bajó las listas de concejales de Fuerza Patria en San Nicolás y Morón y hay objeciones a las boletas del peronismo en otras diez localidades

Fuentes del peronismo contaron a LPO que la Junta también había volteado la lista de Acción Marplatense del exintendente Gustavo Pulti, que rompió con el kirchnerismo. Pero creen que se dieron cuenta que la jugada beneficiaba a Fuerza Patria y con una “reconsideración” corrigieron la primera decisión y oficializaron la lista.  

Este viernes, la justicia habilitó la lista de Morón y empezó a dar vuelta los fallos de Kogan. En el peronismo hay voces que hablan de ir por la jueza luego del proceso electoral.  

Leo Grosso se quedó afuera de la lista en la Primera y su lugar lo ocupa un dirigente de Secco

En el peronismo dicen que al contrario la Junta Electoral aceptó cambios en las listas de La Libertad Avanza y Somos Buenos Aires, lo que alimenta las suspicacias.

La sospecha es que hay un acuerdo entre LLA y el PRO con Kogan para bloquear el juicio político contra la camarista Ana María Bourimborde, que es la vicepresidenta de la Junta Electoral y una magistrada de larga relación con la política platense.

Bourimborde fue denunciada por el peronismo en 2023 por irregularidades en el juicio político contra el ex fiscal Claudio Scapolán. La denuncia y el pedido de destitución están latentes, por lo que Kogan querría despejar el peligro, según creen en el peronismo.

La bronca contra Kogan también se alimentó por un episodio que se produjo días atrás en la Junta Electoral, cuando la abogada Silvia Martínez quiso presentar un pedido para impugnar las candidaturas testimoniales. Aparentemente el pedido no aceptado en primera instancia, pero Kogan intervino personalmente y se lo recibieron.

 

¿Ellas también son feministas?

¿Ellas también son feministas?

 

Pensar lo político desde lo impensado

es también una forma de resistir.

Nelly Richard

Desde arriba, la manifestación parece un solo cuerpo. El dron capta una masa que avanza: banderas, cantos, pancartas que ondean con ritmo casi coreográfico. Pero abajo, en el suelo, la escena es otra. Las columnas se organizan con precisión. Algunas se delimitan con sogas gruesas; otras, con brazos entrelazados que marcan con fuerza quién está adentro y quién queda fuera. La cuerda no es símbolo: es práctica política, frontera física, estrategia de orden. También es afecto: sujeción mutua, decisión de avanzar juntas.

Cuando leí Sin padre, sin marido y sin Estado. Feministas de las nuevas derechas, de Melina Vázquez y Carolina Spataro (Siglo XXI, 2025), esa imagen, la de la soga, me atravesó. No solo por su potencia visual, sino por lo que condensa: un modo de habitar lo político, de organizar un nosotras, de disputar el espacio público. Como antropóloga, como investigadora de las formas de lo común, supe que estaba ante un trabajo que exigía lectura atenta, crítica y sin prejuicios. Porque mirar desde la distancia, como el dron, puede hacernos creer que todo es homogéneo. Pero mirar de cerca, con el cuerpo, permite ver las tensiones, los gestos, las fisuras que sostienen —o quiebran— una marcha, unos deseos, unas búsquedas.

En tiempos donde el feminismo se fragmenta, se disputa y se estetiza, Vázquez y Spataro se toman el trabajo —incómodo, absolutamente necesario— de entrar a ese adentro. No para moralizar ni para caricaturizar, sino para escuchar, comprender y tensar nuestras propias certezas. Y lo hacen con algo que escasea: una etnografía rigurosa, lúcida, que incomoda sin caer en la trampa del exotismo ni del didactismo. Un trabajo que se arriesga a mirar el reverso de la historia reciente del feminismo argentino y a registrar un fenómeno que buena parte del progresismo ha preferido negar, subestimar o ridiculizar.

Mirar de cerca, con el cuerpo, permite ver las tensiones, los gestos, las fisuras que sostienen —o quiebran— una marcha, unos deseos, unas búsquedas.

La investigación se basa en 47 entrevistas en profundidad realizadas entre 2024 y 2025 a mujeres autodenominadas feministas liberales. Y en una etnografía digital y presencial que incluyó la participación observante en marchas, eventos partidarios, encuentros feministas y espacios de formación política. El trabajo articula materiales discursivos, visuales y de redes sociales, lo que le otorga una densidad analítica poco frecuente en el abordaje de las nuevas derechas. 

Las autoras se aproximan sin ironía a un universo que incomoda a muchas y muchos. Hay algo profundamente valiente —teórica, metodológica y políticamente—  en ese entrar con cuidado, sin guantes blancos pero también sin piedras en los bolsillos. Lo hacen sabiendo que las preguntas que surgen —¿ellas también son feministas?, ¿cómo pueden militar por un proyecto político que las despoja de derechos?, ¿no es esto una impostura peligrosa?— no se responden con slogans, sino con trabajo de campo, escucha situada y lectura fina de las condiciones materiales, simbólicas y afectivas que las convocan.

Uno de los hallazgos más provocadores del libro es la reconstrucción del decálogo del feminismo liberal. No se trata de un manifiesto único, sino de una serie de principios que circulan en powerpoints, flyers, portfolios, grupos de WhatsApp y fundaciones asociadas al pensamiento libertario. A primera vista, el decálogo parece un listado simple: igualdad ante la ley, rechazo a la victimización, elogio de la autonomía, condena de la violencia “en todas sus formas”, defensa del mérito, confianza en el mercado como aliado para la emancipación. Pero esa simpleza es engañosa: cada punto enuncia, en realidad, un desacuerdo con los feminismos hegemónicos. Una forma de responderles.

Estas mujeres —sobre todo las más jóvenes— no sólo se reconocen como hijas de la primera ola feminista que reivindicó los derechos civiles, sino que afirman que “el feminismo nació liberal” y que “la izquierda nos robó las banderas”. Así reescriben el linaje. No buscan volver al pasado, sino reubicarlo como origen legítimo para disputar el presente. En esa operación, el decálogo funciona como herramienta de identificación, pero también como frontera: distingue a las verdaderas mujeres libres de las zurdas colectivistas. A veces con un dejo de provocación; otras, con un deseo genuino de construir un espacio propio en el que no tengan que elegir entre la economía y el feminismo, entre la libertad individual y la lucha por la equidad.

Entre los múltiples aportes de Sin padre, sin marido y sin Estado, uno sobresale por su urgencia y sus implicaciones: devolverle densidad y espesor humano a un sujeto político que el progresismo prefirió mirar de reojo o reducir al meme. Porque eso es, también, lo que han sido muchas de estas mujeres en el espacio público: una caricatura.

Circula en redes una imagen feroz bajo el título “Novia libertaria”. Una figura femenina de vestido largo, rubia, sin tatuajes, con una lista de atributos que van desde “te cocina lo que le pedís” hasta “lee a Rothbard” o “prefiere el sexo anal”. Se trata de un meme cruel que mezcla cosificación, burla, desprecio estético y disciplinamiento ideológico. En un solo golpe visual, la imagen niega a estas mujeres su condición de sujetas políticas: las convierte en objeto de risa, en pasiva compañía, en anomalía.

Me sorprendió lo mucho que circula este tipo de contenido. En orden de interacciones destaca TikTok, luego Instagram y finalmente X. Algunas publicaciones alcanzan miles de interacciones. Se difunden en cuentas que se identifican con el feminismo popular o la sátira política, pero también en espacios más amplios que no distinguen entre crítica y humillación. El resultado es el mismo: estas mujeres no existen sino como una parodia, un estereotipo. Y todo lo que su diferencia podría incomodar —su articulación entre autonomía, antiperonismo, liberalismo económico y cierta narrativa feminista— queda enterrado bajo el escarnio digital. Esta forma de ridiculización no sólo clausura el pensamiento: erosiona las condiciones para imaginar una atmósfera donde podamos, colectivamente, respirar. No contribuye a reactivar ese cuerpo social imprescindible para articular crítica y propuesta, resistencia y proyecto, afecto y disputa. Un cuerpo capaz de sostener la diferencia sin reducirla al enemigo, de abrir paso a un horizonte donde pensar los futuros aún sea posible. 

Vázquez y Spataro hacen lo opuesto. No parten del escándalo ni del juicio moral, sino de una decisión política y metodológica: mirar con atención lo que incomoda. Reconstruyen trayectorias, afectos, tensiones generacionales, contradicciones internas. Leen sus documentos, sus debates, sus decálogos. Y sobre todo, las escuchan. No para celebrar lo que dicen —ni falta haría—, sino para que dejen de ser un ruido de fondo y se vuelvan parte del paisaje complejo de nuestras democracias rotas que urge entender.

Saben leer con atención discursos, gestos, silencios, incomodidades. Lo sitúan. Lo entienden como parte de un proceso más amplio de hibridación ideológica, donde el liberalismo se estetiza, el feminismo se fragmenta y las nuevas derechas amplían su capacidad de interpelación. Esa lectura es incómoda porque nos recuerda que los adversarios no son estúpidos, ni todos iguales, ni siempre manipulados. Algunas de estas mujeres tienen lecturas sofisticadas, trayectoria política, agencia plena. No son satélites de varones poderosos. Están organizadas. Y no van a desaparecer por arte de indignación.

No parten del escándalo ni del juicio moral, sino de una decisión política y metodológica: mirar con atención lo que incomoda. Reconstruyen trayectorias, afectos, tensiones generacionales, contradicciones internas.

Uno de los méritos más notables del libro es no tratar a estas mujeres como un bloque homogéneo. A contrapelo del sentido común que las agrupa bajo etiquetas como tradwives, conservadoras o fachas con glitter, las autoras despliegan una cartografía generacional que ilumina matices, conflictos y trayectorias diferenciadas.

Las señoras liberales, muchas de clase alta, formadas en entornos conservadores, provienen de familias donde fueron educadas para ser madres y esposas. En ellas, la militancia liberal aparece como una forma de rebeldía tardía, de afirmación individual frente a roles asignados. Algunas militaron en la vieja UCeDé —la Unión del Centro Democrático, partido fundado en 1982 por Álvaro Alsogaray y considerado uno de los primeros vehículos del neoliberalismo argentino, defensor del libre mercado, la desregulación y la reducción del Estado—; otras vieron con entusiasmo el ascenso del menemismo y luego del macrismo. En su mayoría no se autodefinen como feministas, prefieren el término femeninas, y su presencia en el espacio público suele ser más institucional.

Las de la generación intermedia, en cambio, se forjaron al calor de las discusiones abiertas por el Ni Una Menos, el Me Too y la expansión de los feminismos mediáticos. Son las que se desencantaron con el macrismo por no cumplir con la promesa de achicar el Estado, y muchas de ellas hoy gravitan en torno a la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Se identifican con la defensa del mérito y con una idea de empoderamiento ligada al emprendimiento, la autonomía económica y la ocupación de lugares históricamente vedados para las mujeres en el mercado y la política.

Y están, por último, las pibas: veinteañeras que entraron a la política durante la pandemia, formadas en redes sociales, en la estética de los memes y en la lógica de la batalla cultural. Muchas de ellas pasaron por escuelas donde se implementó la Educación Sexual Integral (ESI), una política pública argentina instaurada en 2006 que garantiza contenidos sobre sexualidad, género, vínculos, consentimiento y derechos en todos los niveles educativos. Para quienes no son de Argentina: la ESI es uno de los blancos principales de la derecha libertaria, que la acusa de promover una supuesta “ideología de género”. Algunas de estas jóvenes, que recibieron esa formación en sus años escolares, hoy la critican como adoctrinamiento estatal. La paradoja es reveladora.

Este entrelazamiento generacional no está exento de tensiones. Las más grandes se incomodan con las formas y las consignas de las jóvenes. Las más chicas miran con distancia las estrategias institucionales de las mayores. Pero todas comparten algo: el deseo de construir un cuarto propio dentro de un universo político dominado por varones, donde también deben dar la batalla por el reconocimiento.

Pero todas comparten algo: el deseo de construir un cuarto propio dentro de un universo político dominado por varones, donde también deben dar la batalla por el reconocimiento.

Leer este libro valiente me sacudió profundamente. Mi historia como antropóloga, como investigadora de la cultura, de los miedos y de las juventudes ha estado marcada por los aprendizajes que me regaló Argentina. A lo largo de los años, impartí clases en distintas universidades del país, levanté etnografías, escribí, caminé sus calles y tejí amistades entrañables que han resistido los vendavales que hoy tensionan el horizonte contemporáneo. Por eso, celebro el gesto de Melina Vázquez y Carolina Spataro no sólo como una apuesta arriesgada y necesaria, sino como un ejercicio de lucidez que revela con claridad la complejidad que habita —y desborda— las categorías de izquierda y derecha. Un libro que, sin concesiones ni caricaturas, se atreve a mirar de frente lo que muchos prefieren no ver.

La entrada ¿Ellas también son feministas? se publicó primero en Revista Anfibia.