Sociedad

  • El último milagro de Rosalía

     

    El Camino de Santiago tiene más de doce siglos de antigüedad. Comienza en distintos puntos de España, Francia y Portugal y por él pasan más de medio millón de peregrinos anualmente. Se dice que en el año 813 se detectó que ahí estaban enterrados los restos del apóstol de Jesucristo, Santiago el Mayor, y que el rey Alfonso II mandó a construir una iglesia que hoy es la Catedral de Santiago de Compostela. Desde entonces, feligreses de todo el mundo recorren distintos trayectos a pie, en bicicleta o a caballo para pedirle o agradecerle por algo. Entre esos caminantes, en 2011 y con 19 años, estuvo Rosalía.

    Sola, la cantante pop más vanguardista de la escena actual, recorrió 800 kilómetros que le permitieron acceder a la certificación Compostela, un papel sellado por la Oficina del Peregrino de la Catedral. En esa aventura, que duró 32 días, la joven cantante catalana recorrió viñedos, pueblos y hasta escaló pequeños cerros con ayuda de bastones para trekking. Para guiar su camino, utilizó los mojones de piedra con el dibujo de una estrella irregular pintada en azul y amarillo que representa gráficamente el mapa de los senderos oficiales. Durmió en refugios, hostales y conventos que las monjas disponen para el descanso de los peregrinos a cambio de algunos euros. También se unió a grupos de caminantes, charlaban sobre sus odiseas y se tomaban unas cañitas en los bares locales cuando el sol bajaba y las piernas pedían descanso.

    El día que llegó a Santiago de Compostela con los gemelos entumecidos, Rosalía se largó a llorar de la emoción. Sin poder creer su hazaña, caminó hasta la Catedral. Parada delante del Pórtico de la Gloria, mientras observaba la magnificencia del tallado en granito de estilo gótico, rezó y le pidió por su futuro a Santiago el Mayor.

    “Quiero vivir de la música”.

    Que Rosalía haya cumplido su deseo no fue resultado de una fe ciega ni de azares, fue a causa de una mezcla de talento, rebeldía y audacia. Si bien la cantante de flamenco se hizo conocida por combinar el ritmo andaluz con el pop y los sonidos urbanos, Rosalía no escuchó a Camarón de la Isla hasta que tuvo 13 años. En su casa, su mamá cantaba David Bowie, su abuela cocinaba escuchando Pavarotti y ella pateaba el barrio industrial donde se crió con Daddy Yankee en los auriculares. Esa mixtura musical que se fue acumulando en su cabeza desde la preadolescencia es solo el comienzo de lo que hoy traduce a cada uno de sus discos. 

    Rosalía, la filósofa; Rosalía, la teóloga

    En una época dominada por la inmediatez, la hiperconectividad y la información fragmentada, resulta casi subversivo que una artista de alcance global como Rosalía decida publicar un disco de dieciocho temas que se articulan en cuatro movimientos, como las composiciones clásicas. Con la escucha desplazada del álbum hacia la playlist, y una industria que exige canciones producidas para entregar dosis rápidas de satisfacción en donde la música deja de ser arte para volverse estrategia de permanencia, una propuesta así tiene un gran gesto de resistencia. Con LUX, Rosalía pide tiempo, atención y entrega: “Sí, le estoy pidiendo mucho a mi público pero es que más estamos en la era de la dopamina, más quiero lo opuesto”, dijo en Popcast, el podcast de música de The New York Times hace unos días.

    Rosalía aborda la espiritualidad como nunca antes. Este es un tema recurrente en su cabeza. Su primer disco flamenco se llama Los ángeles (2017) y el segundo, El mal querer (2018), en cuya portada aparece como una santa y donde despliega unas cuantas referencias al catolicismo. Sin embargo, en este álbum, la inspiración principal es la mística femenina de distintas épocas y regiones. Resulta que Rosalía se pasó los últimos tres años leyendo gran cantidad de hagiografías, como las de Hildegarda de Bingen, Miriam la Profetisa, Santa Olga de Kiev, Rabi’A Al Adawiyya y Santa Teresa de Jesús, además de teorías y biografías de filósofas y pensadoras como Simone Weil, Chris Kraus y Ursula K. Le Guin. Cada una de estas mujeres inspiró un track distinto y la catalana decidió que algunos fragmentos de las letras debían estar en los idiomas nativos de estas protagonistas. Un poco como un homenaje, otro poco por la admiración que le provoca la musicalidad que tienen las palabras en cada lengua. 

    Mientras algunos repostean en redes videos con fragmentos de entrevistas donde ella refiere a la variedad idiomática del disco y la critican por apropiación cultural, Rosalía se planta: “Pertenezco al mundo y el mundo está tan conectado que por qué pondría una venda en mis ojos”. Su elección es construir desde la globalización como una herramienta de conocimiento y apertura al mundo, pero no con una búsqueda de estandarización, sino con apreciación a la multiculturalidad que genera la posmodernidad en la que vivimos.

    Si no se hubiera dedicado a la música, Rosalía hubiese estudiado filosofía y teología. Para ella hay demasiadas mujeres en la historia de las que no hemos escuchado lo suficiente y LUX es su manera de ponerlas en la mira: “La literatura masculina es de héroes y triunfos, sin héroe no hay buena historia; y si no hay conflicto, no hay buena narrativa. En la literatura femenina no hay hitos, son procesos de transformación de personas que atraviesan desilusiones”, analiza. Para ella, lo central de LUX es la lírica y la música es la excusa para compartir esas palabras que deben ser dichas.

    Al darle play a “Berghain” —el primer corte de difusión de LUX que estuvo disponible unas semanas antes de la salida del disco— se vuelve evidente el objetivo de la pieza. La canción empieza con la orquesta de la Sinfónica de Londres y un coro que canta en alemán durante un minuto, dejando en claro que la paciencia y la escucha atenta tiene un rol fundamental en la composición. Después Rosalía sorprende cantando ópera y demostrando que su capacidad vocal de soprano llega perfectamente a ese estilo de canto. Su entendimiento del pop —o sea, una versión alternativa y orquestada— aparece pasado el minuto y medio en manos de la islandesa Björk y luego con el cantante estadounidense de música electrónica experimental Yves Tumor. Así, Rosalía dice que esto también puede ser pop comercial: “Tiene que existir otra manera de hacer pop. Björk lo demostró, Kate Bush lo demostró. Necesito pensar que lo que estoy haciendo es pop porque sino no creo que pueda estar alcanzando el éxito”, le dijo a The New York Times.

    Antes de LUX (a.L.)

    “Rosalía aún no sacó su disco y yo ya estoy cansado de todos los análisis”, decían en redes sociales antes de la salida de LUX. Es cierto que el algoritmo hace lo suyo. Basta que uno le dé like a un posteo al respecto para que miles más surjan a continuación. Son minuciosas las lecturas de “Berghain” a nivel musical, lírico y creativo: que si la que canta ópera es ella, que si la orquesta está acelerada en una postedición, que si el video dirigido por la productora española CANADA refiere a Blancanieves, que si “Berghain” es por la mítica y exclusiva disco berlinesa (ya dijo que no) o porque en alemán significa “bosque en las montañas” (ya dijo que sí), y otros miles de enfoques más. Incluso, unos días después de la salida del tema, TikTok se llena de videos que explican quién es Björk. Los milenials y los de la generación X se indignan con los centenials que no conocen a la artista más alternativa de los 2000, olvidando que la mayoría estaba naciendo en ese momento y que Rosalía es hoy lo que Björk fue en esa década.

    Después de LUX (d.L.)

    LUX fusiona lo más accesible del pop con la experimentación, las influencias de otros tipos de arte y ofrece estructuras musicales no convencionales. Es un disco que no tiene bucles —ese recurso sonoro que se repite continuamente en una canción para crear una base rítmica— hechos en producción, sino que cada repetición sonora es a base de una orquestación viva. Si su álbum previo, Motomami (2022), era digitalización y minimalismo, LUX es un disco maximalista donde lo prioritario es la capacidad humana de cantar, comunicarse y hacer música con instrumentos orgánicos.

    Aprovechando su fama mundial, en Motomami empezó a dar indicios de que sería la dueña de su sonido y no dejaría que ninguna industria le dijera cómo hacer las cosas. Como una profecía de lo que después sería LUX, en “Bizcochito” Rosalía cantaba: “No basé mi carrera en tener hits. Tengo hits porque yo senté las bases. Ya no tengo nada más que decir. Y pa’ decirlo, hace falta mucha clase”.

    “Mis artistas favoritos son los que no te dan lo que quieres, sino los que te dan lo que necesitas”, dijo la artista reflexionando sobre lo que ella misma quiere entregar con este cuarto álbum. Rosalía utiliza la espiritualidad para conectar uno de los rasgos más humanos, como es la fe, y así trasladar pensamientos y sonidos a un disco que dice no tener nada de inteligencia artificial, más que unos versos pasados por el traductor de Google.

    Como parece ser una mesías en un mundo que se debate constantemente entre lo que es real y lo que no, Rosalía recompensa con más música a los que eligen comprar LUX en formato físico. El disco, en plataformas virtuales, tiene 15 canciones, mientras que las versiones reales tienen 18 temas. Sin embargo, hay una pequeña trampa porque la también juega con las facilidades de la digitalidad: cuando ya había entregado su disco para que sea impreso en los vinilos, continuó editando las canciones digitales, por lo que la versión física es una propuesta aún más humana, con pequeñas fallas que la artista corrigió luego. 

    Un tuit se cruza en el timeline: “Si no fuese de Rosalía, nadie escucharía este disco”. Exactamente, sí. Esa es la clave de que un artista con llegada global se arriesgue con un álbum que propone una escucha comprometida y que mezcla estilos con gracia, creatividad y conocimiento. Es el segundo álbum del año con esta valentía de un artista con llegada mundial. El primero fue en enero, cuando Bad Bunny sacó Debí tirar más fotos. En ese, el artista puertorriqueño usó su alcance para difundir su postura sobre la colonización de EE.UU. sobre su tierra, como también para hacer un homenaje a los sonidos de su región. En esta propuesta, Rosalía busca educar a través de la música: incita a valorar la instrumentación, las riqueza de la multiplicidad de lenguas y propone, de alguna manera, leer un libro, aprender teoría política filosófica y también sumar vocabulario, introduciendo conceptos como «dólmenes» (monumento megalítico) y teorizando respecto a lo que es un objeto sagrado. 

    En su cuarto álbum, la catalana fusiona la instrumentación orgánica y electrónica con elegancia. Justamente, en “Reliquia”, los violines y el piano acompañan su voz completamente maximizada para que sea la protagonista, hasta que en los últimos 20 segundos de canción una explosión de sonidos electrónicos sorprenden y dan un golpe de satisfacción pop moderno. Este tema tiene a Guy-Manuel de Homem-Christo (uno de los dos Daft Punk) en los créditos compositivos. Con esa misma lógica, Rosalía va colando los idiomas, como hace en “Divinize”, donde canta prioritariamente en catalán e inglés. En ambas piezas se imagina como una figura divina en la relación con su público: Mi corazón nunca ha sido mío, yo siempre lo doy. Coge un trozo de mí, quédatelo pa’ cuando no esté. Seré tu reliquia; I know that I was made to divinize (“sé que fui hecha para divinizar”).

    La cantante, que es una estudiosa aplicada y obsesiva, decidió cuáles eran los estilos de canciones que quería trabajar para esta obra y se enfocó en producir solo la cantidad de temas que cumplieran esos objetivos. Uno, por ejemplo, fue que hubiera una aria, que es una pieza musical en una ópera, creada para que un personaje exprese emociones o reflexiones de la mano de una voz solista con orquesta. Esa aria se materializó en “Mio Cristo Piange Diamanti” (Mi Cristo llora diamantes) y, para hacerla, Rosalía no sólo tuvo que aprender a componer en este estilo, sino que también retomó viejos estudios en piano e italiano, idioma en el que está íntegra la letra. Al final, la artista invita a ser parte de la producción de la canción dejando un extracto de la grabación donde ella dice, en inglés, cómo debe ser la energía del tema con un remate orquestal dramático. 

    Rosalía es celosa del tiempo creativo. No le gusta acelerar los procesos y entiende que la inspiración requiere estudio, método y tiempo para acomodar las ideas. Además de haberse tomado un año para estudiar música, profundizar sus conocimientos en el canto de la ópera y leer a sus autoras favoritas, también regrabó gran cantidad de canciones. Una de ellas es “Sauvignon Blanc”. Un día se juntó con Justice, el dúo electrónico francés, y al mostrarles la canción ellos le marcaron que estaba pronunciando mal “blanc”. Rosalía tomó el teléfono y anunció a su equipo que había que volver al estudio. Surge entonces la pregunta: ¿cuánto sale producir un disco de Rosalía? Ella reconoce con liviandad que se pasó absolutamente de presupuesto y deja entrever que el tour de este álbum será aún más costoso. 

    En una entrevista con Zane Lowe para Apple Music —otra de esas que parece ser una parada obligada en la gira de prensa de artistas que deben ser explicados para el mercado anglosajón— Rosalía le cuenta a Lowe sobre la historia de la poeta y santa japonesa, Ryōnen Gensō. Ella se mutila la cara para poder ser aceptada en un monasterio. Esta figura es la inspiración de la canción “Porcelana”, que tiene, justamente, un fragmento en japonés. En el patio del Frontón Beti Jai en Madrid, él le pregunta si eso le parece extremo y ella, muy acertada, le dice que no es nadie para juzgar qué es lo más extremo que puede hacer una persona. Lowe devuelve, astuto: “Y hacer una obra tan distinta a la anterior, pensando que perderás gente en el camino, ¿no es algo extremo?”. Rosalía le responde con tranquilidad y una sonrisa que transmite paz y reflexión: “Sí, espero que sea así todos los días”. Y agrega que “arriesgarse y tener miedo es una prueba de que estás vivo”. 

    Con millones de cantantes que no pronuncian postura respecto a ningún acontecimiento social o político, ni se animan a dar declaraciones arriesgadas, escuchar a Rosalía a través de su música y testimonios es encontrarse con una artista audaz con convicciones firmes que quiere compartir. Dice no tener miedo al fracaso, que no le importa lo que se espere de ella, más que lo que ella necesita hacer con su arte. En “Yugular”, donde hace una yuxtaposición de lo grande y lo pequeño (“Un país cabe en una astilla. Una astilla ocupa la galaxia entera”), suma una declaración de Patti Smith en el outro. Es de una entrevista de 1976 en Estocolmo, donde dice que quiere verlo todo, ver todos los cielos y atravesar al otro lado. Que ni una ni un millón de puertas bastan como límite en su búsqueda creativa. En otro momento de esa entrevista (que no está en esta canción), Patti dice algo más que Rosalía hoy repite como mantra: “La libertad está dentro de mí. No me importa lo que piensen los demás sobre cómo debería ser. Estoy fuera de la sociedad. Soy artista. El rock and roll es mi arte”.

    La maestra del marketing

    Pese a ser de las artistas más escuchadas del mundo, con 25 millones de oyentes mensuales solo en Spotify, Rosalía viene diciendo hace años que intenta que las reglas de la industria y su disquera no “encorseten” su capacidad creativa. Que cuando entra al estudio, intenta olvidarse del contexto y el negocio y solo quiere pensar en lo que ella busca decir con “riesgo y emoción”, según le dijo a Rolling Stone en 2021. Para Rosalía, lo más importante es la libertad absoluta. En una charla del 2023 con la misma revista volvió a repetirlo: “Como artista, mi mayor deseo es ser lo más libre posible”, refiriéndose a la producción de las letras, la estética y el sonido de Motomami.

    A la catalana le molestan las tipificaciones: “Las categorías no llevan a ninguna parte, solo limitan”, dijo en la misma entrevista. Lo que quiere decir es que la industria sigue pensando en términos absolutos: una canción de pop tiene un estribillo y un puente, el reggaeton sí o sí tiene un dembow y la bachata una güira. Pero si ella responde a esos moldes, su creatividad musical queda cuarteada por completo. Esa intención por desafiar todos los límites y dejar que en su música convivan todas las músicas que la inspiran es lo que la hace una exploradora musical nata. Su discurso en 2025 y en pleno lanzamiento de LUX, sigue en el mismo camino: “No me identifico con etiquetas ni géneros, sino que trato ser una música lo mejor que puedo y empujar siempre la experimentación”, le dijo a Popcast.

    Pareciera que Rosalía es estricta y conceptual por completo en sus propias producciones, pero que con la moda, el cine y las series (hizo campañas para Calvin Klein, va a actuar en la próxima película de Almodóvar y tiene un pequeño papel en la tercera temporada de Euphoria), como cuando colabora con otros artistas —dice—, solo busca divertirse. Sin embargo, esa diversión tiene una puntería para el éxito bastante precisa. Todas sus colaboraciones con artistas como Bad Bunny, Ozuna o LISA (la frontwoman de la banda pop coreana, BLACKPINK) terminan convirtiéndose en éxitos absolutos y sostenidos. Hoy, en su ranking de los temas más escuchados en Spotify, entre los propios, se encuentran estas colaboraciones mencionadas. Rosalía logra que siempre se hable de ella, aunque ella no esté diciendo nada de sí misma. 

    ¿Cómo es, entonces, que Rosalía puede ser una rebelde de la industria y sin embargo entenderla tan bien como para hacer que cada uno de sus lanzamientos sea un suceso aún cuando todavía no se pueda escuchar? ¿Será que entre sus dotes artísticos también hay un talento creativo para el marketing? 

    Rosalía empezó a dar evidencias del concepto de nuevo álbum hace dos años, en un desfile de Dior en París. Mientras mantenía un hermetismo absoluto sobre su actualidad musical, la artista se movía entre pasarelas con un nuevo look. Atrás había quedado el cuero, los engomados y las plataformas de Motomami. De pronto aparecía en público con un look muy natural, el pelo suelto casi sin evidente intervención y un conjunto blanco y negro, ofreciendo una estética “muy puritana”, como dijo la revista Vogue que reseñó su estilismo aquel día. 

    Luego, silencio. Hasta hace unos meses que la fotografiaron leyendo una composición de música en un bar. Después, silencio otra vez. Y finalmente, hace algunas semanas, publicó una partitura en su blog. El mundo se volvió loco. Se sabía que Rosalía estaba tramando un nuevo disco y los ciclos de su tiempo de producción cerraban por completo: se cumplían tres años —el tiempo exacto entre cada uno de sus álbumes— desde el último lanzamiento. Sus fanáticos, los que saben leer música, se pusieron manos a la obra. Tiktok se llenó de usuarios descifrando los sonidos detrás de aquella composición. Algunos la tocaron en piano, otros en violín y una más hizo su intento en arpa. Todos compartieron su video, todos se viralizaron. En un contexto donde rige consumo veloz, fragmentado y fácil de masticar, Rosalía invitó a pensar, analizar y producir música. Mientras otros artistas proponen bailes para que los usuarios los recreen con el fin de volverse virales, Rosalia propuso un desafío creativo que, además, fue una movida de marketing orgánico maestra: un montón de contenido creado para hablar de ella e intentar entender su próximo sonido. 

    El anuncio formal del álbum también fue un revuelo digital que trascendió a la realidad. Unas semanas antes de la salida de LUX, Rosalía hizo un vivo en TikTok, algo que suele hacer para charlar con sus seguidores. A lo largo de su carrera la hemos visto tomar vino con sus amigas, probar golosinas exóticas de países exóticos, e incluso asomarse por la ventana del techo de un auto mientras recorría Ciudad de México. Este vivo comienza con ella, en primer plano, mientras se maquilla y se viste. De fondo, suenan los Strokes. Su cabeza está desteñida y su pelo forma un halo, como esos que tienen los ángeles y santos y que es ícono emblema de la estética de su nuevo disco. Habla de lo mucho que ha esperado ese día mientras baja un ascensor y llega hasta un auto para decir: “Poneos el cinturón que nos vamos de rally”. Unos segundos después, Rosalía maneja un coche blanco mientras alguien de su equipo dirige la filmación. Del espejo retrovisor cuelga un rosario.

    Sus fanáticos, en el chat, intentan adivinar dónde está. Entienden que es Madrid, pero no saben a dónde se dirige. Hasta que la cámara empieza a dar indicios. Enfoca un cartel de Metro que dice “Callao”. Los seguidores enloquecen y algunos escriben que están corriendo para allá mientras mantienen el vivo encendido. En pocos minutos, la gente se agolpa sobre el auto de Rosalía, quien descubre que no podrá seguir avanzando y le consulta a su hermana mayor, Pili, qué hacer. Mientras alguien toma el control del auto, se baja y empieza a correr hacia Plaza Callao. En una pantalla de publicidad ya se reproduce una cuenta regresiva. Rosalía corre junto a un mar de gente que intenta fotografiarse con ella. Tiene un vestido blanco amplio que se vaporea con el movimiento que la hace parecer un ángel rodeada de feligreses. Sonríe, abraza y besa a todos. Cuando el conteo llega a 0, la tapa de LUX se devela frente al público. Y así como apareció, Rosalía desaparece entre la multitud. Solo quedan un montón de fans desorientados, un caos vehicular absoluto en la Gran Vía y una multa del Ayuntamiento que llegará más tarde por haber realizado una concentración sin aviso. 

    También se filtró el segundo tema de LUX, “Reliquia”, días antes de que saliera el disco entero. Algunos creen que fue accidental, otros que fue una estrategia de marketing. Lo cierto es que por el lapso de una hora, el tema estuvo disponible en Spotify para su reproducción. Los fanáticos que lo detectaron, grabaron la pantalla de la reproducción sospechando que desaparecería como finalmente sucedió. Una teofanía digital. 

    Hubo aún más cartas en el juego de Rosalía para esta pieza de arte. Y fue la serie de listening parties previas al lanzamiento. La artista invitó a un selecto grupo de periodistas, fanáticos elegidos al azar y a sus amigos celebrities, como Dua Lipa. Presentó LUX en un espacio cerrado, con cortinas blancas que reproducían las letras y rosarios y encendedores como obsequios. La escucha tuvo eventos en Nueva York, México, San Pablo y Buenos Aires, entre otros, pero el más trascendental fue el que montó en Barcelona, su ciudad natal. Allí el evento fue una performance digna de teatro contemporáneo. Los invitados, al entrar, se encontraron con las mismas cortinas blancas de los otros sitios, pero además con un escenario repleto de telas en el suelo, en distintas tonalidades de gris, blanco y crema que emulaban las nubes, como si escuchar el disco fuese estar en el cielo, bien cerca de Dios. Los primeros asientos estuvieron reservados para los fans. Cuando los invitados llegaron, se encontraron también con una mujer acostada de espaldas sobre el escenario de nubes que se mantuvo inmovil por más de una hora, hasta que el salón se llenó. En el momento en que LUX empezó a sonar, la mujer de pelo negro y largo hasta la cintura, comenzó a moverse lentamente. Se fue incorporando, canción sobre canción, cambiando de pose. Se oyó un murmullo general por el asombro colectivo cuando en los cambios de posición de la mujer revelaron el halo que Rosalía lleva teñido en la cabeza. Era ella la que estuvo ahí todo el tiempo, escuchando su propia creación.

    Como en cada álbum, en la escucha oficial de LUX en Barcelona, Rosalía se metió en el lienzo de su obra. Ella no es lo central de su espectáculo sino sus letras, su música y la composición de esta escena. El cuadro está terminado, los óleos ya se secaron y Rosalía ya no está en este taller. Está afuera, oliendo flores, escuchando pájaros y leyendo a Roland Barthes. Mientras el mundo está tratando de interpretarla, descifrarla y copiarla, su mente ya está en otro lado, en el futuro, inventando algo que todavía no sabemos que necesitamos escuchar.

    La entrada El último milagro de Rosalía se publicó primero en Revista Anfibia.

     

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    A 40 años de que las aguas devoraron un pueblo entero en Buenos Aires

     

    El 10 de noviembre de 1985, Villa Epecuén desapareció bajo el agua. Cuatro décadas después, entre ruinas blancas de sal y árboles petrificados, el antiguo balneario resurge como símbolo de memoria, resiliencia y de un país que sabe volver a empezar, aun cuando todo parece perdido.

    Por Leticia Graciani Fainel para Noticias La Insuperable

    Las aguas que no perdonan

    A orillas de la laguna Epecuén, en el partido de Adolfo Alsina, la villa turística más próspera del sudoeste bonaerense se hundió en una madrugada que los vecinos jamás olvidarán. El terraplén que la protegía cedió tras días de lluvias intensas y, en cuestión de horas, un muro de agua rompió las defensas, cubriendo por completo el pueblo.

    Villa Epecuén fue durante décadas un destino de salud y descanso, famosa por las propiedades curativas de sus aguas saladas, comparables con las del Mar Muerto. Miles de visitantes llegaban cada verano atraídos por sus hoteles, balnearios y el rumor de las olas mansas. Hasta que el 10 de noviembre de 1985, el sueño quedó bajo diez metros de agua.


    Un silencio mineral

    Las imágenes posteriores parecen salidas de una película posapocalíptica: techos apenas visibles, postes doblados, árboles cubiertos de costras blancas. El agua, cargada de sal, fue carcomiendo lo que quedaba del pueblo, disolviendo paredes y pintando todo de un tono fantasmal. Durante más de dos décadas, Epecuén permaneció sumergido.

    Cuando el nivel comenzó a bajar, lentamente, las ruinas emergieron del espejo salado. Entonces aparecieron las calles torcidas, las fachadas erosionadas, los restos del matadero diseñado por el arquitecto Francisco Salamone, y los recuerdos suspendidos en un paisaje que parecía petrificado en el tiempo.


    De tragedia a patrimonio

    Hoy, Villa Epecuén se convirtió en un sitio histórico y turístico de otro tipo. Las ruinas son visitadas por miles de personas cada año, atraídas por su atmósfera surrealista y su historia. Allí se filmaron documentales, videoclips, campañas fotográficas y hasta carreras de motocross sobre los restos del pasado.

    El único habitante permanente durante años fue Pablo Novak, quien decidió volver a vivir entre las ruinas y transformarse en guardián de la memoria colectiva. Novak se convirtió en un símbolo de resistencia: “Este es mi lugar, aunque esté destruido”, repite cada vez que algún visitante lo encuentra entre los cimientos del antiguo hotel donde creció. Novak falleció a inicios del año pasado a los 93 años.


    Memorias de un país que resurge

    A cuarenta años de aquella catástrofe, el eco de Epecuén sigue resonando en las entrañas de la provincia. Es un recordatorio de cómo el abandono estatal, la falta de planificación y el desprecio por la naturaleza pueden borrar de un plumazo un pueblo entero. Pero también, una muestra de la persistencia de las comunidades del interior, que reconstruyen su identidad incluso cuando las aguas arrasan con todo.

    La villa no volvió a ser lo que fue, pero su historia quedó escrita en la sal y en la memoria de quienes vivieron para contarla. Entre las ruinas y el silencio, Villa Epecuén sigue siendo un espejo: el reflejo de un país que, aunque se hunda, siempre busca la manera de salir a flote.

     

  • Macri sigue enojado con Milei: «Esto no termina bien, no hay dirección racional»

     

    Mauricio Macri está muy molesto con el destrato de Javier Milei y dice en la intimidad que el gobierno terminará chocando. «Aunque hayan ganado las elecciones esto termina mal porque están locos», dice el líder del PRO sobre el gobierno de los hermanos Milei.

    El ex presidente admite que si fracasa el gobierno lo arrastrarán a él también, pero reconoce que «nada va a un punto racional».

    Macri ventiló que está molesto porque cuando Milei estaba mal, acorralado por el escándalo de Espert que anticipaba una derrota en las elecciones, lo convocó para pedirle ayuda. Pero luego del triunfo, cuando fue a Olivos para delinear el gabinete, le amargaron la cena con la sorpresa de la salida de Guillermo Francos y su reemplazo por Manuel Adorni.

    «Es como que te inviten a un asado, pero cuando llegás ya no hay carne y te dicen que te pidas un Rappi», le comentó Macri a sus colaboradores.

    Milei no le ofreció nada y ahora Macri advierte: «Tenemos 20 diputados, nos van a necesitar»

    El ex presidente se quejó públicamente de la elección de Adorni y hasta llegó a proponer el nombre de Horacio Marín como jefe de gabinete. El titular de YPF tuvo que salir a desmarcarse rápidamente y dijo que a Macri sólo lo había visto una vez en un asado en el que hablaron de fútbol. No por nada el líder del PRO ya siente el destrato de todas las líneas del gobierno.

    Nombrar a Manuel Adorni jefe de Gabinete es como si yo hubiera nombrado a Iván Pavlovsky.

    Las críticas en privado hacia el nuevo jefe de gabinete fueron aún peores. «Es como si yo hubiera puesto a Iván Pavlovsky en la jefatura de gabinete», graficó Macri a sus allegados, en referencia a su histórico vocero. «Ahí necesitás a alguien serio, que sepa administrar», dice el líder del PRO en una crítica a Adorni que también salpica a Pavlovksy.

    A Macri le pareció inaceptable además que el mismo día en que se iba a reunir con Milei para, en teoría, delinear cambios de gabinete, Patricia Bullrich le rompió el bloque del PRO y se llevó a seis diputados. La ministra de Seguridad llamó no sólo a los legisladores suyos sino a todos los diputados del PRO, para ver si podía hacerle aún más daño a su ex jefe.

    El líder del PRO todavía no le encuentra sentido a la invitación de Milei a Olivos. «No sé para qué me hizo ir, generamos expectativa en la gente  y al final no pasa nada», se quejó. Lo que le llama la atención es que el libertario le siga diciendo de juntarse a hablar, como hizo Milei cuando se despidieron esa noche tras una cena tensa.

    Macri ahora intentará reactivar el PRO de alguna manera o al menos detener las fugas y ya convocó para el miércoles a su partido a una reunión en la sede de San Telmo. 

     

  • Con Zamora debilitado, Massa apuntala su candidato para recuperar Tigre en 2027

     

    Con la vuelta al triunfo en Tigre, en el massismo crecen las expectativas de recuperar el municipio en 2027. Para eso, se perfila quien encabezó la lista local en las últimas legislativas, Sebastián Rovira, un economista de 25 años que se impuso en su debut electoral y relegó a la lista del intendente Julio Zamora al tercer lugar.

    En el Frente Renovador (FR) señalaron a LPO que la irrupción de Rovira al frente de la lista de Fuerza Patria en Tigre fue una estrategia de Malena Galmarini con el fin de darle un aire de renovación y de nuevo ciclo al espacio en su ciudad de base.

    También magíster en Políticas Públicas, Rovira ya venía trabajando con Malena y Sergio Massa en el impulso de la nueva Universidad del Delta, de la cual hoy es parte del equipo de autoridades.

    Cerca de Rovira toman con tranquilidad el triunfo reciente y evitan hablar de 2027. Precisamente esa postura la contrastan con lo sucedido con Zamora. Analizan que el intendente se confió con el triunfo de 2023 y que eso lo llevó a un declive en la gestión que fue castigado en las urnas.

    Proveniente de una familia con anclaje en la comunidad tigrense, Rovira articuló su campaña entre lo territorial y la generación de contenidos en redes, donde salió fuerte al cruce de la gestión Zamora.

    El intendente Julio Zamora

    Ahí, expuso desde las largas filas que los vecinos tienen que hacer desde las 3 de la mañana para acceder a un turno en un centro de salud, hasta la velocidad con la que tapaban carteles en la vía pública para pegar los relativos a la lista del intendente.

    Fuentes del FR detallaron que, tras la derrota del 23, en Tigre comenzaron a consolidar un equipo de comunicación digital que, en la última campaña, articuló con la territorialidad del massismo en el distrito.

     Tras las legislativas, en el FR aseguran que comenzaron a sumar sectores, desde peronistas inorgánicos y vecinalistas hasta centros de jubilados y sociedades de fomento que jugaron históricamente con el zamorismo pero que ahora lo ven en un fuerte proceso de desgaste al intendente. 

    «Logramos reconectar con la gente», dijo uno de los armadores del massismo sobre la campaña de recorrer un barrio por día de Tigre durante los 40 días de campaña.

    Tras las legislativas, en el FR aseguran que comenzaron a sumar sectores, desde peronistas inorgánicos y vecinalistas hasta centros de jubilados y sociedades de fomento que jugaron históricamente con el zamorismo pero que ahora lo ven en un fuerte proceso de desgaste al intendente.

    Transitando su tercer periodo, Zamora se jugó mucho en la elección de septiembre. Por el momento sin la posibilidad de ser otra vez reelecto en el municipio, el intendente buscó una salida legislativa encabezando la lista de Somos en la Primera.

     El intendente de Tigre tuvo un duro revés en estas elecciones a pesar de gastar más de 200 millones en campaña de redes y google. 

    Fuentes con llegada a la comuna señalaron a LPO que, además, estaba la apuesta de moldear un perfil provincial en el marco de Provincias Unidas y, a la vez, ir ordenando la sucesión a 2027, donde hay una disputa fuerte entre su hija y actual secretaria de Gobierno, Gabriela Zamora, y su esposa, Gisela Zamora, que encabezó en elecciones previas. «La municipalidad es una pelea familiar», dicen en Tigre.

    Sebastián Rovira con Malena Galmarini.

    Sin embargo, nada de eso pudo lograr el intendente de Tigre, a pesar de la gran cantidad de fondos que destinó a posicionar su candidatura. Fuentes cercanas al armado de Somos revelaron a LPO que Zamora se gastó más de 200 millones en campaña de redes y google.

    A pesar de eso, Zamora obtuvo 4,22% y quedó tercero, apenas 0,01% (397 votos) arriba de Romina Del Plá, del Frente de Izquierda. Y en Tigre, la lista del intendente se ubicó tercera, 16,5 puntos abajo de Rovira.

    Zamora abandonó a Randazzo y tantea un acuerdo con los libertarios

    Como contó LPO, eso provocó que, en octubre, Zamora se retire de la fiscalización de Provincias Unidas en medio de tensiones con el cordobés Juan Schiaretti.

    El triunfo del candidato de Fuerza Patria en Tigre reconfigura el posicionamiento hacia 2027 del massismo, que también se muestra dispuesto a discutir el liderazgo del PJ local que hoy comanda el zamorista Lucas Gianella. «Eventualmente, si se abre la posibilidad de disputar el espacio, lo vamos a hacer», señalaron en el FR Tigre.

     «Nosotros vamos a ser oposición», adelantaron a LPO cerca de Rovira al recordar que «Zamora eligió jugar por fuera del peronismo y hace tiempo tenemos diferencias en la gestión». 

    Durante el acto por el Día de la Lealtad, el massismo denunció que la sede local del PJ «lleva meses cerrada por decisión del intendente» y exigieron su reapertura. «La historia del peronismo en Tigre no se clausura con un candado», acusaron.

    Esos cruces vaticinan fuertes discusiones en la nueva composición del Concejo Deliberante tigrense, donde el massismo alcanza cinco bancas. «Nosotros vamos a ser oposición», adelantaron a LPO cerca de Rovira al recordar que «Zamora eligió jugar por fuera del peronismo y hace tiempo tenemos diferencias en la gestión».

    Ya como concejal electo, Rovira salió fuerte al cruce de Zamora por un tema que ya generó choques entre ambos espacios: la construcción de torres en la ciudad. Ahí, también apuntó contra el libertario Segundo Cernadas, quien ha votado a favor de los proyectos clave enviados por Zamora.

    El massismo  se muestra dispuesto a discutir el liderazgo del PJ local que hoy comanda el zamorista Lucas Gianella. «Eventualmente, si se abre la posibilidad de disputar el espacio, lo vamos a hacer», señalaron

    En el massismo posicionan al libertario Cernadas como un aliado de Zamora. Ese supuesto acuerdo implícito también genera fricciones en la interna libertaria local, totalmente detonada.

    Sin mayoría propia en el Concejo, Zamora se verá forzado a construir acuerdos. En el massismo aseguran: «No hubo acercamientos» y por lo pronto ven que esas negociaciones legislativas el intendente las seguirá buscando con Cernadas, en la medida que no tenga definido su horizonte político.

     

  • Santilli, Cornejo y los Menem, bajo la tensión de sacar las reformas

     

    Los gobernadores están entusiasmados con Diego Santilli, pero esperan que tenga un margen real de maniobra para acordar con las provincias y no herede la suerte de Guillermo Francos. «La pregunta es si Francos fracasó por culpa de él o porque no le dieron los fierros para tener éxito», se pregunta retórico un gobernador, en diálogo con LPO.

    Con esa inquietud, los gobernadores trataron de leer las primeras reuniones: Santilli heredó el mismo ministerio despojado de Lisandro Catalán y en las primeras reuniones apareció el karinista Manuel Adorni. «Diego invitó a Adorni a la reunión con Nacho Torres y lo va a seguir invitando, comparten la planta baja de la Casa Rosada y quiere hacerlo parte, su única prioridad es sacar las reformas que le pidió Milei», explicó a LPO un colaborador del flamante ministro del Interior. 

    Santilli tiene muy buen diálogo con Lule Menem, lo que garantiza una llegada directa a Karina y buena sintonía en la Cámara de Diputados, que se vio en el triunfo político de conseguir el dictamen de Presupuesto. Pero también genera tensión con los gobernadores aliados, que resisten a los Menem. Incluso Alfredo Cornejo, aliado absoluto de la Rosada que compartió boleta con La Libertad Avanza, se peleó a los gritos con Martín Menem.

    Santilli debutó con un éxito en Diputados: aprobaron el dictamen de Presupuesto

    La llegada de Santilli le dio confianza al sistema político, pero eso sólo seguirá vigente si puede tomar decisiones. «Santilli es confiable para el sistema, pero esa confianza se basa en que tenga autonomía y fierros», agregó el gobernador consultado. En los primeros dos años de mandato de Milei, Francos tuvo decenas de reuniones con los gobernadores en las que sólo sirvió de mensajero, porque los reclamos provinciales chocaban con Toto Caputo. Ahora, esperan que con Santilli esa situación se modifique.

    Diego invitó a Adorni a la reunión con Nacho Torres y lo va a seguir invitando, comparten la planta baja de la Casa Rosada y quiere hacerlo parte, su única prioridad es sacar las reformas que le pidió Milei.

    Por eso, Santilli decidió iniciar su gestión reuniéndose personalmente con cada gobernador para tomar nota de todos los pedidos. Una vez que completa la ronda se sentará con Toto Caputo a ver que es posible conceder. «Algo les tenemos que dar, ni todo lo que piden, ni nada», reconocen en el Ministerio del Interior.

    Los gobernadores no se quedan cortos con los pedidos. Luego de la reunión, el chubutense Nacho Torres anunció a los medios que había pedido la eliminación de las retenciones para el petróleo. Y el Cordobés Martín Llaryora anticipó a través de la tapa de La Voz, que este lunes le pedirá a Santilli por la deuda de la Caja de Jubilaciones, los ATN y las obras.

    Santilli tuvo que aceptar que Adorni participe de las reuniones.

    Los gobernadores y el PRO juegan con sus diputados, saben que el Gobierno aún con la nueva Cámara, está lejos de sancionar las reformas sólo.  «Lo que les falta es poco y es mucho», sintetizó un importante diputado ante LPO. «Si el gobierno se mueve con inteligencia, abre el diálogo y cumple los acuerdos, las reformas pueden pasar», agregó.

    El gobierno necesita a los 15 diputados del PRO que quedarán en el bloque presidido por Cristian Ritondo y a los 15 que reportan al bloque de los gobernadores de Provincias Unidas. Los libertarios están hoy en 85 diputados, por lo que sin ayuda de estos bloques no pueden ni garantizar la supervivencia de los decretos de Milei.

    La reforma laboral la acapara Capital Humano, por medio de Julio Cordero y Miguel Punte. Ahí Federico Sturzenegger aporta pero desde un lugar secundario. En cambio, el ministro de Desregulación pisa fuerte en la reforma tributaria.

    En el gobierno son conscientes que el enojo de Macri por el destrato que sufrió en la cena con Milei en Olivos tendrá un impacto en las negociaciones. «En algún momento se la va a cobrar», comentan resignados.

    Con los gobernadores tampoco es un jardín de rosas, aunque lo parezca. Luego del triunfo libertario en las elecciones, los gobernadores sólo moderaron sus declaraciones y dirán cosas amigables, pero no están dispuestos a acompañar con los votos de sus legisladores si las provincias no son retribuidas. 

    Incluso, para matizar el efecto del triunfo electoral. Recuerdan la experiencia de Mauricio Macri, que tras ganar cómodamente las elecciones en octubre de 2017, en cuestión de meses dilapidó su capital político y su gobierno entró en una pendiente de la que no se recuperó jamás. «Milei tiene 100 días, debería aprovecharlos», dijo a LPO un diputado macrista.

    Si Milei sigue en la misma senda que antes de las elecciones y continúa negándoles recursos a las provincias, los gobernadores pueden votar en contra de las reformas. «Le pueden votar una ley y no mucho más», agregó el diputado consultado.

    El gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.

    Milei necesita al PRO y los gobernadores para que le aprueben cuatro proyectos: el Presupuesto, las reformas laboral e impositiva y una serie de cambios al Código Penal. Este paquete lo está trabajando el Consejo de Mayo, que tiene dos representantes de la UIA, dos de la CGT y la presencia de Cornejo, Ritondo y Carolina Losada.

    El objetivo es presentar todo el 15 de diciembre. La reforma laboral la acapara Capital Humano, por medio de Julio Cordero y Miguel Punte. Ahí Federico Sturzenegger aporta pero desde un lugar secundario. En cambio, el ministro de Desregulación pisa fuerte en la reforma tributaria.

    El propio Milei dijo que no quiere avanzar la reforma previsional, más allá del recuerdo de los piedrazos durante el macrismo. El argumento del presidente tiene una sorprendente dosis de sentido común: para qué avanzar con una reforma jubilatoria si la mayoría de los trabajadores no aporta porque está en negro. 

    Milei dijo que no quiere avanzar la reforma previsional y lo explicó con un sorprendente sentido común: para qué avanzar con una reforma jubilatoria si la mayoría de los trabajadores no aporta porque está en negro. Primero hay que blanquear trabajadores y después con la base ampliada de aportantes, discutir el sistema jubilatorio.

    Por eso, primero quiere aprobar la reforma laboral. La argumentación de Milei, sorprendentemente, coincide con la del Movimiento Evita que lidera Emilio Pérsico en se punto: «Hay veinte millones de trabajadores y sólo seis millones en blanco, la reforma tiene que servir para blanquear más trabajadores, después con esa base de aportantes ampliada se puede abordar la reforma jubilatoria», argumenta el Presidente en la intimidad.

    Pérsico lo dice en clave peronista: «Tenemos que dejar de pasar todo por el embudo de las leyes de 1945, hay que hacer un embudo distinto, acorde a esta época, para meter a todos los que están afuera».

    En efecto, la discusión de la reforma está trabada con la CGT porque el gobierno quiere que los convenios se acuerden por empresa como en la década del 90 y los sindicatos quieren mantener el sistema actual por rama de actividad.

     

  • Karina ahora busca avanzar contra el aparato de comunicación de Santiago

     

    Karina Milei ahora quiere avanzar sobre el aparato de comunicación de Santiago Caputo, una de las armas principales del influyente asesor presidencial con el que arrastra la pelea de poder más trascendente dentro del gobierno.

    La hermana del presidente mantendrá el rol de vocero de Manuel Adorni, pese a su ascenso a la jefatura de gabinete. Adorni no tendrá un reemplazo en las conferencias de prensa y seguirá controlando el área de prensa y comunicación.

    El cineasta oficial Santiago Oría, en tanto, tiene la misión de convertirse en el «estratega comunicacional» del gobierno, un rol que caía únicamente en las manos de Caputo hasta el momento. Oría fue el principal defensor de Karina cuando Las Fuerzas del Cielo hacían silencio sobre el escándalo de las coimas que le explotó a la hermana de Milei durante la campaña.

    Ahora, el cineasta comenzó a dar entrevistas, tras dos años de mantenerse al margen de los medios tradicionales. Su aparición en los medios se da a la par de la de algunos diputados que tenían prohibido dar notas por orden de Caputo. El nivel de confianza que tiene Santiago en ellos es tal, que no los dejaba hacer declaraciones para no dañar la imagen del gobierno.

    Iñaki Gutiérrez

    Iñaki Gutiérrez, muy cercano a los dos hermanos Milei, es otro de los perfiles que buscan levantar en el karinismo para contrastar con el Gordo Dan. La Pepona recorre los canales de streaming en defensa de los hermanos, que ya le están buscando un lugar en el nuevo gabinete.

    Luego de correr a Las Fuerzas del Cielo de todas las listas y de marginar a Caputo en el armado del nuevo gabinete, la hermana del presidente tiene un problema para avanzar en el área digital. Es que el sistema está montado sobre una realidad orgánica.

    Un legislador nacional de La Libertad Avanza admitió a LPO que la verdadera militancia del gobierno es el de las redes.

    Las milicias digitales de Las Fuerzas del Cielo son mucho más que trolls, una herramienta que puede pagar cualquier gobierno. Son jóvenes de carne y hueso como el Gordo Dan y su séquito de seguidores que ya mostraron que pueden juntar un buen número, como sucedió en el show de rock que dio Milei en el Movistar Arena durante la campaña.