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ASSANGE, UN REVOLUCIONARIO 2.0

Imaginá que podés acceder a archivos confidenciales del gobierno estadounidense, en los que se ve como soldados de ese país matan a periodistas, disparándoles desde un helicóptero o cómo las embajadas trabajan haciendo lobby para empresas o políticos locales afines ¿Qué harías? ¿correrías el riesgo de publicarlo? Assange lo hizo.

Este 11 de abril, Scotland Yard lo arrestó en la embajada de Ecuador en Londres, donde vivía desde el 2012. En su momento, el por aquel entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, le otorgó la ciudadanía ecuatoriana y le brindó asilo político, al considerar que era víctima de una persecución. En estos días, el heredero político de Correa y actual presidente de Ecuador, Lenin Moreno, decidió suspender su ciudadanía y terminar con el asilo.

CONTEXTO POLÍTICO

La disputa entre Correa y Moreno va más allá de Assange, el actual presidente cambió el rumbo económico del país y acusó a su ex compañero de corrupto. Por su parte, Correa denunció que esto es una venganza del presidente porque Wikileaks publicó documentos que comprometen a Moreno en causas de corrupción.

Pero todo comenzó en el año 2006, cuando Julian Assange fundó Wikileaks, una plataforma web en la que se comparte información sensible, archivos confidenciales sobre espionaje, negociado de armas, torturas y asesinatos entre otras cosas. El sitio fue noticia mundial, en varias oportunidades por publicaciones sobre la influencia de EEUU en la “primavera árabe” o en el apoyo a Carmona en el intento de golpe de Estado a Hugo Chávez. En otro caso emblemático, “Collateral damage”, su principal fuente fue descubierta y condenada. Es la historia de Chelsea Manning, ex soldado estadounidense que filtró 700.000 archivos, entre ellos un video del asesinato de civiles y dos periodistas de Reuters, cometidos por el ejército del que formaba parte. Por esa filtración Manning fue condenada a 35 años de cárcel, aunque está en libertad actualmente por el indulto de Barack Obama, antes de dejar la presidencia.

ARGENLEACKS

Entre la información filtrada de los cables confidenciales de la Embajada de EEUU en Argentina, los que más repercusión causaron fueron los relacionados al estrecho vínculo entre la sede diplomática y el difunto fiscal Alberto Nisman. El periodista Santiago O’Donell relata en su libro “ArgenLeaks” como el fiscal pedía autorización ante cada paso que daba en la investigación de la causa que investigaba el atentado a la AMIA, siguiendo las “recomendaciones” de no seguir la posta siria y acusar a Irán, contaminando notablemente la investigación. En otro de sus libros “PolitiLeaks” da cuenta de como varios de los principales opositores políticos del gobierno de Cristina Kirchner, iban a la Embajada en busca de información y coordinaban planes de acción para atacar al Gobierno.

Por su parte, Assange continuó publicando información comprometedora, considerada de riesgo para la “seguridad nacional” por el gobierno de EEUU. La justicia estadounidense lo cree cómplice del hackeo de información, en la misma causa que condenó a Manning, aunque él lo haya negado. Por tal motivo efectuaron el pedido de extradición. Sin embargo, los abogados del activista afirman que una vez extraditado a EEUU podría ser enjuiciado por un tribunal militar por “traición a la Patria”. Pero esas no son sus únicas causas pendientes, la justicia sueca lo ha interrogado sobre una acusación de abuso sexual, radicada en 2010 durante una visita a Estocolmo. La causa cayó, pero ahora podrían reabrirse. Otras tres denuncias, también en Suecia, prescribieron por el paso del tiempo.

Assange negó las acusaciones de abuso, habló de relaciones sexuales consentidas y las vinculó con una operación para ser extraditado del Reino Unido a Suecia y posteriormente a EEUU.

Sin dudas, Julian Assange se ha convertido en algo más que un hacker australiano canoso de 48 años. Siempre con actitud desafiante, apelando al derecho a la libre expresión, logró convertirse en todo un símbolo de esa lucha. Un verdadero revolucionario 2.0, personaje idílico para sus seguidores, que lo ven como un héroe perseguido por los poderes a los que incomoda y criticado por sus detractores, quiénes lo consideran un peligro para la seguridad.

Es probable que sea ese simbolismo, de una persona que logró desnudar atrocidades y corrupción, el que quieren destruir.  Mostrar a Assange arrestado, extraditado o condenado es un mensaje para todo aquellos que en un futuro tengan la osadía de molestar a los poderosos. Quizás aprovechando su notoriedad global, éste enigmático personaje, haya querido escudarse en su activismo para escapar de acusaciones graves. Pase lo que pase, Assange ya dejó una marca en éstos primeros años del siglo XXI, su nombre estará asociado a las luchas por el derecho a la información y a la libertad de expresión por mucho tiempo.

CONFERENCIA JULIAN ASSANGE / SANTIAGO O’DONNELL:

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